‘Si
no puedes pagar el coche, el banco se lo queda. Si no puedes pagar la hipoteca,
el banco se queda tu casa. Si no puedes pagar tu transplante, ahí entro yo’.
Así
se presenta al inicio de la película el personaje encarnado por Jude Law en
‘Repomen’, que nos sitúa en un futuro donde una empresa ha desarrollado órganos
artificiales, de manera que ya no hay que esperar para recibir un transplante,
basta con tener dinero para pagarlo. Como los coches y las casas, la mayoría los
pagan a crédito, y si se retrasan en los pagos, ahí aparecen los
‘recuperadores’ para extraerles a lo bruto el órgano transplantado, ya que
todos mueren como consecuencia de la extracción.
Tal
vez hace unos años este planteamiento pudiese parecer disparatado, pero con los
recortes que asolan Europa y el creciente cuestionamiento de la sanidad
gratuita (sí, esa que al otro lado del charco intenta implantar Obama, en lucha
contra la sanidad privada y sus políticos títeres), parece que estamos un poco
más cerca.
Como
‘In time’, pues, el film que nos ocupa recurre a la ciencia ficción y a un
plantemiento exagerado para hablar del presente y de la voracidad del sector
financiero por exprimir a sus clientes. Así, cuando mejor funciona la película
es en esas pinceladas, pocas, eso sí, entre las que destacan dos. La primera es cuando vemos
al comercial de la empresa de transplantes tratando de convencer al cliente
para que firme, asegurándole que no habrá ningún problema con el dinero, que su
financiación se adapta a cualquiera, que permiten algunos meses de retraso y
que siempre encontrarán la manera de arreglar las cosas. Vamos, que eso de que
alguien vaya a entrar en su casa, abrirle en canal y arrancarle el riñón, son
habladurías de la gente. Y si aún duda, recurren a que ‘se lo debe a su
familia’. Ahí es cuando al espectador le repugna más ese comercial trajeado que
ver a los ‘recuperadores’ matarifes en acción
Otro
de los aciertos es ese barco que, en lugar de transportar inmigrantes ilegales,
transporta a pacientes en busca y captura por no haber pagado sus órganos, o
ese ghetto en el que tratan de ocultarse estos nuevos parias.
El
personaje de Law no se cuestiona lo que hace, y solo se plantea dejar su
trabajo ante las exigencias de su mujer, que no quiere que su hijo sepa que su
padre se gana la vida matando personas, por mucho que Law trate de
justificarlo. Por su parte, el compañero de Law, encarnado por Forest Whitaker,
recuerda al policía de ‘In time’, con esa filosofía de que su trabajo es muy
importante porque el mundo se sostiene por las reglas y hay quien debe hacerlas
cumplir, en este caso ellos. Aunque en realidad parece que este personaje ha
sido un psicópata desde niño y solo utiliza su trabajo como vía para poder
matar a quien quiera.
Como
le ocurría a Tom Cruise en ‘Minority Report’, otra cinta a la que ‘Repomen’
tiene como referente, todo cambia para el personaje de Law cuando tras un
accidente le transplantan un corazón y no puede pagarlo. Entonces él se
convierte en el perseguido y el film se enfoca más hacia la acción, hasta un
desenlace sorprendente que, eso sí, solo pilla desprevenido al espectador que
no ha estado atento, ya que durante el metraje se dejan caer un par de pistas
sobre lo que va a ocurrir al final.
Por
desgracia ‘Repomen’ no es ‘Minority Report’, ni siquiera ‘In time’. Sus apuntes
críticos son aún más leves que en esta última, y el espectáculo de acción
también es más flojo. Las peleas resultan espectaculares y magníficamente
coreografiadas, con un Law más action-hero que nunca, pero se abusa de la
casquería y el film nunca rebasa el nivel de una serie B con presupuesto de
lujo.
Tampoco
resulta fácil enfatizar con el personaje de Law, porque no es creíble que no se
cuestionara su trabajo. Es creíble que no se lo cuestionara Cruise, que creía
por completo en un sistema que evitaba crímenes, pero aquí, por muchas
justificaciones que le dé, Law sabe que después de llevar a su hijo al colegio
va a tirarse varias horas destripando gente. Cuando ya le han operado, le
resulta repugnante la charla de bar entre sus compañeros, riéndose de aquellos
a los que han matado ese día, ridiculizándolos. Ya le debería haber resultado
repugnante antes. Y tampoco
acaba de funcionar la historia de amor entre Law y una cantante que vive al
margen de la ley porque tiene todo el cuerpo operado.
Al
final, ‘Repomen’ queda muy lejos de lo que podía haber sido, aunque en parte la
salva el final, y al menos sirve para dar un toque de atención sobre la
privatización radical de la sanidad, que por desgracia queda amortiguado por su
planteamiento tan ¿descabellado? Esperémoslo.
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