domingo, 12 de junio de 2011

Más Sparrow que nunca

Ahora sí, ponemos el punto final a la serie de posts sobre ‘Piratas del Caribe’ con el análisis de la cuarta entrega. O mejor punto y seguido, no solo por los rumores sobre uno o dos nuevos capítulos de la saga, sino porque, como ya ocurría al final de la tercera parte, la cuarta concluye dejando bien claro por dónde irán los tiros en la próxima aventura de Jack Sparrow.

Y es que la franquicia más rentable de Disney se ha convertido en algo similar a los films de James Bond: más y más aventuras de Sparrow, aunque cambien el director y los acompañantes. Obviamente la originalidad desaparece por completo y queda la habilidad para construir tramas más o menos interesantes que atraigan a los fans del personaje y decepcionen lo menos posible.

‘En mareas misteriosas’ (vaya sosez de título) no es el mejor capítulo de la saga, pero tampoco el peor. Mucho más redonda que alguna de sus predecesoras, presenta una trama bastante menos ambiciosa que la doble entrega anterior y probablemente es la más simple y lineal de la serie, lo que no significa que la perjudique. En cuanto a Rob Marshall, prescinde de los toques surrealistas de los que abusó Verbinski en el cierre de la trilogía, y se limita a filmar la acción de manera eficaz, sin alardes.

Sparrow es más Sparrow que nunca, o quizás menos. Mantiene sus maneras amaneradas pero aquí está, digamos ‘más serio’, más ‘héroe’, capaz de salir bien parado de cualquier situación, lleno de recursos, pero no para escaquearse (que también) sino para utilizar su ingenio y audacia. Incluso parece tener un interés romántico real y muestra su faceta más altruista.

Como ya es sabido prescindimos de la pareja Bloom-Kneightley y también de numerosos secundarios, como la pareja de piratas chistosos. Junto a Sparrow solo repiten (aparte de la aparición de Keith Richards como el padre de Jack) su segundo y Barbosa, que demuestra (por si había alguna duda) que es el gran personaje de la saga, con permiso de Jack.

En cuanto a las novedades, Penélope Cruz cumple en un papel al que parece que se le puede sacar más jugo (y para eso estarán las próximas entregas) mientras que Ian McShane decepciona como Barbanegra, tanto él como el guión que le proporcionan. Por lo demás, atención al sacerdote y la sirena, con una subtrama que no está nada mal.

El arranque del film presenta la novedad de mostrarnos a Sparrow (aquí presente desde el primer fotograma, a diferencia de ‘En el fin del mundo’) en Londres, todo un cambio después de tres entregas en el Caribe y en mares lejanos. Vemos cómo se desenvuelve en la ciudad y cómo desentraña el misterio de un impostor que le ha suplantado, antes de hacerse a la mar en busca de la fuente de la eterna juventud (título mucho más acertado en la traducción francesa), compitiendo con españoles e ingleses.

Como es costumbre en la saga habrá constantes cambios de bando y alianzas obligadas por las circunstancias, mientras tratamos de adivinar si Jack improvisa o lo tiene todo planificado de antemano. Quien busque novedades no las encontrará (a excepción del sobrecogedor ataque de las sirenas), pero sí diversión asegurada en otra -buena- aventura de Jack Sparrow. Pueden contar conmigo para la quinta.

Los cameos: Atentos a las apariciones de Óscar Jaenada (nada del otro mundo) y Judi Dench (fantástica).

El detalle: Y mucha atención a lo que el destino le depara en esta entrega a La Perla Negra (y a su simiesco ocupante).


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