‘El juego de Ender’ era uno de los libros que tenía pendientes de comentar en el blog. La novela más popular de su autor, Orson Scott Card, hace honor a su fama, y es una de las mejores obras de ciencia-ficción que he leído. Ciencia-ficción de la buena, de la que conjuga la espectacularidad de las space-operas con las reflexiones sobre el futuro de la humanidad y el sólido tratamiento de los personajes.
Sin duda, lo mejor del libro es su protagonista, Andrew Wiggin (que se gana el apodo de Ender, 'el finalizador'), con un tratamiento psicológico impresionante. Cierto es que ‘El juego de Ender’ se basa en un relato corto del propio Scott Card, que ya contiene lo esencial de la novela, pero en ésta aprovecha para desarrollar por completo a su personaje central, así como a sus hermanos, la dulce Valentine y el psicópata Peter, los tres vértices que sustentan la trama.
En un mundo en el que la humanidad, aún dividida en dos grandes bandos (a imagen y semejanza de la guerra fría), se enfrenta a una raza extraterrestre, los insectores, el ejército entrena desde niños a quienes dirigirán sus batallones interestelares. Ender, con 6 años, es la gran esperanza, el elegido para convertirse en el líder estratega que les conduzca a la victoria. Y por ello será adiestrado de manera implacable, sin importar que solo sea un niño.
Página a página asistiremos al aprendizaje de Ender y a su tormento interior, a los magníficos diálogos entre sus instructores acerca de lo que le espera con los que se abre cada capítulo. Scott Card dosifica la información de manera perfecta para ir acrecentando el interés del lector, como ocurre con la mítica batalla en la que el mejor estratega humano derrotó por primera vez a los insectores, y de la que no lo sabremos todo hasta avanzado el volumen.
Asistimos al crecimiento de Ender, a todos sus sacrificios y la lucha de su personalidad por salir indemne del peligroso juego en el que le han involucrado, conociendo de primera mano todos sus pensamientos y sentimientos. Pocas veces un personaje literario me ha parecido tan real.
En mi caso el libro solo falla en las sucesivas batallas-juegos en las que los niños aprenden a combatir, tal vez demasiado técnicas, aunque en algún caso con desenlace espectacular y sorprendente, ya que Ender cuestiona todas las reglas que los demás dan por inamovibles. Pero es cuando interactúan los tres hermanos cuando el libro alcanza sus mayores cotas, no en vano Peter y Valentine acaban siendo tan decisivos para el destino de la humanidad como el propio Ender.
El libro de Scott Card, publicado por primera vez en 1977, ya habla de limitar los nacimientos por ley (Ender es un ‘tercero’, una excepción permitida por el Gobierno) y se adelanta varias décadas en su visión de los ordenadores y de internet, sobre todo las redes sociales, aunque haya quedado desfasado en cuanto a su descripción de los videojuegos.
Pero por encima de todo, ‘El juego de Ender’ contiene uno de los mayores alegatos pacifistas: quizás deberíamos tratar de entender al otro en lugar de atacarle.
PD: Mucho se ha hablado de una adaptación cinematográfica de ‘El juego de Ender’ que sigue sin llegar, y que estuvo a punto de protagonizar el niño de ‘El sexto sentido’. Mientras, Scott Card lleva años exprimiendo su gallina de los huevos de oro con continuaciones y sagas paralelas. La primera secuela fue ‘La voz de los muertos’, que repitió los premios Hugo y Nébula, los más importantes en literatura de ciencia-ficción, que ya obtuvo ‘El juego de Ender’. Y dado lo mucho que he disfrutado este libro, acabará cayendo, aunque lo tiene difícil para igualarlo, ya que lo que no volveremos a ver es la peculiar infancia de Ender, cómo un niño se convierte en el estratega invencible.
Y ahí os dejo con lo que podría ser este libro en versión para la pantalla grande, gracias a un fan.
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