Vamos con el primero de
dos posts consecutivos dedicados a ‘The walking dead’, los zombis de Kirkman,
primero en su versión televisiva y después en la impresa. La verdad, no tengo
muy claro si la audiencia seguirá acompañando a esta serie, aunque sería buena
señal que lo hiciera. Por si alguien no lo tenía claro, esta segunda temporada,
y especialmente su segunda parte, ha dejado claro que apenas hay lugar para la
esperanza en este nuevo mundo plagado de muertos vivientes, en el que parece
que las pocas personas que aún resisten tengan que renunciar a su humanidad
para sobrevivir.
Esa es la clave de
estos seis episodios, que arrancan tras la desoladora revelación con que acabó
el séptimo de esta segunda temporada. Nuestros protagonistas continúan capítulo
tras capítulo en la granja de Hershel, encadenando diálogo tras diálogo en plan
existencialista, reflexionando sobre la vida y la muerte. ¿Es eso aburrido? En
absoluto, y encima también hay lugar para la acción y para las apariciones de
zombis.
Como ejemplo perfecto,
el capítulo 10, el tercero de esta segunda parte, que gira en torno a tres
conversaciones: Rick y Shane discuten el tema principal de estos últimos
episodios, si para sobrevivir hay que renunciar a cualquier atisbo de
humanidad, reglas o leyes, y matar sin remordimientos a quien haga falta,
aunque sea humano, con tal de proteger al grupo. Y ya de paso, Rick le pone los
puntos sobre las íes en cuanto a mantenerse lejos de su mujer y de su futuro
hijo.
Mientras, en otra
discusión se pone en tela de juicio si hay que seguir luchando y mantener la
esperanza pese a que no hay futuro y los zombis pueden matarlo a uno en
cualquier momento, o es mejor suicidarse y ahorrarse miedo, angustia y una
muerte horrible devorado por los muertos vivientes.
Y ya de paso, le damos
vueltas al papel de la mujer en este nuevo mundo, en el que parece que todas se
hayan convertido en amas de casa que tratan de mantener unido al grupo, dejando
la caza de zombis para los hombres.
¡Ey!, pero además hay
una buena dosis de acción con los protagonistas enfrentándose por enésima vez a
los zombis, así que no falta de nada.
Otra de las claves es
cómo, al caer la civilización, los hombres se enfrentan entre sí y unos grupos
se convierten para otros en una amenaza mucho peor que los propios zombis. Que
la serie va a por todas y no se anda con
chiquitas lo deja claro que otros dos temas que se abordan sean el de la pena
de muerte, que centra por completo el capítulo 11, o el de si hay lugar para la
democracia en este nuevo mundo, una cuestión que empieza a apuntarse.
Y como colofón, un
desenlace apocalíptico, con unas cuantas bajas más, tras el cual nada volverá a
ser lo mismo… y en el que se desvela qué le dijo el científico a Rick al final
de la primera temporada (y que francamente, no veo que afecte mucho a la
trama).
SPOILERS
La trama de la granja
de Hershel se ha alargado espectacularmente en la versión televisiva, ocupando
toda la segunda temporada de 13 episodios, mientras que en el cómic apenas duró
tres números (10 a 12). Kirkman, también guionista de la serie, está aprovechando
para desarrollar aún más las tramas originales, y modificarlas a su
antojo, logrando que la versión televisiva sea mucho más que una adaptación,
una especie de realidad paralela, en la que personajes que morían en el cómic
tienen una nueva oportunidad y otros encuentran una muerte más temprana.
Entre los primeros
destaca Shane, que en el cómic ni siquiera llegaba a la granja de Hershel.
Kirkman ha aprovechado esta nueva oportunidad para dar mayor complejidad al
personaje, ahora mucho más humano, y no ha repetido su final en el cómic, donde Carl
le pegaba un tiro cuando veía que iba a matar a su padre. En la versión
televisiva el proceso ha sido mucho más lento y trabajado, con momentos claves
como la muerte de Otis, que en el cómic también sigue con vida. Todo hasta
llegar a ese punto en el que Rick, tras oponerse a que Shane matase a un
desconocido para salvar al grupo, acaba matando a su mejor amigo con el mismo
fin.
Y es que aquí, en
cambio, Kirkman se adelanta y hace que Rick cometa un asesinato a sangre fría
(aquí un poco menos) antes que en el cómic, donde el personaje es llevado al
límite mucho más antes de dar ese paso, que evidentemente tendrá consecuencias. Eso sí, en un guiño al
lector de cómic, Carl sí se carga a Shane cuando se convierte en zombie.
Por el contrario, Sofia
y Dale han encontrado un fin prematuro, puesto que en el cómic siguen vivitos y
coleando (y Sofia como medio novieta de Carl), al menos tras abandonar la
granja. Un abandono mucho menos traumático, ya que en el cómic Hershel sí les
echa tras la escena del pajar.
Y luego están los personajes nuevos, como Daryl, cada vez más intersante.
El final de la
temporada televisiva nos deja con Rick
autonombrado dictador tras admitir que mató a sangre fría a Shane (y soltar
un discurso similar al que cierra el número 24 del cómic). También tenemos la
primera (y sobrecogedora) aparición de Michonne, de la que ya hablaremos en el
post dedicado al cuarto arco del cómic, y el último plano avanza el eje central
de la tercera temporada, que adaptará la saga iniciada con el número 13 del
cómic, con el grupo de Rick instalándose en una prisión abandonada que parece
ser el refugio ideal contra los zombis. Una cárcel en la que, como sabe el
lector, les esperan nuevos horrores… de los que seguiremos hablando en el
próximo post.
Y una cárcel en la que
en el cómic también encontramos a Hershel, a quien Rick propone que deje la
granja y se les una. Ni que decir tiene que Hershel es otro de los personajes
que ha encontrado mayor hondura en la pantalla, aunque a costa de perder a
algún que otro familiar, desaparecidos en el trasvase del papel a la
televisión.
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