Pues con las nominaciones a los Oscar recién salidas del horno el estreno de esta semana resulta de lo más oportuno... pero no adelantemos acontecimientos.
Empezamos con las novedades españolas, donde, de menos a más, tenemos Mala influencia, cinta romántica para adolescentes donde un padre le busca un joven guardaespaldas a su hija, y La fiebre de los ricos, que puede ser la sorpresa de la semana con un reparto internacional que incluye a Mary Elizabeth Winstead, Timothy Spall o Lorraine Bracco y un más que interesante punto de partida: ¿y si un virus atacase exclusivamente a los ricos y la única manera de evitarlo fuese renunciando a las riquezas?
Pero la apuesta más sólida parece Miocardio, comedia dramática con el últimamente omnipresente Vito Sanz y Marina Salas como una pareja que se reencuentra 15 años después de que ella le diera calabazas.
Iniciamos la gira internacional con dos rarezas más, la cinta de animación Flow con un mundo inundado sin humanos, donde un gato tiene que sobrevivir en una barca junto a otros animales, y Sky Force, film en torno al mayor ataque aéreo entre la India y Pakistán que parece ser una versión india de Top Gun.
Mejor pinta tiene Cómo hacerse millonario antes de que muera la abuela, candidata de Thailandia a los Oscar, donde un joven trata de congraciarse con su abuela, obviamente millonaria, tras enterarse de que esta tiene una enfermedad terminal.
Y cerca ha estado de ser el estreno de la semana El profesor de esgrima (nada que ver con la novela de Pérez Reverte), donde Vincent Pérez escribe (a dos manos con Karine Silla), dirige y actúa, en una vuelta de tuerca a los duelos por honor, ya que aquí tenemos a un maestro de esgrima que enseña a una feminista.
Pero, evidentemente, el estreno de la semana no podía ser otro que The Brutalist, el film que ya inicia el gran duelo por los próximos Oscar con Emilia Pérez, tras arrasar ambos en los Globos de Oro y en las nominaciones a los premios cinematográficos por antonomasia. Adrien Brody busca su segundo galardón como actor junto a Guy Pearce y Felicity Jones en una película de nada menos que tres horas y media (descanso incluido) en la que el joven Brady Corbet (36 años), más conocido por su faceta como actor, aborda en su tercer largometraje la historia de un arquitecto que huye de Europa tras la segunda guerra mundial y trata de triunfar en los Estados Unidos, con lo que uno de sus principales temas es la inmigración, justo ahora que Trump va en contra de lo que ha sido siempre el espíritu del sueño americano.
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