Tenemos un fin de semana cinematográfico con un poco de todo, desde El hombre de los puños de hierro, que parece la última patochada pagada por Quentin Tarantino (el día en el que este hombre se deje de chorradas y aproveche todo su potencial va a ser muy grande...) a César debe morir, que tiene pinta de nueva obra maestra de los hermanos Taviani.
A punto ha estado de colocarse en primer lugar Fin, cinta española de la que esperaba bastante más cuando empecé a saber de este proyecto, adaptación de una novela al parecer bastante interesante que cuenta entre sus protagonistas con Maribel Verdú. Tono apocalíptico para un debut en la dirección (cada vez son más y mejores, lo que desde luego es para estar más que satisfechos), el de Jorge Torregrossa, aunque la promoción que se le está haciendo no sé si va bien encaminada, y desde luego a mí me ha echado un poco para atrás.
Pero, amigos, Clint Eastwood vuelve a actuar, algo que no hacía desde hace 4 años (Gran Torino), y por primera vez desde En la línea de fuego (1993), hace casi dos décadas, a las órdenes de un director que no sea él mismo. La trama de Golpe de efecto no es desde luego ningún dechado de originalidad: viejo ojeador de jugadores de béisbol viaja para conocer a una joven promesa y lo hace acompañado de su hija, con la que se lleva a parir. Ella es Amy Adams, digámoslo ya, la actriz que mejor filmografía se está forjando en los últimos años (con perdón de Kate Winslet) y completa el trío protagonista un Justin Timberlake, que desde luego sabe elegir sus proyectos.
Pero a lo que vamos, que parece el papel ideal para que Clint haga su (segundo) mutis por el foro, y de paso, con un poco de suerte, se lleve el Oscar al mejor actor. ¿Nueva lección interpretativa del tío Clint? Pues habrá que verlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario