miércoles, 28 de septiembre de 2011

Kirkman y sus zombis, implacables con el lector

A punto de estrenarse la segunda temporada televisiva de ‘The walking dead’, vamos con el tercer arco argumental, ‘Seguridad tras los barrotes’, que abarca los números 13 al 18 del cómic original.

Y la verdad es que, sin desvelar nada, puedo garantizaros que si el primer año de la colección resultó duro, os parecerá un cuento de jardín de infancia comparado con lo que nos espera en la primera mitad del segundo. Cargada de violencia aún más extrema (pero de la buena, no la pirotécnica que asombra, sino la auténtica, la que te muestra que la violencia real es cualquier cosa menos divertida), esta nueva saga confirma que estamos ante una serie poco apta para estómagos sensibles, ya que abunda en escenas que te dejan con la moral por los suelos… y que imagino serán obviadas o rebajadas en la versión televisiva. El guionista, Robert Kirkman, parece empeñado en sacudir al lector con continuos puñetazos, y como muestra ahí queda el número 18, con una escalada sin freno al final de la cual queda un paisaje desolador y la evidencia de que esto no es un tebeo para niños.

A pesar de ello, la lectura de estos números vale la pena para ver cómo continúan tratando de sobrevivir y retomar sus vidas de la manera más ‘normal’ posible Rick y los demás, en un mundo devastado por los zombis. Todo arranca con la llegada a una cárcel que el grupo de supervivientes confía en convertir en su nuevo ‘hogar’. Como es de esperar, allí encontrarán un desafío tras otro y muchos acabarán arrepintiéndose de haber pensado en instalarse en dicho lugar. También descubrirán que a veces hay que temer más a los vivos que a los muertos vivientes, quienes por cierto, pierden mucho protagonismo en esta historia.

En la recta final de esta trama Kirkman introduce el debate sobre la pena de muerte y acaba imponiéndose el criterio de Rick para aplicarla como una de las primeras normas en el ‘nuevo mundo’ tras la epidemia zombi. Kirkman recurre aquí a un recurso muy fácil para que el lector se ponga de parte de Rick, ya que el asesino al que pretende ejecutar es tan depravado que su ejecución parece la única opción posible.

Por lo demás, gana protagonismo el personaje de Tyreese, con la resolución de la trama de su hija; reaparecen Hershel y su familia, y Kirkman sigue luciéndose con sensacionales ‘continuará’ al final de cada número. Inolvidable (por desgracia) el del número 15 (repito, abstenéos si sois de espíritu sensible) y su continuación en el arranque del 16. Por cierto que el 15 contiene también (y la elección es difícil) la mejor y más dura escena de la saga, en la que Rick ha de resolver un asunto pendiente que podemos calificar, como poco, de desagradable.

En cuanto al aspecto gráfico, Charles Adlard continúa realizando un trabajo notable, aunque personalmente sigue sin hacerme olvidar la extraordinaria labor de Tony Moore en los seis primeros números con su dibujo mucho más detallista.

lunes, 26 de septiembre de 2011

'The suburbs': la apoteosis de Arcade Fire


Uno de los discos imprescindibles del último año es sin duda ‘The suburbs’, la tercera entrega de Arcade Fire, donde la banda canadiense ha tocado su techo hasta el momento. Personalmente me convence mucho más que su anterior trabajo, ‘Neon bible’, en el que encuentro por igual aciertos y piezas menos logradas. Aquí han apostado por un disco conceptual, al estilo del ‘Greendale’ de Neil Young, por citar un precedente más o menos reciente, y han logrado una obra redonda y absolutamente espectacular.

Arcade Fire se ha convertido ya en la banda del momento, con su grandilocuente y barroca mezcla de folk y rock, a ratos íntima y a ratos épica. Y si ya avisa el primer tema del álbum, precisamente ‘The suburbs’, con un magnífico videoclip de Spike Jonze (de hecho, parte del corto 'Life in the suburbs' del mismo director), el segundo corte, ‘Ready to start’, es el auténtico bombazo del disco, un tema cargado de energía, para mí el mejor que han facturado hasta ahora, que en directo debe convertirse (mira que no haber estado en su concierto en el FIB…) en una explosión de adrenalina. Soberbio también el videoclip, con toda la banda actuando en directo y en glorioso blanco y negro.

No les anda a la zaga ‘Modern man’, muy en la misma línea siguiendo el concepto global del disco, en el que apenas hay temas irregulares, si acaso ‘Rococo’. Pero tras este último irrumpen las voces femeninas en ‘Empty Room’, para reaparecer tras ‘City with no children’ (de nuevo, puro Arcade Fire) en la primera parte de ‘Half Light’, una pieza delicada antes del continuo in crescendo de la segunda parte.

Y sin descanso, el disco alcanza otro momento álgido en la sobrecogedora ‘Suburban War’, para luego ofrecer el más puro rock and roll en ‘Month of may’ y recordar justamente al Young más suave en ‘Wasted hours’. ‘Deep blue’, que evoca a la perfección lo que significa su título (‘Profunda tristeza’) con una tonada delicada y al mismo tiempo cargada de energía, profundamente épica, abre la portentosa recta final del disco, que sigue con otro de los mejores temas, ‘We used to wait’, y las dos partes de ‘Sprawl’, donde se intercambian los papeles: primero el vocalista, Win Butler, se luce en el tema mas íntimo del disco, antes de que las chicas ataquen otra explosión musical, tan idónea para cerrar un concierto como lo es ‘Ready to start’ para abrirlo. Y aún queda, de propina, la pequeña coda del tema inicial, para redondear un trabajo imprescindible que supone la definitiva consagración de Arcade Fire… aunque también les pone el listón muy alto. Por ahora, disfrutémoslo, y si puede ser en directo, mucho mejor, porque cada recital de esta banda debe ser apoteósico.


viernes, 23 de septiembre de 2011

El estreno: Coronado da miedo

La recomendación de la semana es uno de esos estrenos que pueden acabar en peliculón o desastre. En contra de lo que he leído en diversos blogs de cine, el tráiler de 'No habrá paz para los malvados' (pedazo de título, aunque tal vez demasiado grandilocuente) no me da ganas de ver el film, más bien me hace salir huyendo de la sala de cine donde vayan a echarlo. Claro que eso se debe en parte a la aparición en el avance del capitán del Estrella Polar (si incluso sale Gamboa...). Pero...

...dirige Enrique Urbizu, que a principios de la última década nos dejó dos magníficos ejemplos de cine negro, 'La caja 507' y 'La vida mancha', en ambos casos con José Coronado en el reparto. Aquí repiten juntos, y habrá que ver si la extrema caracterización del actor madrileño como policía duro y problemático es la caricatura que me transmite el tráiler, o la mejor interpretación de su carrera. Ah, y ojito al nombre del personaje: Santos Trinidad. Urbizu va a por todas, esperemos que no se estrelle.

A favor juega el buen recuerdo de las películas ya citadas, y que la cinta ha deslumbrado en el Festival de San Sebastián, donde es una de las favoritas para los premios. ¿Ha facturado Urbizu otra pieza maestra de cine negro de verdad, de aquel que dejó sus mejores piezas en los 70, más al estilo 'American Gangster' que 'LA Confidential', pasado por la estética patria? La respuesta, en los mejores cines (perdón, multicines).

miércoles, 21 de septiembre de 2011

El peor libro que he leído

El titular no exagera. Muy posiblemente, ‘La biblioteca de los muertos’ es el peor libro que he leído, hasta el punto de que hace que ‘El código Da Vinci’ (del que no soy fan precisamente) parezca una obra maestra. Por cierto, el título original es ‘El secreto del séptimo hijo’, ole por el traductor.

El primer libro de Glenn Cooper, que acaba de publicar el segundo, o sea, la continuación directa del primero, es la clásica gran idea desaprovechada, aunque de eso hablaremos en la versión spoiler. Esa buena idea es lo único bueno, junto con los pasajes medievales (aunque la comparación con ‘El nombre de la rosa’ de las cubiertas es sencillamente… risible) y una ligera mejora en las últimas páginas.

Hasta ahí, la novela, cuyo éxito no me explico (claro que yo también he picado), está mal escrita con ganas, la trama no puede ser más estúpida (también lo aclararé luego) y el personaje protagonista no puede ser más tópico. De hecho, casi parece ideado para una de esas novelas románticas. Las mujeres caen rendidas ante su imagen de tipo duro, y la historia de amor con su ayudante no hay por donde cogerla… igual que una escena en un avión donde el autor convierte una simple discusión en una secuencia de acción. Una escena totalmente fuera de lugar, salvo para convertir el libro en una película comercial.

En fin, si aún estáis pensando en leerlo, grave error, no sigáis, que vienen los SPOILERS.

Huelga decir, ya se encargan de ello las cubiertas, que la gran idea de Cooper, y eso sí lo es, es una biblioteca llena de libros en los que pone la fecha de nacimiento y muerte de todo humano desde casi el año 800 hasta… Obviamente la mejor parte del libro es la que explica, en la Edad Media, el origen de la biblioteca, así como su descubrimiento tras la Segunda Guerra Mundial. Sin pasarse en cuanto a interés, esos pasajes se alternan con la trama en nuestros días, pero ni aún así se disimula lo floja que es esta última.

Y es que al único que sabe el secreto de la Biblioteca lo único que se le ocurre es utilizarla para gastar una broma a un amigo, inventándose un asesino en serie (la trama que abre el libro pero que no se sostiene desde el primer momento), y ganar dinero vendiéndola a una agencia de seguros de vida. Muy realista, pero poco novelesco.

Y por si ‘La biblioteca de los muertos’ no tuviera bastantes defectos, ahí va el último: resulta que solo es, como mínimo, la primera parte de una historia completa. Y es que justo al final Cooper parece descubrir el verdadero potencial de su idea. Es decir, vale, tenemos la fecha de nacimiento y muerte de todo el mundo… ¿hasta cuándo? ¿La bibloteca dice cuándo acaba el mundo? Respuesta: la segunda parte que acaba de publicarse: ‘El libro de las almas’. Y aquí la traducción es literal. Motivos para leerlo: no demasiados.


domingo, 18 de septiembre de 2011

Almodóvar se pasa de minimalista

Dejemos claro para empezar que ni soy de los que abominan de lo último de Almodóvar ni me parece una obra maestra. Como me suele pasar, me quedo en un término medio, pero también vaya por delante que estamos ante una de las peores películas del manchego, sin que ello suponga que es un despropósito.

Sencillamente, lo que le ha ocurrido al director de ‘Todo sobre mi madre’ es que se ha pasado de minimalista. Como ya ocurría en alguno de sus filmes anteriores (estoy pensando en ‘Hable con ella’), Almodóvar parte de una idea extrema, y en este caso llena de posibilidades. Su error es haber convertido ‘La piel que habito’ (magnífico título, por otra parte), en un ejercicio de contención, en el que no solo ha reducido la puesta en escena, sino también personajes y argumento, a la mínima expresión, quedándose muy lejos de lo que podía haber dado de sí la historia.

Esta es una de las escasas ocasiones en las que Almodóvar no ha partido de un guión propio, sino de una novela que llevaba años queriendo adaptar, y eso puede explicar en parte lo ocurrido. Estamos, también, ante el film menos almodovariano de su carrera, en el que su estilo narrativo y visual apenas se reconoce, con una frialdad que se adueña de cada plano y que posiblemente contribuye a alejar al espectador de lo que se está contando.

Tampoco beneficia al resultado final la interpretación de Banderas, demasiado contenido y frío, y no hablemos de la actuación de Roberto Álamo, que siempre me ha parecido buen actor, pero aquí está, sencillamente, horrible (por no hablar de que el origen brasileño de los personajes centrales no parece tener sentido alguno ni aportar nada a la historia). Se salvan Elena Anaya, que acaba siendo lo único bueno de la película, la única que parece haber entendido su papel, y Marisa Paredes, que podría haber dado más de sí con más minutos en pantalla. Es lo que le ocurre al plantel de secundarios, desde Eduard Fernández a Bárbara Lennie, pasando por José Luis Gómez, encarnando a personajes que apenas son apuntes de posibles líneas argumentales.

En definitiva, Almodóvar no ha sabido para dónde tirar y ha quedado muy lejos de sus propósitos, aunque tampoco entiendo que el público se ría en determinados momentos. Tal vez eso evidencia que el director no ha sabido contar la historia como quería y transmitirla al espectador, pero también me parece que hay quien pone demasiado poco de su parte.

Y ahora pasamos a la crítica con SPOILER, porque aquí hay uno, y gordo.

Y es que, de lo que trata ‘La piel que habito’, es de la venganza de un hombre, un cirujano genial, que convierte al violador de su hija en una mujer y prueba en ella una piel artificial de su invención, con la que hubiera podido salvar la vida de su mujer, quemada en un accidente de coche…

…solo que le pone la cara de su mujer y acaba enamorándose de ella. Todo este proceso se prolonga durante seis años y se narra mediante un largo flashback que es la parte central de la película y la mejor, cambiando el sentido de todo lo visto hasta ese momento. Queda para el desenlace descubrir los sentimientos de Vicente-Vera: si también se ha enamorado de su captor y acepta que ahora es una mujer, o como al principio, solo busca huir.

La idea podía haber dado mucho de sí, pero Almodóvar se centra demasiado en ese proceso de transformación. Tras un arranque que nos sitúa, y en el que solo sabemos que una joven es utilizada como conejillo de indias por el cirujano, viene la parte de Roberto Álamo, que agota la paciencia del más benévolo, y luego llega la revelación. Insisto, el director dedica demasiados minutos a los pormenores de la transformación física y no profundiza lo necesario en la psique de los dos personajes centrales.

Hay momentos en los que sí logra su propósito, como la magnífica escena en la que, una vez completada la transformación, y tras recibir el nombre de Vera, Vicente se niega a aceptar que ya es una mujer y destroza los vestidos que le ofrece el cirujano hasta convertirlos en cientos de retales que luego hace desaparecer con una aspiradora, como borrando por completo el hecho de que ahora su cuerpo, la piel que habita, es la de una mujer. O cuando Vera descubre en el yoga un método para olvidar la realidad y alcanzar su yo más íntimo, el hombre que era. O ese diario que escribe en la pared.

Pero, a diferencia de lo que ocurría en ‘Hable con ella’ y en el resto de la filmografía de Almodóvar, aquí apenas hay dos personajes mal explicados y apenas hay historias, apenas pasa nada. A la cinta, excesivamente teatral a ratos, le sobra media hora como mínimo, y aún así se queda en un mero ejercicio de estilo, en el que ha fallado, ante todo, el guión.

PD: No quiero ni imaginar qué hubiera pasado si en lugar de la Anaya hubiera estado Penélope Cruz, a la que solo el embarazo le impidió asumir el papel de Vera…

PD2: Y sin que tenga nada que ver, nos ha dejado Jordi Dauder, soberbio actor, del que podemos decir, sin que la comparación sea en absoluto descabellada, que era el Fernán Gómez catalán. Decir que su trayectoria ha sido extensa es quedarse muy corto, aunque en mi caso le descubrí, y para mí siempre será ese personaje, como el patriarca Mateu en la mítica ‘Nissaga de poder’, el mejor culebrón de TV3. En los últimos años le habían llovido todos los reconocimientos posibles, incluido el Goya al Mejor Actor Secundario por ‘Camino’. Hasta siempre, Mateu.

viernes, 16 de septiembre de 2011

El estreno: Malick busca el sentido de la vida

Con perdón de lo último del Studio Ghibli, la película de la semana, y tal vez del año, es lo último de Terrence Malick. A ver, para un film que hace el hombre cada 10 ó 15 años, pues habrá que verlo.

Después de 'Malas tierras', 'Días del cielo' y las más recientes 'La delgada línea roja' y 'El nuevo mundo', Malick se propone desentrañar, nada más y nada menos, que el sentido de la vida. Para ello parte de la odisea vital de una familia de los años 50, con la complicidad de dos pesos pesados: Sean Penn, como el protagonista en su edad adulta, y Brad Pitt, como su padre. Sin olvidarnos de Jessica Chastain (sí, la de 'La deuda', ya avisé que la vamos a ver bastante a partir de ahora)

Pero eso es solo el principio, Malick parece que va a por todas, en busca de su '2001' personal. Es decir, por primera vez utiliza efectos visuales, para recrear el origen del universo, y ha recurrido al mismo que se ocupó de esta labor en la cinta de Kubrick, Douglas Trumbull.

¿Qué es exactamente 'El árbol de la vida'? Habrá que verla para poder responder a esta pregunta. Por lo pronto, en Cannes le arrebató la Palma de Oro a Almodóvar.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

"Fringe 2": Tiempo perdido (y aún así...)

Lo que viene a continuación solo es spoiler si no habéis visto la primera temporada de ‘Fringe’.

En las series del tipo de la que nos ocupa, ‘Perdidos’, ‘Flashforward’ o ‘El Evento’, el espectador siempre acaba preguntándose si los guionistas tienen las respuestas a todos los interrogantes que van sembrando o no tienen ni idea. Esta última es la opción que uno ve más probable durante la segunda temporada de ‘Fringe’, que supone una pérdida de tiempo, ya que la trama central apenas avanza durante los 23 capítulos.

O eso, o los productores estaban dispuestos a arriesgarse a la deserción de los telespectadores, cansados de ver que que la trama de los universos paralelos no arranca ni a la de tres. Encima, desde el principio empezamos a perder personajes. Por un lado uno de los secundarios fijos de la anterior temporada, y por otro la hermana de Olivia, con quien parece que finalmente no supieron qué hacer.

Lo que acaba salvando la temporada es la subtrama dedicada a la especial relación entre los Bishop, y ese secreto oculto que empezó a desvelarse en el último episodio de la primera temporada: que el Peter original murió de niño y el que conocemos fue robado por Walter en el universo paralelo, originando toda la trama central. Poco a poco iremos conociendo más detalles sobre lo ocurrido, hasta llegar al capítulo 16, de lo mejorcito de esta temporada, un flashback en el que se nos narra cómo Walter secuestró a Peter.

Solo entonces se precipitan los acontecimientos hasta el espectacular desenlace en los dos últimos episodios, que transcurren en su mayor parte en el universo alternativo, con la presentación de las réplicas de todos los protagonistas. Otra cosa hubiera sido si toda la temporada hubiera tenido el nivel de esta doble entrega, la única, por otra parte, en la que la trama central avanza en serio, con otro final de temporada que traerá muchas consecuencias en adelante.

Y ahora sí, análisis casi capítulo a capítulo con spoilers.

Si alguien pensaba que tras el final de la primera temporada llegaban las respuestas, nada de nada. Espectacular reaparición de Olivia en el primer capítulo (creedme, no os esperáis lo que va a pasar), pero nuestra protagonista no recuerda nada de lo ocurrido en el universo alternativo. Y a Leonard Nimoy apenas vamos a verlo en toda la temporada. Así que los guionistas parecen no tener demasiadas ideas. Eso sí, se introduce el concepto de los ‘cambiantes’ y muere uno de los secundarios.

Luego vienen dos episodios independientes, el primero en la línea de los ‘Expediente X’ más bizarros, bastante más interesante el siguiente, antes de que el cuarto capítulo cierre la trama abierta en el primero y empiece a ponerse en marcha la verdad sobre Peter. Por el camino tenemos como artistas invitados a John Savage y Theresa Russell, y la presentación de una agente del FBI que apuntaba a personaje fijo pero no pasó del segundo capítulo.

A partir de ahí la trama de los universos paralelos se olvida y siguen tres episodios independientes bastante potentes, con ideas a cada cual más rara. El mejor, el séptimo, con un arranque sensacional.

En el octavo aparecen por primera vez más observadores, aunque la trama no tiene nada que ver con la central, que reaparece a lo grande en el episodio noveno, poniendo a prueba a los protagonistas.

Sigue el mayor bajón de la temporada, con más episodios delirantes a lo ‘Expediente X’, que incluyen una lombriz gigante (10), un episodio perteneciente a la primera temporada (11) y un pueblo con habitantes deformes (12).

La cosa mejora con los episodios 13 y 14, independientes pero de gran nivel (con Olivia y Peter encerrados en un edificio con un virus antediluviano, y el ‘fantasma’ nazi del padre de Walter) antes de dispararse con el 15 y el regreso al laboratorio donde Walter experimentó con Olivia y los niños del Cortexsifan (OJO: solo 3 episodios de los primeros 14 son de la trama central. A eso me refiero). Después de eso viene el flashback sobre Peter y otro episodio conectado con el Cortexsifan antes de que en el episodio 18 Peter descubra por fin su origen.

Será el momento para el último alto en el camino. Primero ‘Tulipán blanco’, magnífico episodio independiente con Peter ‘Robocop’ Weller como invitado, y después ‘Betty Marrón’, un musical de cine negro tomando como excusa una alucinación de Walter que podía haber estado bien, pero que se queda en divertido y poco más.

Y para acabar, primero un episodio a lo ‘Twin Peaks’, de lo mejorcito de la temporada con una espléndida Martha Plimpton, antes del bombazo final.

Insistimos: demasiados episodios independientes, y no siempre buenos. Productores y guionistas jugando con fuego, lo que por lo visto estuvo a punto de dar al traste con la serie. Pero hubo tercera temporada y habrá cuarta. A ver si han aprendido.



PD: Walter sigue siendo lo mejor de la serie.

PD2: Hay detalles muy buenos. Como el cambio de las cabeceras en los episodios 16 (el flashback de Peter) y los dos últimos en el universo paralelo.

viernes, 9 de septiembre de 2011

El estreno: Una deuda más que interesante

Igual habéis visto el tráiler en la tele o el póster en alguna marquesina de autobús. El estreno de esta semana es 'La deuda', el film que puede devolvernos al mejor John Madden, aunque argumentalmente tenga bien poco que ver con su mejor obra, la deliciosa 'Shakespeare in love'.

Su nueva propuesta recuerda más, o eso parece, al 'Munich' de Spielberg, con la historia de varios agentes de los servicios secretos israelíes que años después de haber asesinado a un criminal nazi descubren que al parecer está vivo.

La película se estructura alternando presente y pasado, con un reparto de lujo en ambas épocas. Así, tenemos a la oscarizada Helen Mirren y a Jessica Chastain interpretando el mismo papel. Ojo a esta chica, porque os vais a hartar de verla en varias de las películas más esperadas de la temporada. Y también tenemos a Ciarán Hinds, uno de los protagonistas de 'Munich' y a Sam Worthington, el de 'Avatar', asumiendo el mismo papel, al igual que Tom Wilkinson y el más desconocido Marton Csokas.

¿Ha vuelto a dar en el clavo Madden con este drama cargado de espionaje? Habrá que verlo.

domingo, 4 de septiembre de 2011

'Plaza de España', un monumento al absurdo


Vamos todos, roguemos una oración por ‘Plaza de España’. Al parecer TVE se está pensando muy mucho lo de renovar la serie tras la primera docena de episodios, emitidos este verano de dos en dos (inicialmente iban a ser 26 capítulos pero se paró el rodaje al llegar a la docena). Una lástima, porque la verdad es que me he reído como no lo hacía desde hace tiempo. Pero se ve que a la gente no le gusta que se tomen la Guerra Civil a broma o el sentido del humor de la serie no ha acabado de conectar con el público.

Obviamente ‘Plaza de España’ no va de la Guerra Civil, simplemente es el escenario que utiliza, ese pueblo, Peñaseca, donde tras la desaparición del alcalde y el marqués, y ante la llegada del ejército nacional, alguien tiene que asumir el papel del alcalde, del marqués, e incluso de falangista y de rojo. Una manera de quitar hierro al asunto, y de empezar a mostrar por dónde van los tiros.

Y es que aunque se hablaba mucho de la influencia de Berlanga y Azcona, que la hay, no estamos ante una serie costumbrista (para eso ya está ‘L’Alqueria Blanca’), sino más bien surrealista, y cuyas mayores influencias igual habría que buscarlas en ‘Muchachada nui’ (al fin y al cabo comparten productora, Hill Valley), ‘Los Simpson’ y el cartoon. Porque, bien mirado, solo falta que algunas de las discusiones entre los personajes acaben con escenas a lo ‘Tom y Jerry’ o con las trampas del Coyote y el Correcaminos.

Nos encontramos ante una serie cuya trama no avanza, sino que en cada episodio se nos ofrece una situación como mera excusa para crear gags. Así, unos capítulos han estado más inspirados que otros, de modo que cuando no han dado en el clavo la serie ha perdido interés a toda velocidad, pero cuando han acertado han ofrecido momentos desternillantes. Uno de los más logrados, y buena muestra del tono de la serie, es cuando la casa del marqués se convierte en hospital para varios soldados heridos, que empiezan a caer como moscas. La moza del pueblo acaba casándose y enviudando seis veces para dar la última alegría a los moribundos, y al final solo quiere que se muera el séptimo, que a su vez la persigue sin descanso para consumar. Estrambótico, pero visto en pantalla es para morirse.

La gran baza de ‘Plaza de España’, por supuesto, han sido los actores, entre los cuales tenemos ganadores y perdedores. Entre los primeros están las dos ‘fuerzas del orden’, Enrique Villén como el coronel irascible y siempre cabreado, y Javivi, que nunca me ha hecho gracia pero aquí convierte al vecino que se hace pasar por marqués en el mejor personaje. También destaca, y de qué manera, Goizalde Núñez como Antonia, el mejor personaje femenino, irrepetible y surrealista a más no poder, y Alfonso Lara, uno de los actores de ‘Cuestión de sexo’, en su papel de Pacorro, ese vecino que pasa de todo.

Por el contrario, por primera vez me ha decepcionado Gorka Otxoa (otro de ‘Cuestión de sexo’), aquí desaprovechado como actor o bien no ha sabido tomarle el punto a ese soldado nacional que se ve descolocado por la manera de ser de la gente de su pueblo y sobre todo de su abuela, interpretada por Carmen Esteban, uno de los hallazgos de ‘Plaza de España’. Tampoco ha brillado como debiera el siempre fantástico Miguel Rellán, como el cura del pueblo, seguramente porque ha aparecido con cuentagotas, aunque se salió en el citado episodio del hospital, en el que se volvía adicto a administrar los sacramentos.

Y también hemos tenido algún invitado ilustre, como Carlos Areces, precisamente de ‘Muchachada nui’, interpretando a un soldado traumatizado porque en la contienda perdió… el pelo.

Cierto que no conviene estirar demasiado una serie de viñetas como ésta, cercana al espíritu de ’13 rue del Percebe’, pero preferiría que durase un poco más. Igual habrá que resignarse a decir adiós a unos personajes estrafalarios, pero entrañables, que solo quieren vivir la vida a su manera y que la guerra les moleste lo menos posible. ¿A que no cuesta tanto identificarse con ellos? (Aunque están como una auténtica cabra…).


viernes, 2 de septiembre de 2011

El estreno: Almodóvar y Banderas, juntos de nuevo

Almodóvar le ha ganado la partida a los vaqueros que combaten aliens. Y es que la propuesta del manchego es bastante más interesante que la del director de las dos entregas de 'Iron man'. Un film basado en la novela de Thierry Jonquet, aunque conociendo a Almodóvar es probable que solo haya tomado el argumento para adaptarlo a su propio universo. Un argumento en el que un cirujano transgrede todos los límites para hallar la piel artificial que hubiera salvado a su mujer.

Y este cirujano no es otro que Antonio Banderas, en su reencuentro con Almodóvar 20 años después. Por si ello no fuera reclamo suficiente tenemos a Elena Anaya como coprotagonista, sustituyendo a Penélope Cruz, que no pudo interpretar al personaje por su embarazo. A priori, me alegro por el cambio, ya que la Anaya es mi actriz favorita y puede dar un auténtico recital con un personaje insólito cuya obsesión no es otra que sobrevivir.

Pero también tenemos a Marisa Paredes, Eduard Fernández, José Luis Gómez, Roberto Álamo, Bárbara Lennie e incluso la televisiva Blanca Suárez. Todos ellos colaboran en, a tenor de lo visto hasta ahora, la propuesta más arriesgada de Almodóvar, y en la que no parece que los críticos se pongan de acuerdo sobre sus resultados. Seguro que, una vez más, el manchego no deja a nadie indiferente.