miércoles, 30 de marzo de 2011

Cuando el mal reinó en Marvel (Y un año de blog)

Estamos de aniversario, un año con el blog. Esto empezó como un trabajo universitario y por el momento continúa. Y si el post centenario sirvió para repasar la última saga DC, esta vez toca el penúltimo capítulo en el universo Marvel, lo que se conoció como el 'Reinado Oscuro'.

Con Geoff Johns en DC y Brian Michael Bendis en Marvel, ambas editoriales están en buenas manos. Pero si Johns no ha estado tan inspirado como de costumbre en ‘La noche más oscura’, Bendis se ha mostrado más en forma en su ‘Reinado Oscuro’, que no es una macrosaga al uso sino el escenario entre dos de ellas, ‘Invasión Secreta’ y ‘Asedio’, con las que parece poner fin a una etapa de cinco años al frente de 'Los Nuevos Vengadores'.

INCISO: El comic norteamericano es como Hollywood, no paran de copiarse. Si DC hace ‘La noche más oscura’, Marvel publica ‘Reinado Oscuro’. Si DC saca ‘El día más brillante’, Marvel responde con ‘La edad heróica’. Y sí, en Marvel han estado muy pendientes de los últimos conflictos bélicos de los USA, encadenando en sus cómics una ‘Guerra civil’, una ‘Invasión secreta’ y un ‘Asedio’… FIN DEL INCISO

A lo que íbamos, tras ‘Invasión secreta’ Norman Osborn, antaño malvado Duende Verde y archienemigo de Spiderman, hereda el puesto de Iron Man como capitoste de la policía superheroica y se monta sus propios Vengadores con un montón de malvados, así que a los héroes les toca sobrevivir como puedan. El acierto de Bendis, más que en montar ese escenario, algo fácil para subir ventas, está en manejarlo, en aprovechar todo el potencial de Osborn y seguir demostrando que nadie ha hecho dialogar a los personajes Marvel como él ni manejar sus relaciones de una manera tan brillante. Puede que su etapa en ‘Los Vengadores’ no sea tan redonda como en ‘Daredevil’ (para mí la mejor del personaje) pero pocos guionistas han estado al frente de esta escudería tanto tiempo y con un balance tan positivo.

Ni que decir tiene que no me he leído todos los títulos incluidos en el ‘Reinado Oscuro’, así que ahí va el resumen de los que han pasado por mis manos:

‘Invasión Secreta: Reinado Oscuro’: Bendis repite la jugada del especial ‘Nuevos Vengadores: Illuminati’, previo a la ‘Civil War’, donde presentaba un grupo formado por los líderes de varios equipos de superhéroes. Ahora Osborn convoca a algunos de los peores villanos para formar su propia Cábala. Y Bendis se luce volviendo a abrir todo un mundo de posibilidades

‘Vengadores Oscuros’: La joya, donde Bendis se saca de la manga un nuevo equipo de Vengadores formado por villanos como Bullseye o Veneno, pero también con Ares o El Vigía. Más que en las distintas amenazas que han tenido que afrontar, la gracia ha estado en las relaciones entre ellos. El Vigía parece entrar en la recta final, en el momento en el que Bendis se decide a resolver todos los misterios en torno a él. Otro personaje inventado por otro guionista y al que Bendis le ha dado una nueva oportunidad es Novarr, que parece destinado a ser el nuevo Capitán Marvel, aunque el traje que le ponen en el Annual es, sencillamente, horrible. Pero lo mejor, of course, es Osborn, y también su mano derecha, Victoria Hand, que nos recuerda un poco a Maria Hill.

‘Nuevos Vengadores’: La cabecera vengadora más longeva de Bendis empezó en el ‘Reinado Oscuro’ con mal pie. No estuvo mal del todo la minisaga sobre la hija de Powerman, pero toda la historia sobre el sucesor del Dr. Extraño fue bastante floja, y con un pésimo dibujo de Billy Tan. Nada que ver con los siguientes seis números, en los que la saga ‘Sin poder’ se crece número a número, con magníficos ‘continuará’ y el mejor Bendis, además de un Stuart Immonen que pese a sus limitaciones realiza un trabajo más que estimable a los lápices.

‘Guerreros Secretos’: Sin duda la mejor serie del ciclo, y eso que es bastante independiente del mismo. El primer arco de seis números deja patente que Jonathan Hickman es de lo mejorcito que hay ahora mismo escribiendo para Marvel, y Stefano Caselli es, sencillamente, una estrella. El segundo arco, más centrado en Alex (Dios del Miedo), no sólo mantiene el tono de película (buena) de acción y espionaje, sino que logra lo que pensaba imposible: que me interese Ares como personaje. Y Alessandro Vitti casi (casi) logra que olvidemos a Caselli. Una de las series imprescindibles ahora mismo, con Nick Furia volviendo a lo grande.

‘El Asombroso Spiderman’: No está Bendis, pero Joe Kelly consigue algunos de los mejores momentos del ‘Reinado Oscuro’ en la saga ‘American Son’, explotando como nunca las relaciones, siempre complicadas, entre Osborn, su hijo y el mejor amigo de este, Peter Parker, alias Spiderman. Lástima que el baile de dibujantes no acompañe en exceso.

‘Utopía’: La entrada de los mutantes en escena aporta también momentos cumbre, sobre todo los diálogos entre Cíclope y Osborn, además del espectacular desenlace, que encima supone un cambio en el status quo de la Patrulla X. Los Dark X-Men no dejan de ser un pasatiempo, y eso sí, pasad de los dos números de 'Legado X', perfectamente olvidables pese a Mike Carey.

‘La lista’: Bajo este título se engloban varios números sueltos, en los que Osborn ya va a por las cabezas de sus enemigos. Destacaría el de Spiderman, más que nada por cómo Peter Parker le da en los morros a Osborn (nada de violencia), y el de Daredevil, con el debut de Andy Diggle al guión, sentando las bases para el futuro.

Y tras un ‘Reinado Oscuro’ más que interesante, veremos cómo cierra Bendis esta etapa con ‘Asedio’.

Continuará

lunes, 28 de marzo de 2011

En busca de un hogar

A la espera de la segunda temporada televisiva de ‘The walking dead’ acabo de dar buena cuenta del segundo arco argumental, ‘Muchos kilómetros a la espalda’, de la versión en cómic, los seis números que completan el primer año de la colección. En ellos se echa un poco en falta a Tony Moore, que dibujó los seis anteriores, si bien su sustituto, Charlie Adlard, no le va demasiado a la zaga con un estilo bastante similar, aunque menos detallista y más tipo mancha que mejora número a número.

En cuanto al guión, resulta difícil hablar de él sin destripar el argumento, así que para los que no hayáis leído todavía estas entregas, baste decir que Robert Kirkman sigue regalando un ‘continuará’ con todas las de la ley al final de cada número y que sigue con habilidad las peripecias de un puñado de personas que tratan de sobrevivir en un mundo infestado de zombis. Más coral que nunca, tras los primeros números centrados en el protagonista, el policía Rick Grimes, el encuentro del grupo liderado por éste con otros supervivientes es lo que guía la trama de estos seis números hasta un descubrimiento que será abordado en la próxima saga.

SPOILERS

El número 7 sirve para cerrar las tramas del anterior arco argumental, con las consecuencias de la muerte de Shane (que sigue vivo en el serial televisivo), y abrir otras nuevas con la llegada de nuevos miembros al grupo en su deambular una vez que dejan las afueras de Atlanta. Y la primera gran revelación llega en la última página: la mujer de Rick está embarazada, y resulta evidente que de Shane, algo que dará que hablar.

Las historias de amor, aunque más bien poco románticas, empiezan a multiplicarse, lo que supondrá además que algún miembro del grupo lo abandone para establecerse en otra parte, algún miembro carismático, lo que veremos si se deja notar en próximos episodios. Por lo demás, los números 8 y 9 tienen como escenario un barrio residencial en el que los protagonistas sueñan con establecerse, para descubrir su horrible secreto y sufrir alguna baja más.

Más adelante alguien dispara por error al hijo de Rick y todos acaban instalándose en una granja aparentemente idílica, donde todo acabará en un auténtico baño de sangre, de modo que el grupo deberá seguir su búsqueda de un lugar donde vivir. En el transcurso de esta trama, que engloba los números 10, 11 y 12, destaca la reflexión sobre qué hacer con los zombis, con dos posturas opuestas: aniquilarlos, ya que han dejado de ser humanos, o encerrarlos y esperar que aparezca una cura para el virus que lo ha provocado.

jueves, 24 de marzo de 2011

Jack Bauer+Jason Bourne= ¿James Bond?

Ataco el post que tenía previsto antes de que nos quedáramos sin Elizabeth Taylor. Vía La Sexta reviso ‘Quantum of solace’ (2008), y la verdad es que mi opinión no ha cambiado un ápice desde que la viera en pantalla grande. La hasta ahora última aventura de James Bond mantiene las señas de la anterior entrega, que supuso el debut de Daniel Craig y un reinicio de la serie (lo que ahora llaman reboot), pero resulta muy inferior a aquella.

Resulta de lo más curioso que esta nueva etapa del agente británico parezca inspirada en dos personajes cuyas iniciales coinciden con las de Bond, Jack Bauer y Jason Bourne. Del segundo mimetiza sus escenas de acción, especialmente peleas y persecuciones por los tejados, con las que la saga Bourne aportó cierta renovación al género. Y de ‘24’ toma sobre todo el ir por su cuenta. O a nadie le suena eso de ‘te retiramos la licencia de agente y apártate del caso’? Anda que no ha dejado Bauer de ser agente de la UAT venga veces…

Ocurre que en ‘Casino Royale’ había mucho más, desde un guión bien medido a una magnífica caracterización de los personajes principales (Bond y Vesper), pasando por una acertada combinación entre clasicismo y renovación en cuanto al tono del film. Por algo es, posiblemente, el mejor de la saga.

En ‘Quantum of solace’ el guión adolece de simple y la excusa de continuar la historia queda bastante desaprovechada. Que ya no estamos viendo a Bond, sino a Bourne o a Bauer, resulta aquí mucho más evidente, y empieza a cansar esa pose de macarra de Craig, tan alejada de Brosnan, que, seamos serios, nació para interpretar este papel. Craig lo hacía con nota en su primer intento porque allí tenía un papel que interpretar, pero al simplificarse este papel resulta evidente que es un buen actor, pero algo falto de carisma.

Y quien naufraga por completo es Marc Forster, un director que se ha revelado ya demasiado irregular, y que parece depender en exceso de un buen guión. Magnífico en ‘Monster’s ball’ o ‘Descubriendo Nunca Jamás’, ya patinaba en ‘Tránsito’ o ‘Cometas en el cielo’, y aquí se estrella por completo. Básicamente porque hablamos del film de Bond con más secuencias de acción (¿alguien ha dicho Bourne?) y Forster demuestra en cada una de ellas que no sabe dirigirlas… o montarlas, que esa es otra.

En cuanto a las chicas Bond, Olga Kurylenko deja patente que aún es más modelo que actriz, y Gemma Arterton aparece demasiado poco en escena como para mostrar todas las cualidades que exhibió en ‘Prince of Persia’, como su habilidad para la comedia. Pero lo peor es que ambas parecen mucho menos atractivas que en la mayoría de sus películas…

Y no voy a hablar del penoso doblaje que sufren tanto la Kurylenko como Mathieu Amalric, bastante flojo por otra parte, en su encarnación del malo de la función. Que, curiosamente, tiene los mismos planes que el malo de ‘Rango’, hay que ver.

Por cierto, ¿a nadie le parece que Jeffrey Wright interpreta el mismo papel que en 'Syriana'?

En cuanto a Judi Dench, pues perfecta, como siempre, incluso un poco más.

El detalle: Desde luego no me sorprendió ganar la apuesta que hice con un amigo a que no doblarían el título. ‘Un poco de consuelo’, lo que busca Bond tras la muerte de su amada en ‘Casino Royale’, no hubiera sido muy comercial. Y se hubiera cargado el doble significado, ya que Quantum es también el nombre de la organización criminal contra la que lucha Bond.

Por cierto, los fans de 'Castle' os llevaréis una sorpresa en la última escena del film.


miércoles, 23 de marzo de 2011

Ya no hay ninguna gata sobre el tejado de zinc

El Hollywood dorado sigue desvaneciéndose, apagándose estrella a estrella. Hoy nos ha dejado Elizabeth Taylor, uno de los mayores astros que quedaban en el firmamento femenino, una de las últimas grandes de verdad. Puede que hace ya años, tal vez demasiados, que no era lo que llegó a ser, pero siempre la recordaremos como una de las mayores bellezas de Hollywood, uno de esos ejemplos que demuestran que la hermosura no está reñida con la capacidad de actuar. Inolvidable en ‘Cleopatra’, pero también en ‘¿Quién teme a Virginia Woolf?’, ‘Un lugar en el sol’ y tantas otras.

Tal vez uno de los motivos de la extraordinaria popularidad de Elizabeth Taylor es que el público asistió a toda su carrera desde que no era más que una niña. La Taylor fue uno de los pocos casos en los que una niña prodigio crece para convertirse en actriz de talla. Desde aquellas películas de ‘Lassie’ con su inseparable Roddy Mcdowall, con quien también coincidiría en el esplendor de ‘Cleopatra’, a aquellas actuaciones juveniles en la saga ‘El padre de la novia’.

Y supongo que para mí siempre será Maggie, la Gata sobre un tejado de zinc caliente, peleando con todas sus armas por el amor de Brick. Un papel en el que todas sus dotes interpretativas brillaron como nunca, como si fuera un personaje creado para ella.

domingo, 20 de marzo de 2011

Los zombis-DC me aburren (Y ya van 100)

Increíble, pero cierto, llegamos al centenar de posts. Y para celebrarlo (es un decir) toca repaso a la actualidad más reciente de uno de los universos del cómic norteamericano por excelencia, DC, el de Superman y Batman, vamos. En concreto me refiero a ‘La noche más oscura’, el último megacrossover publicado en España que aglutina a la mayor parte de títulos publicados por la editorial. Y el resultado es… el sopor.

Mira que me gustó ‘La guerra de los Sinestro Corps’, el anterior crossover del guionista Geoff Johns para ‘Green Lantern’, donde firmaba un trabajo espectacular, lleno de garra y emoción. Pero aquí se le ha ido la mano. Uno de los fallos ha sido querer meter a todo el mundo y no sólo el universo de los Lanterns (imagino que imposición editorial), lo que da como resultado un montón de crossovers a cuál más innecesario. Lo mejor lo encontramos, obviamente, en el título principal y en 'Green Lantern', pero también en 'Green Lantern Corps', que de la mano de Peter J. Tomasi vuelve a ofrecer algunos de los momentos más épicos de la saga, aunque el dibujo sea un tanto irregular.

Johns también ha pagado el haber creado una expectación inusitada. Si las ‘Sinestro wars’ fueron tan buenas fue, en parte, por el magnífico desenlace y su promesa de esa ‘Noche más negra’ que pondría a prueba a todos los héroes y a la misma existencia. Llegado el momento… no hemos tenido más que a un montón de zombis devora-corazones, en lo que parece un intento de aprovechar la extraordinaria popularidad del género zombi, que parece vivir su mejor momento.

Enfrentar a los héroes vivos con sus amigos, enemigos y seres queridos fallecidos parecía abrir muchas posibilidades, pero la mayoría se han ido al garete, dando como resultado páginas y páginas cargadas de aburrimiento. Johns tampoco se ha molestado en dar una explicación demasiado convincente de los motivos del malo de la función, y al final todo se resuelve de una manera precipitada y sin demasiada lógica.

Y por supuesto, como viene siendo habitual en las últimas sagas DC y Marvel (y no es que me parezca mal), la resolución no es sino la apertura de un nuevo escenario para los próximos números de un montón de colecciones. Aquí el truco es la resurrección de todo un elenco de personajes para darles una nueva oportunidad en los kioscos a ver si recuperan popularidad y ventas… al margen del juego que puedan dar con buenos guiones, lo que está por ver.

O sea, ¿cuántos de esos personajes han resucitado por deseo de Johns como guionista, y cuántos por motivos comerciales? Supongo que nunca lo sabremos.

‘La noche más oscura’, pese a todo, tiene buenos momentos, faltaría más, pero Johns parece estar recurriendo ya a trucos fáciles, como darle un anillo a cada personaje emblemático del universo DC. También parece haber tratado de justificar la multitud de resurrecciones de los últimos años (aunque buena parte se deben a él mismo), pero no estoy muy convencido del resultado. Y definitivamente se le está yendo la mano con la historia del espectro de colores y la multiplicación de cuerpos de Lanterns (no hablemos ya de personajes como Larfleeze, que para ser un chiste se está estirando mucho).

Johns ha expandido la mitología Lantern y hasta esta saga su labor no tenía un pero… pero ahora está empezando a repetirse, y mucho, y la historia de los avatares no me da muchas ganas de seguir leyendo las aventuras de Hal Jordan, sino todo lo contrario. Preferiría que cortara y dirigiera la serie hacia otros horizontes, porque lo de las linternas de colorines ya cansa… y no hablemos del carácter religioso del desenlace de ‘La noche más oscura’ (y sobre todo el último episodio de ‘Green Lantern’).

En cuanto al apartado gráfico, no vamos a decir que Ivan Reis está mal, porque es imposible, pero para mí queda bastante lejos de sus extraordinarios lápices en las ‘Sinestro wars’. Aquí brilla sobre todo en alguna que otra doble página, cuantos más personajes mejor (no puedo remediarlo, me encanta ver a un montón de Lanterns en plena batalla), pero, repito, no está a su mejor nivel. De hecho, el gran dibujante de esta saga es Doug Manhke, sustituto de Reis en ‘Green Lantern’, donde ha crecido dejando atrás su etapa en ‘Batman’ de la época del regreso de Jason Todd. Si en aquella sus dibujos eran algo planos, aunque efectivos y perfectos para aquella historia, aquí ganan en detalle y en potencia visual.

Resumiendo, ‘La noche más oscura’ ofrece el espectáculo que se espera de una superproducción, pero está infinitamente estirada, sobrecargada de crossovers, y Johns patina con una historia con bastantes sorpresas, pero también bastante aburrida. Y falla también en un desenlace que no me motiva en exceso a seguir las aventuras de sus personajes. (Salvo Maxwell Lord, pero esa es otra historia). Eso sí, los dibujos, preciosos, pero el ataque de los zombis-DC… me aburre.

jueves, 17 de marzo de 2011

Y los jueves, toca milagro (según Berlanga)

Tenía pendiente rendirle el debido homenaje a Luis García Berlanga desde su fallecimiento, y al final he cumplido con mi primer visionado de una de las joyas de su periodo dorado, ‘Los jueves, milagro’, que subo al blog en plena semana fallera. Obra un tanto menor en comparación con las dos cumbres de su carrera, ‘Bienvenido, míster Marshall’ y ‘El verdugo’, coincide con ambas en la intervención del irrepetible Pepe Isbert, si bien este, como la película, está magnífico, pero lejos de sus interpretaciones en los dos films ya mencionados.

Pieza central del inspirado quinteto que empieza y acaba con dichas películas y se completa con ‘Calabuch’ y ‘Plácido’, la cinta a la que más recuerda la que nos ocupa es la primera de todas ellas, con un pequeño pueblo olvidado convertido en escenario y la mayor parte de sus vecinos en personajes. También es similar el arranque, con los preparativos, en un caso del recibimiento a los americanos, y en el otro de un milagro artificial.

Y por supuesto también tenemos un extenso reparto coral, e incluso multinacional, en el que junto a Isbert brillan en papeles secundarios unos jovencísimos José Luis López Vazquez (aún sin su sonsonete característico) y Manuel Alexandre, de lo mejorcito del film.


‘Los jueves, milagro’ se divide en dos partes claramente diferenciadas. En la primera, la más cómica, asistimos a un sainete en el que los empresarios de una pequeña población escenifican un falso milagro para que el balneario local, antiguo motor económico, recupere notoriedad y vuelva a hacerles ricos. Esta parte evidencia el talento de Berlanga para este tipo de comedia, en la que la agilidad de los diálogos y la categoría de los intérpretes resultan decisivos.


La segunda parte arranca con la aparición de un nuevo y misterioso personaje que conoce el secreto del falso milagro y empieza a manipular a sus autores sin que estén claros sus fines. Este tramo del film mantiene, sobre todo al principio, el tono de comedia, pero va virando poco a poco hasta un desenlace cada vez más dramático, convirtiéndose en una fábula en la que el cineasta aprovecha para reflexionar sobre el poder de la fe y alertar de las consecuencias que puede tener aprovecharse de ella… o de aquellos a quienes se hace creer en algo.


No resulta extraño que la película, pese a su apariencia de juguete cómico, molestase a la Iglesia católica en pleno franquismo, y que la censura rechazase los dos siguientes guiones de Berlanga, que tardó cuatro años en volver a dirigir… y ser nominado al Oscar a la Mejor Película Extranjera con ‘Plácido’.

El detalle cinéfilo: Dejando de lado las evidentes influencias de la cinta italiana ‘Milagro en Milán’, no ya en este film, sino en buena parte de la filmografía berlanguiana, resulta impagable ver a ‘Luisito’ Varela, el ‘dire’ de ‘Camera Café’, a quien su archiconocido ‘¡A la p**a calle!’ le ha dado la popularidad que siempre ha merecido, como un crío de 10 ó 12 años, pero con la misma cara que tiene ahora.


domingo, 13 de marzo de 2011

Un auténtico western... animado

Quizás uno de los motivos por los que ‘Valor de ley’ fue la gran perdedora de los últimos Oscar es que, una vez vista ‘Rango’ queda claro que a los Coen aún les queda mucho por aprender. La cinta de animación de Gore Verbinksi sí nos regala un western en estado puro, auténtico cine del oeste con muchos más personajes que el remake de los Coen, lleno de aventuras y de duelos en una calle polvorienta como los de antes.

Verbinski se marca un homenaje por todo lo alto a los spaghetti-western de Clint Eastwood, y sobre todo a su personaje de ‘El hombre sin nombre’, que hace que Tarantino llegue tarde con su próxima cinta-homenaje-plagio a ‘El bueno, el feo y el malo’. Y es que el sentido del humor es la principal característica que aporta ‘Rango’ a la mitología del western.

Un humor no reñido con la hondura y la reflexión, y es que, casi sin darnos cuenta, el director plantea un tema que puede dar mucho que hablar en el futuro. ‘Quien controla el agua, controla el mundo’, esa es la gran frase de una película en la que el agua reemplaza al dinero como moneda de cambio y hay quien especula con ella para dominar a los demás. La lucha de los granjeros para salir adelante siempre ha sido un tema recurrente en el western, pero aquí parece enlazar con la conciencia ecológica y los peligros de un futuro en el que la escasez de agua será cada vez mayor.

Pero ante todo, ‘Rango’ es un festival de Johnny Depp, a quien no es difícil imaginar como el camaleón protagonista, disfrutando como nunca con su repertorio más histriónico y locuaz. Depp está además muy bien secundado por un largo elenco que incluye, entre otros, a nada más y nada menos que Ned Beatty (el alcalde), Ray Winstone (Mal Bill), Bill Nighy (Cascabel Jake), Harry Dean Stanton (Balthazar), Timothy Oliphant (El espíritu del Oeste), Alfred Molina (el armadillo Roadkill), Isla Fisher (Habas) o la niña Abigail Breslin (la rata Priscilla).

Todos ellos dan voces a los personajes y al mundo que recrea de una manera apabullante Industrial Light & Magic. La factoría de Lucas, como no podía ser de otro modo, deslumbra en su primer film de animación alcanzando una perfección absoluta, rayando en lo enfermizo, en cada plano. Técnicamente es la mejor película de animación digital que se haya visto hasta la fecha (lo sentimos por Pixar), y mucho ojo a los escasos personajes humanos que aparecen en pantalla, porque también muestran un realismo nunca visto.

El detalle: Quien crea que lo ha visto todo en el cine, entenderá que estaba equivocado cuando suene la ‘Cabalgata de las Walkirias’ de Wagner, en el enésimo homenaje a la escena más imitada de ‘Apocalypse now’.

Y no nos olvidamos del cuarteto de búhos mariachis, lo mejor de la película.


jueves, 10 de marzo de 2011

Una utopía demasiado perfecta

‘El dador’ podría encuadrarse como novela juvenil, y de hecho su autora, Lois Lowry, es una de las mejores en la especialidad. Pero se trata de una fábula que resulta de interés para lectores de cualquier edad. A través de ella Lowry se/nos pregunta qué es lo más importante en la vida, ¿tener las necesidades básicas cubiertas… o algo más?

El argumento del libro transcurre en una sociedad utópica en la que nadie pasa hambre, no hay crímenes ni guerra y todos tienen trabajo. Pero no hay capacidad de elección individual... porque la gente podría escoger mal. Un comité de sabios decide cuál será la tarea que deba realizar cada individuo durante toda su vida y también es responsable de formar las familias, adjudicando parejas e hijos según las peticiones que recibe. Y por supuesto no hay sexo.

El protagonista, Jonás, cumple los 12 años y le es asignada una ocupación. Pero se trata de algo muy especial que hará que descubra que la vida puede vivirse de otro modo, más difícil, duro y con riesgos, pero el único posible si se quiere vivir de verdad. Será entonces cuando tendrá que elegir…

… y responder a esa pregunta que Lowry lanza al lector: ¿vale la pena conformarse con una sociedad que garantiza las necesidades básicas y evita cualquier crimen o conflicto, a costa de sacrificar la individualidad de cada persona, la capacidad para decidir sobre el propio destino e incluso amar de verdad, hasta el punto de que no haya nada que diferencie a unas personas de otras?

Una última cosa. La maestría literaria de Lowry queda patente en la escena en la que Jonás descubre qué significa ser ‘liberado’. Aunque el lector versado no tenga la menor duda sobre lo que supone la ‘liberación’, la autora logra estremecerlo al revelar la última verdad que deberá afrontar Jonás antes de tomar la decisión más importante de su vida.

domingo, 6 de marzo de 2011

Un digno final para 'Jericho'



Quien iba a decir que las nueces tuviesen tanto poder. La historia de la segunda temporada de ‘Jericho’ demuestra que a veces el público sí tiene la última palabra en cuanto a la continuidad de una serie televisiva.

Rebobinemos. La primera temporada de esta producción, emitida aquí hace unos veranos por Tele 5, arrancaba con una impactante premisa: un joven, Jake Green, regresa a su población de origen, Jericho, cuando a lo lejos se produce lo que parece la explosión de una bomba nuclear. El pueblo queda aislado, sin electricidad ni teléfono ni televisión, y nadie sabe qué ha ocurrido.

Esta situación pone a prueba a los habitantes de Jericho: ¿prevalecerá la ley del más fuerte y de sobrevivir a toda costa, o la colaboración y hermandad entre vecinos? Poco a poco se va desvelando que hubo varios ataques con bombas nucleares en varias ciudades de Estados Unidos, lo que ha sumido al país en la anarquía. Pero la serie se centra en Jericho y la lucha diaria de sus vecinos, con mil y una tramas en lo que es una de las producciones más logradas de los últimos tiempos siguiendo la estela de ‘24’, ‘Perdidos’ o ‘Prison break’. Es decir, un argumento que sigue y sigue, como si de una película de un montón de horas se tratase.

Sin embargo la audiencia no respondió y la cadena CBS optó por cancelarla. Los aficionados iniciaron entonces una campaña enviando nueces a la cadena para pedir su continuidad, tomando la respuesta ‘nuts’ (nueces, traducido aquí como ‘y un huevo’) que da Jake al alcalde de una población vecina cuando les ordena rendirse. Al final hubo segunda temporada, aunque sólo de siete capítulos.

Esta última entrega sirve para al menos dar un final, sí, abierto para una posible continuación, pero que cierra la mayoría de líneas argumentales a diferencia de la conclusión de la primera temporada con un claro ‘continuará’. Y lo que sigue es totalmente SPOILER para quien no haya visto esa primera entrega.




La segunda temporada arranca, tal como se viera al final de la anterior, con la llegada del ejército de los nuevos Estados Aliados de América, que están reinstaurando la normalidad en todo el país. Sin embargo, como descubrirán Jake y Hawkins (cuyo papel es aún más clave en estos episodios), la empresa Jennings & Rall es quién está detrás del nuevo Gobierno… y también de los atentados, atribuidos a países árabes que ya han sido aniquilados por ese nuevo Gobierno.

Lo que plantea ‘Jericho’ es cómo una empresa privada se hace con el control total de un país, incluso cambiándole el nombre e imponiendo su ley, instaurando una democracia ficticia y valiéndose para ello de un atentado del que es responsable. La ingenuidad del guión reside en que, como vemos día a día, no hace falta que ninguna gran empresa recurra a medidas tan drásticas, cuando de maneras mucho más sutiles logran que los gobiernos se plieguen a sus intereses…

Más allá de eso, la serie logra plantear de manera apasionante esa lucha por la libertad de los norteamericanos (siempre tan patriotas) no contra un invasor extranjero, sino contra una empresa que quiere controlar sus vidas. Uno de los mejores episodios es el segundo, que aborda la libertad de prensa en una situación como ésta. También destaca, por otros motivos, el quinto episodio, puro western con reminiscencias de ‘Río bravo’.

La temporada sigue, pues, la lucha de Jericho por sobrevivir ante las nuevas normas que impone Jennings & Rall, y de manera paralela los esfuerzos de Hawkins por desvelar al mundo la corrupción del Gobierno y evitar que el estado de Texas se una a los Estados Aliados, lo que haría invencible a Jennings & Rall.

La nueva temporada pierde algunos personajes y cuenta con la incorporación de Esai Morales como el líder del nuevo ejército, que trata de compatibilizar la obediencia a las órdenes con hacer lo que cree justo. Resueltos los triángulos amorosos de los anteriores episodios, las novias de los hermanos Green pierden todo protagonismo y la única historia de amor que continúa es la de Stanley y Mimi, el granjero y la inspectora de Hacienda, que protagonizan algunos de los momentos más inspirados de esta última temporada.

Y para acabar, un último SPOILER:

No estaría mal cerrar ‘Jericho’ definitivamente con una película sobre la II Guerra Civil norteamericana, que es el horizonte al que apunta el final de la segunda temporada.


viernes, 4 de marzo de 2011

Todo sueño tiene un precio

Ya lo decía la profesora de aquella academia de baile: ‘la fama cuesta y vais a empezar a pagar’. Pero no sólo con esfuerzo físico, aunque de eso, llevado al límite, hay mucho en la nueva película de Darren Aronofsky, que lo es todo menos una visión amable del ballet. ‘Cisne negro’ gira en torno a una pregunta clásica: ¿hasta dónde estarías dispuesto a llegar para cumplir tu mayor sueño? Más aún, ¿estarías dispuesto a dejar de ser tú mismo y convertirte en una persona distinta, cambiar tus gustos, tu manera de comportarte y tu propia personalidad, para alcanzar lo que siempre has anhelado?

Todo el film es una metáfora sobre las consecuencias de traicionarse a uno mismo en pos de un ideal, lo que explica todo lo ocurrido o imaginado a lo largo del metraje en escenas de gran potencia visual. La película puede seguirse en parte como una tradicional cinta de suspense, en la que tratamos de descifrar si la protagonista está perdiendo el juicio o alguien trata de perjudicarla (véase, por ejemplo, ‘Rebeca’), pero sólo de una manera tangencial, ya que no es eso lo que en realidad interesa a Aronofsky.

El cineasta ha logrado por fin filmar su remake de 'Perfect blue', la cinta de animación de Satoshi Kon, pero haciéndola propia, tomando lo que le interesa de ella. Si Nolan sólo cogía de otra obra de Kon, ‘Paprika’, la idea básica, Aronofsky toma mucho más, pero llevándolo a su terreno. No sólo convierte a la protagonista en una bailarina de ballet, en lugar de una cantante que quiere triunfar como actriz, sino que modifica el final, mucho más logrado aquí.

En ‘Perfect blue’, además, la trama era más propia de un film convencional (si ese adjetivo se le puede aplicar a un film innovador en la mayoría de apartados) de intriga, en el que su autor daba una resolución bastante verosímil a los enigmas planteados, aunque no acabase de cuadrar del todo con las imágenes previas. Aronofsky también deja algunos misterios en el aire (el destino final de Beth o el ¿romance? entre el director del ballet y Lily), pero eso carece de importancia ya que no es lo que le interesa. Eso sí, no pierde ocasión de volver a la famosa escena de la bañera de 'Perfect blue', que ya repitiera, entonces exactamente, en 'Requiem por un sueño'.




Por lo demás, y más allá del nivel de un film al que la nominación a Mejor Película tal vez le venía grande, lo que es incuestionable es el extraordinario nivel de todo el reparto. Vincent Cassel firma posiblemente su mejor interpretación en Hollywood, todo fuerza y caracter, y Mila Kunis es la revelación en su papel de ‘rival’ de la protagonista, con una gran frescura y naturalidad. Inmensas también, en sus pequeños papeles, una de las grandes actrices norteamericanas, Barbara Hershey, y una recuperada (esperemos que definitivamente) Winona Ryder.

Y qué decir de Natalie Portman. Para quienes vimos nacer su carrera en ‘Leon, el profesional’, siendo apenas una niña, ha sido una auténtica delicia asistir al crecimiento de una actriz a la que siempre se le adivinó un talento descomunal. Ver que su capacidad interpretativa ha ido avanzando de manera constante hasta alcanzar el inmenso nivel que despliega en ‘Cisne negro’ no tiene precio. Hollywood quema muy rápidamente a sus estrellas y, por desgracia, son más habituales casos como el de, precisamente, Winona Ryder, que brilló unos pocos años y se perdió entre sombras. Por fortuna no ha sido el caso de Natalie Portman, que ofrece un recital impresionante al encarnar un personaje como el de Nina, repleto de matices, y encima bailando como un ángel…o un demonio.

PD: Aunque sólo fuera por escuchar buena parte de la extraordinaria partitura de Tchaikovsky, ya vale la pena el visionado de ‘Cisne negro’. Esta película no tardará en olvidarse, la interpretación de Portman se recordará durante mucho tiempo, pero ‘El lago de los cisnes’ es inmortal.