La última revisión de
la clásica historia de Blancanieves supone otro buen ejemplo de posibilidades
echadas a perder. Y es que, una vez más, estamos ante una de esas películas de
Hollywood en las que da la impresión de que el guión se escribió en una tarde y
la dirigió el primero que pasó por allí.
‘Blancanieves y la
leyenda del cazador’ no es un truño, pero tampoco le falta tanto para serlo. Resulta bastante entretenida y se ve sin problemas, sobre todo si
uno no le da demasiadas vueltas a lo que está viendo. Pero ocurre que el
modelo que se ha buscado es ‘El señor de los anillos’ y la comparación resulta
imposible. También con algunos ecos de Narnia, la película funciona bastante
bien, pero en cuanto se estrene ‘El hobbit’ quedará reducida a un pequeño
cuento sin gracia.
Tal vez lo mejor de la
cinta sea la parte inicial, con la aparición de la bruja, cuya historia se
desarrolla más, añadiéndole un hermano y ciertas revelaciones de su pasado. Porque la
bruja es mala, mala, mala… pero tal vez no tanto. Esa es una de las
posibilidades perdidas, ya que no se acaba de aprovechar el potencial del
personaje, ni esa ambigua relación con su hermano que podía haber dado para mucho más, ni a una Charlize Theron que en los mejores momentos parece la
reencarnación de la bruja de la mítica versión animada de Disney (clavada en
una de las secuencias) y le pone
intensidad a su interpretación… para casi desaparecer del metraje tras la
primera media hora.
Y ahí llega uno de los
principales problemas del film, y es que además de un guión flojo y un director
sin personalidad, su protagonista, Kristen Stewart, muestra una absoluta falta
de carisma, que queda patente sobre todo en la arenga ante las tropas antes de
convertirse en Juana de Arco. Ahí me hubiera gustado ver a Jennifer Lawrence,
aunque su físico no tenga mucho que ver con el de Blancanieves. Claro que
tampoco la crepusculita da mucho el pego, y encima tenemos un grave error de
casting: la bruja es mucho más bella, pero mucho.
También se desaprovecha
el espejo mágico, que solo sale una vez, la que aparece en el tráiler, y lo de
la falta de carisma también va por el príncipe. Ahí, quien salva el día, mira
tú por donde, es Chris Hemsworth. Mucho más inspirado que en su recreación de Thor,
hace que nos olvidemos de que el personaje del cazador estaba pensado para
Viggo Mortensen (¿alguien dijo Aragorn?) y acaba haciendo suyo el personaje.
También echan una mano
los enanitos,
que aportan el único toque de humor a una película demasiado oscura. Los
enanitos son además el mejor efecto especial, al convertir en unos hombres
diminutos a tiarrones (y actorazos) como Ian Mcshane, Bob Hoskins, Ray Winstone o Toby Jones.
La película, pues, se mueve
entre la corrección y el desastre. A ratos parece que puede levantar el vuelo,
con escenas como la del troll, las mujeres del puerto o el bosque de las hadas,
pero es incapaz de superar su condición de imitación desganada de ‘El señor de
los anillos’ en la que demasiado a menudo las cosas se acaban resolviendo de cualquier manera... como en un final de lo más flojo, en el que parecen quedar demasiadas cosas en el aire... posiblemente porque parece que habrá secuela. Y es que parece que estamos poco exigentes.
Lo dicho, si queréis
fantasía de la buena, con una gran historia, director y actores, y magia de verdad, esperad a ‘El hobbit’ (no nos defraudes, Jackson).
PD: En la clasificación de blockbusters 2012, por ahora ganan de calle 'Los Vengadores' y 'John Carter', y quedan muy atrás 'Blancanieves y la leyenda del cazador' y 'Los juegos del hambre' (aunque esta supera, pero por mucho, a la versión del cuento de los Grimm).
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