Spielberg reaparece tras varios años sin película y lo hace tal como se despidió, destapando su gusto por la aventura. La última vez el protagonista era Indiana Jones y ahora es Tintín, con una trama al más puro estilo del famoso arqueólogo. Y no se me ocurre mejor manera de trasladar a la pantalla las andanzas del periodista belga que con la técnia del motion capture, que aquí alcanza, hasta el momento, su cumbre: la sensación de realidad es tan perfecta que la mayor parte del tiempo olvidas que estás viendo una cinta de animación.
¿Ha sido fiel Spielberg a Hergé, a quien homenajea nada más empezar el filme? Bueno, desde luego el director norteamericano no es tonto, así que su película no narra la primera aventura cronológica de Tintín, sino la primera en la que aparece el capitán Haddock, que para eso ha sido siempre el personaje más carismático de la serie. El guión de la película (que en una escena muestra fotos de las anteriores aventuras de Tintín) combina elementos del díptico que forman ‘El secreto del Unicornio’ y ‘El tesoro de Rackham el Rojo’ (salvo los submarinos en forma de tiburón), y de ‘El cangrejo de las pinzas de oro’, mi álbum favorito, en una trepidante aventura sin tregua por tierra, mar y aire, digna del mismísimo Indy.
Otra cosa es que Tintín, admitámoslo, no tenga ni la décima parte del carisma del arqueólogo. No es cierto, como he leído por ahí, que se haya restado protagonismo al periodista en favor de Haddock o del malo de la función, lo que ocurre es que ambos son personajes mucho más atractivos y roban la función cada vez que aparecen. Por no hablar de Milú, que acaba teniendo los mejores momentos de la cinta (y los más provechosos en 3D).
Hasta aparece la Castafiore, que por lo visto no salía en ninguno de los álbumes mencionados, lo que no me parece ningún problema. De hecho, solo echo en falta al profesor Tornasol, aunque imagino que esto se resolverá en la segunda entrega, que apuesto a que adaptará ‘Las 7 bolas de cristal’ y ‘El templo del sol’, una de las mejores historias de la serie.
La única pega de la película es una trama demasiado simple e infantil, pero como en las mejores aventuras lo que importa es la acción sin tregua, la sensación de vivir un peligro tras otro en busca de la solución a un misterio. Y la habilidad de Spielberg como director para crear secuencias vertiginosas, con una planificación de cámara perfecta, en la que no se le escapa ningún detalle. A destacar la persecución final, imposible de rodar en imagen real (y donde, vale, se le va un poco la mano), y el abordaje pirata en el flashback que revela todos los secretos del Unicornio, que nos remite a lo mejor de la saga ‘Piratas del Caribe’. Lo único que queda un poco fuera de lugar es el duelo de grúas, bastante descacharrante.
Ahora, y en vista del éxito de la cinta, solo resta ver cómo responde Tintín a los mandos de Peter Jackson, coproductor de esta primera aventura, y que debería encargarse de la secuela… cuando acabe las dos entregas de ‘El hobbit’, que esa es otra.
PD: Ah, el asunto del 3D. Intuyo que, ‘Avatar’ aparte, ésta es posiblemente la película que mejor ha utilizado esta técnica y que, como Cameron, Spielberg sí ha sabido sacarle partido. Y es que, como Lucas, son de esos cineastas que si la técnica no les permite trasladar sus mundos a la pantalla, la hacen avanzar. Y sí, he dicho intuyo porque no la vi en 3D, es decir, estoy convencido de que en 3D la película mejora, pero sin las dichosas gafitas sigue siendo todo un espectáculo y no se las echa de menos.
PD 2: No os perdáis los títulos de crédito iniciales. Muy en la línea de ‘Atrápame si puedes’ (al igual que la banda sonora de John Williams), se trata de un sensacional corto de animación... en 2D, que incluso estoy tentado de decir que supera a lo que viene después.
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