viernes, 26 de junio de 2015

El estreno: Un triatlón más que épico


Los USA y Francia se reparten a partes iguales los estrenos de otra semana en la que la cartelera no se renueva demasiado.

De Hollywood nos llega la catastrofista San Andrés, enésima versión del apocalipsis -precisamente en la reciente Tomorrowland se reflexiona sobre ese creciente gusto por recrearnos en el fin del mundo- que, mira tú por donde, no viene de la mano de un especialista en el género, Roland Emmerich. Va de terremotos -con el del Tibet aún reciente- y con The Rock y Carla Gugino en los papels principales.

La otra propuesta made in USA es la primera comedia del fin de semana, Espías, con un reparto que une de manera sorprendente a Jason Statham, Jude Law y Melissa McCarthy. La otra cinta que quiere hacernos reír es el primer estreno galo, No molestar, a cargo de Patrice Leconte y con Christian Clavier en el papel principal. El popular cómico tiene una larga trayectoria, pero el film se vende como 'del protagonista de Dios mío, pero ¿qué te hemos hecho?', el último gran taquillazo del cine francés. Y aquí le acompaña, entre otros, Rossy de Palma, en la historia de un hombre que solo quiere escuchar un disco de jazz durante una hora pero no deja de recibir visitas.

Pero me quedo con la cinta que seguramente tendrá menos taquilla, Con todas nuestras fuerzas, la otra cinta procedente de Francia que en este caso apuesta por un drama perfecto para un telefilm de sobremesa, pero con un ingrediente distinto: el triatlón. Deporte que utilizará un padre para mejorar la relación con su hijo de 18 años, aquejado de parálisis cerebral, que desde pequeño le ha impedido hablar y caminar. Ahora, es él quien propone a su padre participar juntos en un triatlón, lo que dará pie a una historia de superación.

sábado, 20 de junio de 2015

El estreno: 'El niño 44' y la sombra de 'Citizen X'


Choque de pesos pesados entre dos únicos estrenos este fin de semana, y ambos buscan romper en taquilla.

Dos propuestas, eso sí, radicalmente distintas. Para empezar, tenemos Ahora o nunca, el regreso a la gran pantalla de Dani Rovira tras el fenómeno Ocho apellidos vascos, con una nueva comedia con boda incluida que quiere volverlo a petar. Le acompaña esta vez María Valverde y secundarios destinados a hacer desternillarse al público como Yolanda Ramos, Gracia Olayo, Jordi Sánchez (el pescadero de La que se avecina)... y la mismísima Clara Lago

La otra opción, con la que me quedo, es El niño 44, thriller basado en el best seller de Tom Rob Smith, que además inauguraba trilogía, a cargo del sueco Daniel Espinosa y producido por Ridley Scott, cuyo nombre se promociona mucho más que el del propio director. Protagoniza Tom Hardy, que aún tiene en cartel Mad Max y parece que va consolidándose como estrella, bien acompañado por Gary Oldman, Noomi Rapace o Vincent Cassel. ¿El argumento? La investigación sobre un asesino en serie que se dedica a matar niños en la Rusia de los 50, en la que, como en toda dictadura, no existía la delincuencia ni esas formas de maldad 'occidentales', según la propaganda gubernamental. Así que el protagonista se encontrará con todo tipo de problemas para llevar a cabo sus pesquisas.


Ocurre, sin embargo, que lo que hizo Smith fue trasladar a 1953 la historia real del 'Carnicero de Rostov', quien asesinó a 52 niños y mujeres entre 1978 y 1990. Historia que ya fue llevada a la pantalla por Chris Gerolmo en Citizen X (1995), y pese a tratarse de un telefilm, la extraordinaria labor de Stephen Rea y Donald Sutherland en los papeles principales lo convirtió en una obra maestra, donde al final, más que ver cómo la burocracia soviética retrasó por años la detención del asesino, importa la historia de amistad entre el policía interpretado por Rea y el militar al que da vida Sutherland, el único que al final le dará cierto apoyo. 

Imagino que El niño 44 será más épica y tendrá más acción, pero dudo mucho que esté a la altura de Citizen X, uno de los mejores trabajos de Stephen Rea.

miércoles, 17 de junio de 2015

True buddy movie


Hoy en día es casi imposible hallar una historia original, puesto que todas han sido contadas ya y lo único a lo que podemos aspirar es a encontrarnos con una brillante relectura del mismo argumento de siempre. True Detective es un buen ejemplo. Así que aprovechando que arranca en los USA su segunda temporada, vamos con mi particular repaso a la criatura de Nic Pizzolatto.

Hablamos de la serie más sobrevalorada de los últimos tiempos, o tal vez no tanto. En el making of de True Detective alguien dice que es “una historia original contada de una manera original”. En realidad, ni lo uno ni lo otro. En esencia, reduciendo el argumento de manera asesina, estamos ante la enésima historia de asesino en serie con conexiones en las altas esferas y sacrificios vudú –por aquello de que la acción transcurre en Nueva Orleans-, con leves referencias a las creaciones de Ambrose Bierce y Robert William Chambers (Carcosa y el rey amarillo, respectivamente) para darle cierto barniz intelectual.

Una serie de crímenes investigados por la clásica pareja de policías de personalidades opuestas, en lo que en realidad no es sino una buddy movie de libro, con unas ambiciones desmesuradas, ya que Pizzolatto parece haberse propuesto hacer la buddy movie de las buddy movies… y diríase que lo ha logrado.

Tampoco es original la manera de contar la historia mediante un recurso ya utilizado, el de una narrativa no lineal a través de continuos saltos en el tiempo. Así, la acción arranca en 2012 cuando los exdetectives Rust Cohle y Marty Hart son interrogados por la policía sobre un caso que investigaron 17 años atrás, de modo que asistimos a una serie de flashbacks en los que se nos cuenta la versión de cada uno de lo ocurrido… que no tiene por qué ser cierta, como ya quedó demostrado en la magistral Sospechosos habituales.

Así pues, apenas hay en True Detective casi nada que no hayamos visto antes, lo que no impide que la serie alcance un extraordinario nivel. Y es que aunque su argumento no sea original ni la manera de contarlo, sí está narrada de manera soberbia. A ello ayuda, en primer lugar, algo muy poco habitual en televisión, que todos los capítulos hayan sido escritos por un mismo guionista, Nic Pizzolatto, y realizados por un mismo director, Cary Joji Fukunaga, lo que le da a toda la temporada una unidad y coherencia pocas veces vista. A ello se le suma la perfecta compenetración entre ambos, como si de una sola mente se tratara, que hace que el espectador conecte con la historia desde el primer fotograma, capturado de manera hipnótica por una atmósfera envolvente.

Si Pizzolatto ya dejó buenas muestras de su capacidad como escriba en The Killing –que para mí sigue estando un nivel por encima de True Detective, de nuevo una buddy movie con múltiples tramas a partir de un solo crimen-, y aquí se nota que es originario de Louisiana, por lo que sabe bien de qué habla, Fukunaga demuestra un dominio absoluto a la hora de realizar cualquier escena, ya sea diálogos, acción –ese plano secuencia de 7 minutos para cerrar el cuarto episodio- y especialmente a la hora de mostrar una Nueva Orleans tenebrosa y embrujada de una manera portentosa. Si os habéis quedado con ganas de más, en el dvd hay una escena eliminada del último episodio con casi 4 minutos que son solo planos y más planos de exteriores, en los que Fukunaga y la banda sonora logran transmitir una absoluta inquietud y desazón.

La otra clave del nivel que alcanza la serie son sus protagonistas, MatthewMcConaughey como Rust y Woody Harrelson como Cole. True Detective no deja de ser, más allá de la trama de intriga, la historia de la amistad entre dos hombres aparentemente con nada en común, que acabarán descubriendo que solo se tienen el uno al otro. No es que la serie haga apología de la homosexualidad, pero al final podría decirse aquello de ‘las mujeres pasan, pero la amistad es lo que queda”.

Más reflexivo y cerebral Rust, más primitivo y directo Cole, su relación y sus diálogos son la quintaesencia de la buddy movie, aprovechando aquí el paso de los años, lo único que en realidad justifica que la trama abarque 17 años, y que por el contrario crea las únicas contradicciones en la trama de intriga: ¿cómo es posible que los dos detectives no resolvieran el caso en tanto tiempo, y luego lo solventan en unos pocos días?

El gran riesgo que asume Pizzolatto es el del personaje de Rust, completamente pasado de vueltas en todas sus etapas, y auténtica originalidad de la serie. Un carácter demasiado extremo, que apenas se justifica por su tenebroso pasado: abuso de drogas y un tremendo drama personal. Por fortuna tiene a un más que recuperado McConaughey para darle vida en una de las interpretaciones más portentosas que se hayan visto en la pantalla –pequeña y grande- (versión original, por favor), y a un Harrelson en plena forma para darle réplica. Por cierto, los dos actores fueron quienes apostaron por Pizzolatto para llevar su guión a la pantalla, desde luego sabían lo que hacían… y ahí está la sobrecogedora escena final.

Sumémosle unos perfectos secundarios, especialmente Michelle Monaghan como la esposa de Cole, y una duración reducida para lo que es una serie de tv, ocho capítulos de una hora, y tenemos una película larga y redonda, en la que todo, o casi, está resuelto a la perfección para atrapar al espectador de principio a fin, incluyendo el magnífico tema de apertura –y esos títulos de crédito, tan malsanos y ominosos como la serie en sí- y cada canción de los títulos finales.

Como en todas las grandes obras, la verdadera reválida de True Detective es la segunda visión, en la que uno no se deja llevar tanto por la trama de intriga y puede fijarse en otros detalles. Ahí es donde la obra de Pizzolatto y compañía puede ganar con nuevas lecturas, o por el contrario verificarse que las continuas disquisiciones de Rust sobre el sentido de la vida son pura palabrería.

Más que cualquier otro producto televisivo visto hasta ahora, True Detective se erige en su primera temporada como un compendio filosófico, en el que lo de menos es la identidad del asesino, y lo de más, no ya una historia de amistad, sino una continua reflexión sobre lo humano y lo divino. Aunque al final, parafraseando al propio Rust, solo hay una historia, la más antigua: la luz contra la oscuridad.


sábado, 13 de junio de 2015

El estreno: Juliette Binoche, la reina de la escena


Semana prolífica en cuanto a estrenos, con un aspirante a mega blockbuster y mucha comedia, que es por lo que empezamos, con un amplio menú degustación.

De los USA nos llega Dale duro, el nuevo vehículo de lucimiento del cómico Will Ferrell, aliado en esta ocasión con Kevin Hart, como un hombre que se prepara para pasar una temporada entre rejas. No falta la comedia gala, P'Tit Quinquin, con toques de intriga y protagonistas infantiles, algo muy de moda ahora que llega el verano. Y es que si hace poco teníamos una comedia escocesa con padres e hijos de vacaciones, ahora tenemos el film sueco Los Andersson Road Movie, secuela de la primera cinta protagonizada por esta familia que, como dice el título, ahora se va de viaje. Y en la mexicana Los insólitos peces gato, nos encontramos con una joven solitaria que, como reza el subtítulo de la película 'Adopta una familia'.

Pero no todo es comedia. Ahí está Jurassic World, cuarta entrega de la saga con la que Spielberg busca seguir haciendo caja, o ilusionando a un nuevo público dos décadas después de la cinta inaugural y 14 años después de la última secuela hasta la fecha, que como esta, no dirigió. Protagonismo absoluto para Chris Pratt tras el bombazo de Guardianes de la Galaxia, y dándole la réplica, Bryce Dallas Howard, cuya carrera sigue sin acabar de despegar. 

El cine británico nos trae Lejos del mundanal ruido, nueva adaptación de la novela de Thomas Hardy, que escribía las tramas románticas como nadie. Aquí la dama es Carey Mulligan, que se debate entre tres pretendientes en esta cinta que hará las delicias de los fans de Orgullo y prejuicio.

El estreno español de la semana es Hablar, último trabajo de Joaquín Oristrell, en el que como su nombre indica, un reparto en el que está casi todo el cine español, protagoniza 20 escenas en un plano único, donde pasamos del barrio madrileño de Lavapiés a la Sala Mirador, apenas 400 metros, siempre hablando.  

Y finalmente me quedo con la segunda cinta francesa de la semana, Viaje a Sils María, propuesta muy teatral en la que Olivier Assayas dirige a Juliette Binoche en la historia de una veterana actriz que afronta su declive. Junto a ella tenemos como su asistenta personal a Kristen Stewart, que está sabiendo elegir muy bien sus papeles post-Crepúsculo, y a Chloë Grace Moretz como la joven actriz que asume el papel que lanzó a la protagonista al estrellato, en una obra sobre la relación amorosa entre una joven y una mujer madura, a la que ahora interpreta el personaje a cargo de Binoche. Todo mucho más sugerente que ver por enésima vez dinosaurios. Para eso ya tenemos la original Jurassic Park, una obra maestra del Spielberg más palomitero, y con un tema musical de John Williams mítico.

sábado, 6 de junio de 2015

El estreno: Leticia Dolera nos enseña cómo ser normal


Semana de estrenos curiosos, empezando por la alemana Phoenix, donde una superviviente de Auschwitz con la cara destrozada se somete a una operación para reconstruir su rostro y emprende la búsqueda de su marido, que la cree muerta, para averiguar si le traicionó.

De los USA nos llega una comida, Negocios con resaca, que parece seguir la estela de la trilogía Resacón en las Vegas, con Vince Vaughn, Tom Wilkinson y Sienna Miller, y dos cintas de terror, la tercera entrega de la taquillera Insidious y Horns, que adapta una novela de Joe Hill, el hijo de Stephen King, con Alexandre Aja tras la cámara y Daniel -Potter- Radcliffe como un joven al que empiezan a salirle cuernos en la cabeza tras la misteriosa muerte de su novia.

Y nos quedamos con el que podría ser uno de los grandes éxitos españoles del año, Requisitos para ser una persona normal, el muy esperado debut en la dirección de Leticia Dolera, que también protagoniza una comedia distinta a lo que se suele entender en por tal en este país, como una joven que trata de ser 'normal'. La acompañan Carmen Machi, Alexandra Jiménez y David Verdaguer. Una de las grandes apuestas del año.