A la espera de la segunda temporada televisiva de ‘The walking dead’ acabo de dar buena cuenta del segundo arco argumental, ‘Muchos kilómetros a la espalda’, de la versión en cómic, los seis números que completan el primer año de la colección. En ellos se echa un poco en falta a Tony Moore, que dibujó los seis anteriores, si bien su sustituto, Charlie Adlard, no le va demasiado a la zaga con un estilo bastante similar, aunque menos detallista y más tipo mancha que mejora número a número.
En cuanto al guión, resulta difícil hablar de él sin destripar el argumento, así que para los que no hayáis leído todavía estas entregas, baste decir que Robert Kirkman sigue regalando un ‘continuará’ con todas las de la ley al final de cada número y que sigue con habilidad las peripecias de un puñado de personas que tratan de sobrevivir en un mundo infestado de zombis. Más coral que nunca, tras los primeros números centrados en el protagonista, el policía Rick Grimes, el encuentro del grupo liderado por éste con otros supervivientes es lo que guía la trama de estos seis números hasta un descubrimiento que será abordado en la próxima saga.
SPOILERS
El número 7 sirve para cerrar las tramas del anterior arco argumental, con las consecuencias de la muerte de Shane (que sigue vivo en el serial televisivo), y abrir otras nuevas con la llegada de nuevos miembros al grupo en su deambular una vez que dejan las afueras de Atlanta. Y la primera gran revelación llega en la última página: la mujer de Rick está embarazada, y resulta evidente que de Shane, algo que dará que hablar.
Las historias de amor, aunque más bien poco románticas, empiezan a multiplicarse, lo que supondrá además que algún miembro del grupo lo abandone para establecerse en otra parte, algún miembro carismático, lo que veremos si se deja notar en próximos episodios. Por lo demás, los números 8 y 9 tienen como escenario un barrio residencial en el que los protagonistas sueñan con establecerse, para descubrir su horrible secreto y sufrir alguna baja más.
Más adelante alguien dispara por error al hijo de Rick y todos acaban instalándose en una granja aparentemente idílica, donde todo acabará en un auténtico baño de sangre, de modo que el grupo deberá seguir su búsqueda de un lugar donde vivir. En el transcurso de esta trama, que engloba los números 10, 11 y 12, destaca la reflexión sobre qué hacer con los zombis, con dos posturas opuestas: aniquilarlos, ya que han dejado de ser humanos, o encerrarlos y esperar que aparezca una cura para el virus que lo ha provocado.
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