miércoles, 14 de noviembre de 2012

'Fringe 3': Walter, pisa a fondo y acelera (o dos series por el precio de una)



A la tercera fue la vencida. Si en sus dos primeras entregas Fringe primó su lado procedimental, los capítulos autoconclusivos, frente a la trama central de los universos paralelos, que parecía no arrancar ni a tiros, la tercera temporada se centra casi exclusivamente en esta, ganando en coherencia e intensidad… aunque el nuevo rumbo de la historia, toda vez que ya no hay 'ningún' misterio sobre la existencia del universo alternativo y la mayoría de cartas están sobre la mesa, tiene ciertos baches que le hacen perder algo de interés.

Los personajes siguen siendo lo mejor de la serie, Walter en especial, aunque es la relación entre Peter y Olivia uno de los auténticos motores de la temporada, en la que se desvelan no pocos misterios… y van surgiendo otros, hasta un desenlace imprevisible que deja con ganas de más… aunque también deja al espectador bastante desconcertado.

Lo que sigue, sin destripar nada de la tercera entrega, solo es SPOILER si no habéis visto las dos anteriores.


La trama de los universos paralelos había avanzado a paso de tortuga en las dos primeras temporadas, a pesar de la aparición de los cambiantes en la segunda. Y es que, recordemos, si Olivia visita por primera vez el universo paralelo y habla con el enigmático William Bell al final de la primera temporada, al regresar en el primer capítulo de la segunda no recuerda nada.

La tercera temporada arranca empezando a mostrar las consecuencias del desenlace de la anterior, muy de continuará (al igual que ocurrirá con la tercera y a diferencia de la primera). Y lo que tenemos es dos series por el precio de una, alternándose los capítulos en los que seguimos a la división Fringe de siempre, con la falsa Olivia como infiltrada, y aquellos con la Fringe del universo alternativo y la auténtica Olivia, prisionera de Walternativo en un primer momento.

Uno de los detallazos de la serie son las dos cabeceras distintas de capítulo para cada universo, además de mantener una tercera para los capítulos flashback, esta vez con el primer encuentro entre Peter y Olivia, de niños, y la explicación de cómo ella quemó el laboratorio, un misterio que aguardaba resolución desde la primera temporada… Ojo, y habrá una cuarta cabecera para el último capítulo, del que no adelantaremos nada.

Desde luego Fringe se convierte esta temporada en un auténtico reto para los intérpretes, que tienen que dar vida a sus versiones de los dos universos. Se llevan la palma Astrid, a la que veremos con hasta tres looks… y Olivia, que además interpreta a William Bell en varios episodios gracias a uno de los giros argumentales más descabellados de la temporada, pero que dará muy buenos momentos, dramáticos, y también de comedia (a propósito, por supuesto).

Como he comentado más arriba, la relación entre Peter… y las dos Olivias, es uno de los puntos fuertes de la temporada, con uno de los más curiosos triángulos amorosos que se hayan visto nunca, y que dará para mucho. Por su parte, Walter no solo ve cada vez más cerca la posibilidad de perder definitivamente a Peter, sino también las desastrosas consecuencias de sus actos pasados. Además, echa de menos a Bell y cree no ser capaz de solucionar las cosas sin su genialidad.

La temporada arranca alternando episodios en los dos universos hasta el regreso de Olivia, y a partir de ahí se centra más en el nuestro aunque siguen sucediéndose capítulos de la otra división Fringe que influyen decisivamente en la trama central. Frustrados al final de la temporada anterior los planes iniciales de Walternativo, se irá profundizando en la historia de la misteriosa máquina (que me da una pereza mortal…), con la aparición de unas misteriosas Primeras Personas (más pereza), que al parecer la crearon, mientras sigue en el aire el por qué sólo puede manejarla Peter. Y poco a poco se irá avanzando hasta la trama final, en la que tras un asombroso episodio destinado a narrar un viaje lisérgico mediante dibujos animados, los tres últimos capítulos se centran en los intentos de los protagonistas por evitar el fin del mundo… hasta que en el episodio final, con un espectacular derroche de medios, todo da un giro completamente imprevisto.



A destacar el capítulo 4, Los multiformas sueñan con ovejas eléctricas, con su homenaje a Blade Runner, o el 17, Polizonte, el primero con Olivia como Bell, con  una mujer que trata desesperadamente de morir pero no puede y la única aparición en nuestro universo del único personaje nuevo de la división Fringe de la Tierra alternativa. Eso sí, si hay un momento de gracia en esta temporada, es el que va del capítulo 7 al 10. Ahí vamos:

7: Los abducidos. Olivia caza a un secuestrador de niños en el universo paralelo, con importantes revelaciones sobre el Broyles de allí.

8: Entrada. El regreso de Olivia.

9: La marioneta. Una versión de Frankenstein con un argumento poco menos que ridículo, pero abordado de manera magistral. Y cuyo final tendrá graves consecuencias para Peter y la verdadera Olivia.

10: La libélula. Fantástico episodio sobre las consecuencias de nuestros actos (más en concreto los de Walter), casi poético, y con Christopher Lloyd, el Doc de Regreso al futuro.

Demasiado críptica en muchos momentos, -ni se os ocurra empezar a verla a partir de la tercera temporada (lo hice en Perdidos y creo que no me perdí nada…)-, Fringe continúa marcando un hito en la ciencia ficción televisiva, una serie realmente única, que se hace querer ante todo por sus personajes. Veremos hacia donde se dirigen en la cuarta temporada.

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