miércoles, 31 de octubre de 2012

'The Artist', con qué poco nos conformamos



Muy por debajo de El discurso del rey, su predecesora como ganadora del Oscar a la Mejor Película, The Artist comparte con esta el gusto por el clasicismo, por el cine de antes, la sobriedad y una factura impecable. Pero estamos de nuevo ante una película más que sobrevalorada, cuyo éxito y premios obedecen a una calculada promoción (no hablemos de Lo imposible, sin entrar a valorar su calidad) y a que, y ahí sí que el film logra lo que se propone, The Artist explota la nostalgia al recordarnos la época más glamourosa de Hollywood.

Para empezar, el argumento del film de Michel Hazanavicius, tan eficaz como poco original, lo hemos visto unas cuantas veces, sobre todo en las varias versiones de Ha nacido una estrella: un romance entre un famoso actor y una actriz debutante, mientras la estrella de él decae y la de ella se agiganta. Aquí, además, con la evolución del cine mudo al sonoro y el telón de fondo del crack del 29.

Y poco más. Alrededor de los personajes principales los escasos secundarios apenas están definidos, meros arquetipos con los que hacen lo que pueden Penelope Ann Miller como la esposa que ya no ama a su marido actor, JohnGoodman como el productor, Malcolm McDowell… como un personaje que por lo visto se quedó en la sala de montaje, y James Cromwell que es, de lejos, quien ofrece la mejor interpretación como el fiel chófer del protagonista.

Todo lo que ocurre es demasiado plano, demasiado predecible. Bonito, sí, dirigido con clase y elegancia, sí, pero no nos engañemos: que The Artist recuerde el blanco y negro de Casablanca no significa que sea Casablanca. Es solo una película del montón, que incluso recurre a un perro para los momentos más cómicos como si fuera una comedia gamberra de las que tanto abundan en la actualidad.

Por poner un ejemplo, Medianoche en París, de Woody Allen, una de las rivales de The Artist por el Oscar, era infinitamente mejor, y por supuesto que tenía un guión más interesante, por el que fue premiada. Tan poco se merecía el Oscar a la Mejor Película como el del Mejor Actor, donde el francés Jean Dujardin sonríe mucho, pone cara de galán caradura y luego gesto triste, poco más. Mucho más inspirada resulta la argentina Bérénice Bejo, que hubiera tenido un gran futuro en el cine mudo.

Por lo demás, una pequeña reflexión. Cantando bajo la lluvia abordaba el mismo periodo, la transición del cine mudo al sonoro en una película hablada. La apuesta de The Artist es la contraria, una película muda, lo que supone un desafío mayor. Tal vez hubiera resultado más interesante que el film pasara de mudo a hablado para reflejar ese cambio, algo a lo que solo se atreve en el final y en un sueño del protagonista. Eso sí hubiera sido original.

Y es que The Artist se ve con el mismo disfrute (o aburrimiento, según se mire, aunque no es mi caso) con el que se olvida a toda velocidad. Por resumir: yo busco que una película sea buena, me da igual si es muda, sonora, en blanco y negro o en 3D. Y The Artist es una buena película, pero no una gran película, desde luego. Otra cosa es que supieran promocionarla muy bien y crear la necesidad de verla, sobre todo entre gente que nunca ha visto una película muda. Pero si has visto El maquinista de la General o Tiempos Modernos…, bien, The Artist queda muy lejos.

PD: The Artist es otro ejemplo de esa tendencia a la que se apunta Lo imposible: la primera es una cinta francesa y la segunda española, pero parece que solo se pueda lograr el éxito internacional contando con un reparto made in Hollywood (lo que no es cierto). Y no hablemos de que parte de la banda sonora de The Artist (también galardonada con un Oscar) es la que compuso Bernard Herrmann para Vértigo, de Alfred Hitchcock.

domingo, 28 de octubre de 2012

'Salvador', mejor en la intimidad



Salvador Puig Antich (2006) nos cuenta una de las páginas más tristes de los últimos coletazos del franquismo: cómo un atracador de bancos, a quien movían motivos ideológicos, acaba convirtiéndose con 25 años en mártir de la lucha contra la dictadura al ser el último ajusticiado en nuestro país (marzo de 1974) por el horrendo método del garrote vil.

Salvador se incorporó al MIL (Movimiento Ibérico de Liberación), cuya manera de luchar contra la dictadura consistió básicamente en atracar bancos para repartir el dinero a los obreros. Su desorganización y amateurismo les hizo presa fácil de la policía, pero en el caso de Salvador, la mala suerte quiso que en el tiroteo que se produjo tras su detención no solo él resultase herido sino que un policía de 23 años muriese por sus disparos y los de otros policías. Sentenciado a pena de muerte en un proceso que en la actualidad su familia sigue pidiendo que se revise, lo normal en una época próxima a la transición hubiera sido el indulto, pero el asesinato de Carrero Blanco a manos de ETA le convirtió en el chivo expiatorio, y como dice el propio Salvador en el film: “Esa bomba también me ha matado a mí”.

Rodada originalmente en catalán y castellano, ha de agradecérsele que, en lo posible, huya del maniqueísmo. Ni se nos muestra a todos los policías, militares, etc. del aparato franquista como monstruos (ojo a Joaquín Hinojosa, impecable), ni al protagonista como un inocente angelito. Por otra parte, es en la primera mitad de la película, en la que tras la detención de Salvador se narra cómo ha llegado hasta ahí, donde esta más flojea y se nota que Manuel Huerga está más acostumbrado a dirigir documentales que ficción.

Por el contrario, la película funciona mejor en la intimidad, cuando se centra en el periodo que Salvador pasa en la cárcel, y sobre todo la larga espera de las últimas horas antes de ser ajusticiado, convirtiéndose junto a Pena de muerte, de Tim Robbins, en la cinta que mejor ha abordado las últimas horas de un condenado, y donde el toque español lo aporta un verdugo que por momentos recuerda al personaje encarnado por Pepe Isbert, limitándose a cumplir con su trabajo. Ahí es donde de verdad llega al espectador, para cerrar con su entierro, donde las imágenes de Huerga sí alcanzan la perfección que se le escapaba en la primera hora, culminando con unos planos que son pura poesía.

Y es que, más que a la hora de retratar el momento político y las motivaciones de Salvador, que también, el film brilla a la hora de abordar las relaciones humanas: la lucha del abogado de Salvador por evitar la ejecución de la pena, con uno de los mejores trabajos de Tristán Ulloa; la difícil relación entre Salvador y su padre, con un Celso Bugallo que vuelve a bordarlo pese a no tener apenas una línea de diálogo; y sobre todo las últimas horas que pasa con sus hermanas. Sin olvidar la escena en la que trata de convencer a la más pequeña para que se marche de España, posiblemente el mejor momento del film.

También tenemos un par de relaciones amorosas, la primera con la casta primera novia, a la que da vida de manera magistral, una vez más, LeonorWatling, y la segunda con la hippie que encarna Ingrid Rubio, que aporta poco más que alguna escena de cama.

Mención aparte para la relación que se establece entre Salvador y su carcelero, que pasa de ver en él a un asesino de policías a un buen chico que tal vez ha cometido algunos errores. Una subtrama cargada de tópicos si se quiere, desde los partidos de baloncesto a obligar al preso a hablar en español al principio para finalmente pedir que le dejen escribir una carta en catalán, pero que salva la labor de un casi irreconocible Leonardo Sbaraglia.

Como Salvador tenemos a Daniel Brühl, en el que posiblemente haya sido hasta ahora su mejor papel, con una interpretación que al igual que la película se crece a medida que transcurre el metraje, aunque no acapara tanto la pantalla como pudiera pensarse, ya que, ante todo, estamos ante una película coral con un reparto estelar de intérpretes catalanes, españoles e incluso internacionales.

Que a la postre Salvador solo se llevase el Goya al mejor guión adaptado (Lluís Arcarazo) se debe a que aquel fue uno de los mejores años que ha dado el cine español en los últimos tiempos: además de la cinta que nos ocupa estaban nominadas a mejor película Alatriste, El laberinto del fauno y Volver, la gran triunfadora de la noche, sin olvidar otros títulos tan destacados como Azuloscurocasinegro o Vete de mí.

El detalle: Uno de los momentos que mejor ilustran el momento histórico que aborda el film es cuando la plana mayor de los partidos de la oposición, imagino que lo que se convertirá en el PSOE y el PCE, son encarcelados, y uno de los carceleros le dice a su compañero “trátales bien, que vas a acabar trabajando para ellos”.

El detalle 2: Igual es mejor que paséis del tráiler, porque es como ver la película completa en dos minutos.

viernes, 26 de octubre de 2012

El estreno: 'Argo', ¿la confirmación de Affleck?


Semana cargada de estrenos, y con un poco de todo. Hotel Transilvania trae animación para niños, y es que Halloween está a la vuelta de la esquina. Mel Gibson vuelve a la acción en Vacaciones en el infierno, mientras Silent Hill, posiblemente el más famoso videojuego de terror, Resident Evil aparte, salta por segunda vez a la gran pantalla, ahora en 3d. También vuelve a la carga Takeshi Kitano, como actor y director en el thriller Outrage, y a punto ha estado de ser el estreno de la semana Ruby Sparks, lo nuevo de los creadores de Pequeña Miss Sunshine, con Paul Dano como un escritor que ve cómo la mujer ideal que ha creado en la ficción se vuelve de carne y hueso. Una comedia que pinta muy bien, así que al final os dejo el tráiler.

Pero la elegida es Argo, la tercera entrega tras las cámaras de Ben Affleck, que tras las más que estimables Adiós, pequeña, adiós, y The Town sigue labrándose una más que sólida carrera como director. Acompañado por gente como Alan Arkin y John Goodman -que ya han logrado algún que otro premio al mejor reparto del año, Affleck deja Boston, escenario de sus dos películas anteriores, para narrar una historia basada en hechos reales, por excéntricos que parezcan.

Y es que en 1979, tras el asalto a la embajada norteamericana en Irán, a la CIA no se le ocurrió mejor plan para rescatar a seis diplomáticos que inventarse el rodaje de una película de ciencia ficción, Argo. Posiblemente la película más ambiciosa hasta ahora de Affleck, un thriller político con escenario internacional. Veremos si está a la altura, porque empieza la carrera a los Oscar.


domingo, 21 de octubre de 2012

Vengadores, y más vengadores



El salto a la gran pantalla de Los Vengadores no ha podido ser más afortunado, tanto en taquilla como en calidad. Mientras, en el cómic la franquicia vengadora continúa acaparando la actualidad. Vamos con la etapa denominada ‘Edad Heroica’.

Este periodo abarca el año comprendido entre las macrosagas Asedio y Miedo Encarnado, las dos últimas antes de la que acapara la atención en estos momentos, con los Vengadores enfrentados a los X-Men. El título viene a cuento de que con Asedio se cerró un largo periodo, que se abrió con la llegada del guionista Brian Michael Bendis a la franquicia, en el cual los héroes estrella de Marvel lo han pasado muy mal, con enfrentamientos entre ellos y sucesivas crisis que lo han cambiado todo (Dinastía de M, Civil War e Invasión Secreta), hasta el punto de que un villano como Norman Osborn, el antiguo Duende Verde, se había convertido en el garante de la ley y muchos héroes eran perseguidos por el Gobierno.

Tras Asedio, con la caída de Osborn y el regreso de Steve Rogers, el Capitán América original, entre otros acontecimientos decisivos, parece que la normalidad vuelve y que se abre una nueva Edad Heroica, precisamente cuando en el universo DC, el de Batman y Superman, tras la Noche más oscura llega el Día más brillante

La franquicia vengadora ha sido el eje de esta nueva etapa, a través de tres títulos principalmente, así que vamos con el análisis de cada uno hasta la irrupción del nuevo macrocrossover, Miedo Encarnado:

Los Vengadores
Destinado a ser el título estrella de esta nueva etapa, recupera el título original, ya que con Bendis habíamos visto Nuevos Vengadores, Poderosos Vengadores y hasta Vengadores Oscuros, pero no Vengadores a secas. También se recupera la alineación estrella, después de que a Bendis se le criticase por dar protagonismo a personajes tradicionalmente secundones como Powerman o Spiderwoman… a los que por otra parte ha sacado un gran partido. Volvemos a tener a la Trinidad Marvel, con Thor, Iron Man y el Capitán América… aunque no sea Steve Rogers. Sumémosle a otros dos pesos pesados de Marvel como son Spiderman y Lobezno (otra seña de identidad de Bendis… ya fuese sugerida o no por los capitostes de la editorial), más Ojo de Halcón y Spiderwoman.

Este primer año se divide en dos arcos argumentales de seis números cada uno, tal como viene ocurriendo en los últimos años, de cara a su recopilación en tomos. El primero recurre a un villano clásico como Immortus para plantear una historia de viajes en el tiempo, el clásico recurso de ‘hay que cambiar el futuro’. La historia acaba siendo un batiburrillo no muy bien llevado, donde tienen cabida desde Apocalipsis a Killraven y la plana mayor del universo Marvel, pasando por las versiones viejunas de nuestros héroes, así como sus vástagos del futuro.

Lo más destacable, la ya famosa ‘pizarra de Bendis’, que aparece en el cuartel general de los héroes del futuro, donde se ven reflejadas cronológicamente las últimas macrosagas que han afectado a todos los personajes de Marvel… y las que están por venir, en especial la Guerra de Ultrón.

Más satisfactorio resulta el siguiente arco, en el que Bendis, tomando como punto de partida uno de los números de otra de sus series vengadoras, Illuminati, recupera a otro personaje al que le tiene bastante cariño, el Encapuchado, que aquí busca las gemas del Infinito. Lo mejor, la reacción de los héroes al enterarse de que los líderes de cada superequipo, desde Los 4 Fantásticos a La Patrulla-X, habían actuado durante años a sus espaldas.

El primer año se cierra con un número 12.1, que sirve de prólogo a la Guerra de Ultrón. Hasta ahí, resulta curioso que el que debía ser el título más potente sea el más flojo, con diferencia, aunque más que un Bendis a medio gas la clave es el dibujo de John Romita Jr, cuyo éxito entre los fans nunca entenderé, dado que dibuja de manera lamentable. Posiblemente, el peor dibujante que ha pasado por Marvel, y del que solo salvaría Los Eternos. Aquí, encima, está peor que nunca.

Los Nuevos Vengadores
El que hasta ahora era el título central de la franquicia abre nuevo volumen, reiniciándose desde el número 1, y al menos en su primer arco de seis números es, en opinión del que suscribe, lo mejor que han dado los Vengadores en la Edad Heroica.

Bendis, acompañado aquí por el mejor dibujante ‘vengador’ en la actualidad, un Stuart Immonen que no deja de crecer (y arriba tenéis una muestra), presenta aquí una alineación de héroes mucho más a su estilo, digamos secundones: de nuevo con Spiderman y Lobezno, más el Dr. Extraño, la Cosa, Powerman y Puño de Hierro, Miss Marvel, Pájaro Burlón y Jessica Jones.

Más allá del primer argumento, con una gran amenaza (como en Los Vengadores), en este caso mística, cuyo origen tardará en desvelarse y que centra la historia en el Dr. Extraño y su sucesor, Dr. Voodoo, lo mejor son los diálogos entre los héroes, al más puro estilo Bendis, y el sentido del humor. Baste citar ese momento en el que Lobezno, para explicar cómo es que está a la vez en dos equipos Vengadores y en la Patrulla-X, alude a su poder ‘multitarea’.

La serie baja un tanto el nivel tras esta primera saga, primero con dos números centrados en Powerman y señora (ya hemos dicho que este personaje es uno de los favoritos de Bendis), y la saga siguiente, del 9 al 13, donde encontramos dos argumentos paralelos pero relacionados: el regreso de Hammer (preparando el de Norman Osborn…) y unos Vengadores del pasado, con Nick Furia reclutando a varios futuros villanos tras la Segunda Guerra Mundial… aunque lo mejor es el destino de Pájaro Burlón (por cierto, curioso que ella y su pareja, Ojo de Halcón, estén en equipos distintos). Aquí, de nuevo se echa en falta un Bendis a pleno rendimiento, como a la espera de que lleguen los bombazos (¿Ultrón, Osborn?)

Vengadores Secretos
Estamos sin duda ante el título más novedoso, tanto por su nombre como por la espectacular y variopinta alineación de héroes: Caballero Luna, Walkiria, la Bestia, Steve Rogers, Antman, War Machine y la Viuda Negra, ahí es nada. Ah, y como en cada grupo, una civil al cargo: en Vengadores, María Hill (totalmente desaprovechada, con lo que ha dado de sí este personaje); en Nuevos Vengadores, Victoria Hand (sin duda, a la que se le saca mayor partido), y aquí Sharon Carter, vamos, la novia de Rogers.

Se trata de un equipo de operaciones encubiertas, destinado a descubrir amenazas potenciales y abortarlas antes de que las cosas se compliquen.En la práctica, durante este primer año se enfrentan al misterioso Concilio de las Sombras, del que seguimos sin conocer sus motivaciones pasados 12 números, pero que parece un rival de altura, no en vano cuenta con su propio Nick Furia y su propio Capitán América.

El primer arco, de 5 números, presenta un argumento de ciencia-ficción que llevará a nuestros protagonistas a Marte, con Nova como invitado especial. El segundo, otros 5 números, cuenta con el Príncipe de los Huérfanos, pero sobre todo con el maestro de las artes marciales, Shang-Chi, y como enemigo el padre de este, Fumanchú, aunque no se le llame así por derechos de autor. Y rematamos con dos episodios en los que se trata de echar algo de luz sobre uno de los aliados claves del Concilio.

Ed Brubaker, que se ha ganado su fama por la mejor etapa del Capitán América, mueve los hilos con bastante soltura, y tiene a un buen acompañante en Mike Deodato, que cambia los Vengadores Oscuros por los Secretos. No es Immonen, que se sale, pero tampoco Romita Jr.

A priori, y a falta de ver qué consecuencias trae Miedo Encarnado para los Vengadores, el futuro parece bastante encarrilado, con Ultrón en el horizonte de los Vengadores, Osborn en el de los Nuevos y el Concilio en los Secretos. Grandes amenazas para grandes héroes: es la Edad Heroica.

sábado, 20 de octubre de 2012

El estreno: 'Looper', ¿nuevo clásico ci-fi?


Esta semana la elección era fácil, y no, la elegida no es la ¡cuarta! entrega de Paranormal activity, otra (y van) saga que sigue prolongándose de manera inexplicable. Tenemos comedia (valenciana, creo), con Mónica Cruz y Anabel Alonso, 9 meses, y también cinta cómica de los USA, una (oportuna) parodia sobre las elecciones, En campaña todo vale (elocuente título), con Will Ferrell. Vuelve a la dirección Paul Schrader con Adam resucitado, bien acompañado por Willem Dafoe y un semidesaparecido Jeff Goldblum, y tenemos una coproducción hispano-argentina, Atraco, ambientada en los 50, sobre el intento de robar las joyas de Evita Perón, con Danifel Fanego, visto recientemente en Todos tenemos un plan, y nuestros Amaia Salamanca y Óscar Jaenada.

Pero la película de la semana es Looper, que a la chita callando se ha convertido en una de las grandes esperanzas para lo que queda del año, el gran blockbuster de ciencia-ficción del 2012, lo que desde luego no fue ese despropósito titulado Prometheus. Rian Johnson, a cargo del guión y la dirección, nos propone un argumento a lo Philip K. Dick, otra premisa futurista a lo Minority Report, Los sustitutos o Repomen. Aquí resulta que el asesinato está prohibido, por lo que si hay que matar a alguien se le envía atrás en el tiempo para que una red de sicarios, los loopers, se encarguen de ello.

El protagonista de la función es uno de los mejores loopers, que tiene que encargarse de matar a su versión futura, como debe hacer todo looper. Y nos encontramos con que la versión del pasado es Joseph Gordon-Levitt y la futura Bruce Willis, lo que empieza a poner las cosas interesantes. Súmese un reparto de secundarios más que apetecible, con Emily Blunt, Paul Dano, Piper Perabo y Jeff Daniels, y unas críticas fantásticas, y estamos ante la película más atractiva que hay ahora mismo en cartelera: acción imparable y un argumento con posibilidades. 

¿Estará Looper a la altura de las expectativas, o supondrá una nueva decepción? Digamos que parece la 'típica' película por la que uno apostaría con los ojos cerrados si la firmase Christopher Nolan, porque recuerda mucho a sus propuestas cinematográficas.

domingo, 14 de octubre de 2012

'Spin': el planeta en la burbuja... temporal



En su novela La cúpula, Stephen King parte de la siguiente idea (según las malas lenguas, sugerida por la película de Los Simpson): un buen día un pueblo norteamericano aparece cubierto por una cúpula transparente, de manera que nadie puede salir ni entrar. A partir de ahí, el escritor explora todas las posibilidades que ofrece esta situación.

Pues bien, el autor de ciencia ficción Robert Charles Wilson va mucho más lejos en Spin: aquí es todo el planeta Tierra el que es envuelto por una enigmática membrana (el spin del título), que para empezar se carga toda la comunicación vía satélite y oscurece el cielo, aunque la luz del sol sigue llegando como antes. Pero la clave de la historia es que dicha membrana ralentiza el tiempo en nuestro planeta, de manera que mientras aquí pasa un año, en el universo transcurren mil millones de años. Primera consecuencia: en unas pocas décadas terrestres el sol nos engullirá, siguiendo el proceso que todos sabemos que ocurrirá en el futuro, pero dentro de miles de millones de años.

Charles Wilson, pues, no se anda con tonterías, y la escala de su historia es brutal, centrándose en cómo reacciona la humanidad ante esta fecha de caducidad. Y lo hace, principalmente, a través de tres personajes: Tyler Dupree y los gemelos Diane y Jason Lawton, a quienes seguimos en su periplo vital desde que siendo adolescentes asisten a la parición del spin.

Jason se convertirá en un científico, un genio que dedicará su vida por completo a entender el spin, su funcionamiento, su objetivo y descubrir quien lo ha creado, los misteriosos hipotéticos. Mientras, Diane abrazará uno de los numerosos cultos religiosos surgidos a raíz del spin, que para muchos es la manifestación de Dios.

¿Y Tyler? Pues se convertirá en médico y tratará de ayudar a su mejor amigo, mientras busca en otras mujeres lo que no puede obtener de Diane, de la que está enamorado desde niño, sin que sus sentimientos sean correspondidos. La trama romántica es una de las mejores partes del libro, premio Hugo 2006, y se desarrolla de manera paralela a las sucesivas revelaciones sobre el spin y sus efectos en toda la humanidad.

La novela, narrada en primera persona por Tyler, alterna el presente, en el que Tyler y Diane, sin que quede muy claro si ya son pareja o aún amigos, huyen sin que sepamos todavía exactamente los motivos ni a donde, con los hechos del pasado, que abarcan varias décadas, desde la noche del spin y hasta el momento de la huida.

También tienen su protagonismo el padre autoritario y la madre alcohólica de los gemelos, así como la madre de Tyler. Aquí hay que precisar que los tres niños se hacen amigos salvando las diferencias de clase, puesto que los Lawton son millonarios y en cambio la madre de Tyler es su limpiadora… solo que el fallecido marido de esta era el mejor amigo del padre de los gemelos. De ahí las sospechas sobre que Tyler pueda ser en realidad, hermano de estos...

Spin es el primer capítulo de una trilogía, aunque puede leerse perfectamente de manera independiente, puesto que su final es bastante cerrado y resuelve la mayoría de enigmas propuestos, aunque dejando la puerta abierta a lo que depare el futuro.

El autor se luce especialmente a la hora de plasmar las relaciones entre los tres protagonistas, donde Jason abraza la ciencia, Diane la fe y Tyler se mantiene escéptico, como reflejo de una sociedad que no tiene motivos para seguir avanzando dado que sabe que en unos pocos años todos morirán.

Charles Wilson también destaca a la hora de explicar las cuestiones científicas de la trama, incluyendo la terraformación de Marte, primer intento de eludir el spin mediante la creación de una colonia humana en el planeta rojo, otro de los puntos fuertes del libro.

Pero sobre todo me quedo con el ejemplo que pone el autor, en boca de Jason, para explicar la diferente escala temporal del universo y del ser humano: ponte de pie y estira los brazos por completo a ambos lados. La distancia de una mano a la otra es la edad del universo. ¿La edad del ser humano? El blanco de una uña. Solo entendiendo esto se vislumbran las posibilidades del argumento planteado por Charles Wilson, al que logra sacarle bastante partido. 

viernes, 12 de octubre de 2012

El estreno: Cronenberg analiza la sociedad actual


Veamos, que haya esta semana cinco estrenos y en mi lista Lo imposible ocupe el cuarto lugar, ya debería daros una idea de las ganas que tengo de ver esa película. Porque, veamos, es del director de la lamentable El orfanato, ese refrito de Los otros y mil cintas más de terror, con una producción de lujo y un guión patético. Así que por más brutal que sea la campaña publicitaria (con la cual cualquier película española haría los mismos números), pueden esperarme sentados. Y no vamos a entrar en por qué cuando un director español tiene éxito empieza a contratar a actores norteamericanos (por muy bien que me caiga Naomi Watts)...

Desde luego, antes de ponerme a ver una historia más que previsible como es el caso de Lo imposible, que encima creo que echan en su versión telefilm este fin de semana en Antena 3, bajo el elocuente título Tsunami, le echaría un vistazo a lo nuevo de Tim Burton, que por fin vuelve por sus fueros, con una historia en su línea, aunque no sea más que la versión estirada de uno de sus primeros cortos de animación, Frankenweenie, con un perro a lo Frankenstein. Creo que ya dije en este blog que la falta de ideas de Burton y los Coen empieza a ser más que notable.

Incluso antes vería Bypass, otro producto de la prolífica filmografía vasca, que parece no existir para el resto de España (en estos tiempos de independencias y federalismos...). Comedia con dos actores que también me caen muy bien, Gorka Otxoa y Bárbara Goenaga.

Pero la palma se la lleva alguien que está muy por encima del señor Bayona, director de Lo imposible: David Cronenberg, que vuelve a la ¿ciencia ficción? y por una vez no viene acompañado de Viggo Mortensen sino de Robert Pattinson. El esfuerzo de este chico por dejar atrás la saga Crepúsculo es encomiable, y aquí va a por todas con el papel de un joven millonario que atraviesa una gran ciudad en limusina para ir a cortarse el pelo. Por supuesto esto no es más que la excusa para reflexionar sobre la sociedad actual, partiendo de la novela de Don DeLillo.

Propuesta arriesgada, tal vez, pero avalada por Cronenberg y por secundarios de lujo como Juliette Binoche, Samantha Morton, Paul Giamatti o Mathieu Amalric. Desde luego, más interesante que Lo imposible (y es que si vamos a hablar de superar tragedias personales, la rueda de prensa de ayer de María de Villota supera a cualquier película. Todo un ejemplo).

viernes, 5 de octubre de 2012

El estreno: Vámonos pa' La Habana


Semana cargada de estrenos procedentes del Hollywood más comercial. Ahí tenemos la ¡quinta! entrega de Resident evil, una de esas sagas que siguen estirándose sin que nada pueda justificarlo, aunque para poca justificación la de la secuela de Venganza, con Liam Neeson repartiendo de nuevo mamporros a diestro y siniestro, a la misma velocidad a la que pierde reputación como actor. Quienes en cambio parecen buscarla son Richard Gere, junto a Susan Sarandon en El fraude, al parecer con buenas críticas, y el crepusculito Robert Pattinson, que se está esforzando bastante en dejar atrás la saga y ahora protagoniza Bel Ami, a partir de un clásico de Guy de Maupassant, y acompañado nada menos que por Uma Thurman, Kristin Scott Thomas y Christina Ricci.

Los estrenos norteamericanos se completan con Magic Mike, a la que le ha faltado poco para ser el estreno de la semana: nuevo trabajo de Steven Soderbergh, que esta vez se arriesga con la biografía de un joven stripper, encarnado por Channing Tatum, y cuyo mentor es... Mattew McConaughey. Ojo porque, con un presupuesto irrisorio, está yendo tan bien en taquilla que ya se habla de secuela, e incluso McConaughey suena para el Oscar como secundario.

Pero, dejando aparte un nuevo film de esa gran desconocida que es la filmografía vasca, Baztan, con Unax Ugalde y un Carmelo Gómez que parece centrado en pequeños proyectos, la palma se la lleva un proyecto muy especial, 7 días en La Habana, donde la capital cubana aparece retratada por 7 directores en otros tantos cortos: desde Julio Medem a Benicio del Toro, pasando por Gaspar Noé o Pablo Trapero, y con actores como Daniel Brühl, Jorge Perugorría, Josh Hutcherson... o Emir Kusturica


martes, 2 de octubre de 2012

El Doctor tiene nueva compañera



La tercera temporada de la etapa moderna de Doctor Who (recordemos que la antigua duró como 25 años, ahí es nada) arranca con la presentación de Martha Jones como nueva compañera del último Señor del Tiempo. Y es que el desenlace de la anterior entrega supuso el cierre de las dos temporadas en las que BilliePiper interpretó a Rose Tyler, la primera compañera de esta nueva era.

Pues bien, la sombra de Rose Tyler es alargada y se dejará notar en estos 13 capítulos. Como ocurre con cada nueva compañera, la señorita Jones se quedará prendada del Doctor, pero, y ahí está la novedad, este sigue obsesionado por el recuerdo de miss Tyler y ni se da cuenta de los sentimientos de Martha, a quien no paran de recordarle una y otra vez lo guapa, brillante y audaz que era Rose.

Y lo cierto es que en ningún momento Freema Agyeman (por cierto, la primera compañera negra del Doctor), como Jones, hace olvidar a su ilustre predecesora, que por ahora sigue siendo la mejor compañera de la época moderna. No es que no esté a la altura del reto, pero Rose Tyler era mucha Rose Tyler (y eso que en la segunda temporada no brilló tanto como en la primera) y Martha Jones no pasa de voluntariosa.

Todo lo contrario que David Tennant, que en su segunda temporada como Doctor sí le coge el punto al personaje y hace olvidar a su predecesor, Christopher Eccleston, convirtiéndose, ahora sí, en el Doctor por excelencia de esta nueva etapa. Y eso que hasta cierto punto los guiones empiezan a adolecer de falta de inspiración… hasta que llega el desenlace, más espectacular que nunca.

Vamos con el análisis capítulo a capítulo, que no spoilers:



Vaya por delante que, como en la anterior temporada, arrancamos con un especial de Navidad, con guión de Russell T. Davies, el guionista estrella de la serie, donde no tenemos como compañera todavía a Martha Jones sino a Donna, magistralmente interpretada por Catherine Tate, que, francamente, demuestra más química con el Doctor que su compañera en esta temporada, y una arrolladora personalidad que convierten el especial en lo mejorcito de la temporada.

El primer capítulo de la temporada, Smith y Jones, sirve para presentar con bastante habilidad a la nueva compañera del Doctor, una estudiante de medicina, para a continuación, y siguiendo la pauta de las dos temporadas anteriores, marcarse un viaje al pasado, para conocer a Shakespeare (esperar a oírle decir ¡Expeliarmus!), y otro al futuro, para una parodia de los atascos y la última aparición del Rostro de Boe, que empieza a dar pistas sobre el desenlace de la temporada. De hecho, habrá que esperar al último capítulo para que se desvele, por fin, quien es el Rostro de Boe… ya veréis, ya.

El primer díptico de la temporada trae de regreso, una vez más, a los daleks, los peores enemigos del Doctor, en una historia ambientada en la Nueva York de la crisis del 29 (muy oportuno), que nos mostrará los secretos de la construcción del Empire State Building y dará una nueva vuelta de tuerca a la relación entre daleks y humanos.

Vuelta al presente para El experimento Lázaro, sobre la eterna juventud, un capítulo que ilustra las claves de esta temporada: buenas ideas, algunas reflexiones acertadas, pero qué pocos capítulos son ‘redondos’. Y antes del siguiente díptico, 42, un capítulo a lo 24, en el que, de nuevo en el futuro, el Doctor y sus compañeros tienen 42 minutos para impedir que su nave se estrelle en el Sol, mientras alguien los va matando uno a uno. Sí, la sombra de Alien es alargada, pero estamos ante uno de los mejores capítulos de la temporada.

El segundo díptico arranca con el capítulo Naturaleza humana, y es que, huyendo de unos enemigos, la misteriosa Familia de Sangre, el Doctor se borra la memoria y se convierte en humano, concretamente un profesor de un internado en la Inglaterra que está a punto de meterse en la Primera Guerra Mundial. Solo Martha, que se hace pasar por doncella en el internado, sabe quién es el Doctor y guarda su memoria en un reloj hasta el momento adecuado. Lo mejor de esta saga es la historia de amor entre el Doctor y una de las mujeres que trabajan en el internado, y el dilema al que se enfrentará el Doctor en el momento clave: renunciar a sí mismo, al humano en el que se ha convertido, renunciar a su amor, morir para convertirse en algo que ni siquiera imagina. Será uno de los momentos más, precisamente, humanos, del Doctor.

Llega luego, como breve interludio, Parpadeo, de lo mejorcito de la temporada, con una nueva perspectiva sobre los viajes temporales, y donde el Doctor y Martha solo tienen un papel muy secundario. Y con Utopía arranca la recta final, más extensa que nunca, con tres capítulos. El primero, a priori, es bastante independiente de los dos siguientes, pero en él ya regresa un secundario mítico de la primera temporada, el capitán Jack Harkness, ahora inmortal, y cierra con la primera aparición en la época moderna de  uno de los villanos míticos del Doctor: el Amo.

El Amo es un Señor del Tiempo malvado, obsesionado con sojuzgar a todo el universo, y cuya reaparición, justificada de manera brillante, supone que, a diferencia de lo que habíamos supuesto desde el arranque de la serie, el Doctor no es el último Señor del Tiempo. El Amo acometerá un diabólico plan que pondrá al Doctor contra las cuerdas, más cerca de la derrota que nunca, con el destino de la Tierra y todo el universo en juego. Y ahí, por cierto, será Martha Jones quien salve el día, con un desenlace tan imprevisible y polémico como espectacular. Y tras el cual, como en cada temporada, nada volverá a ser lo mismo.



El detalle: Dejando al margen la aparición estelar del gran Derek Jacobi, mítico Yo, Claudio, en Utopía, destaca en esta temporada la aparición de tres actores que posteriormente han dado el salto a la fama. Por orden cronológico, primero tenemos a Andrew Garfield, el nuevo Spiderman, en el díptico de los daleks. Luego, en el siguiente díptico, el de la Familia de Sangre, tenemos a Harry Lloyd (por cierto, tatara-tatara nieto de Charles Dickens), conocido por su papel como Viserys Targaryen en Juego de Tronos, que aquí borda su cara de maníaco. Y quien más destaca es Carey Mulligan, una de las nuevas novias de Hollywood, nominada al Oscar y protagonista de la próxima adaptación de El Gran Gatsby junto a Di Caprio, protagonista absoluta de Parpadeo, donde está sencillamente magnífica.

El detalle 2: Unos pocos años antes de la versión fílmica de Los Vengadores, Dr. Who ya puso en los cielos el helitransporte de Shield, y con bastante eficacia. Esperad al capítulo 12.