domingo, 8 de julio de 2012

'Repomen': una alerta sobre el futuro de la sanidad



‘Si no puedes pagar el coche, el banco se lo queda. Si no puedes pagar la hipoteca, el banco se queda tu casa. Si no puedes pagar tu transplante, ahí entro yo’.

Así se presenta al inicio de la película el personaje encarnado por Jude Law en ‘Repomen’, que nos sitúa en un futuro donde una empresa ha desarrollado órganos artificiales, de manera que ya no hay que esperar para recibir un transplante, basta con tener dinero para pagarlo. Como los coches y las casas, la mayoría los pagan a crédito, y si se retrasan en los pagos, ahí aparecen los ‘recuperadores’ para extraerles a lo bruto el órgano transplantado, ya que todos mueren como consecuencia de la extracción.

Tal vez hace unos años este planteamiento pudiese parecer disparatado, pero con los recortes que asolan Europa y el creciente cuestionamiento de la sanidad gratuita (sí, esa que al otro lado del charco intenta implantar Obama, en lucha contra la sanidad privada y sus políticos títeres), parece que estamos un poco más cerca.
Como ‘In time’, pues, el film que nos ocupa recurre a la ciencia ficción y a un plantemiento exagerado para hablar del presente y de la voracidad del sector financiero por exprimir a sus clientes. Así, cuando mejor funciona la película es en esas pinceladas, pocas, eso sí, entre las que destacan dos. La primera es cuando vemos al comercial de la empresa de transplantes tratando de convencer al cliente para que firme, asegurándole que no habrá ningún problema con el dinero, que su financiación se adapta a cualquiera, que permiten algunos meses de retraso y que siempre encontrarán la manera de arreglar las cosas. Vamos, que eso de que alguien vaya a entrar en su casa, abrirle en canal y arrancarle el riñón, son habladurías de la gente. Y si aún duda, recurren a que ‘se lo debe a su familia’. Ahí es cuando al espectador le repugna más ese comercial trajeado que ver a los ‘recuperadores’ matarifes en acción

Otro de los aciertos es ese barco que, en lugar de transportar inmigrantes ilegales, transporta a pacientes en busca y captura por no haber pagado sus órganos, o ese ghetto en el que tratan de ocultarse estos nuevos parias.

El personaje de Law no se cuestiona lo que hace, y solo se plantea dejar su trabajo ante las exigencias de su mujer, que no quiere que su hijo sepa que su padre se gana la vida matando personas, por mucho que Law trate de justificarlo. Por su parte, el compañero de Law, encarnado por Forest Whitaker, recuerda al policía de ‘In time’, con esa filosofía de que su trabajo es muy importante porque el mundo se sostiene por las reglas y hay quien debe hacerlas cumplir, en este caso ellos. Aunque en realidad parece que este personaje ha sido un psicópata desde niño y solo utiliza su trabajo como vía para poder matar a quien quiera.

Como le ocurría a Tom Cruise en ‘Minority Report’, otra cinta a la que ‘Repomen’ tiene como referente, todo cambia para el personaje de Law cuando tras un accidente le transplantan un corazón y no puede pagarlo. Entonces él se convierte en el perseguido y el film se enfoca más hacia la acción, hasta un desenlace sorprendente que, eso sí, solo pilla desprevenido al espectador que no ha estado atento, ya que durante el metraje se dejan caer un par de pistas sobre lo que va a ocurrir al final.

Por desgracia ‘Repomen’ no es ‘Minority Report’, ni siquiera ‘In time’. Sus apuntes críticos son aún más leves que en esta última, y el espectáculo de acción también es más flojo. Las peleas resultan espectaculares y magníficamente coreografiadas, con un Law más action-hero que nunca, pero se abusa de la casquería y el film nunca rebasa el nivel de una serie B con presupuesto de lujo.

Tampoco resulta fácil enfatizar con el personaje de Law, porque no es creíble que no se cuestionara su trabajo. Es creíble que no se lo cuestionara Cruise, que creía por completo en un sistema que evitaba crímenes, pero aquí, por muchas justificaciones que le dé, Law sabe que después de llevar a su hijo al colegio va a tirarse varias horas destripando gente. Cuando ya le han operado, le resulta repugnante la charla de bar entre sus compañeros, riéndose de aquellos a los que han matado ese día, ridiculizándolos. Ya le debería haber resultado repugnante antes. Y tampoco acaba de funcionar la historia de amor entre Law y una cantante que vive al margen de la ley porque tiene todo el cuerpo operado.

Al final, ‘Repomen’ queda muy lejos de lo que podía haber sido, aunque en parte la salva el final, y al menos sirve para dar un toque de atención sobre la privatización radical de la sanidad, que por desgracia queda amortiguado por su planteamiento tan ¿descabellado? Esperémoslo.

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