jueves, 30 de diciembre de 2010

And the winner is...

Toca despedir el año, y lo hacemos con uno de esos habituales balances con lo mejor del año. Vaya por delante que 2010 ha sido bastante mediocre desde el punto de vista cinematográfico, y eso se nota bastante en la siguiente relación. A ver qué os parece.

CINE

Empezamos con lo mejor de los estrenos que he visto este año en pantalla grande.

CINE ESPAÑOL: “Pájaros de papel”. El debut en la dirección de Emilio Aragón se saldó con un notable alto que veremos si tiene premio en los próximos Goya. Con el punto justo de comedia y dramón, con un reparto de lujo y una intervención de ‘Miliki’ que queda en la retina. Ojo, no le anduvo a la zaga ‘Lope’, buena mezcla de aventuras y literatura a lo ‘Shakespeare in love’, la otra película española que vi en los cines. Y no hubo más…

CINE USA: “Origen”. No decepcionó Nolan (bueno… un poquitín…), que facturó otra de sus perfectas combinaciones de blockbuster y cine serio. Para ver una y otra vez, en un año en el que tres de los grandes, Eastwood (“Invictus”), Scorsese (“Shutter Island”) y Polanski (“El escritor”), no estuvieron a la altura de laureles pasados, aunque mantienen un buen nivel.

OTRAS CINEMATOGRAFÍAS: “Acantilado Rojo”. Y mira que la versión que se estrenó aquí sólo tiene la mitad del metraje original, pero a pesar de ello, épica como Dios manda en la película de batallas del año. Hacía tiempo que John Woo no estaba tan inspirado.

CINE PALOMITERO (de palomitas, vaya): “Iron Man 2”. La verdad es que “Tron” se quedó cerca, pero la segunda entrega de las aventuras de Tony Stark fue mucho más redonda pese a no presentar apenas novedades y tener a un Mickey Rourke que… Mientras sigan Robert Downey Jr. y la Paltrow, pueden contar conmigo.

DIBUJOS ANIMADOS: “Toy Story 3”. Pixar volvió a regalarnos otra joya de la animación, cerrando una trilogía dorada. La verdad, después de esta última entrega, que facturen las que quieran… Woody, Buzz y todos sus amigos nunca parecieron tan reales, tan humanos… y no hablo de la calidad de la animación. Incluso por encima de ‘Origen’, la película del año.

3D: “Avatar”. Pues sí, cayó en el reestreno y está a años luz de todo lo que ha venido después. Conclusión: mucho ruido y pocas nueces. Por ahora, el 3D sólo sirve para sacar los cuartos (yo al menos ya tengo mis gafas para ahorrar un par de euritos en cada sesión…).

EN CASA

Y ahora los estrenos en la tv, gracias a las teles patrias o al dvd. No cuentan revisiones, of course.

CINE ESPAÑOL: "Luna de Avellaneda". Cayó poco después de ver en los cines "El secreto de sus ojos". Otro recital de Darín de la mano de Campanella. Y van...

CINE USA: "Milk". Sean Penn se gana a pulso su segundo Oscar en la, posiblemente, mejor película de Gus Van Sant, que gana cuando se pone clásico. Ex aequo con el montaje del director de "El reino de los cielos", ahora sí, el mejor film de Ridley Scott en décadas. Lástima que no nos lo dejasen ver en pantalla grande...

OTRAS CINEMATOGRAFÍAS: "Tropa de elite". La guerra entre la policía/ejército brasileñoy los narcos. Brutal, y más actual que nunca a tenor de lo que está pasando tras la adjudicación de los Juegos Olímpicos. Ya hay segunda parte.

CINE PALOMITERO: Tenemos de todo. "Pelham 1, 2, 3", pero la original, no el remake. Eso sí era cine de acción, con un Walter Matthau antológico. También "Moon", más actual y más intelectual, la pequeña joya independiente del año. En comedia, "Si la cosa funciona", aunque Woody Allen sigue lejos de su mejor nivel, pero Larry David está inmenso. En terror, otro clásico, "La leyenda de la mansión del diablo", cuando el género no daba saldos y con otra interpretación antológica, la de Roddy McDowall. Y en artes marciales, "El mito", con una mezcla de épica histórica y ciencia ficción que se convierte en lo mejor que ha hecho otro mito, Jackie Chan.

DIBUJOS ANIMADOS: Aquí gana el manga. "The sky crawlers", como las películas de Pixar, mucho más que animación. Una trama que ya quisieran muchos filmes de Hollywood y unas batallas aéreas colosales.

OTRAS FILIAS

LIBROS: Un clásico, "Artículos de costumbres" de Larra. Perfecta radiografía de la España de su época... que no ha cambiado tanto, y altas dosis de humor. Repito, imprescindible. Y algo más moderno, "La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey", de Mary Ann Shaffer, una deliciosa tragicomedia sobre la vuelta a la normalidad tras la II Guerra Mundial de la mano de las cartas que se intercambian una escritora y los miembros de una original sociedad literaria. Inolvidable.

CÓMICS: "All Star Superman". Grant Morrison dio lo mejor de sí mismo con uno de los mejores cómics de Superman de todos los tiempos, en el mismo año en el que metió al Universo DC en una 'Crisis final' y se cargó a Batman. Sin olvidar los lápices de Frank Quitely, que dibujó las aventuras de Superman como nunca.

SERIES TV: "24:7". Jack Bauer, ahora 'de paseo' por Washington, le ganó por los puntos a la sexta entrega de "Anatomía de Grey", que se salió capítulo a capítulo. Pero la gran revelación fue "Miénteme", con dos primeras temporadas de superación continua (pronto caerá el post de la segunda).

DISCOS: "Life in the treehouse", el trabajo más inspirado de Marlango, aquí, y "The fall", el disco que me descubrió a Norah Jones, en cuanto a música internacional.

Y me despido con la música de un mito, Bobby Farrell, el líder de Boney M, que fallecía este jueves a los 61 años en plena gira musical. ¿Quien no ha bailado con sus canciones? Feliz nuevo año... y que nos traiga buen cine a todos.



PD: Rasputín fue asesinado en la noche del 29 al 30 de diciembre de 1916... La vida tiene estas cosas.

martes, 28 de diciembre de 2010

Un crimen narrado paso a paso

Siguen las fiestas navideñas y seguimos de revista literaria. Últimamente me ha dado por leer libros breves, de esos que apenas alcanzan el centenar de páginas y te los puedes leer en una tarde tranquila, aunque a mí me suelen durar un par de semanas. ‘La bestia debe morir’ (1945) es un buen ejemplo de novela para leer de un tirón, y muy recomendable si os gustan las historias de detectives.

Su autor es Nicholas Blake, es decir, el seudónimo que utilizó para escribir novelas policíacas el también poeta británico Cecil Day-Lewis, en efecto, padre de alguien bien conocido por los cinéfilos, el actor Daniel Day Lewis. Entre sus fans se contaban autores tan prestigiosos como Borges y Bioy Casares, quienes precisamente incluyeron esta novela en su colección ‘El séptimo círculo’. Su argumento no puede ser más contundente: un hombre decide matar a quien ha atropellado mortalmente a su pequeño hijo y se ha dado a la fuga, es decir, la bestia del título.

"Voy a matar a un hombre. No sé cómo se llama, no sé dónde vive, no tengo idea de su aspecto. Pero voy a encontrarle, y le mataré..."

Así empieza la primera parte del volumen, el diario del protagonista, quien aprovecha su profesión de escritor de novelas de misterio para descubrir quién mató a su hijo y acto seguido toma una identidad falsa para acceder a su círculo familiar y poder asesinarle. Página a página conocemos los pensamientos del protagonista, cómo afronta la labor de matar a una persona, las dudas que le provoca su decisión y el plan que idea para cumplir su objetivo… aunque tal vez no haya que tomarse cada línea al pie de la letra.

La segunda parte, la más breve, narra cómo el protagonista pone en práctica su plan y afronta el momento que ha aguardado (al igual que el lector) desde el inicio de la novela… y sus consecuencias. Y a partir de ahí llega lo mejor, la última y más extensa parte, narrada al igual que la anterior en tercera persona, en la cual se investiga el asesinato del causante del atropello. Ahí es donde hace acto de presencia Nigel Strangeways (extrañas maneras), el detective creado por Nicholas Blake, que no tiene nada que envidiar a sus muchos congéneres literarios y debuta con este título.

Acompañado en esta ocasión por su mujer, volverá a competir con el investigador oficial, el inspector Blount. Estos dos personajes sirven para darle la acertada réplica a Strangeways en diálogos con un sutil toque cómico que dan ligereza a una intrincada trama en la que todo resulta mucho más complicado de lo que parece a simple vista y todos acaban siendo sospechosos, desde el joven hijo de la víctima a su anciana madre, uno de los personajes mejor retratados por el autor y que se gana pronto la antipatía del lector.

Por cierto, cuando Strangeways inicia su investigación, obviamente desconoce quién es el asesino… al igual que el lector, después de lo ocurrido en la segunda parte…

Una última cosa. En la tercera parte una de las claves es el diario del escritor acusado de asesinato… el mismo diario que constituye el arranque de ‘La bestia debe morir’. Estad atentos.

viernes, 24 de diciembre de 2010

La literatura vasca sigue dando buenos frutos

Toca felicitar las navidades, y toca página literaria. No sé por qué, pero en los últimos años los autores españoles que más me atraen son vascos. Primero fue Bernardo Atxaga, cuyo ‘Obabakoak’ es uno de los mejores libros que he leído nunca (por cierto, muy superior a su voluntariosa versión fílmica), y después llegaron las nuevas generaciones, Unai Elorriaga y su divertido ‘El pelo de Van’t Hoff’, y Kirmen Uribe, cuya primera novela, ‘Bilbao-New York-Bilbao’, ha merecido el Premio Nacional de Narrativa, al igual que ocurriera con el citado ‘Obabakoak’ y el debut de Elorriaga, ‘Un tranvía en SP’.

¿Qué tienen estos tres autores en común? Supongo que una manera de narrar sencilla, muy ligada a la tradición oral, y la reflexión sobre la imaginación y el mismo hecho de narrar, así como la recreación del País Vasco más rural y auténtico.

En el caso de Uribe, toda la novela es, de hecho, una suerte de making of del propio libro, en el que nos relata, durante un viaje en avión desde Bilbao a New York, todos sus esfuerzos para escribir una novela en torno al misterio (que no es tal) que rodea el nombre del barco de su abuelo, el Dos amigos. A partir de ahí se suceden toda una serie de anécdotas, historias minúsculas que llenan un escaso centenar de páginas, suficientes sin embargo para que el lector acabe con la sensación de conocer bien a los familiares de Uribe, su padre y su abuelo especialmente, y a varios vascos de renombre, como el pintor Aurelio Arteta y el arquitecto Ricardo Bastida, cuya amistad es uno de los ejes del volumen.

También desfilan el escritor Txomin Agirre, o Pedro Aguerre Axular, ‘quien dicen que estudió con el diablo’; un hombre que guarda palabras en el banco, otro que recibe un esclavo como regalo del hombre a quien salva la vida, o el propio Franco de visita por Bilbao. Fragmentos de cartas y diarios, incluso emails, se suceden en un libro que respira el olor del mar y que rastrea la verdad oculta tras las historias orales que nos han legado desde siempre abuelos y vecinos. Historias como la del origen de las flores de cristal del Museo Botánico de Harvard, o de cómo el autor estaba convencido de niño de que el Guernika estaba colgado en una pared de su casa. No faltan las referencias a la guerra civil y al terrorismo, pero sin maniqueísmos, mostrando que nada es blanco ni negro, sino todo mucho más complejo de lo que parece a simple vista.

Uribe recuerda tradiciones y palabras que se están perdiendo, y demuestra que la lengua puede utilizarse para jugar o incluso para salvar vidas. En su obra reivindica la tradición literaria en euskera y la importancia de darla a conocer al público, ya que precisamente por tener un escaso volumen de obras esa es la única manera de mantenerla y potenciarla. Eso es lo que logra el autor en este emotivo canto de amor a una lengua y a los pescadores vascos, que se cierra con una preciosa poesía dedicada al hijo de 13 años de su pareja.

Bueno, Feliz Navidad a todos.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Jeff Bridges vs Jeff Bridges

Lo primero: ni se os ocurra ver ‘Tron: Legacy’ en 3D. El mayor timo de la historia. Es la mayor decepción que he tenido con esta película. Esperaba que fuese la que mejor aprovechase esta tecnología después de ‘Avatar’, pero la sensación que tuve fue la de estar viendo una película en 2D todo el tiempo. Apenas la secuencia de las motos le saca algo de partido. De hecho, le saca más partido el tráiler de ‘Piratas del Caribe 4’ que echan antes, en serio.

En cuanto al film en sí… supera con mucho a su predecesora, no en vano está cerca de ser una copia pero con los efectos especiales actuales. Así, la mítica secuencia de las motos se queda en la misma comparación que un juego de Spectrum con uno de PlayStation. La misma ‘Tron’ (1982) no dejaba de ser un curioso experimento de Disney, fallido comercialmente pero luego convertido en film de culto, que en su momento fue tan innovador como para ser la primera película con efectos digitales, pero que hoy se ha quedado en prehistoria absoluta. Hablamos de una época en la que las pantallas de los ordenadores eran verdes, no existían Windows ni Apple y la única manera de utilizar un ordenador era mediante lenguajes como el Basic.

La trama no podía ser más simple ni más débil en cuanto a credibilidad: un programador quiere demostrar que el actual director de la mejor compañía de videojuegos le robó todos los programas en los que ha basado su éxito y un láser experimental le envía al interior de la computadora. Ahí Steven Lisberger, autor de la idea y ahora productor, imagina un universo en el que los programas son personas y Tron es un programa creado para ayudar al usuario, es decir, el programador Flynn.


La nueva entrega se ha currado más el argumento, aunque sin matarse. El film arranca unos años después del primero, con la desaparición de Flynn, y da un salto de un par de décadas hasta que su hijo entra en el mundo de la computadora, la red. Allí descubre que CLU (Copia Lógica de Usuario), el programa creado por su padre para controlar la red, se rebeló, asesinando a Tron e impidiendo que Flynn pudiera regresar. A partir de ahí, un derroche de acción y épica más o menos lograda (luchas con discos, luchas con motos, luchas con aviones…), reflexiones paterno-filiales y nuevas críticas al fascismo, ya que CLU, en su búsqueda de la perfección, aniquila todo aquello que considera imperfecto. Entretenimiento puro, no busquéis más, y pedid los mandos de la Play al entrar.

Pero por encima de todo, ‘Tron: Legacy’ es un festín para fans de Jeff Bridges, omnipresente en su doble interpretación de Flynn y CLU. Un derroche de carisma, con una interpretación muy superior a la que hiciera en la primera entrega, y que además constituye el mejor de los efectos especiales de este film. Me refiero a su interpretación de CLU, que aparece con el mismo rostro que tenía Bridges hace 30 años. Un efecto logrado gracias a la informática, sin que apenas se noten los retoques digitales. Es decir, estamos a un paso de que podamos ver en pantalla a un Harrison Ford de 30 años, o a James Dean, y que parezca real al cien por cien. Imaginad las posibilidades…

Por su parte, el hijo de Flynn cumple y la decepción viene por parte de Olivia Wilde (la 13 de ‘House’), no por ella, sino porque a su personaje parece que no acaban de sacarle el máximo partido y se diluye tras una espectacular entrada en escena. Eso sí, su uniforme ya no tiene las cartucheras de su predecesora… Mención aparte para Michael Sheen, con un breve papel que le vale para dejar huella gracias a un personaje que parece creado en homenaje al mejor Bowie, y para Bruce Boxleitner, el Tron original (y más conocido por series como 'El espantapájaros y la Sra. King' o la más reciente 'Babylon 5'), que aparece repitiendo el papel de programador que también interpretara en la primera entrega.

Oh, y Daft Punk lo ha vuelto a hacer. El dúo francés (que por supuesto aparece en la secuencia del club disco) firma la mejor banda sonora del año. Toman buena nota de las partituras de las últimas películas de Nolan (sus Batman y su ‘Origen’), a las que imitan en muchos momentos, pero le añaden desde fragmentos de espectacular sinfonía lírica a otros de música disco. Demasiado omnipresente a ratos, algo cargante en otros, pero sencillamente apabullante.


domingo, 19 de diciembre de 2010

La cabina más terrorífica

Pues sí, increíble pero cierto, aún no había visto un título mítico de nuestro cine patrio, ‘La cabina’, y ya que el pasado viernes lo echaban en La 2, pues aproveché la oportunidad. Perfecta muestra de la faceta menos conocida del director Antonio Mercero, la terrorífica (en lugar de la cómica estilo ‘Farmacia de Guardia’), no defrauda por mucho que se haya oído hablar de ella. Sí, no puede dar para más (estamos hablando de poco más de media hora y una trama de lo más simple), pero da muchísimo más de lo que cabría esperar.

El argumento es de todos sabido: un hombre queda encerrado en una cabina telefónica sin que nadie pueda ayudarlo. Una situación tan surrealista como terrorífica, que precisamente va pasando a medida que avanza el metraje de un tratamiento de comedia al atroz final, uno de los más duros de la historia del cine.

Los referentes quedan claros, las historias de las series de televisión de Alfred Hitchcock o la mítica ‘Dimensión desconocida’, y especialmente ‘Duel’ (1971), de Spielberg, filmada un año antes que la cinta española. Al igual que este último, Mercero le saca todo el partido a un interesante guión propio (en el que también participó Garci) y pese a la economía de medios logra facturar una cinta de extraordinaria calidad que deja patente su habilidad como director.

Dejando de lado las múltiples interpretaciones que pueden hacerse de la trama, hay algo innegable: la magnífica interpretación de José Luis López Vázquez, que casi sin decir palabra (estamos prácticamente ante una película muda, a la que tal vez le sobra la banda sonora) logra transmitir a la perfección los sentimientos del protagonista, desde el desconcierto inicial al pánico absoluto del desenlace.

Tan popular es ‘La cabina’ que en 1998 López Vázquez rodó un nuevo final, mucho más esperanzador, para el anuncio de Retevisión que plasmaba la liberalización del mercado de la telefonía en España.


sábado, 18 de diciembre de 2010

Ya no desayunaremos en Tiffany's

No sé si ya lo he dicho alguna vez, pero es lo que tienen los fallecimientos de famosos, que no suelen venir de uno en uno. Aún tenemos en la memoria a Berlanga y a Leslie Nielsen, y ahora se nos va otro de los grandes, otro que también nos ha hecho reír durante años, Blake Edwards.

Hablamos de uno de los grandes de la comedia norteamericana, aunque también tiene en su haber algún que otro drama de primer orden como ‘Días de vino y rosas’, con uno de sus actores talismán, Jack Lemmon. Y entre ambos géneros, combinando drama y comedia sofisticada como sólo él podía hacerlo, esa maravillosa joya que es ‘Desayuno con diamantes’, su primera gran obra. Luego vendrían otros divertimentos colosales, como ‘La gran carrera del siglo’ y ‘El guateque’ (con su actor fetiche por excelencia, Peter Sellers), aunque todos acabaremos recordándolo por la saga de ‘La pantera rosa’.

El musical ‘Victor o Victoria’, protagonizado por su mujer, Julie Andrews, sería una de sus últimas cumbres, junto con el descubrimiento de Dudley Moore en ‘10, la mujer perfecta’ (sí, vale, también descubrió a Bo Derek) y ‘Micki y Maude’. Todo eso fue antes de que, como tantos otros genios, languideciese en su última etapa, en la que, por citar algo, dirigió a Bruce Willis en las comedias ‘Cita a ciegas’, junto a Kim Basinger y ‘Asesinato en Beverly Hills’, además de estirar demasiado el filón del inspector Clouseau. Por cierto, también como a tantos otros genios, los Oscar sólo lo reconocieron con un galardón honorífico en 2004.

En fin, nunca olvidaremos que dirigió esta maravilla:


jueves, 16 de diciembre de 2010

...pues yo le habría dado el Oscar a 'Avatar'

Pues sí, así de claro. Casi un año después de que arrasase en los últimos Oscar he visto ‘En tierra hostil’, film que no me había interesado demasiado y que tengo claro que no volveré a ver. La película en sí es impecable y logra lo que se propone: hacernos vivir, más que contemplar, el día a día de un equipo de militares dedicados a desactivar bombas en la guerra de Irak. Kathryn Bigelow (vaya por delante que esta mujer se ganó mi admiración con ‘Le llaman Bodhi’ y sobre todo ‘Días extraños’) realiza una labor extraordinaria como directora, pero seamos serios, este film no tiene ni punto de comparación con ‘Avatar’, que a diferencia del que nos ocupa, sí narra una historia, por manida que sea, pero grandiosa, épica y espectacular. Además de mostrarnos imágenes, mundos y criaturas nunca vistos en una pantalla. Y no he dicho nada del 3D, que por sí solo le valía el Oscar a Cameron (que al fin y al cabo ya tiene uno).

‘Avatar’ incluso tiene personajes, a diferencia de ‘En tierra hostil’, donde nos da bastante igual lo que les pase a los tres protagonistas, tres soldados sin apenas rasgos diferenciadores más allá de que el protagonista no está muy bien de la cabeza, como sabemos desde el principio, por lo que el final tampoco revela nada que no supiéramos.

Y sí, visualmente es perfecta y las secuencias de acción trasladan toda la tensión del momento, pero para eso haberle dado el Oscar a ‘El ultimátum de Bourne’, por ejemplo, muy superior a este panfleto, ya que al final no es otra cosa, del ejército norteamericano en Irak. Repito, seamos serios, si esto era la mejor película de 2009 en Hollywood, apaga y vámonos. Y en comparación con 'Avatar' no resiste ni el asalto técnico, puesto que estamos hablando de una película que ya forma parte de la historia del cine (me refiero a 'Avatar', claro).

Por cierto, bastante curiosa la traducción del título. Cierto que 'En tierra hostil' sintetiza a la perfección el entorno en el que trabajan día a día los soldados norteamericanos en Irak, pero nada que ver con el título original, 'The hurt locker', o lo que es lo mismo, 'el muñeco de la caja' al que hace referencia el protagonista, Jeremy Renner (de lo mejor de la película, aunque tampoco es una interpretación para tirar cohetes) poco antes de los títulos de crédito finales. Ese muñeco que saltaba de una caja al destaparla cuando era niño, en aquella época en la que cualquier cosa nos emocionaba. Ahora, sólo encuentra esa emoción al desactivar bombas, es el único momento en el que se siente vivo. Porque ese es el gran tema del film, la guerra como adicción.


domingo, 12 de diciembre de 2010

Los niños se nos han hecho mayores...

…y ya no van al colegio. Esa es la principal diferencia de la última entrega de Harry Potter con respecto a sus predecesoras. Ya no veremos los familiares pasillos de Hogwarts ni asistiremos a tramas que se desarrollan lentamente entre clase y clase a lo largo de un curso escolar. Han acabado los días felices y ahora Voldemort campa a sus anchas, así que al joven aprendiz de mago le toca esconderse y preparar el contraataque.

A quienes les pareciese floja la anterior película de la saga (entre los que me incluyo), avisarles de que la primera parte de ‘Las reliquias de la muerte’ es aún menos redonda, algo obvio dado que sólo adapta la mitad del último libro de J.K. Rowling, por lo que aquí la trama ni siquiera concluye. De hecho, tras las primeras secuencias (incluida una boda 'sorpresa' gracias a la eliminación de tramas del sexto libro), la mayor parte de este film nos muestra a Harry y a sus dos amigos, Ron y Hermione, instalando su tienda de campaña mágica (¿dónde estaban los de Quechua?) en paisajes desolados, como salidos de un ‘National Geographic’ que mostrase la naturaleza más deprimente.

Y sin embargo, hay varios grandes momentos que salvan la película, que por otra parte no se hace pesada pese a sus dos horas y cuarto. Entre ellos destacan la visita de Harry al cementerio en el que están enterrados sus padres, y sobre todo, mi momento favorito: el baile entre Harry y Hermione, un fugaz rayo de luz entre la oscuridad.

Hermione es, de largo, lo mejor del film. No sólo se demuestra que Harry y Ron no durarían un segundo contra los malos sin ella, sino que Emma Watson parece ser la única del trío capaz de interpretar de verdad, como queda claro en su primera escena de la película, cuando para proteger a sus padres les hace olvidar que un día tuvieron una hija.

La saga sigue ampliando su increíble nómina de intérpretes británicos, hasta el punto de que dudo que haya alguien que no haya pasado por Hogwarts. En esta ocasión los principales fichajes son Bill Nighy como el ministro de Magia y Rhys Ifans como el padre de Luna Lovegood (no se me ocurre a nadie mejor para el papel), aunque por contra apenas aparece Alan Rickman (Snape) y ni siquiera hace acto de presencia Maggie Smith (McGonagall), dos de los fijos en la serie. Mención aparte para Ralph Fiennes, cuya creación de Voldemort sigue dejando mucho que desear, y no sé si debemos 'agradecerle' a él o a su doblador que su única larga escena en este film parezca más propia de una parodia.

En fin, un pasito más hacia el desenlace de una historia que se sigue con cierto interés, pero que hace tiempo que dejó de atraparnos. Eso sí, esta última entrega vale la pena aunque sólo sea por el cuento de ‘Los tres amigos y las reliquias de la muerte’, una breve joya de la animación en blanco y negro, al estilo de las sombras chinescas, que es de lejos lo mejor de la cinta.

Ah, se me olvidaba. Aunque el Vaticano diga lo contrario, sí hay humor (poco, pero lo hay... e incluso podría resultar demasiado...), además de una clara identificación entre los partidarios de Voldemort y los partidos fascistas, con su campaña de exterminio étnico contra los 'sangre-sucia' y 'bonitas' frases como 'no tenéis nada que temer si no tenéis nada que ocultar' para justificar el recorte de libertades. ¿Os suena de algo?


jueves, 9 de diciembre de 2010

Nacidos para conquistar los cielos


Segunda ración consecutiva de animación japonesa, y esta vez con una auténtica joya. Mucho más ambiciosa que ‘Interstella 5555’ (al fin y al cabo, un curioso experimento videomusical), ‘The sky crawlers’ (2008), al igual que ocurre con muchas películas de la factoría Pixar (estoy pensando sobre todo en ‘Cars’ o ‘Ratatouille’), no tiene nada que envidiar a una película de imagen real, con una factura visual impecable y un argumento y personajes que ya quisiera cualquier film de Hollywood.

Basado en una serie de cinco novelas de Hiroshi Mori, el film de Mamoru Oshii (director, entre otras, de las dos entregas cinematográficas de 'Ghost in the shell') nos traslada a una guerra de combates aéreos en la que las escenas bélicas ya justifican por sí solas el visionado de la cinta. Estas secuencias, desarrolladas con animación digital, alcanzan un grado de realismo increíble y resultan tan espectaculares que no defraudarán a ningún fan de las batallas de aviones.

En cambio, para el resto del film se ha optado por una animación tradicional, en la que los personajes están realizados con tal sencillez que, sobre todo al principio, su imagen choca en contraposición con los combates. Pero es ahí donde la película muestra su ambición, en un argumento que va creciendo a medida que el espectador recibe poco a poco las claves que compondrán el puzzle. Baste decir que en el futuro que plantea ‘The sky crawlers’, la guerra es un espectáculo patrocinado (el nuevo deporte de masas) que resulta imprescindible para preservar la paz al recordarnos la terrible alternativa que supone un conflicto bélico. Por ello los soldados son creados genéticamente, de modo que no envejecen, su único propósito es luchar en un ciclo sin fin que sólo la muerte en combate puede romper.

La película arranca con la llegada de un nuevo piloto y el misterio que rodea la figura de su predecesor, para seguir los pasos de ‘Blade runner’ o ‘Moon’, convirtiéndose en una de las más lúcidas reflexiones sobre la creación de clones o seres humanos manipulados genéticamente, concebidos para un destino que no han elegido ni pueden cambiar, y sobre cómo les afectaría el ser conscientes de ello. Os dejo con el tráiler de esta cinta que compitió en el Festival de Venecia y se llevó en Sitges el premio a la banda sonora, además del Premio Especial del Jurado y el Premio de la Crítica José Luis Guarner.


lunes, 6 de diciembre de 2010

Matsumoto a ritmo de Daft Punk

Otra película que tenía pendiente desde hacía tiempo, en este caso también por motivos musicales. ‘Interstella 5555’ (2003) es un curioso proyecto que hermana a Leiji Matsumoto, creador del mítico Capitán Harlock, y al dúo francés de música electrónica Daft Punk. Ambos unieron fuerzas para crear algo que va mucho más allá de un videoclip al uso. Matsumoto supervisó los videoclips de los cinco singles que se extrajeron del álbum ‘Discovery’ de la banda gala y el siguiente paso fue convertirlos en un film con más metraje y el resto del disco.

El resultado fue presentado en el festival de Cannes, y en él asistimos al rapto de un grupo de rock extraterrestre y a su rescate una vez que se han convertido en estrellas de la música en nuestro planeta. El sello Matsumoto está presente en cada fotograma, con un alarde gráfico espectacular que recuerda la perfección que busca en cada plano Hayao Miyazaki, pero en este caso con el característico estilo de Matsumoto a la hora de dibujar los personajes. La trama no es nada del otro mundo (de hecho el film apenas dura una hora) pero el director logra momentos de gran belleza en los que destaca el uso de la iluminación. Incluso consigue que un entierro sea precioso (y no hablo de nada macabro, si veis la película lo entenderéis). Y para precioso el final (tranquilos, no es ningún spoiler), en el que descubrimos que todo el film no es más que la fantasía de un niño que jugaba con sus muñecos mientras escuchaba la música del dúo francés.

No hay un solo diálogo, sino que de inicio a fin suena el ‘Discovery’ de Daft Punk, cuyos mejores momentos están en las primeras escenas con ‘One more time’ y ‘Digital love’. Os dejo con este último fragmento para que podáis comprobar cómo suena Matsumoto, cómo luce Daft Punk en una pantalla. Por cierto, el dúo también aparece brevemente en versión animada en una de las escenas del film. Así que, estad atentos.


sábado, 4 de diciembre de 2010

El borrador de 'Infiltrados'

Ya iba siendo hora de que el cine volviese a este blog, y lo hace con una película que tenía pendiente ver desde hacía tiempo, ‘Infernal affairs’, o lo que es lo mismo, el origen de ‘Infiltrados’, la película por la que Martin Scorsese recibió el Oscar al mejor director. Un galardón que, obviamente, y como tantas veces ha ocurrido, premiaba mucho más su extraordinaria carrera que el título en cuestión, un thriller impecable digno del mejor Michael Mann (ese que tanto echamos de menos desde ‘Collateral’) pero lejos de las mejores obras de Scorsese. Para rematar, ‘Infiltrados’ es un remake de la película de la que nos ocupamos, para ver cuánto hay de fotocopia y cuánto de creación en la cinta norteamericana.

Andrew Lau y Alan Mak dirigieron en 2002 un film hongkonés cuya trama sigue al pie de la letra ‘Infiltrados’. La versión USA no elimina nada de su modelo, sino que lo enriquece. Así, el mayor cambio para quien haya visto primero la cinta de Scorsese es que tras presentar a los infiltrados (y al jefe mafioso interpretado por Jack Nicholson, en una secuencia idéntica pero ceñida a las tradiciones orientales) hay un salto de diez años hasta el momento en el que policía y mafia descubren que hay infiltrados en ambas organizaciones.

Esto supone prescindir de la primera hora de metraje de ‘Infiltrados’ (de hecho ‘Infernal affairs’ dura una hora y media, por las dos y cuarto de la versión USA), de modo que el film original pierde en profundidad de personajes con respecto a su remake y va directamente a la acción. No obstante, hay que recordar que Scorsese no sólo adaptó el film que nos ocupa, sino sus dos secuelas, en las que al parecer no sólo se continúa el argumento, sino que se aborda lo ocurrido durante esos diez años.

A partir de ahí la trama es idéntica, aunque ‘Infiltrados’ introduce personajes nuevos, como es el caso de los interpretados por Mark Wahlberg y Ray Winstone (aunque este último no me extrañaría que apareciese en la precuela), y da mayor protagonismo al que asume Alec Baldwin. Por su parte, Jack Nicholson otorga una nueva dimensión al jefe mafioso (al que ya le daba un aire pasado de vueltas su contrapartida original), en tanto que Martin Sheen, pese a su impecable caracterización, pierde la partida frente a Anthony Wong, extraordinario como el superintendente de policía.

Una de las principales novedades, y aciertos dicho sea de paso, del guión norteamericano es convertir en un único personaje, a cargo de Vera Farmiga, los respectivos intereses amorosos de los protagonistas: la psiquiatra que trata al policía infiltrado y la mujer del mafioso infiltrado, que escribe una novela sobre alguien con varias personalidades, lo que da pie a reflexionar sobre las consecuencias de que alguien viva una doble vida como es el caso de los protagonistas. Así, la versión USA establece un nuevo interés, al competir los dos infiltrados por la misma mujer, que se debate entre ambos. Por el contrario, se elimina un amor del pasado del policía infiltrado, que aparece brevemente en ‘Infernal affairs’ para revelar que éste no sabe que tuvo una hija con esa mujer a la que tuvo que abandonar por su trabajo. Una trama que se queda en un leve apunte, y que tal vez se desarrolle en las secuelas.

Scorsese dispuso de mucho más dinero para su película, aunque la versión hongkonesa ya era una superproducción. En este sentido, la última secuencia de acción en la que se enfrentan policía y mafiosos resulta mucho más espectacular en el remake, al que el director italoamericano le otorga no sólo un mayor empaque visual, sino también un estilo más pausado y elegante, haciéndole ganar en esta reescritura.

En cuanto a los actores protagonistas, la contrapartida de Leonardo DiCaprio es nada menos que Tony Leung, que también se luce con un papel complejo, mientras que Matt Damon le gana por los puntos a Andy Lau en el papel de un mafioso que parece sentirse más a gusto como policía.

A falta de ver las dos secuelas, pues, ‘Infernal affairs’ queda como un thriller potente y de gran originalidad, con continuos giros y sorpresas argumentales, al que su versión USA le dio mayor profundidad y la llevó a un nivel aún superior. Algo que, por desgracia, no suele ser precisamente habitual en los remakes hollywodienses.


jueves, 2 de diciembre de 2010

Dos actores desencajados y un misterioso podólogo


Pocas son las veces que a lo largo del año voy al teatro, así que no vamos a desperdiciar la ocasión de hacer crítica teatral. 'Desencajados', del autor Jaime Pujol, no busca cambiar la vida de sus espectadores, pero sí garantiza una hora y media de risas y sonrisas, durante la cual el público acaba siendo cómplice de las vicisitudes de los tres actores protagonistas.

Aunque más bien habría que decir, dos actores y un invitado. Y es que la principal 'gracia' de esta pieza está en mostrar la trastienda de una obra teatral. Cuando se alza el telón encontramos a un actor y una actriz que se preparan para representar una función, de la que veremos un par de fragmentos aunque el actor busque cualquier excusa para evitar salir al escenario. 'Desencajados' se mueve así en una sucesión de pequeñas escenas, a modo de sketches, donde se alternan la preparación de la función, la función en sí, e incluso varios flashbacks en los que se introduce a un tercer personaje, un enigmático podólogo que resultará clave para el sorprendente desenlace, donde todos los cabos quedarán atados y bien atados.

El espectador asiste así a una función y a la trastienda de la misma, tiene la oportunidad de ver cómo se vive una representación desde el escenario, e incluso contemplar cómo el director de un casting se pasea entre el público mientras pide al aspirante a un papel que lo componga con acento marroquí, en uno de los muchos momentos delirantes de esta pieza.

'Desencajados' es el resultado de un continuo proceso de reescritura, ya que surgió en 1994 como una pieza corta, 'Antes de empezar', centrada en los dos actores y los momentos previos a la función. Una versión más extensa se representó posteriormente bajo el título 'Cajas', hasta que el autor incorporó al tercer y enigmático personaje, dando forma a la versión actual.

Una versión que, en el montaje que pude ver, no sería la misma sin la labor de Martín Cases y Roser Pujol, que dan vida (nunca mejor dicho) a dos actores muy metidos en su papel, sobre todo el que les toca vivir en la vida real. Ambos se lucen con dos personajes que les permiten sacar el máximo partido a su vis cómica, y que tienen la acertada réplica en Toni Misó, quien, con un estilo más sobrio, se permite el lujo de robarles cada escena en la que interviene.

Por cierto, como curiosidad, cabe destacar que existe otra obra teatral con el mismo título, que en este caso debemos a la pluma del autor argentino Guillermo Farisco. Esta pieza coincide con la que nos ocupa en otorgar el protagonismo a tres personajes, en este caso dos mujeres y un hombre. A partir de ahí, nada que ver, ya que esta otra 'Desencajados' cuenta la historia de un matrimonio venido a menos que ha acabado viviendo en la calle y su relación con otra sin hogar.


martes, 30 de noviembre de 2010

Guardiola en el Olimpo del fútbol

La selección española hizo historia este verano y el Barcelona continúa haciéndola partido a partido. Lo de anoche en el Camp Nou se recordará dentro de muchos años, al igual que se recordará al equipo dirigido por Guardiola. Tal como señaló el técnico catalán después del 5-0 ante el Real Madrid, esto no se ha hecho en un día, viene del trabajo iniciado por Cruyff y Rexach, con la apuesta por la cantera y por un estilo de fútbol bien definido, no el único posible, pero sí, en mi opinión, el mejor, el más vistoso y agradecido para el público.

Un estilo que Guardiola ha sabido recuperar después de que a Rijkaard se le fuera la mano con el control del vestuario, y llevarlo a su máxima expresión, gracias, obviamente, a una generación de oro, con Xavi al frente de los mundialistas y genios como Messi o Alves. Tengo 36 años y nunca había visto jugar a un equipo de fútbol como jugó anoche el Barcelona. Es lo mismo que les escuché decir también a periodistas con muchos más años, y no todos culés, incluso alguno del Real Madrid. El Barça de Guardiola sigue jugando el mejor fútbol que puede verse ahora en todo el mundo, y tal vez el mejor que se haya visto nunca.

En cuanto a Mou, sólo tiene la disculpa de que lleva tres meses montando un equipo (¿el trabajo de Pellegrini no vale para nada?) mientras que el Barça es una máquina perfectamente engranada. También es cierto que él solito se cavó la fosa (¿a quién se le ocurre darle a los blaugrana espacios y el control del centro del campo?) pero la mayor verdad es que pese a todos sus trofeos, nunca un equipo suyo se ha acercado al nivel de fútbol desplegado por el Barça de Guardiola. Ojalá dure muchos años... porque nada es eterno.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Hollywood pierde su sonrisa

Por desgracia la sección 'in memoriam' está creciendo demasiado deprisa. Este domingo se apagó una de las mejores sonrisas de Hollywood, la del cómico Leslie Nielsen. La carrera cinematográfica de este actor canadiense es una buena muestra de las vueltas que da la vida. Galán en sus inicios (ahí está esa pequeña joya de la ciencia ficción que es 'Planeta prohibido' (1956)), ya casi nadie se acordaba de él cuando interpretó a aquel inolvidable doctor en la imprescindible 'Aterriza como puedas' (1980), que inauguró junto con 'Top secret' un nuevo género de comedias, en el que Leslie Nielsen se convirtió en rey.

La trilogía 'Agárralo como puedas' quedará como su mayor legado, y aunque es cierto que los títulos siguientes en los que apareció Nielsen fueron bastante flojos -por decir algo-, su profesionalidad y simpatía siempre quedaron patentes. Porque, a ver, ¿quién no se ha reído alguna vez viendo a este hombre en la pantalla? Y no hay que olvidar que una de sus últimas participaciones tuvo lugar en la española 'Spanish movie', donde lo mejor fue su encuentro con nuestro Chiquito de la Calzada... impagable.

Sin Nielsen, el cine se queda un poco más triste, y como las desgracias nunca vienen solas, este lunes también nos quedamos sin Irvin Kershner, director que nos dejó varias secuelas como 'El regreso de un hombre llamado Caballo' o 'Robocop 2', pero sobre todo la segunda parte de la saga cósmica más famosa de todos los tiempos, 'El imperio contraataca'.


jueves, 25 de noviembre de 2010

La ¿perfecta? simetría de Keane


Continúo poniéndome al día en cuestiones musicales. Y sí, tanto he tardado en escuchar el tercer disco de Keane, que ya tienen otro en el mercado. También es cierto que no me he dado mucha prisa por darle una oportunidad a ‘Perfect simmetry’ (2008) puesto que tras la obra maestra que fue el debut del trío, ‘Hopes and fears’ (2004), su siguiente ‘Under the iron sea’ (2006) fue un tanto plomizo y se quedó muy lejos de la calidad que habían demostrado en un primer momento.

¿Y qué encontramos en este tercer disco? Pues en primer lugar, la inclusión de guitarras, lo que rompe con una de las señas de identidad de la banda de Tom Chaplin, cuyo sonido se basaba exclusivamente en batería y teclados. Eso, y que el trío pasa a cuarteto con la llegada del bajista y percusionista Jesse Quinn. Todos ellos meten la directa desde los primeros compases de ‘Spiralling’, que abre espectacularmente el disco, y salvo ‘You don’t see me’, la primera balada de este trabajo, nos ofrecen su versión más rockera y épica, alejada del estilo más romántico y elegante de ‘Hopes and fears’, hasta que empiezan a sonar los primeros compases de 'Playing along'.

Y hasta ahí vamos bien, porque en los últimos cuatro temas reaparece la versión más meliflua y aburrida de Keane, con una sucesión de tiempos lentos entre los que sólo se salva ‘Black burning heart’. Posiblemente el tema más equilibrado, en el que encontramos todas las virtudes del grupo, sea el que le da título al álbum, y en cuanto a los más movidos, destacar los potentes ‘You haven’t told me anything’ y ‘Again and again’, sin olvidarnos de ‘Better tan this’.

Resumiendo, esta vez la banda brilla cuando se pone cañera y palidece cuando le da por las baladas. Keane apunta una clara recuperación tras ‘Under the iron sea’, pero aún le falta un poco para firmar una obra tan redonda como lo fue su debut. Veremos qué nos depara ‘Night train’.

Y para que veáis cómo suena 'Spiralling' en directo, os dejo con una actuación en Murcia de 2009 recogida por el programa de La 2 'No disparen al pianista'.


domingo, 21 de noviembre de 2010

Vamos a jugar a la casa del árbol

Vamos hoy con una de mis debilidades musicales, Marlango, más conocido como el grupo en el que canta la actriz Leonor Watling, esa chica que todo lo hace bien. En su último disco, ‘Life in the treehouse’, nos invitan a vivir con ellos en la casa del árbol, esa que todos construimos de pequeños con los amigos, ya sea en un auténtico árbol como Bart Simpson, o en cualquier rincón.

Ese es el propósito de este puñado de canciones, devolvernos a aquella época en la que fantaseábamos con los amigos viviendo nuestras pequeñas grandes aventuras, y tratar de recuperar aquel optimismo que nos poseía. Volver a un lugar donde todo es más sencillo y acogedor. Marlango crea la música perfecta para una casa del árbol, no sólo superando el bache de su anterior trabajo, sino firmando posiblemente sus piezas más inspiradas.

Fue en 2004 cuando Leonor Watling sorprendió a mucha gente al encabezar este proyecto de jazz-pop sofisticado, en el que la acompañaban Alejandro Pelayo y Óscar Ybarra. A la melancolía de aquel primer ‘Marlango’ (mi disco favorito de la banda) le siguió la mayor ambición de ‘Automatic imperfection’, donde la ahora cantante se mostraba mucho más segura que en su debut y se atrevía con composiciones más versátiles y arriesgadas.

Sin embargo, y pese al continuo crecimiento de Leonor Watling como cantante, su siguiente entrega, ‘The electrical morning’, es la que encontré más inaccesible, demasiado snob si se quiere. Aunque, eso sí, el disco contiene la mejor canción de su carrera, ‘Hold me tight’, con los coros de Jorge Drexler, pareja de la Watling. También es cierto que el disco mejoró en directo, donde (como he podido comprobar un par de veces) Marlango se crece y le saca el máximo partido a cada tema.

En ‘Life in the treehouse’ encontramos su disco más luminoso y alegre, en el que la voz de la cantante brilla como nunca, convirtiéndose en un arrullo que nos envuelve con sensaciones y pensamientos que nos hacen ver el vaso medio lleno. No es mi tema favorito precisamente ‘The long fall’, que sin embargo abre este viaje musical dejando bien claro hacia donde quiere llevarnos Marlango. Sí da en la diana plenamente, en cuanto a letra y música, ‘I don’t really want to know’, donde la voz de Leonor empieza a jugar en un ambiente de buenas vibraciones, antes de que ‘The answer’, con Rufus Wainwright, y sobre todo ‘Thank someone tonight’, sean las primeras palabras mayores del disco.

En esta última canción tenemos la primera colaboración en el disco de Jorge Drexler, que reaparece en un par de temas más, como ‘Play boy play’, en el que el grupo muestra su lado más juguetón, al igual que en ‘You won’t have me’. También hay momentos más melancólicos, como en ‘Let the sky fall’ y ‘I carry you’, himnos vitalistas llenos de esperanza, y con ‘Too many ways’ vuelven los ritmos más pegadizos. Así hasta lo que ya se ha convertido casi en una tradición, cerrar el disco con una nana, en esta ocasión más dulce que nunca tras la maternidad de Leonor.


domingo, 14 de noviembre de 2010

Berlanga toma rumbo a Calabuch

Ni soy vuestro alcalde ni os debo una explicación, pero hoy todos nos sentimos más tristes ya que nos hemos quedado sin el más berlanguiano de nuestros realizadores cinematográficos. El cine español no sería el mismo sin la obra de este valenciano que supo plasmar en la gran pantalla el espíritu de su época.

Luis García Berlanga no cuenta con una filmografía excesiva, y bien es cierto que en su última etapa no estuvo especialmente inspirado, pero entre 1953 y 1963 tuvo una década dorada en la que nos legó 'Bienvenido, Mister Marshall', 'Calabuch', 'Los jueves, milagro', 'Plácido' y 'El verdugo', cinco joyas que ganan en cada nueva revisión. Cualquier director daría lo que fuera por tener una de ellas en su filmografía, haber dirigido las cinco le garantiza a Berlanga un puesto de honor entre los mejores directores de cine de todos los tiempos.

Pero Berlanga fue mucho más que un director de cine. Personaje clave en la cultura española, siempre hizo gala de su valencianismo y burló una y otra vez la censura de Franco, que por lo visto no podía ni verlo. Cosas de la vida, ahora que ha fallecido podremos verlo cada día en los anuncios de una campaña benéfica a la que quiso prestar su imagen pese a su delicada salud. Un ejemplo hasta el último momento.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Viva la anarquía

‘V de vendetta’ debe ser la película más intelectual que ha pagado Joel Silver, el productor de las películas de acción de Hollywood por excelencia. Los hermanos Wachowski post-Matrix escribieron el guión, adaptando el cómic de Alan Moore y David Lloyd, y encargaron la dirección a James McTeague, asistente de dirección en la citada trilogía. A diferencia del creador de la historia, que siempre echa pestes de las adaptaciones cinematográficas de sus obras, considero que el film contiene múltiples aciertos y respeta las claves del original, aunque descarta personajes y tramas del mismo, sin alcanzar su profundidad. Dado que voy a comparar las dos obras, advierto que todo lo que viene son SPOILERS.

Si algo favorece a la película es el indiscutible acierto a la hora de elegir a los principales protagonistas. No se me ocurre mejor Evey que Natalie Portman, que incluso se deja rapar al cero en pantalla para encarnar uno de los mejores personajes femeninos que se hayan visto nunca en un cómic (o en cualquier libro, ya puestos). Tampoco resulta fácil superar la labor de Stephen Rea como Finch, el detective que trata de descubrir quién es V, otro personaje genial, aunque pierde con respecto al original, donde es él quien acaba matando a V después de que su obsesión por descifrar el misterio del terrorista le haya llevado a tomar las mismas drogas que le administraron a este en el campo de concentración.

V supone el primer papel protagonista de Hugo Weaving, el agente Smith de ‘Matrix’, pese a que no se le ve la cara en ningún momento, así que enjuiciaré su labor cuando vea la película en VO. Del resto de actores destacar el buen juicio de elegir a intérpretes británicos para una historia que transcurre en Inglaterra, especialmente a Stephen Fry, que brilla en un papel secundario creado para la película y es ejecutado por tener una copia del Corán: ‘Que no sea musulmán no significa que no pueda apreciar sus grabados y su conmovedora poesía’. Por el contrario, John Hurt queda excesivamente caricaturizado como el Líder, personaje mucho más trabajado en el cómic.

El film se abre con un prólogo que no aparecía en el original sobre Guy Fawkes, personaje histórico al que toma como referente V. La apuesta de esta historia no puede ser más original y arriesgada, convertir a un terrorista en el héroe de la función. Un terrorista que defiende que ‘la violencia puede usarse para el bien’ y pretende instaurar la anarquía (ausencia de líderes, no de orden) tras derribar a un régimen totalitarista que se ha apoderado de Gran Bretaña. El cómic se explaya mucho más en reflexiones políticas sobre estas cuestiones y sobre las motivaciones de V, cuyo fin último no es el caos, sino liberar a la población de unos gobernantes que nunca ha necesitado. También explica de distinta manera cómo los ingleses han acabado en una dictadura. En el cómic se apuntaba una guerra nuclear como punto de partida para que los ciudadanos aceptasen recortes en sus libertades, mientras que la película, un par de décadas posterior, recurre a una trama de terrorismo en la que el propio gobierno comete los atentados y los atribuye a terroristas para justificar las medidas represoras. Así, una de las mejores secuencias de nuevo cuño es aquella en la que Finch se pregunta ‘si los atentados fueran obra de nuestro Gobierno, ¿de verdad querríamos saberlo?’. En cualquier caso, en ambas obras se recuerda al público que en última instancia él es el responsable de ceder el poder (tanto el Líder como Hitler fueron elegidos en las urnas): ‘El pueblo no debería temer a sus gobernantes. Los gobernantes deberían temer al pueblo’.

El film también mantiene el momento clave en la transformación de Evey, su internamiento en prisión, organizado por V para liberarla: ‘Ya no tienes miedo, eres libre’, pues es el miedo el arma que utiliza cualquier gobierno totalitarista. También se muestra la persecución a los homosexuales por el nuevo régimen, que como tantos otros ataca a las minorías. ‘La palabra ‘diferente’ se convirtió en ‘peligroso’. ¿Por qué nos odian tanto?’. Todo ello a través de la hermosa carta de Valerie, en la que se defiende que la integridad es lo único que no se le puede arrebatar a una persona, su último tesoro: ‘Durante tres años recibí rosas y no tuve que arrodillarme ante nadie’.




Uno de los cambios más acertados con respecto al original es la sustitución de la emisora de radio con la que el Estado adoctrina a los ciudadanos por un programa de televisión conducido por un telepredicador. Eso sí, en el cómic V no mata a este último, sino que lo castiga de una manera más cruel y original. De hecho, en el original los objetivos políticos de V tardan en desvelarse, de modo que el primero de los tres libros en los que se divide se centra en cómo va asesinando uno a uno a quienes le torturaron en el campo de concentración. Así, el libro acaba con Finch preguntándose si todo ha acabado con el final de la venganza o hay más.

Mucho más es lo que encontramos en el comic. Siempre se ha dicho que ‘Watchmen’, la obra más popular de Moore, es el mejor cómic de superhéroes. Pues ‘V de vendetta’ es sencillamente uno de los mejores comics de todos los tiempos, y en él encontramos más personajes y tramas que en la película. Por ejemplo, en ésta Finch sólo tiene un ayudante, Dominique, que no pinta gran cosa. En el cómic hay otro, Derek Almond, que es asesinado por V inmediatamente después de que este mate a la doctora. Almond está casado y tanto su relación con su esposa como lo que le ocurre a ésta cuando enviuda es una de las tramas más interesantes de la historia original. De hecho, será ella quien mate al Líder, a diferencia de lo que ocurre en el film.

En el cómic tampoco aparece el final con las máscaras, uno de los puntos fuertes del film, ni la secuencia de acción en la que V acaba con un montón de guardias como si fuera inmortal, que queda bien pero le debió sentar a Alan Moore como un tiro. Otro tanto puede decirse de la relación entre Evey y V, de claros tintes románticos en la pantalla. En cambio, en el cómic todo es mucho más complejo, es una relación de amor, de amistad, de padre-hija, de maestro-pupilo... Y no puede ser romántica de manera abierta puesto que, a diferencia de en la película, se juega con la posibilidad de que V sea el padre de Evey.

El cómic tiene muchas de las mejores páginas que he leído nunca y fue uno de los primeros que me hicieron ver que los cómics son mucho más que superhéroes y que pueden superar a muchos libros. Sin embargo, carece de la perfección absoluta de ‘Watchmen’ debido a su escritura intermitente, ya que Moore lo inició en 1981 en una revista inglesa y lo finalizó en 1987 en Estados Unidos, por lo que muestra ciertas deficiencias que no merman en absoluto su excelente nivel. Una muestra, el diálogo en el que la doctora, antes de ser asesinada por V, le pregunta ‘¿Es inútil pedir perdón?’ y V responde ‘Nunca’.

Una última cosa. Como seguramente diría Alan Moore, ¿hasta qué punto el escenario que plantea 'V de vendetta' no es ya real en muchos aspectos?


lunes, 1 de noviembre de 2010

Proyecto Scream III: ¿El capítulo final?

Cerramos este especial de Halloween con la tercera parte de ‘Scream’. Y es que desde que se empezara a hablar de la primera secuela, su director, Wes Craven, dejó caer que pretendía rodar una trilogía. Sin embargo, aunque el cartel de ‘Scream 3’ anunciaba que era el acto final, en abril de 2011 (al menos en USA) tendremos la cuarta parte, una década después del estreno del film que nos ocupa.

Esta vez Craven se lo tomó con más calma y pasaron tres años hasta el rodaje del nuevo capítulo en el año 2000. Curiosamente, el creador de la saga, Kevin Williamson, no escribió el cierre de la trilogía, dejando su lugar a Ehren Kruger (autor de las versiones USA de 'The Ring' o de 'Arlington Road'), sin cuya labor no hubiera sido posible la que, en muchos aspectos, es mi parte favorita de la saga. Eso sí, a diferencia de ‘Scream 2’, ya resulta necesario haber visto las entregas anteriores para poder disfrutarla al máximo.

‘Scream 3’ respeta la estructura habitual de la serie, arrancando con un prólogo y cerrando con una media hora final en la que en una misma noche (esta vez en una mansión del Hollywood dorado) se suceden los asesinatos hasta el sorprendente desenlace, en el cual descubriremos por fin toda la verdad sobre el asesinato de la madre de la protagonista, Sidney.

El prólogo es de lo más decepcionante de esta entrega, puesto que es de lejos el más flojo de la trilogía. Como es habitual el asesino mata a una pareja, aunque por primera vez una de las víctimas es un personaje importante en la trama y no un desconocido. Un arranque que incluye incluso una carrera en coche entre el tráfico, pero carece de la intensidad de sus predecesores.

Una de las claves de esta tercera parte es el escenario, Hollywood, donde tiene lugar el rodaje de la, también, tercera entrega de ‘Stab’, la película basada en los hechos de ‘Scream’. La saga mantiene, pues, su gusto por el juego de espejos entre realidad y ficción, que resulta más evidente que nunca al compartir planos continuamente los protagonistas de la serie con los actores que les interpretan en ‘Stab 3’, todos ellos versiones exageradasque refuerzan la credibilidad de los auténticos.

La trama nos lleva a los platós que recrean los escenarios de Woodsboro, donde transcurría la primera entrega, resultando especialmente emocionante la escena en la que Sidney se pierde y acaba ante el inmenso decorado de la casa en la que ocurría la masacre final de ‘Scream’, donde también vemos por primera vez la habitación en la que fue asesinada su madre un año antes del arranque de la trilogía.

Una de las novedades es que Sidney tarda media película en presentarse en el lugar de los hechos. Más frágil que nunca, al inicio del film la encontramos, un año después de la segunda parte, viviendo aislada del mundo, con nombre falso y trabajando por teléfono en un servicio de ayuda a las mujeres. Su padre le dice que ‘es como si ya no existieras’ y ella responde que así no podrán matarla, aunque parece muerta a todos los efectos. Craven recurre por primera vez a lo sobrenatural, con la aparición del fantasma de la madre de Sidney en una especie de sueño aterrador que parece sacado de ‘El exorcista’.




Y llegamos a una de las claves de la película. La madre de Sidney vuelve a ser el centro de la trama. Tal como explica Randy, las trilogías tienen sus propias reglas y una de ellas es que se vuelve al principio, con un secreto del pasado que lo cambia y lo explica todo. Aquí es la juventud de Maureen Prescott, sus dos años ‘perdidos’ antes de casarse con el padre de Sidney, que parecen ocultar la clave sobre la identidad del nuevo asesino. Este, como también anuncia Randy, parece inmortal y su enfrentamiento final con Sidney será más brutal que nunca. Además, se introduce un nuevo elemento, y es que el asesino no sólo modifica su voz como en las anteriores entregas, sino que es capaz de imitar la de cualquier personaje. Un asesino que parece matar en el orden en el que mueren los protagonistas de ‘Stab 3’, si bien se comenta que hay tres guiones (el 3 es el número de esta entrega) y nadie sabe qué guión habrá leído.

Siguiendo el patrón de la serie, esta vez toca homenajear y reflexionar sobre las trilogías cinematográficas, además de la propia naturaleza de Hollywood, con unas cuantas frases lapidarias en boca del productor de ‘Stab 3’ como ‘en esta ciudad no hay lugar para la inocencia’ o ‘Hollywood está lleno de criminales que triunfan’. También tenemos homenajes a clásicos antiguos como ‘La dama de Sanghai’ o más actuales como ‘El silencio de los corderos’. Y por supuesto, no fallan Gale y ‘Dewey’, ya una trama autónoma dentro de la trilogía, retomando una relación sentimental que está rota cada vez que se reanuda la saga, y convertidos en la pareja de detectives que trata de desentrañar el misterio.

El reparto de ‘Scream 3’ resulta el más variopinto de la saga. Además de los rostros ya habituales, encontramos desde veteranos como Lance Henriksen, de la serie ‘Millenium’, a actrices con una trayectoria importante, como Parker Posey, musa del cine ‘indie’, o la Emily Mortimer de ‘Match point’. También tenemos a Patrick Dempsey, el ‘doctor macizo’ de ‘Anatomía de Grey’, que iniciaba aquí su resurrección artística; a Scott Foley, antes de 'The unit', y a la ex chica Playboy Jenny McCarthy, cuyo personaje afirma que en ‘Stab 3’ ‘sólo soy la segunda chica que muere’, por lo que no hace falta adivinar lo que le ocurre en ‘Scream 3’.

En cuanto a homenajes, además de la breve aparición del director Kevin Smith como Silent Bob, acompañado de su inseparable Jay, tenemos a Roger Corman, director de una larga lista de títulos de terror (sobre todo basados en obras de Poe y protagonizados por Vincent Price), y, ya que hablamos de trilogías, a Carrie Fisher, la princesa Leia de ‘Star Wars’, en una de las secuencias más divertidas de la película. Por cierto, que el ya citado Lance Henriksen, aparece en sagas como 'Terminator', 'Alien' o 'House', todas ellas citadas en 'Scream 2'.

Y hasta aquí llegamos. Cerramos con un tráiler de ‘Scream 4’ para que empecéis a ver cómo pinta el nuevo capítulo. (Y debajo un pequeño spoiler malicioso. Ojo, incluye la identidad del asesino, así que vosotros mismos). Feliz Halloween.




SPOILERS

‘Scream 3’ también tiene una lectura irónica en ese juego de espejos continuo, en el que se llega a decir que ‘el asesino está reescribiendo el guión de la película’. Más aún, al final el asesino resulta ser el director de ‘Stab 3’, quien afirma que ‘dirigió’ el asesinato de la madre de Sidney ‘como dirijo mis películas, ese es mi trabajo, dirigir’. De hecho, el director incluso mata al productor, algo con lo que parecen haber soñado muchos directores…