miércoles, 18 de enero de 2012

'Mushi-shi', cuando el terror anida en la belleza



Belleza. Así de claro. Eso es lo que encontraréis en ‘Mushi-shi’, serie de animación japonesa basada en el manga del mismo título, y que también ha dado lugar a una película de imagen real.

Los mushi a los que alude el título son unos seres microscópicos que representan la frontera entre la vida y la muerte, más fantasmas que seres vivos, que acostumbran a comportarse de forma parasitaria, ocasionándoles serios problemas a todo ser humano que entra en contacto con ellos.

Un mushi-shi es quien se dedica a estudiarlos, y en este caso tenemos a Ginko, inconfundible con su cabello blanco, que le tapa el ojo que le falta precisamente por causa de un mushi. Ginko recorre las zonas rurales de Japón, pequeñas aldeas junto al mar o la montaña, para conocer más sobre estos seres, diríase sobrenaturales, y resolver los problemas de aquellos que han tenido la mala suerte de encontrarse con ellos, aunque no siempre está en su mano.

A ratos la serie recuerda a la reciente ola de films de terror japoneses, en los que el miedo siempre surge de una manera a la que el público occidental no está acostumbrado. Pero sobre lo que en realidad reflexionan estas historias es sobre la capacidad del ser humano para cambiar y modificar su destino. En no pocas ocasiones los protagonistas aceptarán los efectos del mushi si eso les permite mantener con ellos a sus seres queridos, aunque solo sea en apariencia y pagando un alto precio.

Cada capítulo es independiente y en estos cuentos, que acostumbran a dejar una huella imborrable, encontramos propuestas tan sorprendentes como una ciega a la que los mushis le devuelven la vista… a cambio de la maldición de ver el futuro; un niño al que le brotan cuernos blandos en la cabeza; un pantano que avanza hacia el mar; alguien que provoca que las personas se oxiden a su alrededor; un puente que aparece y desaparece o una espora de algodón que adquiere la forma de un bebé para sustituir al auténtico y engañar a la madre para que lo cuide.

Pero sobre todo ‘Mushi-shi’ destaca por el cuidado puesto en cada fotograma, desde los bellos paisajes y pequeñas aldeas por las que deambula Ginko a la delicada música que acompaña las escenas, incluyendo un tema principal que parece sacado de los más inspirados Simon & Garfunkel.

Todo ello realza unas historias que, pese a la aparente rareza de sus argumentos, siempre acaban haciendo que el espectador se identifique con los protagonistas, aprendiendo sobre el ser humano y sus sentimientos.

Acompañad a Ginko en su incesante peregrinaje, descubriréis un mundo extraño, a veces aterrador, pero siempre lleno de belleza.

PD: Lo que siempre me he preguntado es: ¿qué hierba fuma Gimko episodio tras episodio? Porque Ducados no son.



No hay comentarios:

Publicar un comentario