De Suecia nos llega otra comedia con mensaje, Hipnosis, que nos recuerda mucho a Sin rodeos (2018), aquella película en la que Santiago Segura, justo entre Torrente y el cine familiar, dirigió a una Maribel Verdú que tras ser hipnotizada acababa diciendo lo primero que se le pasaba por la cabeza en cualquier situación.
De Francia nos llegan los estrenos a pares. El conde de Montecristo es la última adaptación de la célebre obra de Dumas, con un metraje de casi tres horas, mientras que Niégalo siempre es una comedia que nos muestra al veteranísimo André Dussollier como un hombre de 73 años que descubre tras 50 años de matrimonio una infidelidad de su mujer que tuvo lugar 40 años atrás. Así que toca limpiar su honor...
Y acabamos en los USA con tres propuestas bien distintas. En Romper el círculo Blake Lively lidera el reparto de una cinta que alerta de la violencia de género aunque parece un telefilme de sobremesa, mientras Borderlands se perfila como la enésima copia de Guardianes de la Galaxia, eso sí, con Cate Blanchett pasándoselo bomba y Jamie Lee Curtis como secundaria de lujo.
Pero la palma se la llama La trampa, lo nuevo de M. Night Shyamalan, que trata de aterrorizarnos como hizo su hija unas semanas atrás en su debut cinematográfico. El cineasta regresa con otra de esas ideas que solo pueden ocurrírsele a él: un padre --encarnado por Josh Harnett-- acompaña a su hija adolescente a un concierto de Taylor Swift (bueno, algo por el estilo) y descubre que todo es un montaje de la policía para atrapar a un peligroso asesino en serie... que no es otro que él mismo. Así que thriller contrarreloj en el que el protagonista... es el malo.
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