En el fin de semana de los Goya, con casi nulas novedades patrias o de Hollywood, la cartelera se vuelve más internacional que nunca.
De los USA solo nos llega la comedia policial Fuera de la ley con Joseph Gordon Levitt como rostro más reconocible, mientras que en casa solo tenemos Bodegón con fantasmas, original comedia con guión y dirección de Enrique Buleo que nos lleva a un pueblo de la Mancha donde tanto los vivos como los muertos tienen sus problemas, y Mucha mierda, documental que nos cuenta la huelga que pusieron en marcha los actores de teatro en 1975, todavía bajo la dictadura franquista, para reclamar la reducción de jornada... Tema más que candente medio siglo después.
Iniciamos el periplo internacional en Francia, que como de costumbre estrena por partida doble. Por un lado, La red fantasma, thriller político en el que un profesor sirio viaja a Francia en busca del hombre que lo torturó. Y por otro, nada que ver, la dramedia No hay amor perdido (curiosa traducción del original La fille de son père, que mi francés es más que básico pero llego a La hija de su padre), donde un hombre que tiene a su hija con apenas 21 años la educa en solitario al ser abandonados por la madre... y al cumplir la niña 16 años se reencuentran con ella.
De Brasil nos llega El desafío de Sofía, que nos habla del aborto y especialmente de los grupos organizados que se oponen a él, a quienes ha de hacer frente en el film una joven que sufre un embarazo no deseado, mientras México presenta Correr para vivir, con el enfrentamiento entre dos hermanos tarahumaras con un talento único para correr. Vaya, la película que elegiría Kilian Jornet.
Pero me quedo con la italiana María Callas donde Pablo Larraín nos da su visión de la mítica diva de la ópera, encarnada para la ocasión por una Angelina Jolie a la que parecen haber esquivado los grandes premios cinematográficos. ¿Con razón? La Callas bien merece que le demos una oportunidad.
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