domingo, 20 de mayo de 2012

Hagan juego con los Pelayos


Tan olvidable como disfrutable, 'The Pelayos', la última propuesta del director Eduard Cortés, se ha convertido en una de las cintas más atractivas que ha dado la cartelera patria en lo que va de año. También recupera la mejor forma del cineasta catalán, una década después de su, posiblemente, mejor trabajo, 'La vida de nadie'.

La filmografía de Cortés es otra buena muestra de lo difícil que es hacer cine en nuestro país, y de que la televisión acaba siendo refugio o lugar de aprendizaje de numerosos directores. Cortés dio sus primeros pasos con un buen número de series vinculadas a la televisión autonómica catalana, TV3, como 'Oh Europa!' (1994), 'Sitges' (1996) o 'La memòria dels Cargols' (1999). Tras dar el salto a la gran pantalla con la magnífica 'La vida de nadie' (2002), tal vez el mejor trabajo de José Coronado e inspirada, como 'The Pelayos', en hechos reales, solo ha rodado un par de películas más y ha seguido más vinculado a la televisión, ya fuese con el apreciable telefilme 'El pallasso i el Führer' (2007) o, más recientemente, con las series de terror juvenil 'Hay alguien ahí' y 'Ángel o demonio'.

Nada que ver con la dramática 'La vida de nadie', en 'The Pelayos' Cortés aborda la historia de la familia de Gonzalo García-Pelayo, que se hizo famosa por desbancar casinos mediante un método legal, basado en las imperfecciones de la ruleta... que ya han sido corregidas. El director opta por un enfoque lúdico, dirigido a un público joven, y firma una comedia intrascendente pero efectiva, en la que el punto dramático lo ponen un curioso triángulo amoroso, la relación entre el patriarca de los Pelayo y su hijo, y el enfrentamiento con 'La Bestia', el director de un casino que se la tiene jurada a Gonzalo.

El principal 'pero' del film es que su propuesta acaba resultando banal, y al parecer la historia original podía haber dado para mucho más. Pero Cortés ha buscado la vía más comercial, y ahí ha de reconocérsele que ha logrado lo que pretendía: una comedia fresca y desenfadada que se disfruta de principio a fin.

En cuanto al reparto, Cortés ha equilibrado la presencia de actores solventes con la de otros que, más allá de su calidad, están ahí para atraer al público más juvenil. De ahí que entre los cuatro actores cuya imagen destaca más en el cartel publicitario estén Blanca Suárez ('El barco'), que apenas luce físico en un pequeño papel, y Miguel Ángel Silvestre ('Sin tetas no hay paraíso'), que borda el clásico papel de tonto descerebrado y bravucón. La aportación de 'El barco' se completa con Marina Salas, también con un breve papel, mientras que Vicente Romero ('Con el culo al aire'), vuelve a demostrar que lo suyo es la comedia.

Romero es sin duda el más destacado del reparto, junto a Eduard Fernández, que curiosamente ni aparece en los créditos del cartel. Él encarna a 'La Bestia', acaparando las escenas de mayor tensión dramática de la película, esas en las que apunta lo que podría haber sido de haber optado por otro enfoque. Fernández actúa además como némesis de los Pelayo, de modo que, por mucha comedia que hagan los demás, sin él no habría film.

En cuanto a los dos Pelayo principales, Lluís Homar como Gonzalo, sigue cumpliendo sobradamente, esperando que le den un papel en el que sacar todo el partido a sus dotes como actor. En cuanto a Daniel Brühl, ese chico que todo lo hace bien, se pone el sombrero y se echa la mayor parte de la película a sus espaldas, saliendo bastante airoso del envite.

Hagan juego, señores, y recuerden, esto no es Scorsese, es Monte Picayo.

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