Ley y justicia. Dos
palabras que deberían ser sinónimos, pero que más a menudo de lo que debiera no
lo son, tal como nos muestra la realidad judicial española más reciente. Sobre
ello reflexiona también ‘Sin piedad’ (1999), western televisivo ambientado durante la
creación del estado de Wyoming, y por tanto el momento histórico en el que la
ley y los jueces empiezan a sustituir a los pistoleros a la hora de impartir
justicia en el oeste americano, lo que le sitúa en una temática cercana a la de
la clásica ‘El hombre de las pistolas de oro’, que también abunda sobre que
nadie puede impartir su propia justicia, por mucho que tenga la razón.
Ahora que Spielberg y
su ‘War horse’ han vuelto a poner a los caballos como leit motiv de un film,
aquí también la clave son dos corceles, maltratados de forma salvaje, por lo
que su dueño no parará hasta recibir la justicia que merece. De ahí el título
original, ‘The jack bull’, que al parecer hace referencia a una raza de perro
que cuando muerde a su presa no la suelta por nada. Y es que, lo que parece
algo sin demasiada importancia (claro está, siempre desde el punto de vista
particular), acaba desencadenando una violencia sin límites que acarrerá graves
consecuencias.
Con un inicio poco
distinto al de cualquier película del oeste de las de Canal 9 por la tarde,
‘Sin piedad’ sigue luego unos derroteros bien distintos, hasta llegar a un
desenlace difícil de intuir y poco habitual en el género. Su principal baza es
John Cusack, que se echa toda la película sobre sus hombros encarnando con
convicción al protagonista que busca justicia sin detenerse ante nada. Cusack
es además el productor de la cinta, que cuenta con un guión de su padre, Dick, a
partir de la novela ‘Michael Kohlhaas’ de Heinrich von Kleist, en este caso ambientada en el siglo XVIII.
Lástima que Cusack
confiase la dirección a John Badham, que tras dirigir éxitos como 'Fiebre del sábado noche' (1977) o 'Juegos de guerra' (1983) a principios de los 80, ha acabado pasándose a la televisión en la última década. Aquí se limita a ilustrar, y poco más, lo que perjudica a la
película y la priva de convertirse en una gran obra, otro ‘Sin perdón’ (1992), film
que sin duda estaba en la mente del traductor español del título. Pese a ello,
es de lo mejor de su director, lo que demuestra la importancia
de un buen guión… y también de un buen director para sacarle el máximo partido
a un texto.
En cuanto al reparto,
también destacan una Miranda Otto pre ‘El señor de los anillos’, y un excelente
John Goodman, que deja huella pese a su escaso tiempo en pantalla. Su discurso
final sintetiza la moraleja del film a la perfección, antes de dar paso a
SPOILER
la ejecución más
descorazonadora desde ‘Billy Budd’, y un plano final sobrecogedor.
PD: Cusack tal vez
falló al elegir director, pero sí acertó en el tema central de la película, ‘Ring
them bells’, con un Dylan que vuelve a poner la banda sonora más adecuada a un
western crepuscular, como ya hiciera con ‘Knockin on heaven’s door’ en la
portentosa ‘Pat Garret and Billy the Kid’ de Peckinpah.
hermosa real y actual
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