Oscars versus blockbusters. Así podría rezar el duelo de esta pasada semana, donde a los rompetaquillas les representa la ¡sexta! entrega de Resident Evil, única franquicia de videojuegos que ha dado el salto al cine con éxito, más allá de la calidad de las películas. Milla Jovovich y su marido, Paul WS Anderson han rentabilizado al máximo la saga, a la que ahora, dicen, ponen punto y final. Han sido 15 años, en el caso de la Jovovich entre los 26 y los 41, ahí es nada. Y temblad por el reboot...
El fin de semana pasado abundó especialmente en rarezas, como Urban hymn, lo último de Michael Caton-Jones, en clave de drama musical para hablar de las revueltas del 2011 en Reino Unido. La francesa Hotel Europa adapta la obra del filósofo Bernard-Henri Levy, mientras que la británica Melanie es una nueva vuelta de tuerca al género zombi desde una perspectiva diferente.
Otra francesa es Aves de paso, que combina cine infantil y ecología, y la finlandesa El día más feliz en la vida de Olli Mäki nos recordará a Toro salvaje por retratar de nuevo en blanco y negro el mundo del boxeo.
Y rematamos un fin de semana de lo más flojo con Manchester frente al mar. Es decir, que la única alternativa seria a la enésima ración de zombis vapuleados por la Jovovich es lo que tiene más pinta de telefilm de sobremesa que otra cosa, y que todo apunta que le va a dar un Oscar al menor de los Affleck, siempre mucho más convincente que Ben. Más crudo lo tiene Michelle Williams, que lo intenta de nuevo, en esta historia sobre un joven con problemas que tiene que hacerse cargo del hijo adolescente de su hermano al fallecer este. En fin, los Affleck acaparan la cartelera.
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