sábado, 31 de agosto de 2013

El estreno: Kick-Ass ataca de nuevo (y Hit-Girl)


Este fin de semana parece que cerramos la temporada de blockbusters veraniegos, y lo hacemos con varios de perfil menor, o aspirantes a crecer de categoría. Ahí está, para empezar, la segunda entrega de Kick-Ass, que elijo como estreno más destacado simplemente por la curiosidad de ver cómo han adaptado esta vez el cómic de Millar y Romita Jr. No lo hizo nada mal Matthew Vaughn en la primera entrega, aunque ahora cede su puesto a un desconocido Jeff Wadlow. Lo más curioso es que dicen que es menos violenta que su predecesora, y eso resulta difícil de creer (por decir algo) para quien, como yo, ha leído el cómic en el que se basa...

También tenemos Cazadores de Sombras: Ciudad de Huesos, o lo que es lo mismo, la aspirante más ¿sólida? a sustituir a Crepúsculo, con Lily Collins aspirando a dar el salto a megaestrella. Cerramos también la temporada de blockbusters de animación con Epic, que mira tú por donde, es en la que uno confía más de este verano repleto de secuelas... aunque visualmente recuerda un tanto a Avatar e insiste con la manía de reducir a alguien de tamaño para llevarlo a un nuevo mundo. Y también incluimos como blockbuster, faltaría más, Dolor y dinero, lo nuevo de Michael Bay, que al parecer solo aceptó seguir al frente de la franquicia Transformers si le financiaban esta película, más 'personal', con Mark Wahlberg y The Rock como culturistas metidos a delincuentes... basada en una historia real.

En medio de todo esto me temo que pasarán desapercibidas Un pedacito de cielo, comedia con Kate Hudson y Gael García Bernal, y Mud, otro film con el que Matthew McConaughey va recuperando a marchas forzadas el prestigio perdido (esperad a ver el tráiler de The Dallas Buyers Club y ya me diréis), aquí con reminiscencias de Tom Sawyer. Y mucha atención a The act of killing, documental sobre las masacres de Indonesia en 1965, cuando en menos de un año fueron asesinadas... más de un millón de personas.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Emma Stone, la 'golfa' más encantadora


A veces hay películas pequeñas que te sorprenden. Rumores y mentiras (2010) (traducción del original Easy A) tiene poco que ver con las películas ‘de instituto’ al uso. Empezando por su extraordinaria protagonista, Emma Stone, que aquí explota al máximo la vis cómica que ya apuntaba en Bienvenidos a Zombieland (2009), llenando con su desparpajo toda la película, que no sería lo mismo sin ella. Imposible no prendarse del personaje al que interpreta, Olivia, una chica de instituto con los pies en el suelo… y a la que no le importa el qué dirán.

El argumento, inspirado levemente en La letra escarlata (el film, de hecho, tiene varias referencias jocosas a la version cinematográfica protagonizada por Demi Moore), arranca cuando Olivia, para no pasar el fin de semana con su mejor amiga (el relato verídico de lo que hizo Olivia ese fin de semana es de lo más hilarante, tal vez lo mejor de la cinta), se inventa que va a estar con un chico mayor. Un malentendido hace que la amiga crea que Olivia ha perdido la virginidad y el rumor corre como la pólvora, alentado por el sector ultracatólico del instituto, del que el film no deja de hacer sorna.

Olivia, que adquiere una inusitada popularidad, confirma el rumor y la bola va creciendo hasta complicarlo todo, aunque la película no pierde el tono de comedia en ningún momento, solo hacia el final se pone un poco seria, pero sin eludir el final feliz. Crítica salvaje al puritanismo yanqui, Rumores y mentiras no pierde ritmo en todo el metraje y logra mantener la sonrisa en el espectador entre chiste y chiste.

Emma Stone es el 90% del film, pero atención a los secundarios maduros. Tanto Stanley Tucci y Patricia Clarkson, como los padres de Olivia, como Thomas Haden Church y Lisa Kudrow, como una pareja de profesores, se lo pasan en grande en cada una de sus apariciones –sobre todo los primeros- e incluso tenemos una breve intervención del veterano MalcolmMcDowell como el director del instituto.

Lo mejor: El homenaje a los grandes clásicos de la comedia romántica de instituto de los 80 y a su gurú, John Hughes, con referencias e imágenes de Todo en un día (1986), La chica de rosa (1986) o El club de los cinco (1985), entre otras. De hecho, buena parte del film se inspira en la trama central de No puedes comprar mi amor (1987), protagonizada por un jovencísimo Patrick Dempsey.

La frase: Cuando la protagonista va a comprar una Biblia para tratar de entender a sus perseguidores, el librero le dice que está “en la zona de bestsellers, junto a Crepúsculo”.

sábado, 24 de agosto de 2013

'El lado bueno de las cosas': Mucha Lawrence y demasiada comedia


El lado bueno de las cosas fue otra de las nominadas al Oscar en la última edición de los premios. Pero, a diferencia de otras como Lincoln o La vida de Pi, en mi caso verla no fue una prioridad, al menos en pantalla grande, ya que estamos ante lo que vendría a ser un telefilme desarrollado al máximo: puede que tenga una magnífica historia e intérpretes, pero aprovecha poco las dimensiones de una pantalla de cine.

Visto lo visto, El lado bueno de las cosas sobraba entre las nominadas, aunque es lo que ocurre cuando se nominan hasta una decena de películas. Tampoco iguala al anterior trabajo de su director, David O. Russell, la extraordinaria The fighter (2010), aunque repite algunas constantes de la misma como el gusto por las familias distópicas y el rodaje de escenas en plena calle… además de una muy acertada dirección de actores.

Russell lleva camino de ser el nuevo Woody Allen, y es que si The fighter les valió el Oscar al mejor secundario y secundaria a Christian Bale y Melissa Leo, respectivamente, aquí el premio se lo ha llevado JenniferLawrence a la mejor actriz, demostrando que ya es mucho más que una promesa, la mejor actriz de su generación, y han vuelto a llover nominaciones, incluida una al mejor secundario para el veterano Robert de Niro, que no necesita presentación.

Basada en el libro de Matthew Quick, la cinta se centra en Patrizio, el personaje interpretado por Bradley Cooper, que tal vez ofrece su mejor interpretación hasta la fecha pero eso no es decir mucho y no deja de ser el más flojo de todo el reparto. Personaje al que encontramos saliendo de rehabilitación tras descubrirse que padece trastorno bipolar y asestar una paliza al amante de su mujer tras pillarles en plena faena.

No ayuda demasiado a la vuelta a la vida normal que Patrizio siga obsesionado por reconciliarse con su mujer, que ya se ha mudado de la ciudad, o que su padre, el personaje de De Niro, tenga brotes violentos y una fijación por el béisbol y las apuestas. Y quien lo acabará de poner todo patas arriba es una amiga de su mujer que acaba de enviudar, de tendencias ninfómanas y una complicada personalidad… aunque esto es una descripción más que superficial.

El amor surgirá de la manera más inesperada, aunque esto está muy lejos de ser la típica comedia romántica. El baile será otro de los ejes del film, que acaba de despegar en cierta escena en la que se formaliza una apuesta. Ahí es donde la Lawrence se gana el Oscar, no tanto por su interpretación, que es magnífica, sino porque su personaje se mete al público en el bolsillo. Y también es ahí donde De Niro se gana su nominación.

Russell vuelve a dar en el clavo, aunque no tiene una historia tan buena como en The fighter (ya se sabe que la realidad siempre supera a la ficción, y aquella estaba basada en hechos reales), y demuestra que es uno de los cineastas a seguir, cuando hablamos de cine de personajes sin efectos especiales. Pero lo cierto es que su último trabajo desentonaba en los Oscar, a excepción de la Lawrence, que hace un estupendo trabajo y se come a Cooper con patatas… pese a no ser una interpretación de las que pasan a la historia. Al final, me temo que es ese tono de comedia que domina el film lo que posiblemente le resta credibilidad y fuerza a la hora de llegar al espectador, que solo acaba quedándose con los apuntes cómicos más superficiales.

La escena: Faltaría más, el baile, la otra escena en la que la Lawrence se gana el Oscar. No es el baile de Esencia de mujer (1992), perfecto y majestuoso, pero también funciona, a otro nivel. Curioso, más que nada. Y atentos a las apariciones de Chris Tucker, que acaba saliendo demasiado poco.


viernes, 23 de agosto de 2013

El estreno: Johnny Depp sigue haciendo el indio


Y casi, casi, cerramos la temporada veraniega de blockbusters con El llanero solitario, el que debía ser blockbuster mayor de la temporada e inicio de una nueva serie a cargo del productor, director y protagonista de Piratas del Caribe, pero al menos en los USA parece que se ha estrellado.

Johnny Depp vuelve con otro personaje, el indio Toro, que de nuevo aspira a robarle la función al teórico protagonista, aquí el Llanero Solitario. Western desenfrenado y superlativo, a la búsqueda del gran espectáculo, que casi recuerda más a una de Tim Burton, y ahí está una pelirroja Helena Bonham Carter para reforzar esta sensación.

Poca competencia para los vaqueros, apenas la de Juerga hasta el fin, otra cinta en la línea de Resacón en Las Vegas, donde la juerga coincide con el fin del mundo, contando con Seth Rogen en el reparto y en la dirección, junto a James Franco o Emma Watson.

También tenemos el reestreno, ahora en 3D, del Parque Jurásico de Spielberg 20 años después, y dos cintas más serias: la francesa Perder la razón, que vuelve a reunir a los protagonistas de Un profeta (2009), Tahar Rahim y Niels Arestrup, y la norteamericana El último concierto, cuyo reparto encabezan Christopher Walken y Philip Seymour Hoffman


miércoles, 21 de agosto de 2013

'Twin Peaks 2": El oscuro mundo de Windom Earl


La segunda temporada de Twin Peaks es un buen ejemplo de que ‘quien mucho abarca, poco aprieta’ y de que estirar demasiado una historia nunca es buena idea. Pero tanto éxito tuvo la primera entrega, de apenas 8 episodios más el piloto, que se quiso exprimir al máximo la gallina de los huevos de oro y la segunda tanda se prolongó hasta los 22 capítulos, eso sí, con alguna interrupción para tratar de arreglar el desaguisado.

Simplificando, la continuación de Twin Peaks puede dividirse perfectamente en tres partes más o menos homogéneas. La primera de ellas viene a tener una duración aproximadamente similar a la primera temporada, y tal vez lo mejor hubiera sido poner fin a la serie en ese momento. Estos primeros capítulos arrancan con un nuevo ‘piloto’ de hora y media y la acción sigue desarrollándose a capítulo por día. David Lynch y Mark Frost aún estaban al timón de la nave, el primero dirigiendo los capítulos clave, y las tramas seguían ganando en interés.

El caso es que la productora obligó a Lynch a desvelar la identidad del asesino de Laura Palmer, y ahí se acaba lo bueno. La serie se marca unos continuará brutales a medida que primero el espectador y luego los protagonistas descubren toda la verdad, hasta un capítulo magistral, de nuevo a cargo de Lynch, que cierra la trama central de manera impecable… si uno acepta la resolución sobrenatural ideada por los creadores de la serie.

A partir de ahí Twin Peaks cae en picado como pocas veces se ha visto en television, ya que, sin Lynch ni Frost, los nuevos guionistas no saben qué hacer con los personajes, y eso que el reparto era de lo más extenso y variado. Buen ejemplo de ello es la trama que idean para retener a Cooper en Twin Peaks una vez que ha resuelto el caso, en la que le tienden una trampa y acaba siendo retirado del servicio e investigado por tráfico de drogas. La historia tiene su interés, pero pierde originalidad y fuerza con respecto a lo visto hasta el momento. Una trama en la que además Audrey es secuestrada, lo que reduce en gran medida su presencia en pantalla y su interacción con el resto de personajes. Y es que tampoco ayudaron los celos de Lara Flynn Boyle, que encarnaba a Donna y por aquel entonces salía con Kyle MacLachlan, el agente Cooper, hacia Sherilynn Fenn, que interpretaba a Audrey Horne, el interés amoroso de Cooper en la serie. Así que los guionistas tuvieron que olvidar el romance y buscarle una nueva historia amorosa con poca chicha a Audrey, por cierto con un juvenil Billy Zane.

Hablando de Audrey, su padre, uno de los personajes más carismáticos, tocará fondo y pasará varios capítulos enajenado, recreando batallitas de la guerra civil norteamericana… solo para recuperar algo de interés en los últimos capítulos, con cierto misterio que le une a la familia de Donna.

El triángulo entre esta última, James y la prima de Laura, ya apuntado en la primera temporada, no deja de ganar intensidad hasta la resolución del misterio en torno a la muerte de Laura. A partir de ahí, desaparecida toda la familia de Laura de la acción, James coge su moto y se larga, para vivir una trama de cine negro con mujer fatal incluida, pero tan falta de interés como falto de carisma está el actor que interpreta a James. Mientras, Donna se queda sin papel y Shelly y su novio no logran despertar interés en toda la temporada. Por cierto, ojo a lo que le depara el destino al marido de la camarera...

También llegan nuevos personajes, aún más estrambóticos, como el agente travestido del FBI que encarna un David Duchovny pre Expediente X y Californication. Y sigue la comedia surrealista, con apariciones del propio Lynch, ya sea como un agente sordo del FBI o en su versión infantil.




No será hasta los últimos episodios, con el regreso de Lynch y Snow, cuando la serie remonte el vuelo, especialmente con la trama en torno a Windom Earl (en la imagen), un personaje del que se habla mucho antes de su primera aparición, e incluso al que ya se mencionaba en la primera temporada: el excompañero de Cooper en el FBI, que por motivos que ya se desvelarán, acabó en un psiquiátrico del que ahora escapa para iniciar una macabra partida de ajedrez.

Earl encontrará en Kenneth Welsh el perfecto actor para encarnar a este siniestro y desquiciado malvado, mientras se van atando todos los cabos en torno a los misterios que rodean Twin Peaks y sus bosques. Todo ello a medida que Cooper se enamora de nuevo y se acerca la noche en la que se elegirá a Miss Twin Peaks, con prácticamente todo el reparto femenino como candidatas, incluyendo a las nuevas adquisiciones de esta temporada: una jovencísima Heather Graham y una Robin Lively que vuelve locos a todos los varones de Twin Peaks.

Al final, Lynch cerrará la serie, según cuenta, como él quería, ‘dinamitando’ esta pequeña población, y pese a que el ultimo capítulo resulta más lynchniano que nunca y a muchos les puede parecer una tomadura de pelo –por cierto, apuntando por dónde podía seguir la serie en una hipotética tercera temporada-, desde luego el plano final es magistral, y de los más perturbadores que se hayan visto nunca en la pequeña pantalla.

Al final, y pese al bajón experimentado durante demasiados episodios, la segunda temporada nos muestra un Twin Peaks que sigue valiendo la pena visitar, ya sea para reírse viendo si Lucy se decanta por Andy o por su otro pretendiente (mientras trata de averiguar quien es el padre de su hijo) o cómo Nadine tras darse un golpe cree que está otra vez en el instituto y adquiere la fuerza de un titán ¿?, seguir los enredos amorosos de jóvenes y no tan jóvenes o aterrorizarse con las apariciones del fantasmal Bob… o tomarse un café y unos donuts con Coop y el sheriff Truman.

Y es que Twin Peaks ya hace tiempo que forma parte de la historia de la television, en la que supuso toda una revolución y abrió la puerta a que pudiesen realizarse muchas series que antes hubieran sido impensables.

El detalle: En esta segunda temporada se estrenó en la dirección de algún capítulo la actriz DianeKeaton, y también asumió este cometido James Foley, director entre otras de Glengarry Glenn Ross.

La escena: Y no me olvido del final de Josie Packard, tan original como perturbador.


sábado, 17 de agosto de 2013

'Anatomía de Grey 9': La privatización de la sanidad también llega al Seattle Grace


Y dura, y dura. Anatomía de Grey, la serie de médicos por excelencia, tras el final de Urgencias, ha cumplido ya las 9 temporadas y al menos tendremos una más. Cierto que ya lleva varios años de bajón, pero pese a todo sabe mantener un nivel por encima de la media que hace que valga la pena continuar asistiendo a las desventuras de los residentes del Seattle Grace.

Esta novena temporada, tal como se preveía (y esto es SPOILER si no has visto el desenlace de la octava) viene marcado por el accidente de avión con el que se cerraba la anterior entrega. Curiosamente, los nuevos capítulos empiezan mostrándonos las consecuencias de lo ocurrido, algún tiempo después, de manera que el espectador pueda hacer conjeturas sobre quien ha sobrevivido y en qué medida se ha visto afectado cada personaje, para luego mostrarnos lo ocurrido a modo de flashbacks, especialmente emotivos con la muerte de Mark Sloane.

Las consecuencias del accidente, la ausencia de los fallecidos, las amputaciones y los traumas, se arrastrarán hasta entrar en una segunda fase, en la que cobra protagonismo la indemnización que hay que pagar a las víctimas, con un inesperado giro de los acontecimientos… que llevará a una reflexión sobre la sanidad privada y su obsesión por hacer negocio a cualquier precio… que aquí en España nos llega en un momento muy oportuno. Y de ahí a la tercera fase de la temporada, con varios de los protagonistas como nuevos dueños del Seattle Grace, lo que abre nuevas posibilidades.

Mientras, por lo que respecta a los personajes principales, Meredith nos aburrirá con su embarazo en tanto se alarga y se alarga la historia de Cristina y Owen, que volcará su deseo de paternidad en un chaval que está a punto de perder a sus padres.

Hablaba de amputaciones, y concretamente me refería a Arizona, que tendrá que superar su trauma para retomar su matrimonio con Callie… hasta la inesperada sorpresa final, no demasiado creíble. Lo de Kepner y Jackson no irá a ningún sitio, y toda la temporada sera un quiero y no puedo en cuanto a volver a juntarse, mientras cada uno inicia otras relaciones. En fin, dos personajes ya sin ningún interés, y eso que apuntaban maneras.

Las novedades vienen de la mano de los nuevos internos, entre los que apenas destaca el nuevo bombón del que se prendará Carew, en una relación bastante bien llevada y con sorpresa final. Del resto: un nuevo ligue pasajero para Jackson, un 'George' de color más humorístico, una rarita que cae mal, y mira tú por donde, Tina Majorino, la niña de Waterworld (1995), que también será utilizada básicamente para chistes.

Incluso Bailey pierde interés en esta temporada, en la que solo pasa al primer plano con su boda, uno de los mejores capítulos, que sirvió para hacer el parón de media temporada, y con la trama final. Dos historias en las que también tiene un papel decisivo Webber, que sigue siendo lo mejor de la serie, ya sea en su version cómico-romántica –con Debbie Allen más presente que nunca- o sobre todo en su version más humana y dramatica: mucho ojo al plano final de la temporada.

Un desenlace que, al igual que en las últimas entregas, vuelve a meter toda la carne en el asador con una nueva catástrofe. Hemos tenido ya un tiroteo y un accidente de avión, así que toca una tormenta devastadora, que vuelve a poner a prueba al Seattle Grace. Un hospital que ha vivido tiempos mejores, pero que sigue manteniendo el tipo más que bien, sobre todo cuando el drama gana peso frente a los momentos cómico-sexuales.

viernes, 16 de agosto de 2013

El estreno: Una visión del futuro que nos aguarda


Este fin de semana resume lo que están siendo los estrenos cinematográficos del verano 2013. Tenemos blockbuster para mayores y blockbuster para los peques de la casa, además de la enésima cinta de terror de este periodo estival, siguiendo la estela de The purge (La noche de las bestias) o Expediente Warren.

En este último caso hablamos de Exorcismo en Georgia, que, a diferencia de sus predecesoras, cuenta con el reparto más anodino y la idea menos original. ¡Qué pereza me dan las películas de exorcismos!

Para los chavales nos llega Aviones, nueva secuela de Cars que me atrae como suele hacerlo cualquier film de aviones -desde Porco Rosso a Skycrawlers, vaya, dos cintas de animación japonesa-, pero con las reservas de lo floja que fue Cars 2.

Y el megaestreno es Elysium, que se perfila ahora mismo como la última gran esperanza de este verano, el blockbuster más redondo del 2013, después de que, cada uno por una cuestión, Man of Steel, Star Trek En la oscuridad y World War Z, no lo hayan sido. 

La cinta es la reválida de Neill Blomkamp después de la notable Distrito 9 (2009), acompañado por Matt Damon y Jodie Foster en los papeles principales. Ciencia ficción que combina la acción con contenido social, no en vano nos presenta un futuro, más que probable, en el que los ricos viven en una estación espacial con todas las comodidades y cuidados sanitarios (véase erradicación del cáncer) mientras los pobres malviven en una Tierra contaminada. Y ahí, le tocará al personaje de Matt Damon encabezar la revolución.


miércoles, 14 de agosto de 2013

'Touch': La vida según Tim Kring (no existe el azar)


Anoche concluyó en Cuatro la primera temporada de Touch, aunque los muy despistados estuvieron todo el día anunciando que iban a estrenar la segunda, ignoro si debido a la competencia de Vikingos. Y es que aunque la nueva serie de Kiefer Sutherland arrancó bien, ganándole el duelo a la Dallas moderna, parece que ha acusado la llegada de la tribu de Gabriel Byrne.

Touch supuso la reválida para Sutherland, después de 8 temporadas como Jack Bauer en 24, y de Tim Kring, el también creador de Héroes. Y la mano de este ultimo se nota, pero mucho. Kring se inspira en el efecto mariposa para mostrar cómo las acciones de individuos que no se conocen acaban influyéndose entre sí. Por supuesto esto acaba dando lugar a capítulos en los que dichas acciones acaban confluyendo de manera lógica (aunque hasta el ultimo momento no se percibe dicha lógica) y a otros en los que todo parece de lo más rebuscado. Al final, la serie se balancea peligrosamente entre las maravillas del azar de Paul Auster y el ‘porque lo dice el guionista’.

Como hiciera en Héroes con las introducciones de Suresh, aquí reemplazadas por las del niño austista (al que creo que es inevitable cogerle manía), Kring aprovecha para seguir transmitiéndonos su filosofía de vida tomada de manuales de autoayuda, incidiendo aquí en que ‘todo está conectado’: cada acción, positiva o negativa, acaba repercutiendo en el mundo.

Más allá de estos aspectos filosóficos, la serie acaba recordándome a la mítica Autopista hacia el Cielo de Michael Landon o a la no menos mítica Quantum Leap, en las que los protagonistas tenían que conseguir en cada capítulo solucionar los problemas, del tipo que fuesen (emparejar a alguien, frustrar un delito, salvarle la vida a alguien…), de gente a la que conocían en cada episodio. Aquí le toca esta tarea a Martin Bohm, un periodista que tras la muerte de su mujer en el 11-S se dedica a cuidar de su hijo autista, que parece tener una habilidad especial para expresarse por medio de números. Así que en cada capítulo el retoño insiste en una determinada cifra, y a su padre le toca averiguar a quien debe arreglarle el día.

Junto a las tramas autoconclusivas, donde Kring vuelve a mostrar su predilección por presentar a gente de todos los países del mundo, siempre en versión original en subtítulos como ocurría en Héroes con Hiro, tratando de enseñarnos que la gente se mueve por las mismas pasiones en todo el mundo, tenemos la trama central, en la que un viejo profesor encarnado por Danny Glover le revela a Bohm que su hijo ve las conexiones que hay en el mundo y trata de arreglar lo que está mal. La cosa aún se liará más con la aparición de un judío y la referencia a los 36 hombres justos que velan por el bien del mundo, sin olvidarnos de la proporción áurea.

Resumiendo, que el crío tiene un poder muy especial y evidentemente hay ‘gente mala’ que va a por él, como ya hicieron en su día con Amelia, otra niña a la que trató el anciano doctor, y cuyo verdadero destino es uno de los enigmas recurrentes de la serie.

Touch no es para tirar cohetes y tampoco va a hacer historia como ocurrió con 24 o Héroes –al menos en su primera temporada-, pero se ve con cierto interés, aunque la trama central, que en sus mejores momentos me recuerda de algún modo a Fringe, no sea gran cosa, con unos ‘malos’ demasiado en la sombra.

Eso sí, tienen el buen gusto de fichar a María Bello para los capítulos finales, y a Mary Stuart Masterson para un último episodio que actúa en cierto modo como epílogo de esta primera entrega, narrando los hechos ocurridos entre las dos últimas escenas del penúltimo episodio.

Y no me olvido de las dos japonesas que han acabado convirtiéndose en el símbolo de la serie, siempre acompañadas con su móvil y su traductor instantáneo. Y es que las redes sociales y cualquier tecnología que sirva para comunicar también tienen su protagonismo en Touch.

El detalle: La chica que cuida al niño después de que sea internado en un centro especializado está interpretada por Gugu Mbatha-Raw, a quien ya vimos en la tercera temporada moderna del Doctor Who como la hermana de la compañera del Doctor en dicha entrega, Martha Jones. Por cierto, uno de los productores es Martin Lawrence, director de Soy Leyenda (2007) y las próximas entregas de Los Juegos del Hambre, que dirigió el primer episodio, uno de los más poéticos. Ah, y los títulos de crédito de la serie son, posiblemente, los más bellos de la historia.

domingo, 11 de agosto de 2013

'Smallville VI': El culebrón


Aun sin llegar a los niveles alcanzados por Buffy cazavampiros, la sexta temporada de Smallville es sin duda la mejor hasta el momento, aquella en la que por fin avanzan las tramas hacia un punto de no retorno. Pero sobre todo, es en la que la serie, que empezó ambientada en el instituto, da el paso al culebrón adulto.

Y es que lo realmente importante en esta temporada es el triángulo amoroso entre Clark, Lex y Lana. Con los dos últimos conviviendo ya juntos, la primera mitad de la temporada es su boda la que centra la atención. ¿Habrá vuelta atrás, volverá Lana con Clark? La cosa se complica más con su embarazo hasta llegar al capítulo 16, Promesa, en el que no solo seremos testigos de la boda del año, sino del momento que los espectadores han aguardado desde el principio: cuando Lana descubre el secreto de Clark. Aunque habrá que esperar un poco más para que sea el propio Clark quien se lo explique todo. Y tras la boda, continuará el viaje de Lana al lado oscuro, ¿Sin retorno?

Pero la gran novedad de la temporada es la inclusión de un nuevo personaje, aunque esto no se refleja en los títulos de crédito, que repiten de la temporada anterior. Y es que Smallville incorpora a un nuevo héroe, Green Arrow, el arquero esmeralda cuya auténtica identidad es la de Oliver Queen, otro millonario dedicado a luchar contra el crimen a lo Batman. Smallville nos ofrece una visión menos torturada de Queen que la reciente Arrow, y aunque mantiene la muerte de sus padres, al igual que en el cómic, la nueva aportación es constuirle un pasado vinculado a Lex, que da para mucho.

Green Arrow acaba siendo una serie dentro de la serie, encontrándole por fin un ‘objetivo’ a Lois, convertida en el interés amoroso de Queen, que le oculta su doble identidad, de manera paralela a como hace Clark con Lana. Lo más interesante es que Queen le sugiere a Clark que deje de esperar a que los malos actúen y adopte una postura activa, haciendo más con todos esos poderes que tiene.

La presencia de Green Arrow concluirá justo en el ecuador de la temporada, con el capítulo 11, Justicia, en el que la serie recupera a otros héroes aparecidos con anterioridad –Flash, Aquaman y Cyborg- para formar la Liga de la Justicia en versión Smallville. La Liga, sin Clark, se marchará a luchar contra el crimen por todo el mundo, dejando que la serie se centre en el culebrón de la boda… al tiempo que Lois casi desaparece.

Pero las tramas se acumulan en esta temporada. La más floja, la caza por parte de Clark de los monstruos que escaparon de la zona fantasma en el arranque de esta nueva entrega, lo que sirve para sustituir a los poderes que daba la kriptonita a los vecinos de Smallville. Pese a ser la trama con la que se cerrará la temporada, es la más floja, aunque sirva para presentar a otro personaje clásico del universo DC, el Detective Marciano, que aquí, curiosamente, es negro.

Más interés tiene la trama en la que Lex recupera, si es que lo dejó alguna vez, el proyecto del almacén 33.1, su colección de ‘rarezas’, dispuesto a todo con tal de conseguir un supersoldado que luche contra los Zod y otras amenazas extraterrestres. Lex ya no se detiene ante nada, y caza a todos los que tienen poderes… incluida Chloe, en un giro inesperado que va a dar para mucho.

La joven periodista tendrá además nuevo interés amoroso, con el debut de Jimmy Olsen, el joven fotógrafo del Daily Planet, y un emotivo reencuentro con su madre en el capítulo 18, Descendencia, encarnada, por cierto, por Lynda Carter, la Wonder Woman más famosa, en otro de esos homenajes que tanto gustan en Smallville.

Quien empieza a perder protagonismo es Martha Kent, cada vez más ocupada con su labor política, sin perder de vista a Lionel Luthor, más manipulador que nunca, y de nuevo sin que sus intenciones resulten nada claras.

Todo para llegar a un nuevo ‘continuará’, con varios personajes aparentemente fallecidos o a punto de hacerlo, algún detenido y Clark en plena pelea con un villano cuya identidad solo descubriremos en el último plano.

Y ahora, un análisis más detallado con los mejores capítulos.


La temporada arranca con el enfrentamiento definitivo entre Clark y Zod, para luego bajar el nivel con un segundo capítulo en el que Clark tiene su primer resfriado y un tercero en el que se enfrenta al primer evadido de la zona fantasma, una planta que se alimenta de hombre. La cosa mejora con la presentación de Green Arrow y el regreso de la chica a la que Clark conoció en la zona fantasma.

A destacar el capítulo 10, Hydro, no porque aparezca como villana Tori Spelling, sino por la divertida trama en la que Clark ayuda a Oliver a demostrarle a Lois que no es Green Arrow… y que acaba con el primer beso entre Lois y Clark, sin que ella lo sepa. Divertidísimo. 

El ‘romance’ entre Lois y Clark dará un nuevo paso en el capítulo 13, Carmín, en el que un pintalabios con kriptonita roja ¡! provoca la escena más de culebrón de la temporada, con Clark echando a perder la cena prenupcial entre Lex y Lana.

También habrá tiempo para Laberinto, un juego mental en el capítulo 12, en el que Clark ‘descubre’ que está encerrado en un psiquiátrico y toda la serie es una invención suya. Y antes del capítulo 21, Prototipo, en el que casi se cierra la trama del supersoldado de Lex de una manera bastante mediocre, tenemos Antagonista, capítulo 19 en el que veremos a Lex y Clark trabajando juntos para salvar sus vidas… y tal vez su amistad, y Cine negro, un capítulo 20 en el que lo mejor es el sueño de Jimmy que nos da una versión de todos los personajes en inmaculado blanco y negro, como si de una peli de Bogart se tratara. Sin duda, lo mejor de la temporada aunque apenas dure medio capítulo.

viernes, 9 de agosto de 2013

El estreno: Del Toro juega a Mazinger Z


Abrimos nueva ronda de blockbusters. A la espera de los dos platos fuertes de las próximas semanas, nada menos que Elysium y El llanero solitario, esta semana hay que conformarse con Pacific Rim, de lejos, para un servidor, el blockbuster más flojo del verano. A su favor, que a los mandos está Guillermo del Toro, eso sí, en los USA, donde suele trabajar 'por la pela', siempre muy lejos del nivel de sus pelis hispanas. En contra, que Hollywood ha tardado ni se sabe en descubrir el filón de Mazinger Z. Vamos, que no me busquen en las salas para ver a robots dándose de leches. Y que Del Toro dejase El hobbit por esto...

Como alternativa, tenemos lo que podríamos denominar un blockbuster menor, la secuela de RED, esa adaptación de cómic con espías jubilados, encarnados nada menos que por Bruce Willis, Helen Mirren y John Malkovich, a los que ahora se suman Anthony Hopkins, Catherine Zeta-Jones y Mary Louise Parker.

Y como de costumbre lo más interesante nos viene de Francia, esta vez por partida doble: la biografía del pintor Renoir y Una casa en Córcega, drama en el que una joven recibe en herencia por parte de su abuela una casa en Córcega de la que nadie sabía su existencia, y en lugar de venderla decide visitarla para ver por qué su abuela se la dejó.

jueves, 8 de agosto de 2013

Un americano demasiado tranquilo


Poco a poco voy completando mi lista de films pendientes de George Clooney. El pasado domingo, en La 1 y sin cortes publicitarios, le tocó el turno a The American (2010), una de las cintas más flojas en las que se ha implicado el actor norteamericano en los últimos años.

Clooney ha destacado en los últimos tiempos por elegir muy bien sus proyectos, lejos de aquellos inicios en los que el salto de la tv al cine resulta un tanto traumatico, con películas como El pacificador (1997), Abierto hasta el amanecer (1995)… o Batman y Robin (1997).

Pero maticemos, Clooney eligió para The American a un buen director, el holandés Anton Corbijn, pero también se decantó por un guión mediocre. El argumento, más visto que visto, nos presenta a un veterano asesino a sueldo quien tiene que esconderse al descubrir que le persiguen. Mientras trata de pasar desapercibido en un pueblecito italiano, se dedica a cumplir un nuevo encargo: fabricar un fusil especial para otro asesino.

Como ya he apuntado, la dirección de Corbijn es lo mejor del film, ya que le saca al pobre guión todo su partido y mucho más. Para empezar, convierte el pueblo italiano en un personaje más, en un escenario que explota al máximo, dándole un encanto particular a la película. También le da un ritmo pausado, lento si se quiere, pero que es el que le corresponde a la trama, mostrándonos cada movimiento y cada decisión del protagonista de una manera impecable. Aquí, tal vez lo más interesante sea esa faceta de artesano del personaje de Clooney, dedicado en cuerpo y alma a lo que mejor se le da: fabricar armas.

El actor también está a la altura del reto, con una interpretación comedida, más de gesto que de palabra, transmitiendo el mundo interior de este hombre que ha hecho del asesinato su modo de vida, y que se pregunta si no ha llegado el momento de dejarlo y tratar de eludir la soledad a la  que parece condenado.

Por desgracia el guión, plano hasta decir basta, no da para más. Cierto que no estamos ante un thriller, sino ante una película de personajes, pero en la que no hay ninguna sorpresa, ningún giro sorprendente, apenas se explica quien va tras el protagonista –lo cual tampoco es que fuera imprescindible dada la propuesta- e incluso el final resulta más que previsible. Ni siquiera se aprovecha el personaje del sacerdote con el que traba cierta amistad el protagonista durante su retiro y la historia de amor con la prostituta resulta más que tópica, aunque la belleza de Violante Plácido y Thekla Reuten hacen más llevadero el metraje. 

Lo dicho, el director, Clooney y el resto del reparto exprimen al máximo el guión para lograr una cinta en la que casi todo funciona con corrección y elegancia, pero que no sorprende y acaba dando la sensación de ya vista. Un homenaje al noir de los 70, sobre todo francés, pero con un argumento apenas esbozado.


lunes, 5 de agosto de 2013

Y los zombis corrieron -¡vaya si corrieron!- sobre la Tierra


¿Es World War Z el blockbuster del verano? Esperemos que no. Y no es que estemos ante un mal blockbuster, ni mucho menos. Probablemente sea todo lo que se le puede pedir… pero siempre se puede pedir más, claro.

Tras la enorme decepción de Man of steel y la ligera decepción de Star Trek En la oscuridad –de momento, el blockbuster del verano para el que suscribe- World War Z digamos que cumple con lo esperado, entre otras cosas porque el bombo se había ido desinflando. Recordemos, el propio Brad Pitt produce la adaptación de la celebérrima obra de Max Brooks, ‘biblia’ del género zombie, con Marc Forster a los mandos tras su, digamos, tropiezo, con Quantum of solace (2008), aquella paupérrima secuela de la soberbia Casino Royale.

Ocurre que el montaje inicial no gustó nada a los productores, que lo veían poco comercial, así que hubo que volver a rodar media película. Sumémosle que, por lo visto, la película apenas toma del libro algunas ideas y poco más, desaprovechando todo su potencial. Así que…

Y a pesar de todo World War Z funciona como el clásico blockbuster sin pretensiones, en el que con un derroche de medios y un realismo pocas veces visto, asistimos a los viajes del personaje encarnado por Brad Pitt, protagonista absoluto en modo piloto automático, de una punta a otra del planeta como si de James Bond, Jason Bourne o Ethan Hunt se tratara. Solo que Pitt no es ningún action hero, sino un, tampoco se sabe exactamente qué, en busca del origen de la plaga zombie o de una cura.

La película arranca fuerte desde el principio, con la secuencia vista en el tráiler en la que toda una ciudad es aniquilada por las hordas zombis –cómo corren los jodíos- y se esfuerza por ofrecer un poco de todo, desde escenas en un avión a lo Perdidos al asalto a la muralla de Jerusalén por los zombis. Estamos más ante un film de aventuras que ante una clásica peli de zombis, aunque la parte final es la que más se ciñe a las tradiciones del género, y la única en la que veremos caminantes a paso ‘normal’.

Por desgracia, me temo, el film se olvida tan rápido como se ve, al desaprovechar todas las posibilidades que ofrece su escala mundial para tratar de reflexionar y apuntar detalles interesantes, más allá de la revelación a cargo del siempre inquietante David Morse, de que en Corea del Norte utilizaron un remedio muy eficaz: en 24 horas les quitaron los dientes a toda la población.

De hecho, contrasta el final ‘idílico’ del film, con la voz en off de Brad Pitt instando a los supervivientes a unir fuerzas y ayudarse para combatir a los zombis, con lo visto en The walking dead –a la que recuerda bastante en su arranque-: que entre los supervivientes solo impera la ley del más fuerte y el sálvese quien pueda.

Por cierto, a tenor del desenlace, tan cerrado como abierto, resulta obvio que la intención de Pitt es convertir World War Z en una franquicia, lo que permitiría seguir explotando el filón de ideas que es el libro original… y llevar a la gran pantalla la mítica batalla de Yonkers.

En cuanto a la familia del personaje de Pitt, bien, gracias. Ahí están para eso, para crear el enganche emocional con el publico, donde Mireille Enos nos recuerda los momentos más lacrimógenos de The Killing. Y poco más.

El detalle: Si estáis MUY atentos, reconoceréis a Matthew Fox, el Jack de Perdidos entre los secundarios de World War Z. Y los fans del Doctor Who podréis conocer al actor que encarnará al mítico personaje en la próxima temporada. Tras el tráiler, su identidad.





Y el honor recae en PeterCapaldi, que en la recta final interpreta a uno de los científicos del cuartel general de la OMS. Sí, el que tiene pinta de rarito… y que por cierto ya apareció en el segundo episodio de la cuarta temporada de Doctor Who, Los fuegos de Pompeya.

viernes, 2 de agosto de 2013

El estreno: Brad Pitt, azote de los zombis


En la línea habitual de este verano, tenemos dos nuevos blockbusters, uno para los más pequeños de la casa, y otro de acción. El primero es la secuela del salto de los pitufos a la gran pantalla, y el segundo, el estreno de la semana, la adaptación de uno de los libros más populares del género zombi: World War Z de Max Brooks. Por cierto, hablamos del hijo de Mel Brooks y Anne Bancroft, también autor de la Guía de supervivencia zombi

Habrá que ver cómo se las ha ingeniado Marc Forster para adaptar un libro que, básicamente, es una colección de entrevistas a aquellos que vivieron en primera persona  la guerra zombi en el transcurso de una década. Forster, por cierto, que prometía mucho tras sus dos primeros trabajos, Monster's ball (2001) y Descubriendo Nunca Jamás (2004), se ha ido diluyendo, hasta el punto que su último film, Machine Gun Preacher (2011), pasó totalmente desapercibido y creo que ni siquiera se estrenó en nuestro país. Aunque no es de extrañar, dado que con su anterior película, Quantum of solace (2008), echó a perder todo el crédito ganado por James Bond con el excelente debut de Daniel Craig en Casino Royale (2006). Forster, de hecho, demostró estar negado para las escenas de acción, así que veremos qué ocurre con esta nueva cinta, con Brad Pitt como salvador de la humanidad, bien secundado por la Mireille Enos de The killing.

Pero hay mucho más este fin de semana, y de calidad. De Francia nos llega Lo que el día debe a la noche, épica romántica con el conflicto de Argelia como telón de fondo, mientras que la coproducción germano-inglesa-italiana Romeos nos presenta al único joven en una residencia femenina... que es homosexual. También nos llega la argentina El estudiante, cargada de mensaje político, y otra coproducción europea, Sólo el viento, Gran premio del jurado en el Festival de Berlín.