¿Qué esperabas? ¿Un bolígrafo pistola?
El periodista Manuel Hidalgo se quejaba en un reciente artículo del cambio
experimentado por James Bond desde que empezara la etapa de Daniel Craig como
el agente británico, dando como resultado un Bond más duro y seco, menos
glamouroso y divertido. Pues que se vaya atando los machos, porque la última entrega de la saga, Skyfall, deja claro
que no hay vuelta atrás.
La película de Sam Mendes, digámoslo ya, la peor de su filmografía, se
debate entre dos objetivos: actualizar a Bond a los nuevos tiempos, a la vez
que reivindicar la esencia del personaje. Dos objetivos que se antojan
incompatibles, lo que empieza a explicar el despropósito en el que se convierte
Skyfall.
“A veces, lo más antiguo es lo mejor”. Esta cita es uno de los mantras del
film, donde Bond aparece como un agente viejo, pasado de moda, en baja forma y en
el que pocos creen, pero que insiste en hacer las cosas a su manera porque sabe
que es lo que da mejores resultados. Es la manera de reivindicar al agente británico
después de 50 años de aventuras fílmicas, cuando otros personajes como Jason
Bourne le han comido parte de terreno.
Pero a la vez que Bond se reivindica, con constantes guiños a su legado
cinematográfico, la saga se adapta a los nuevos tiempos, aunque es algo
que ya se había hecho. Como en la saga Bourne y la televisiva 24, al fin y al
cabo las dos sagas que han revolucionado el género de acción en la última década,
Bond ya no va por libre, sino permanentemente con un auricular en la oreja
recibiendo instrucciones de los informáticos que le siguen vía satélite y le
dicen por dónde debe ir y qué debe hacer. Algo que le resta parte de su esencia
al personaje, y que ya veníamos viendo desde el inicio de la etapa
protagonizada por Craig.
Para reforzar esta línea, el nuevo Q (ya he perdido la cuenta de cuantos actores han interpretado este pesonaje en los últimos tiempos, y sigue pareciéndome una lástima que el tono duro del Bond de Craig se cargase a John Cleese) es un empollón, un genio
de los ordenadores que gana protagonismo, más allá de la habitual entrega de
material, en la que por cierto Q suelta la frase con la que abríamos el post,
para dejar claro por donde van los tiros.
Toca renovarse, así que también tenemos nueva Moneypenny y los burócratas
quieren jubilar a Judi Dench como M, son los nuevos tiempos.
La pregunta es, ¿le hacía falta una renovación al personaje?
Indiscutiblemente, no, después de Casino Royale, sin duda la mejor película de
la saga, que por primera vez narraba el origen del personaje y lo redefinía por
completo con una magnífica historia de amor. Por desgracia la siguiente
entrega, Quantum of solace, fue demasiado rutinaria, aunque parece casi una
obra maestra si se la compara con Skyfall, donde se ha buscado un nuevo y
precipitado relanzamiento de la serie, tratando de oscurecer (lo siento,
Hidalgo) aún más al protagonista, por si ya no se había hecho suficiente en
Casino Royale.
Y ahí, el gran problema de la película, es que Bond desaparece para dar
paso a Batman. No es que se hayan querido inspirar en el tono realista y oscuro
del hombre murciélago de Christopher Nolan, no, es que ahora Bond tiene su
batcueva, su mansión de los Wayne, visita la tumba de sus padres y no le falta
ni su Alfred, el fiel mayordomo de la casa familiar.
Y por supuesto, Bond también tiene su Joker. Javier Bardem, en otra
lamentable interpretación, como siempre que hace de malo (incluyendo No es país
para viejos), y a años luz de lo que puede dar de sí este grandísimo actor, se
limita a copiar los tics de Heath Ledger para convertirse en el Joker de Bond, su reverso oscuro.
No le faltan ni un cabello rubio a lo Joker, ni una horrible sonrisa (un momento,
eso sí, realmente escalofriante, tal vez el mejor plano de la película). Un
Joker gay, por cierto, que hasta le tira los trastos a Bond. Solo que el Joker de Nolan no tenía motivaciones ni objetivos, era puro caos,
mientras que Silva, el personaje de Bardem, sí tiene un pasado y un plan, que
no se sostiene por ningún lado.
Tampoco hay buenas noticias para las chicas Bond, que pintan muy poca cosa
en esta cinta. Bérénice Marlohe interpreta a la clásica chica que sale poco y muere
pronto, mientras que Naomie Harris deslumbra en sus réplicas con Bond en un
personaje al que deberían haberle dado mucha más cancha.
El film se salva del desastre absoluto porque todos cumplen su papel a la
perfección, a excepción de los guionistas, pero simplemente por ahí se gesta el
desastre. En cuanto al resto, el derroche de medios es deslumbrante: Mendes dirige con eficacia y no naufraga en la
dirección como su predecesor, Marc Forster; Thomas Newman se luce en la partitura y el
director de fotografía, Roger Deakins, es uno de los principales aciertos del film, al que dota
de un empaque visual envidiable, luciéndose especialmente con una pelea en Shanghai que es el mayor hallazgo de Skyfall. Por no hablar de su extraordinario trabajo en la última media hora, en la que, puestos a hacer un Bond oscuro, la acción transcurre de noche.
Daniel Craig cumple, porque ha nacido para este Bond al que Roger Moore no
reconocería, y Judi Dench se lleva la parte del león en un film que vuelve a
ponerla en el centro de la trama… como ya ocurriera en El mundo nunca es
suficiente, curiosamente la primera entrega escrita por Neal Purvis y Robert Wade, los guionistas de
Skyfall, cinta con la que se despiden de la saga. En cambio, el tercer guionista, John Logan, ya está confirmado para las dos próximas entregas.
Impecable, por cierto, la canción de Adele, salvando el despropósito que se
marcaron en Quantum of solace Jack White y Alicia Keys, tal vez la peor canción de
la saga.
En resumen, demasiado condicionada por ser un reboot sobre el reboot que ya
fue Casino Royale, y obsesionada por imitar al Batman de Nolan (si
hasta Bond, tras el prólogo inicial, puro Bourne como la primera mitad de
Quantum of Solace, empieza como Bruce Wayne en la última entrega de Batman,
retirado y en pésima forma), Skyfall tiene aciertos puntuales (ese tiroteo en
el congreso) que no salvan una propuesta que cae en el ridículo y se aleja de la
esencia del personaje pese a querer reivindicarla.
Y tras el tráiler, el SPOILER que toca.
SPOILER
Si en algo funciona Skyfall, es en rendir homenaje a Judi Dench, que ha sido de lo mejorcito de la saga durante las últimas siete entregas, las de Pierce Brosnan y Daniel Craig. Bastante envejecida, por cierto, es una de las víctimas de la reconstrucción de la serie, pero se despide absolutamente a lo grande. Otra cosa es si han acertado con su reemplazo. Ralph Fiennes es un actor soberbio, pero su versión de M no acaba de convencerme en absoluto en este primer contacto. Veremos cómo lo enfocan en la próxima entrega.
Si en algo funciona Skyfall, es en rendir homenaje a Judi Dench, que ha sido de lo mejorcito de la saga durante las últimas siete entregas, las de Pierce Brosnan y Daniel Craig. Bastante envejecida, por cierto, es una de las víctimas de la reconstrucción de la serie, pero se despide absolutamente a lo grande. Otra cosa es si han acertado con su reemplazo. Ralph Fiennes es un actor soberbio, pero su versión de M no acaba de convencerme en absoluto en este primer contacto. Veremos cómo lo enfocan en la próxima entrega.
Ah, y otra parte de la trama absolutamente copiada de The Dark Knight es cómo Joker/Silva se deja capturar y tiene su huida perfectamente planificada para escapar ¡vestido de policía en ambos casos! y dar su golpe maestro. Solo que el plan del Joker es creíble y el de Silva no resiste un mero análisis.
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