jueves, 5 de enero de 2012

Diva no hay más que una (y se llama Kylie)



Noche de Reyes, y mi regalo es una recomendación, uno de los discos que más me han gustado en los últimos tiempos, ‘Aphrodite’ de Kylie Minogue. Sí, de Serrat a Kylie, es lo que hay.

En su último trabajo la australiana logra lo más difícil, superar su ‘Fever’ (2001), hasta ahora mi disco favorito de su discografía (el único, de hecho, que me ha gustado de verdad). La cantante sigue en la línea pop-dance que inauguró dicho trabajo y alcanza cotas impresionantes.

Pero donde luce de verdad es en el directo. Si podéis no os perdáis el dvd de su última gira, ‘Aphrodite. Les Folies’, que recoge el concierto que ofreció en junio del pasado año en Londres. Más sensual y diva que nunca, el recital la pone en un pedestal inalcanzable ahora mismo para otras aspirantes como la mismísima Madonna, o Rihanna y su nefasto estilista.

Mezcla de espectáculo a lo Folies Bergere y con reminiscencias de la antigua Grecia, Kylie deslumbra en todo momento y en todos los aspectos, como clave de bóveda de un montaje apabullante (y gay, pero que muy gay), en el que no deja de sorprender al espectador. Incluso se permite el lujo de volar a lomos de un ángel, ahí es nada.

Un concierto (vale, pelín hortera en la puesta en escena, pero a esta mujer se le acaba perdonando todo) en el que canta la práctica totalidad de temas de su último trabajo y solo se sale en dos ocasiones del material de los últimos cuatro, que le han valido sus mayores cotas de popularidad desde que fusionase pop y dance. Esas dos piezas son el mítico ‘Better the devil you know’, muy versioneado para los nuevos tiempos, y una versión del ‘There must be an angel (playing with my heart)’ de Eurythmics.



Por lo que respecta al disco, apenas hay temas de relleno, y una tras otra se suceden piezas vertiginosas. La apertura no puede ser mejor, con una balada tan espectacular como ‘All the lovers’ seguida de la extraordinaria ‘Get outta my way’, mi tema favorito del disco y el que me lo descubrió, con un derroche de energía extraordinario y esa letra en la que Kylie le dice a su chico que espabile o le va a perder.

No hay bajón. Lo siguiente es ‘Put your hands up (if you feel love)’, con un estribillo demoledor que deviene himno en directo, y ‘Closer’, que queda como pieza menor pero solo comparada con las tres precedentes y las dos que le siguen: ‘Everything is beautiful’, otro precioso medio tiempo con la voz de Kylie más suave que nunca, y el demoledor ‘Aphrodite’, pensado para servir de apertura a la gira, el tema más teatral, más propio de un musical, que es lo que a ratos parece su concierto.

‘Illusion’, ‘Better than today’ y ‘Too much’ representan el momento más flojo del disco, pero más por comparación con el resto que porque no sean buenos temas. Y la recta final se abre con ‘Cupid boy’, otro temazo hiper bailable con Kylie en plan diva total, al que le sigue ‘Looking for an angel’, otro baladón de musical. Y cerramos con ‘Can’t beat the feeling’, un espectacular increscendo por todo lo alto, capaz de dinamitar las pistas de baile, y que en el concierto lo fusionan con gran habilidad con ‘Love at first time’, tal vez el mejor tema de ‘Fever’.

Ahora mismo, es el mejor disco que se me ocurre para levantar los ánimos, olvidar la crisis y tener un subidón de energía. Y si sois fans de Kylie, vais a ir directos al séptimo cielo.

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