domingo, 29 de diciembre de 2013

'En llamas': In crescendo... con el freno de mano


La esperada (su estreno en USA fue el cuarto mejor de la historia, solo superado este año por el de Iron Man 3) secuela de Los juegos del hambre nos ratifica en las sensaciones que nos dejó la primera entrega: estamos ante algo grande, pero que no acaba de alcanzar la altura cinematográfica que promete su potencial.

La obra de SuzanneCollins nos habla de rebelarse ante un sistema que crea esclavos para las clases altas, donde, como dice la protagonista, Katniss, en En llamas, unos pasan hambre mientras otros vomitan para no dejar de comer. Una situación que, de hecho, vivimos hoy en día, al igual que desde que el hombre inició su historia, aunque en Los juegos del hambre, como ocurre en la ficción, es exagerada hasta el infinito.

Valga como ejemplo que, si a alguien se le ocurre manifestarse, disentir de la opinión del Gobierno/Dictador de turno, en En llamas simplemente se le pega un tiro en la nuca. Más civilizado, el PP ha ideado en España una bonita ley antimanifestación a base de multas astronómicas, que persigue idéntico fin.

Tras los hechos ocurridos en Los juegos del hambre, empiezan a soplar aires de rebelión, así que el Capitolio usa la mano dura para sofocarlos. De esto veremos poco en el film, que pasa bastante de puntillas sobre estas cuestiones para garantizarse el éxito comercial, aunque, como ya he apuntado, no renuncia por completo a remover la conciencia social. Además, tiene la coartada de que la propia Katniss no es plenamente consciente de lo que está ocurriendo y va asumiéndolo a medida que avanza el metraje.

La película se centra, pues, en los intentos del dictador, magistralmente encarnado por Donald Sutherland, y su nueva mano derecha, a cargo de Philip Seymour Hoffman, por desacreditar a Katniss, convertida en símbolo de la rebelión. Primero intentará atraerla a la causa, luego destruir su imagen pública, y por último, matarla.

Hasta que toma esa última decisión tenemos la mejor parte de la película, aproximadamente la primera mitad, en la que la trama avanza hacia donde debería, convertida en un drama con tintes sociales, donde la protagonista rechaza una y otra vez su condición de mesías, que supera con mucho la típica película de triángulo amoroso juvenil. Nada que ver con la primera entrega de Crepúsculo.

Pero esto es Los juegos del hambre, así que entramos en la repetición de la primera entrega, con una nueva sesión de esos juegos de acción en los que solo puede haber un superviviente. Como en toda secuela hay que dar más de lo mismo, ahora quienes luchan son los ganadores de anteriores ediciones, lo que permite enriquecer el reparto con Jena Malone, Jeffrey Wright o Amanda Plummer.

El director, Francis Lawrence, que desde luego firma aquí su mejor película, bastante por encima de su floja adaptación de Soy leyenda (2007), se las ingenia para convertir esta parte del film en un carrusel de acción en el que la tensión no baja un momento. Y sortea la posibilidad de ver a un montón de gente matándose entre sí, y a la propia Katniss ensuciando su imagen, haciendo que todas las amenazas a las que han de hacer frente la protagonista y compañía sean de carácter ‘natural’: tormentas, niebla, animales, etc.

Y así hasta un final menos original que el primero y mucho más abrupto, no tanto como el de la segunda parte de El hobbit, pero casi. Un final tras el que nada volverá a ser lo mismo, por lo que esperamos que la tercera entrega de la saga sea la mejor… El problema es que, como ocurrió con Harry Potter y Crepúsculo, el último libro se ha dividido en dos entregas cinematográficas, así que probablemente la tercera entrega solo alcanzará su potencial… si entendemos las partes 3 y 4 como un todo. En fin.


El detalle: Al menos para mí, la primera aparición de Philip Seymour Hoffman no puede ser más impactante, o más bien fuera de lugar. Y es que en una gran fiesta del Capitolio, con todo el mundo luciendo estrafalarios vestidos y maquillaje, el actor aparece como si acabara de salir de su casa, como si ni siquiera estuviera en una película, como si aquello no fuera con él.


viernes, 27 de diciembre de 2013

El estreno: Y Keanu tomó su katana


Última semana de estrenos del año, y la verdad es que resulta una de las más completas, en la que todas las propuestas que nos llegan tienen algún interés.Vamos a ello.

No falta en estas fechas la película infantil, Caminando entre dinosaurios, que también puede interesar a los mayores por su recreación hiperrealista (y en 3D) de estos animalistos. 

También tenemos cine de autor, y por partida doble. El cineasta argentino Marcelo Piñeyro vuelve a trabajar en nuestro país y el resultado es Ismael, con Belén Rueda y Mario Casas como estrellas, este último en el papel de un joven al que visita su hijo, de color, al que no ha visto desde que nació. Y también nos llega lo último de Lars Von Trier, Nymphomaniac, que viene generando polémica desde mucho antes de su estreno por su explícito contenido sexual, con un reparto de lujo encabezado por Charlotte Gainsbourg y Willem Dafoe, que, en efecto, repiten con el director después de la no menos polémica Antichrist (2009).

Nos llegan dos cintas para el gran público cargadas de atractivos: El médico, tardía adaptación de El médico, la más popular novela de Noah Gordon, y La vida secreta de Walter Mitty, donde Ben Stiller, como actor y director, nos da otra visión de la obra que ya adaptara, en aquella ocasión como musical, el cómico Danny Kaye. La primera satisfará a quienes buscan historias 'más grandes que la vida', con la historia de un médico en el medievo, y la segunda puede ser la gran película de Stiller.

Pero al final me quedo con la cinta, a priori, más comercial del fin de semana, 47 ronin, traducida aquí como La leyenda del samurái, con la que Keanu Reeves vuelve a lo grande en busca de un taquillazo que le devuelva al primer plano. El punto de partida es prometedor, ya que la cinta adapta la historia real de 47 ronin que vengaron a su amo tras ser este asesinado. Por desgracia parece ser que el montaje final es el resultado de continuas luchas entre el director, Carl Erik Rinsch,  y los productores. Para variar, Reeves y Rinsch querían un film más realista y dramático, pero el estudio quería acción y efectos especiales. Así que basta ver el tráiler para intuir que el resultado de todo esto puede haber sido un desastre absoluto. Habrá que verlo para sacar algo en claro.

martes, 24 de diciembre de 2013

'El hobbit II': Sin novedad en la Tierra Media


La mayoría de críticas abordan la nueva entrega de El hobbit con la misma desgana y aburrimiento que al parecer produce la cinta en cuestión en quienes realizan dichos análisis. ¿Ha tocado fondo Peter Jackson? ¿Se repite más que el ajo?

Bien, desde luego la nueva visita a la Tierra Media deja cierta sensación de deja vu… la misma que si uno ve una y otra vez El Padrino, o la trilogía de El Señor de los Anillos, ya puestos. La falta de novedades es el principal defecto de La desolación de Smaug, aunque resulta lógica dado que estamos ante la quinta entrega de la saga. En cuanto a si el director ha perdido su toque mágico, más bien no. Lo único que ocurre es que El hobbit ha sido llevada a la gran pantalla después de El Señor de los Anillos. Si hubiera sido al revés, diríamos que con cada película Jackson se supera, pero, y esto lo sabemos todos los que hemos leído los originales literarios, El hobbit no es, ni de lejos, la obra cumbre de Tolkien, así que es imposible que esta trilogía esté a la altura de su predecesora.

Otra cosa que sabe todo buen conocedor de la obra de Tolkien es que El hobbit, anterior a la trilogía, fue concebido más como un cuento para niños que otra cosa, y eso se nota bastante en la adaptación de Jackson, dando lugar a un film mucho más simple y lineal que la trilogía, y que seguramente disfrutará más un público infantil que quienes ya han visto El Señor de los Anillos.

Todo esto resulta aún más evidente al optar el director por convertir un libro de unas 300 páginas en una nueva trilogía, lo que le lleva a estirar todas las situaciones. Algo en lo que se dio muy buena maña en la primera entrega, pero de lo que ha salido menos airoso en esta nueva ocasión. A diferencia del arranque de la trilogía, Un viaje inesperado, aquí no hay inicio ni desenlace. Lo primero Jackson trata de subsanarlo con el flashback con el que arranca la película, pero el final no puede ser más abrupto, un continuará en toda regla, más propio de una serie televisiva semanal que de una trilogía que no finalizará hasta dentro de un año. En cualquier caso, se trata de la consecuencia lógica de trocear en tres partes una única historia.

Y para estirar el metraje, que alcanza las dos horas y media, Jackson recurre a dar mayor protagonismo a personajes como Bardo, y sobre todo a introducir personajes inexistentes en el original, como la reaparición de Legolas, encarnado por un Orlando Bloom que parece más viejo –digamos maduro- que en la anterior trilogía, a pesar de que la acción de la misma es posterior a El hobbit. Es lo que tiene rodarlas en el orden inverso. Poco aporta el elfo a la historia, aunque si en El Señor de los Anillos pusisteis el grito en el cielo por sus ‘superheroicas’ habilidades, aquí vais a alucinar.

Pero el mayor cambio es la incorporación de un nuevo personaje, una elfa guerrera encarnada por Evangeline Lilly, la Kate de Perdidos, que cumple dos funciones: ser una auténtica máquina de matar orcos -im-pre-sio-nan-te-, y crear un triángulo amoroso entre el propio Legolas y uno de los enanos.

Esto ayuda a hacer más llevadero un film en el que, a diferencia de su predecesor, sí hay momentos en los que el aburrimiento está cerca, fruto de la irregularidad de una cinta que no acaba de despegar hasta que los protagonistas llegan hasta la ciudad del lago, tras una vertiginosa secuencia de acción pensada para deleite del 3D.

En la ciudad es donde Jackson muestra su mejor pulso, y donde incluso encontramos una reivindicación de la democracia frente al cacique de turno, aquí incorporado por un Stephen Fry al que apenas dan bola. La película, por fortuna, va de menos a más, y ahí está Smaug, digámoslo ya, la auténtica estrella de la función en todos los frentes. No solo es el mejor dragón que se haya visto en el cine, tras continuas decepciones, sino que es también el más parlanchín, dando la oportunidad de que el omnipresente BenedictSherlock- Cumberbatch, se luzca y acapare los mejores momentos del film, y sin que por una vez desmerezca el doblaje.

Claro que, lo mejor, realmente lo mejor, queda para la tercera entrega, en la que a Jackson le queda por adaptar el último tercio de El hobbit, apenas 100 páginas… Confiemos en que continúe como hasta hora, puesto que, sin duda, su Hobbit está superando al original. En los spoilers encontraréis una muestra, y simplemente, para hacer justicia a esta segunda trilogía, baste recordar que El Señor de los Anillos es una de las mejores películas de la historia del cine en tanto que El hobbit quedará como cine de entrenimiento, menor si se quiere, pero con mayúsculas. 






SPOILERS

Jackson no solo introduce nuevos personajes en la historia o adelanta la aparición de Bardo, que de haberse mantenido el director fiel al original no habría aparecido en esta segunda entrega. En el libro, la puerta del cubil de Smaug aparece con el último rayo de sol. La idea de usar la luna es única y exclusiva del guionista del film, superando una vez más la obra literaria de Tolkien, lejos por entonces de su cima narrativa.

viernes, 20 de diciembre de 2013

El estreno: Shakespeare ataca de nuevo


Tristísimo el panorama de estrenos en el fin de semana anterior a la Navidad, con muy poco plato fuerte que llevarse a la retina. Y no, ni el documental de Justin Bieber ni Paranormal Movie, enésima parodia de los de Scary Movie, son el estreno de la semana.

Tampoco lo son, aunque no pintan nada mal, dos comedias, la norteamericana Sobran las palabras, cuyo reparto encabezan la Julia Louis-Dreyfus de Seinfeld y el malogrado James Gandolfini en uno de sus últimos trabajos, y la española Gente en sitios, con bajo presupuesto y un inacabable reparto que incluye, entre muchos otros, a Eduard Fernández, Maribel Verdú, Alberto San Juan, Adriana Ugarte o Carlos Areces. Toma ya.

 Subiendo de nivel, lo normal es que el estreno de la semana fuera el Futbolín de Juan José Campanella, que tras alcanzar el cielo con El secreto de sus ojos (2010) se pasa a la animación con la propuesta más atractiva en su género de estas navidades...

...pero hete aquí que una de mis debilidades en cuanto a directores USA salidos de la tv, el señor Joss Whedon, tras el megataquillazo de Los Vengadores, se encierra 12 días con un montón de amigos -incluido su actor fetiche Nathan Fillion, es decir, Castle-, y nos factura una versión exprés y en blanco y negro... de Mucho ruido y pocas nueces.

Difícil lo tiene para igualar la deliciosa versión que rodara hace ¡dos décadas! Kenneth Brannagh -su mejor película de lejos-, aunque diría que la visión de Whedon va por otros derroteros. Mientras se anuncia secuela para Shakespeare in love (1998), disfrutemos una vez más con el gran bardo.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Lawrence, hacia el último horizonte


Día triste, muy triste, el de hoy, en el que nos deja una de las grandes leyendas del séptimo arte, Peter O'Toole, a quien su gran amigo Richard Burton debe estar guardándole ya un sitio en el Olimpo. Grandes camaradas de juerga, y grandes actores los dos, a O'Toole siempre le recordaremos por su interpretación de Lawrence de Arabia en la mítica película de David Lean, una de las cumbres absolutas del cine.

Pero el actor irlandés nos dejó mucho más, aunque ninguna de sus, creo, ocho nominaciones a los Oscar le valiese la estatuilla. En su época dorada nos dejó otras maravillas como Lord Jim (1965) o El león en invierno (1968), soberbio duelo actoral con la más grande -con permiso de Meryl Streep-, es decir, Katharine Hepburn. Ya en los 80 sería recuperado fugazmente por Bertolucci para El último emperador (1987), y a raíz de su pequeño papel en Troya (2004), donde se merendaba con patatas a Brad Pitt, Hollywood volvió a reclamarle para minúsculas intervenciones, como en Stardust (2007), o recitales como el que le valió su última nominación al Oscar al mejor actor por Venus (2006). Tampoco se lo dieron.

Tal vez Paul Newman tuviera los ojos más azules del celuloide, pero nunca brillaron tanto como los de Peter O'Toole en Lawrence de Arabia (1962), donde vivirá para siempre.


Y como las desgracias nunca vienen solas, al irlandés le acompaña hacia el último crepúsculo Joan Fontaine, que, francamente, nunca dejó de ser una actriz de segunda fila. Hollywood nunca ha estado demasiado fino, y no le dio el Oscar por Rebeca (1940), sino por su vulgar e inmediato remake, Sospecha (1941), de nuevo a las órdenes de Hitchcock. Para que luego se critique la actual fiebre de los remakes y segundas partes...

Para rematar, también nos deja Lolita Sevilla. Reconozco que apenas sé nada sobre ella, pero como a todos, nunca se me olvidarán sus escenas en Bienvenido Mr. Marshall (1952), tal vez la mejor película del cine español. Así que todos a cantar: Americanos...

sábado, 14 de diciembre de 2013

El estreno: Vuelve a la Tierra Media por Navidad


Se acercan las navidades, y con ella los grandes estrenos que buscan taquilla, oscars o ambas cosas. Ahí está, para empezar, Diana, con Naomi Watts reencarnando a Lady Di, aunque las críticas están siendo más que duras. Solo hay que ver cómo ha engorado Naveen Andrews desde Perdidos…

Las fiestas de fin de año también son sinónimo de vacaciones escolares, así que Free Birds, traducida aquí como Vaya pavos!, abre la programación infantil. Nada que ver con Lore, cinta alemana que bien podría ser la revelación de esta semana, con la historia de una adolescente que, tras el arresto de sus padres, miembros de las SS, por los aliados, emprende con sus cuatro hermanos un viaje a casa de su abuela, en el que encuentra a un refugiado judío.

Volviendo a los Oscar, diría que ahora mismo, tras las nominaciones a los Globos de Oro, la gran favorita es 12 años de esclavitud, que casi ha sido el estreno de la semana. Dirige Steve McQueen, que busca su definitiva consagración con la historia real de un negro, encarnado por Chiwetel Ejiofor –otro que busca su salto definitivo al estrellato- que fue raptado y convertido en esclavo durante… 12 años. Ojo al reparto, de lo mejorcito de esta temporada, con, entre otros, MichaelFassbender –que suele dar lo mejor de sí mismo con este director-, Brad Pitt, Paul Giamatti… y un omnipresente Benedict Cumberbatch

…al que tenemos en compañía de su inseparable Watson, digo Martin Freeman, en La desolación de Smaug, segunda entrega de la adaptación de El hobbit a cargo de Peter Jackson. El hobbit no es El señor de los anillos, y habrá a quien le aburra ya el tema, pero tras el inicio de la trilogía, a mí puede llevarme a la Tierra Media siempre que quiera. Aventura en estado puro, la película de estas navidades, si está a la altura de su predecesora.

viernes, 6 de diciembre de 2013

El estreno: Sly y Arnie, los mejores en lo suyo


Pues sí, esta semana han ganado ellos, ahora explicamos el motivo. Pero antes, destacar que tratándose de un fin de semana con puente festivo, no se ha prodigado en grandes estrenos, sino más bien aquellos de segunda fila que estaban esperando su oportunidad.

Ahí está el remake de Carrie, que por un lado me da muuucha pereza, y por otro nos recuerda que Stephen King lleva ya bastante tiempo en activo. Ocasión para ver a Julianne Moore como madre castradora, y a Chloe Grace Moretz asumiendo el rol que en su día interpretara Sissy Spacek. La joven actriz tiene aquí su oportunidad para consagrarse, como acaba de hacer, y con nota, otra estrella emergente, Asa Butterfield, en El juego de Ender.

En España, en cambio, apostamos por la comedia con Tres bodas de más. Protagonismo absoluto para Inma Cuesta, a la que sus tres ex en la ficción invitan a su boda... el mismo día. Desde aquí ya estoy esperando el remake USA, aunque no podrá tener los secundarios que encontraremos aquí, desde el Luisma de Aída al Berto de Buenafuente... por cierto, vaya gusto tenía esta chica para elegir novios...

Y dándonos una vuelta por el mundo, tenemos la italiana La gran belleza, con una original visión de Roma a cargo de Paolo Sorrentino; la mexicana La jaula de oro, una vez más sobre el drama de la inmigración ilegal, y la inglesa Le weekend, con Jim Broadbent y Jeff Goldblum.

Pero por una vez, el premio es para dos veteranos de la talla de Stallone y Schwarzenegger, que, si no me equivoco, coinciden por primera vez en pantalla, Mercenarios aparte, para este Plan de escape. No son Pacino y De Niro, pero aquí están haciendo lo que mejor saben, y si no, echadle un vistazo al tráiler porque promete. Esto no es cine de arte y ensayo, pero apunta a acción de la buena... aunque estén ya un poco mayores.