domingo, 29 de abril de 2012

Loreena McKennitt reina en Castellón



No todos los días se tiene la suerte de que la reina de la música celta, Loreena McKennitt, actúe en Castellón, así que no podía dejar pasar la ocasión. La cita, el pasado jueves 26 en el Auditori de la capital de La Plana, y desde luego la artista superó todas las expectativas y dejó embelesado a su público, que ya acudió rendido de antemano. Y es que, como Adele, aunque con un estilo musical radicalmente distinto, la cantante canadiense es otra de esas artistas que te recuerdan lo que es bueno, pero bueno de verdad, calidad sin peros... simplemente, belleza en estado puro.

El concierto, que cerraba la gira ‘Huellas celtas’ tras pasar por San Sebastián, arrancó sin Loreena, solo con sus músicos sobre el escenario, en un preludio musical que anunciaba lo que vendría después. Siete músicos, además de la propia cantante, y un sinfín de instrumentos: bajo, guitarra clásica, guitarra española, batería y otros instrumentos de percusión, flautas, violín, violonchelo, bouzouki, arpa, piano, contrabajo… Todo ello para generar un sinfín de matices sonoros que escapan a los grupos habituales de guitarra, batería y teclados.

Mención muy especial para el violinista, Hugh Marsh, y la chelista, Caroline Lavelle, que casi arrancaron tantos aplausos como la propia Loreena, cuyo chorro de voz hechizó sin remedio a la audiencia en cuanto entonó las primeras estrofas, envolviendo el escenario en la magia única de los temas celtas.

‘Bonny Portmore’ fue la primera canción que recreó, y casi de inmediato el primer momento álgido, la extensa ‘The Higwayman’, a la que tal vez le sobró instrumentación. Hubiera lucido mucho más pura solo con la voz de Loreena, tal como ocurrió más tarde con ‘The lady of Shalott’, apenas acompañada por chelo y violín.



Los temas instrumentales se alternaron con las canciones, y los momentos intimistas con los más enérgicos, en este caso casi siempre con Loreena tocando el acordeón. No faltaron ‘The Bonny Swans’, ‘All Souls Night’, ni el recuerdo a Yeats. El espectacular ‘The Old Ways’ cerró el concierto para dar paso a dos tandas de bieses. La primera con un par de temas más, el segundo de ellos solo con Loreena iluminada, entonando una dulce despedida… hasta la próxima. Y la segunda con todos los músicos dando lo mejor en el último instrumental.

Todo ello envuelto en una bella escenografía, simple pero de lo más efectiva, capaz de transformar el escenario en la sala de una catedral medieval o uno de los salones de la Alhambra, con unos mínimos efectos de luces, logrando que el espectador sintiera que había viajado en el tiempo, además de iluminar solo a aquellos músicos que intervenían en cada momento.

Desde luego, una noche para recordar. Ojalá no haya que esperar mucho para volver a disfrutar de la gran dama de la música celta. Y un ruego: que la canadiense nos regale pronto con material nuevo, se echa de menos.




El detalle: La complicidad entre estrella y público se estableció desde el primer momento, y alcanzó uno de sus momentos culminantes cuando la artista se dirigió a los espectadores para levantar momentáneamente la prohibición de sacar fotos mientras cantaba ‘Santiago’, dado que al no tener letra los flashes no la distraían. En su perfecto inglés, Loreena se preguntó, dejando escapar unas tímidas risas, si la habrían entendido, y los flashes le dieron la respuesta mientras volvía a entregarse a una música por la que no pasan los siglos.

sábado, 28 de abril de 2012

'Alcatraz': Abrams se pierde en su nueva isla



JJ Abrams va afinando cada vez más y ya se las sabe todas a la hora de impulsar una nueva serie de televisión y aportar su firma. Su última criatura, ‘Alcatraz’, tenía los elementos para ser la perfecta combinación de dos de sus obras más logradas, ‘Perdidos’ y ‘Fringe’, y además trataba de aprovechar el aura mítica del famoso penal norteamericano. Pero por ahora, no acaba de desarrollar todo su potencial. Vayamos paso a paso.

Si a alguna otra serie de Abrams se parece ‘Alcatraz’, es a ‘Fringe’. Al fin y al cabo, ambas no dejan de ser procedimentales, en los que la mayoría de capítulos abordan una trama detectivesca autoconclusiva, pero con una línea argumental mucho mayor, a la manera de ‘Perdidos’, llena de misterios cuya solución tal vez no la sepan ni los guionistas.

Uno de los defectos que se le han achacado a las primeras temporadas de ‘Fringe’ (dicen que se ha resuelto en las más recientes) es lo escasos que son los capítulos en los que la trama central toma el protagonismo. En ‘Alcatraz’ se ha tratado de solventar esto de una manera muy sencilla: la trama se basa en que la famosa prisión no fue cerrada en 1963 porque hubiese quedado obsoleta, como nos dice la historia, sino porque todos los presos y guardias desaparecieron. Medio siglo después empiezan a reaparecer y en cada episodio los protagonistas, un grupo especial de policías, debe capturar a uno de ellos. Y variedad no falta: asesinos de niños, atracadores de furgones blindados, francotiradores… hasta uno que se dedica a colocar minas explosivas.

A pesar de ello, la trama no avanza demasiado, y a la conclusión de la primera temporada (de 13 capítulos, y que se desconoce si tendrá continuidad), lo poco que se ha descubierto lo hubiera imaginado cualquiera y quedan en el aire un sinfín de interrogantes.

Porque lo que no se puede decir es que la serie no sea ambiciosa. Uno de los elementos más atractivos son los constantes flashbacks, aquí en el más puro estilo ‘Perdidos’, que nos muestran la vida carcelaria en Alcatraz y las relaciones entre los reclusos que van reapareciendo. Y atención: en la primera temporada, la mayoría de flashbacks se desarrollan en 1960, tres años antes de la desaparición de los presos, lo que supone que Abrams tiene previstas unas cuantas temporadas, digo yo. Sobre todo, si tenemos en cuenta que desaparecieron 302 presos y han reaparecido como una docena…

Los flashbacks son de lo más logrado en esta primera temporada, con una fotografía más clásica y ganándole importancia a las pesquisas de los policías protagonistas. Y es que mientras estos encuentran un par de pistas, persiguen al recluso y lo atrapan, de una manera más bien rutinaria, los flashbacks se centran en explicar qué hechos del pasado llevan al prisionero a hacer lo que hace en el presente, y sobre todo, por qué un hombre se convierte en un malvado.

Volviendo a los protagonistas, se ha repetido en cierta medida el esquema de ‘Fringe’, con tres personajes centrales carismáticos y otros más secundarios a su alrededor. El problema es que el trío de ‘Alcatraz’ está muy lejos del de la otra serie de Abrams. El único que resiste la comparación es Sam Neill, al que se le ve disfrutando con su interpretación de Emerson Hauser, un guardia novato que descubrió la desaparición de los presos 50 años atrás, y que desde entonces ha dedicado toda su vida a tratar de desentrañar el misterio. Enigmático, en ocasiones obstaculizando a los otros investigadores, y con sus verdaderos motivos en la sombra, es lo mejor de la serie, y digámoslo ya, me encanta su frase en off que introduce la serie, a la manera de aquellas introducciones de ‘El coche fantástico’ o ‘El equipo A’: ‘En 1963 Alcatraz se cerró y los presos fueron trasladados a otras cárceles. Pero no fue eso lo que pasó, no señor. (aunque me quedo con la VO, con ese 'not at all', es decir, 'en absoluto'.

A pesar de todo, Hauser no es Walter Bishop, y Sarah Jones, como Rebecca, la joven detective protagonista, no es Olivia, aunque es muy mona y está vinculada a la trama por vía familiar. Por último, Abrams echa mano de uno de los actores/personajes más populares de ‘Perdidos’, Jorge García, aquí como un dibujante de cómics y especialista en la historia de Alcatraz, que cae muy bien al público, pero tampoco tiene el interés de Peter Bishop (sobre todo a partir de la segunda temporada).

En cuanto a los secundarios, se echa en falta una mayor participación del veterano RobertForster como el tío de Rebeca, y solo destaca Parminder Nagra, que deja la bata de Neela en ‘Urgencias’ para convertirse en una psiquiatra de oscuro pasado. Eso sí, han acertado de pleno con el alcaide de los 60, Jonny Coyne, y con su segundo, Jason Butler Harner.

‘Alcatraz’ empieza apuntando alto, pero como suele ocurrir con Abrams, insinúa mucho más de lo que muestra, y a diferencia de ‘Fringe’, no tiene unos personajes que sostengan la serie mientras esta acaba de despegar. La primera temporada puede calificarse como de decepcionante, de corrientita y punto, salvada por ese aire clásico de los flashbacks, cargados de sorpresas, y por la profesionalidad de Sam Neill. Todo ello hasta llegar a un desenlace con doble ‘continuará’ (y vaya ‘continuará’...). Aunque lo primero será saber si habrá una segunda temporada. Si es así, esperemos que la trama empiece a avanzar en serio… para ver si vale la pena de verdad.


El detalle: En España hemos tenido que sufrir la manera en que La Sexta ha programado 'Alcatraz'. El canal de Mediapro ha demostrado que, por muy 'seriadictos' que se proclamen, son más bien 'futboleros', ya que suspendieron la emisión de la serie cada vez que había partido de liga entre semana. Si a eso le sumamos que tampoco se emitió en Semana Santa, el resultado es que durante dos semanas consecutivas no hubo episodio. Una buena manera de hacer que el público desista de seguir una serie.

viernes, 27 de abril de 2012

El estreno: ¡Vengadores: Reuníos!


Cerca, muy cerca de ser el estreno de la semana, ha estado 'Martha, Marcy, May, Marlene', cine independiente USA con interpretación de lujo a cargo de la jovencísima Elizabeth Olsen (una vez más, sí, la hermana de las gemelas), como una chica que vuelve a casa tras abandonar una secta. Muy cerca, también, un estreno patrio, 'The Pelayos', con megarepartazo (Eduard Fernández, Lluís Homar, Daniel Brühl y el castellonense Miguel Ángel Silvestre... y las chicas de 'El barco' Blanca Suárez y Marina Salas) para la historia real de una familia que se dedicó a hacer saltar la banca en los casinos españoles.

Pero la palma se la lleva la película que llevaban toda la vida esperando los aficionados a los cómics Marvel, 'Los Vengadores', reuniendo a la plana mayor de los personajes más conocidos de la casa. Sí, esos que en los 90 pasaron al olvido ante la popularidad de los X-Men... hasta que un tal Brian Michael Bendis se hizo cargo de sus guiones, devolviéndolos al estrellato comiquero.

El film supone la culminación de toda una serie de cintas anteriores que han ido preparando el terreno, presentando a estos personajes para los no aficionados al cómic. Y exceptuando el caso de Hulk, que fue interpretado primero por Eric Bana, luego por Edward Norton (de hecho, cambiaron todo el reparto pese a tratarse de una secuela) y ahora por Mark Ruffalo, el resto mantienen a los intérpretes de sus pelis anteriores. A destacar Robert Downey Jr. como Iron Man (sin él, que se olviden de verme pasar por taquilla)... y ya vale. Porque los dos Chris, Evans y Hemsworth, serán guapetes, pero de actores tienen poco. Habrá que ver cuántos minutos aparece Samuel L. Jackson como Nick Furia, habrá que ver qué tal está Jeremy Renner en la piel de Ojo de Halcón... y sí, vale, lo de Scarlett Johansson como la Viuda Negra, también habrá que verlo.

Pero lo único que puede salvar la película del desastre es el hombre a los mandos, Joss Whedon, es decir, el creador de la televisiva 'Buffy, cazavampiros', algo que siempre le agradeceré. ¿Y el guión? Esa es la otra, veremos si solo tenemos mamporros, o si esperar tanto para ver a estos personajes juntos en una misma pantalla ha valido la pena.

Vale, lo diré: 'Avengers... reuníos!' (El grito de guerra del Capitán América, vamos).

domingo, 22 de abril de 2012

Bienvenidos a Pleasantville



Está visto que en Hollywood últimamente no es fácil hacer películas ni respaldado por un éxito. Un caso reciente es el de Alexander Payne, que pese a la buena acogida de ‘Entre copas’ (2004) ha tardado siete años en volver a ponerse tras las cámaras con ‘Los descendientes’. Otro buen ejemplo es el de Gary Ross, que acaba de estrenar ‘Los juegos del hambre’ casi una década después de su última película, ‘Seabiscuit’, aquel drama hípico con Tobey Maguire que incluso tuvo nominaciones a los Oscar. Pero esta vez nos centramos en el film que rodó cinco años antes de esa nueva colaboración con el Spiderman de Sam Raimi: ‘Pleasantville’ (1998).

En dicha cinta Ross se implicó por completo, no solo como director, sino también escritor e incluso productor, junto con Steven Soderbergh. El resultado fue, como ‘Campo de sueños’, una de esas raras ocasiones en que Hollywood factura una película cargada de magia genuina. Y cuyo argumento, curiosamente cercano a ‘Los juegos del hambre’, también versa sobre la rebelión de la juventud.

Tobey Maguire es aquí David el típico empollón de instituto, fascinado con una antigua serie televisiva de los 40-50, ‘Pleasantville’, algo así como ‘Ciudad Amable’, donde todo es perfecto y todos viven en armonía. David sueña con vivir en ese mundo idílico, y lo consigue cuando, gracias a un mando de televisión mágico, y cierto accidente, entra en la tv… acompañado por su hermana, Jennifer, encarnada por Reese Witherspoon, la chica más popular del instituto, que solo piensa en salir con chicos.

En Pleasantville ambos son los hijos perfectos del matrimonio interpretado por Joan Allen como la perfecta ama de casa, y William H. Macy como el perfecto cabeza de familia. Mientras tratan de descubrir cómo volver a su mundo, los dos hermanos van a causar un impacto que cambiará Pleasantville para siempre.

Lo primero será hacer que los jóvenes de la ciudad descubran… el sexo, lo único que parece importarle a Jennifer. La primera consecuencia será que el equipo de baloncesto local, que siempre gana, pierda todos los partidos. La siguiente, que el lago de la población se convierta en el lugar de encuentro para todas las parejas.

Pero de lo que realmente trata el film es de la importancia de las emociones. En Pleasantville, como en la sociedad utópica de ‘El dador’ y tantas otras, todo es perfecto pero no hay emociones de verdad. El sexo hará que muchos descubran que pueden sentir otras cosas, pero en otros casos serán otras emociones las que les harán cambiar. Ese es el caso de Jennifer, que casualmente descubrirá un libro que le apasionará y descubrirá lo vacía y superficial que era antes, empezando a interesarse por los estudios.

Al final, estallará el conflicto entre quienes solo se sienten vivos cuando rompen la rutina y quienes, en cambio, no saben vivir si no siguen una rutina fija.

Uno de los mejores hallazgos de la cinta es que el mundo de Pleasantville es en blanco y negro, pero cuando alguien descubre una emoción verdadera, entonces aparece en color. Esto sirve para que Ross utilice los efectos especiales de una manera bellísima, y que alcanza grandes momentos poéticos, como la escena en la que una de las protagonistas, que se maquillaba con blanco y negro para que los demás no supiesen que había cambiado, se desmaquilla, emergiendo el color poco a poco en su rostro.

Uno de los personajes que ejemplifica mejor los cambios es el dueño del típico bar norteamericano, que al ver por primera vez colores descubre que quiere ser pintor y no deja de experimentar con sus creaciones. También destaca la aparición de un impresionante arco iris después de la primera tormenta en toda la historia de Pleasantville, o la paulatina transformación del lago en el que los jóvenes ‘expresan sus sentimientos’.

Hablando del lago, una de las mejores frases del film es la que pronuncia uno de los representantes de quienes no quieren que nada cambie: “Una cosa es que los chicos vayan de vez en cuando al lago, y otra que entren en la biblioteca, ¿qué será lo siguiente?”.

Porque los jóvenes no solo descubren el sexo, sino que las cosas pueden ser de otra manera. Empiezan a cuestionarlo todo e incluso se preguntan qué hay fuera de Pleasantville. Es entonces cuando empieza la censura, la quema de libros, la prohibición de escuchar determinada música y el rechazo a los que son ‘de color’, en una clara alegoría del racismo.

Con delicisosos toques de comedia, un guión medido, una dirección sobresaliente e interpretaciones muy logradas, ‘Pleasantville’ se convirtió en un curioso producto de Hollywood, y una de las películas más interesantes de los últimos tiempos. Que su director solo haya rodado dos cintas más en los 15 años siguientes deja bien claro lo mal que va la industria cinematográfica norteamericana.

PD: Ross cuidó hasta el último detalle en este film, incluyendo el lenguaje. Así, la protagonista pasa de un vocabulario plagado de palabras como ‘guai’, a oír nada más llegar a Pleasantville que ‘estás hecha un primor’.

sábado, 21 de abril de 2012

El estreno: Un reality show extremo


Pocas dudas sobre cuál es el estreno de esta semana, y uno de los del año. 'Los juegos del hambre', basada en la primera novela de la trilogía de Suzanne Collins, parecía destinada a iniciar una saga taquillera, aunque las expectativas no siempre se cumplen, y si no que se lo digan a 'La brújula dorada'. Pero aquí el público ha respondido y en Estados Unidos lleva cuatro semanas en el número uno de la taquilla, cosa que no ocurría desde 'Avatar'.

La trama nos sitúa en un futuro... tal vez no demasiado lejano, a tenor de cómo se están comportando nuestros gobernantes. Estados Unidos se encuentra dividido en distritos y los Juegos del Hambre son la versión del antiguo circo romano: el distrito que ganó la guerra, a cambio de comida, exige que una pareja de cada distrito compita a muerte. Pero la protagonista, que se presenta voluntaria para ocupar el lugar de su hermana pequeña, iniciará el camino a la rebelión.

Uno de los puntos más interesantes es que los Juegos son también una programa televisivo, un Gran Hermano a lo bestia, con lo que ello conlleva. El argumento, obviamente, cuenta con numerosos puntos de interés que invitan a la reflexión. Ahora, habrá que ver si la adaptación de Gary Ross ha dulcificado todos estos aspectos y ha tirado por el aspecto comercial para atraer a todos los públicos, o ha apostado por ir a por todas y crear una película que remueva conciencias, que es lo que, al parecer, llevó a Donald Sutherland a meterse en el proyecto encarnando al dictador de turno. Lo más probable es que Ross se haya quedado a medio camino y no contente ni a unos ni a otros.

Sutherland solo es uno de los múltiples secundarios de lujo, desde Stanley Tucci y Toby Jones como los presentadores del concurso a Elizabeth Banks, Woody Harrelson, Wes Bentley e incluso Lenny Kravitz. Pero quien al parecer se echa toda la película sobre sus espaldas es Jennifer Lawrence, a quien esta película convertirá en megaestrella. Méritos no le faltan, y es que, con películas como 'Lejos de la tierra quemada', y sobre todo su nominación al Oscar por 'Winter's bone', ya ha dado sobradas muestras de que es la actriz más prometedora de su generación. Y que a falta de una saga está metida en dos, puesto que ya la vimos como la nueva Mística de X-men.

¿Habrá estado inspirado Ross? Veremos. ¿Gran interpretación de la Lawrence? No lo duden.




PD: Hablando de actrices prometedoras, Anna Sophia Robb, aquella niña que nos maravilló en 'Un punte a Terabithia', estrena este fin de semana 'Soul Surfer'. La primera vez que supe de esta película pensé que sería la típica cinta de surferos adolescentes. La cosa empezó a cambiar cuando me enteré de que Dennis Quaid y Helen Hunt interpretaban a los padres de la protagonista. Y es que el film está basado en una historia real, la de una surfista que perdió un brazo tras el ataque de un tiburón pero volvió a practicar este deporte. Así que atentos a otra actriz emergente, y a los efectos especiales.

miércoles, 18 de abril de 2012

Geoffrey Rush revive al hombre de las mil caras



Y es que solo un histrión de la talla de Geoffrey Rush podía encarnar a Peter Sellers. ‘Llámame Peter’ (2004) (curiosa traducción del original, ‘La vida y la muerte de Peter Sellers’) proporcionó al actor australiano una ocasión única para desplegar su talento en un papel protagonista, de los que no ha tenido demasiados tras su Oscar por ‘Shine’ (y entonces salía menos tiempo en pantalla que el actor que interpretaba al protagonista de joven…), y encima con las posibilidades que le daba asumir el rol de Sellers, uno de los comediantes más versátiles de la gran pantalla.

Y a fe que Rush supo aprovecharlo. La cinta, rodada para la tv, le proporcionó el Globo de Oro y el Emmy al mejor actor de miniserie o telefilme. El actor no se limita a interpretar a Sellers, y a revivir algunos de sus papeles más conocidos, como el célebre inspector Clouseau de ‘La pantera rosa’ (aunque eché de menos ‘El guateque’), sino que incluso asume el rol de todas las personas importantes en la vida de Sellers, desde sus padres a sus dos primeras mujeres y algunos de los directores más importantes con los que trabajó, en pequeños monólogos dirigiéndose al espectador.

‘Llámame Peter’ es otra buena muestra de que la televisión actual no tiene nada que envidiar al cine, todo lo contrario. Aquí Rush aparece muy bien acompañado por Emily Watson y Charlize Theron como sus dos primeras mujeres, con la sudafricana asumiendo el rol de Britt Ekland, mientras que John Lithgow y Stanley Tucci dan vida a BlakeEdwards y Stanley Kubrick, respectivamente, sin olvidar a Miriam Margolyes como la madre de Sellers.

Y aquí es donde reside la clave de la visión de Sellers que da la cinta: un niño demasiado sobreprotegido y mimado por su madre que en realidad nunca creció y siempre se ocultó bajo las máscaras de sus múltiples personajes, huyendo de cualquier responsabilidad y de su auténtico yo… si es que lo había.

Dos secuencias ejemplifican a las claras esa peculiar manera de ser de Sellers, que nos dejó un gran comediante pero arruinó bastante su vida y las de quienes le conocieron. Por un lado, cuando su hijo (a quien al parecer no gustó demasiado el film) de corta edad, con toda la buena voluntad del mundo, le pinta una gran raya blanca en su último y carísimo descapotable, tras lo cual Sellers destroza todos los juguetes de su hijo en una rabieta de mocoso. También resulta elocuente la escena en la que, tras recibir calabazas por parte de Sophia Loren, no se le ocurre otra cosa que ligarse a la ¡doble! de la actriz para compensar ese rechazo.

El film también muestra su difícil relación con Blake Edwards, quien mejor supo dirigirle aunque acabasen repitiendo una y otra vez la misma película por exigencias de la taquilla, y los fallidos intentos del actor por pasarse al drama, donde no tuvo la suerte de Tom Hanks. Por último, presenta uno de los últimos trabajos de Sellers, ‘Bienvenido Mr. Chance’, basado en la novela ‘Desde el jardín’, como el que más le satisfizo, al asumir un papel que le permitió homenajear a su padre.

La dirección de ‘Llámame Peter’ corre a cargo de Stephen Hopkins, quien ha tenido una carrera bastante curiosa. Tras encadenar películas con cierta calidad y éxito, como 'Volar por los aires' (1994), ‘Los demonios de la noche’ (1996) o la adaptación de la televisiva ‘Perdidos en el espacio’ (1998), recaló en la tv para dirigir la primera temporada de ‘24’ (2001) y la miniserie ‘Traffic’ (2004). Solo ha vuelto al cine para rodar la cinta de terror ‘La cosecha’ (2007), y en los últimos tiempos se ha hecho cargo de la serie ‘Californication’.

En la cinta que nos ocupa, y que también ganó el Globo de Oro a la Mejor miniserie o telefilme y el Emmy al mejor Guión, Hopkins apuesta por un tono de comedia, poniéndose serio cuando toca, pero sobre todo recreando muy bien la época y dándole un tono muy particular, a la medida de Sellers.

El detalle: Lo mejor, los títulos de crédito iniciales, también homenajeando a los dibujos de ‘La pantera rosa’, con un recorrido por toda la obra de Sellers, mientras suena la mítica ‘What's New Pussycat’ de Tom Jones.

domingo, 15 de abril de 2012

Coldplay tira con salvas de fogueo


Mal van las cosas cuando el mejor tema del último disco de Coldplay lo es gracias a Rihanna. El grupo de Chris Martin continúa en caída libre (y ahora sin frenos) en 'Mylo Xyloto', su quinto álbum de estudio, en el que acentúan el bajón que ya supuso el anterior 'Viva la vida' tras el que para mí es su auténtica obra maestra y el más redondo de sus discos, 'X e Y', sencillamente impecable.

No sé si la culpa de todo esto es de Brian Eno, pero lo cierto es que el ex Roxy Music ya logró que el último disco de U2, 'No line on the horizon' fuese es el más anodino de los irlandeses, y al parecer también contribuyó a que 'Viva la vida' no estuviese a la altura de lo esperado, aunque tenía bastantes temas notables. Sin embargo, también empezaron algunas constantes como esos temas instrumentales de medio minuto que no dejan de ser breves introducciones a otros temas, de manera que, por lo que respecta a 'Mylo Xyloto', no tenemos 14 sino 11 canciones.

En su último trabajo, Coldplay da rienda suelta a su grandilocuencia y barroquismo, con momentos espectaculares en cuanto a sonido, que sin embargo no ocultan en absoluto la vacuidad de su nueva propuesta: no hay nada bajo la fanfarria. Y encima se les ve demasiado el plumero, lo artificial de esas canciones, con estructuras construidas como un mecano mal ensamblado: unos coros por aquí, unos teclados por allá, algunos efectos, el ya manido recurso de un fragmento de balada suave para luego acometer una estrofa de sonido atronador... todo ya demasiado rutinario, por mucho que ellos crean que son originales (Pink Floyd y Genesis deben estar descojonándose...), y carente de armonía y equilibrio, imprescindibles en una buena canción.



Volviendo al principio, 'Princess of China' es de lo poco realmente (o casi) logrado, gracias especialmente a Rihanna, que algún día encontrará un estilista al que no se le haya ido la cabeza, pero desde luego canta bastante mejor que Chris Martin, a quien aún le falta bastante para llegar al nivel de Bono o Michael Stipe. Por lo visto la cancioncita de marras fue compuesta por Martin para Rihanna, pero al final prefirió quedársela, invitando a la de Barbados a colaborar en el disco.

Los otros grandes temas, aunque desde luego sin llegar a un 'Yellow', 'Clocks' o 'The scientist', son 'Every teardrop is a waterfall', sobre todo 'Paradise' (sí, al menos han estado bastante acertados en la elección de sencillos), y si me apuran, 'Up with the birds'. El resto, fanfarria intrascendente, excepto las tres baladas: 'Us against the world' es el ya clásico tema de fogata de boyscouts, 'UFO' está bastante más lograda, y 'Up in flames' es la mejor, aunque aquí se echa en falta mayor extensión y variedad.

O Coldplay se deja de tonterías y recupera el excelente pulso y creatividad de 'X e Y', o lo de que aspiran a ocupar el lugar de U2 y los ya retirados REM como gran banda planetaria... está bastante verde.

miércoles, 11 de abril de 2012

'Madrid, 1987': Sacristán vs Valverde



Tercera semana consecutiva, si no me falla la memoria, en la que el estreno más apetecible es español. Habrá que hacer un estudio o algo al respecto... Claro que hasta cierto punto es fácil cuando el estreno más publicitado de la semana es 'Battleship', basado en el 'Guerra de barcos' de toda la vida, en lo que parece un 'Transformers en el mar', con Liam Neeson emborronando más su carrera y Rihanna pasándose a la actuación. También tenemos una cinta para lucimiento de Johnny Depp, 'Los diarios del ron', aquí incluso como productor. Pero a lo que íbamos...

La palma se la lleva 'Madrid, 1987', el regreso a la dirección de David Trueba, que siempre me ha caído bastante más en gracia que su hermano y suele tener cosas muy interesantes que decir, ya sea como cineasta o escritor. Su última propuesta recuerda mucho a la reciente 'Habitación en Roma' de Medem, ya que encierra, en este caso en un cuarto de baño, a dos personas: un veterano periodista y una joven estudiante de Periodismo.

En el reparto destaca el regreso a la gran pantalla de José Sacristán, uno de los mejores actores de nuestro país, dedicado desde hace años al teatro, quien tiene como pareja de diálogos a María Valverde. La actriz tiene una oportunidad inmejorable para reponerse del fracaso de 'La fuga' televisiva y de paso demostrar que es más que una cara bonita. 

Y a mí lo que me intriga es la elección de la época en la que transcurre la acción, 1987. Nueva entrega de teatro en el cine, con muy buena pinta. Y recordad, Sacristán es mucho Sacristán.

Rick descubre que el infierno no son los zombis


Segundo post consecutivo dedicado a 'The walking dead', ahora en la versión impresa. El cuarto volumen, que recopila los números 19 a 24 de la publicación original, esto es, la segunda mitad del segundo año, bajo el título 'Lo que más anhelas', supone la presentación de Michonne, a la que también acabamos de ver en el cierre de la segunda temporada televisiva. 

La primera aparición de este personaje, una joven afroamericana, no puede ser más impactante, ya que va siempre acompañada por dos caminantes sin brazos, encadenados a ella, a los cuales utiliza para pasar inadvertida entre el resto de zombis. En la saga que nos ocupa Michonne se convertirá en el centro de un triángulo amoroso que va a dar muchos problemas. Más difícil se hace prever su papel en la serie, por las diferencias de reparto.

Pero la clave de estos números es el descenso a los infiernos de Rick tras matar por primera vez a un hombre a sangre fría, en interés del grupo, algo que ya ha ocurrido en el desenlace de la segunda temporada televisiva, antes de llegar a la cárcel, pero que aquí ocurre durante esta saga, en la que a continuación se exploran las consecuencias de este hecho.

La recta final de este segundo año en cómic nos dejará una impresionante pelea entre dos de los protagonistas, que ocupará un número entero, y un cambio en la manera de dirigir el grupo por parte de Rick. Eso sí, sin duda alguna, con apenas muertes y menos acontecimientos traumáticos, este es el arco más flojo hasta el momento, el primero en el que Kirkman levanta el pie del acelerador... aunque seguramente Rick no estaría de acuerdo con esta afirmación. Por lo demás, se cierra un segundo año de cómic que ha transcurrido por completo entre barrotes, con los protagonistas tratando de crear algo parecido a un hogar... aunque la demoledora frase de Rick que cierra la saga (lo mejor de la misma) les deja a todos claro que este no es un mundo feliz.

SPOILER

Si en televisión hemos dejado a Rick como autoproclamado dictador de los supervivientes, el arco que nos ocupa se cierra con que el grupo decide, y Rick acata sin problemas, que la dirección del mismo recaiga en cuatro personas, incluido Rick, de modo que aquí gana la democracia, o algo parecido.




domingo, 8 de abril de 2012

Buscando esperanza en un mundo de zombis



Vamos con el primero de dos posts consecutivos dedicados a ‘The walking dead’, los zombis de Kirkman, primero en su versión televisiva y después en la impresa. La verdad, no tengo muy claro si la audiencia seguirá acompañando a esta serie, aunque sería buena señal que lo hiciera. Por si alguien no lo tenía claro, esta segunda temporada, y especialmente su segunda parte, ha dejado claro que apenas hay lugar para la esperanza en este nuevo mundo plagado de muertos vivientes, en el que parece que las pocas personas que aún resisten tengan que renunciar a su humanidad para sobrevivir.

Esa es la clave de estos seis episodios, que arrancan tras la desoladora revelación con que acabó el séptimo de esta segunda temporada. Nuestros protagonistas continúan capítulo tras capítulo en la granja de Hershel, encadenando diálogo tras diálogo en plan existencialista, reflexionando sobre la vida y la muerte. ¿Es eso aburrido? En absoluto, y encima también hay lugar para la acción y para las apariciones de zombis.

Como ejemplo perfecto, el capítulo 10, el tercero de esta segunda parte, que gira en torno a tres conversaciones: Rick y Shane discuten el tema principal de estos últimos episodios, si para sobrevivir hay que renunciar a cualquier atisbo de humanidad, reglas o leyes, y matar sin remordimientos a quien haga falta, aunque sea humano, con tal de proteger al grupo. Y ya de paso, Rick le pone los puntos sobre las íes en cuanto a mantenerse lejos de su mujer y de su futuro hijo.

Mientras, en otra discusión se pone en tela de juicio si hay que seguir luchando y mantener la esperanza pese a que no hay futuro y los zombis pueden matarlo a uno en cualquier momento, o es mejor suicidarse y ahorrarse miedo, angustia y una muerte horrible devorado por los muertos vivientes.

Y ya de paso, le damos vueltas al papel de la mujer en este nuevo mundo, en el que parece que todas se hayan convertido en amas de casa que tratan de mantener unido al grupo, dejando la caza de zombis para los hombres.

¡Ey!, pero además hay una buena dosis de acción con los protagonistas enfrentándose por enésima vez a los zombis, así que no falta de nada.

Otra de las claves es cómo, al caer la civilización, los hombres se enfrentan entre sí y unos grupos se convierten para otros en una amenaza mucho peor que los propios zombis. Que la serie va a por todas y  no se anda con chiquitas lo deja claro que otros dos temas que se abordan sean el de la pena de muerte, que centra por completo el capítulo 11, o el de si hay lugar para la democracia en este nuevo mundo, una cuestión que empieza a apuntarse.

Y como colofón, un desenlace apocalíptico, con unas cuantas bajas más, tras el cual nada volverá a ser lo mismo… y en el que se desvela qué le dijo el científico a Rick al final de la primera temporada (y que francamente, no veo que afecte mucho a la trama).




SPOILERS

La trama de la granja de Hershel se ha alargado espectacularmente en la versión televisiva, ocupando toda la segunda temporada de 13 episodios, mientras que en el cómic apenas duró tres números (10 a 12). Kirkman, también guionista de la serie, está aprovechando para desarrollar aún más las tramas originales, y  modificarlas a su antojo, logrando que la versión televisiva sea mucho más que una adaptación, una especie de realidad paralela, en la que personajes que morían en el cómic tienen una nueva oportunidad y otros encuentran una muerte más temprana.

Entre los primeros destaca Shane, que en el cómic ni siquiera llegaba a la granja de Hershel. Kirkman ha aprovechado esta nueva oportunidad para dar mayor complejidad al personaje, ahora mucho más humano, y no ha repetido su final en el cómic, donde Carl le pegaba un tiro cuando veía que iba a matar a su padre. En la versión televisiva el proceso ha sido mucho más lento y trabajado, con momentos claves como la muerte de Otis, que en el cómic también sigue con vida. Todo hasta llegar a ese punto en el que Rick, tras oponerse a que Shane matase a un desconocido para salvar al grupo, acaba matando a su mejor amigo con el mismo fin.

Y es que aquí, en cambio, Kirkman se adelanta y hace que Rick cometa un asesinato a sangre fría (aquí un poco menos) antes que en el cómic, donde el personaje es llevado al límite mucho más antes de dar ese paso, que evidentemente tendrá consecuencias. Eso sí, en un guiño al lector de cómic, Carl sí se carga a Shane cuando se convierte en zombie.

Por el contrario, Sofia y Dale han encontrado un fin prematuro, puesto que en el cómic siguen vivitos y coleando (y Sofia como medio novieta de Carl), al menos tras abandonar la granja. Un abandono mucho menos traumático, ya que en el cómic Hershel sí les echa tras la escena del pajar.

Y luego están los personajes nuevos, como Daryl, cada vez más intersante.

El final de la temporada televisiva nos deja con Rick autonombrado dictador tras admitir que mató a sangre fría a Shane (y soltar un discurso similar al que cierra el número 24 del cómic). También tenemos la primera (y sobrecogedora) aparición de Michonne, de la que ya hablaremos en el post dedicado al cuarto arco del cómic, y el último plano avanza el eje central de la tercera temporada, que adaptará la saga iniciada con el número 13 del cómic, con el grupo de Rick instalándose en una prisión abandonada que parece ser el refugio ideal contra los zombis. Una cárcel en la que, como sabe el lector, les esperan nuevos horrores… de los que seguiremos hablando en el próximo post.

Y una cárcel en la que en el cómic también encontramos a Hershel, a quien Rick propone que deje la granja y se les una. Ni que decir tiene que Hershel es otro de los personajes que ha encontrado mayor hondura en la pantalla, aunque a costa de perder a algún que otro familiar, desaparecidos en el trasvase del papel a la televisión.

viernes, 6 de abril de 2012

El estreno: Apatrullando la ciudad... pero en serio


Y otro estreno español más que se lleva la palma. Habemus Semana Santa, así que pocos estrenos. Aún así, un par de cintas francesas más (espectacular lo del cine galo), enésimo thriller de acción USA (aunque rodado en nuestro país), 'La fría luz del día', con Bruce Willis y Sigourney Weaver, y también cine independiente norteamericano con la interesante 'Take shelter'. Ah, y el reestreno en 3D de 'Titanic'.

Pero nos quedamos con 'Grupo 7', lo nuevo del director de '7 vírgenes', Alberto Rodríguez, que parece tener cierta obsesión con el número 7 (fijo que si rueda una de fútbol será la biografía de Raúl). Siguiendo la estela (o no) de la premiada (y sobrevalorada) 'No habrá paz para los malvados', otro policíaco con testosterona a la antigua usanza (y a lo 'American gangster', por poner el símil Hollywood), sobre un grupo de élite de policías sin escrúpulos, encargado de limpiar de delincuentes las calles de Sevilla antes de la Expo 92.

Como protagonistas, Rodríguez ha tenido el acierto de apostar por dos seguros: uno en la taquilla, Mario Casas, y otro como actor que siempre cumple, Antonio de la Torre, que parece ir dejando atrás su etapa de eterno secundario. Imagino que en cuanto a factura estará a la altura de la peli de Coronado, esperemos que en cuanto a guión (coescrito por el director junto a Rafael Cobos) tenga mayor originalidad e interés.


jueves, 5 de abril de 2012

La última mentira es la peor



Último post dedicado a la serie protagonizada por Tim Roth, que se ha despedido con la más floja de sus tres temporadas, y encima sin un auténtico final. Lo de cortar por lo sano debido a la baja audiencia no es exclusivo de nuestro país. Por lo visto  los 13 capítulos de esta entrega no debieron de tener demasiado éxito, por lo que la serie no solo no fue renovada para una cuarta temporada sino que ni siquiera se completó la tercera.

Después de una primera temporada de 13 capítulos y una segunda de 22, ‘Miénteme’ cierra con 13 más y algunos cabos sueltos. Supongo que Roth, también productor, tendría esperanzas de que la cosa siguiese, si no no se entiende la introducción de un nuevo personaje en los últimos capítulos, que parecía destinado a reforzar al equipo de investigadores… o cierto spoiler que mencionaré tras el tráiler.

Lo cierto es que esta temporada supone un bajón en la calidad de una serie que me sorprendió en su primera entrega, y en la segunda logró el más difícil todavía de superarse en cada capítulo, encadenando una buena historia tras otra.

Uno de los principales puntos débiles de esta última temporada es que se ha acentuado la falta de tramas que afecten a los protagonistas y continúen de un capítulo a otro, dando un punto más de interés al margen de cada historia autoconclusiva. En la segunda temporada, la mejor de las tres, esta carencia se resolvió, en gran medida, con los romances más o menos problemáticos que vivía cada uno de los personajes, y con la profundización en el pasado de varios de ellos…

…pero en esta última temporada el equipo de Cal Lightman casi desaparece, engullido por el investigador. Roth acapara todo el protagonismo, en detrimento del resto del reparto. ¿Consecuencias? En lo que respecta al protagonista, descubriremos su tormentosa relación con su padre (hasta ahora la serie se había centrado más en su madre), y tendrá como nueva pareja (o algo así) a la policía que ocupa el lugar del agente del FBI de la temporada anterior. Poco más, con Roth recreándose y acaparando cada plano.

En cuanto al resto de personajes, hasta Gillian pierde peso, mientras Torres y Loker apenas aparecen por allí. Solo la nueva policía tiene un papel importante, al igual que la hija de Lightman, que mantiene esos divertidos diálogos con su padre, aportando la dosis de comedia de la serie y muchos de sus momentos más entrañables. Eso sí, no esperéis volver a ver a la ex del investigador. Y lo más curioso: en los primeros capítulos hay un casting de personal, y uno de los elegidos Shoshannah Stern, la actriz sorda de ‘Jericho’, que sin embargo apenas aparece un par de veces más. Y no hablemos de Linda Purl, conocida por mil series, y que tiene una breve aparición en uno de los primeros episodios, con lo que parece que va a ser una trama de la que tampoco vuelve a saberse nada más.

En cuanto a las tramas, la serie sigue apostando por un solo caso en cada capítulo, y eso sí, mantienen una gran intensidad. Cada episodio es como una película corta, con desenlaces inesperados y en ocasiones una gran carga dramática, pero de algún modo, se nota que la serie ha perdido chispa.

Lo que no ha perdido es la originalidad en cuanto a los desafíos a los que se enfrenta el equipo de investigadores: impedir el atraco a un banco investigando a quienes van a cometerlo, descubrir si el padre de una aspirante a miss juvenil ha tratado de abusar de otra candidata; averiguar las causas de un accidente en una mina, desenmascarar al líder de una secta (tema ya tratado con anterioridad, y que tiene aquí una resolución un tanto cogida por los pelos), encontrar un bebé secuestrado … son los argumentos de algunos episodios de esta tercera y última temporada.

Entre los más logrados (al fin y al cabo la serie sigue teniendo un nivel por encima de la media), el tercero, con la nueva pareja de Cal como sospechosa de corrupción policial (y esto dejará consecuencias); el cuarto, con Tricia Helfer rodeada de misterio como nueva pareja de Cal (¿he dicho que Roth produce?) en un romance de alto voltaje; el séptimo, con una soberbia Annette O’Toole, la madre de Superman en 'Smallville', como enferma de alzheimer que dice haber presenciado un crimen; el noveno, con Cal, que por ayudar a una amiga de su hija vivirá su particular ‘Alguien voló sobre el nido del cuco’ y hará frente a los fantasmas de sus padres; el décimo, con un seductor de mujeres divorciadas y continuos giros sorprendentes; el undécimo, con una enfermera con especial habilidad para aparecer en la escena de un accidente y salvar a los heridos; y el último, en torno a tres genios informáticos que parecen recordar a ‘La red social’ y un potente arranque con Gillian cubierta de sangre.

No, la verdad es que la serie no está nada mal, pero las dos temporadas anteriores pusieron muy alto el listón, y como he dicho, si sois fans de Tim Roth os lo pasaréis en grande. Si no, tendréis Tim Roth hasta en la sopa.







SPOILERS

Si en las dos primeras temporadas parece evidente que Cal y Gillian están enamorados pero no se atreven a confesar sus sentimientos, aquí, empezando por la nueva pareja del investigador (que no gusta nada a Gillian), el tema se soslaya un tanto. Habrá que esperar a la última escena del capítulo 13 para que Cal le confiese a su hija que ama a Gillian y que no sabe por qué no se lo dice… Pero este es el último capítulo de la serie, así que…

Y hablando de romances: ni rastro del de Torres y Loker, que acabaron la segunda temporada iniciando una relación romántica, de la que no se vuelve a hacer mención…

domingo, 1 de abril de 2012

And the winner is... (again)


El pasado 27 de marzo cumplimos dos años de blog, así que para celebrarlo (más vale tarde que nunca), toca repasar lo mejor del 2011. Un año en el que, por diversos motivos, ví menos películas que de costumbre, y el nivel medio no fue precisamente demasiado alto.

CINE

Primero, los estrenos en pantalla grande:

CINE ESPAÑOL: ‘También la lluvia’. Gran trabajo de Iciar Bollaín, con un espléndido Luis Tosar, sobre la explotación de los pobres por los ricos (tema más de actualidad que nunca), ya sea en la época de Colón o en nuestro pasado más reciente. Y solo vi otra cinta española en el cine, la última de Almodóvar, ‘La piel que habito’, en la que el cineasta naufraga en las formas a la hora de abordar una potente historia. Como naufraga uno de los protagonistas (Banderas), todo lo contrario de Elena Anaya.

CINE USA: En un año flojo, pero flojo, se salvaron ‘Cisne negro’, con Aronofsky fusilando y llevando a su terreno el manga ‘Perfect blue’ con una excepcional Natalie Portman, y ‘Super 8’, el maravilloso tributo de JJAbrams a ‘ET’, que por desgracia apenas supera su condición de homenaje.

CINE PALOMITERO: Aquí la palma se la lleva, de lejos, el tito Cruise con su cuarta ‘Misión: Imposible’, que mantiene, y bien alto, el nivel de los mejores títulos de la saga. Y mención especial para ‘In time’, en la que Andrew Niccol tal vez falla al quedarse a medias entre el cine de acción puro y duro y la ciencia ficción de reflexión social.

DIBUJOS ANIMADOS: Si nos ponemos puristas, ‘Rango’, un original western protagonizado por un JohnnyDepp más ‘camaleónico’ que nunca. Y si aceptamos barco, el ‘Tintín’ de Spielberg, que ha convertido al héroe de Hergé en el nuevo Indiana Jones (gracias a Dios). Por lo demás, la secuela de ‘Kung fu Panda’ mantuvo el nivel, pero la de ‘Cars’ estuvo muy lejos de su predecesora.

3D: No vi ninguna, o sea que constatamos el final de un gran bluff cinematográfico.

EN CASA

Vamos con los estrenos en casita, vía tv o dvd.

CINE ESPAÑOL: ‘Hormigasen la boca’, soberbia muestra de cine negro a cargo de Mariano Barroso, con un formidable Eduard Fernández y una Ariadna Gil perfecta como mujer fatal. Y un clásico de Berlanga, ‘Los jueves, milagro’, que aún me faltaba por ver. Un pelín por debajo de ‘El verdugo’ o ‘Bienvenido, míster Marshall’, pero qué grande es Pepe Isbert!

CINE USA: Entre lo más destacable: ‘Interview’, duelo actoral entre Steve Buscemi (también director) ySienna Miller; ‘The road’, el viaje de un padre (Viggo Mortensen) y su hijo a través de un mundo sin esperanza; ‘The town’, buen segundo trabajo de BenAffleck tras las cámaras, quedándose muy cerca de ‘Heat’; y un clasicazo, ‘Elfantasma y la señora Muir’, en el que no nos extraña que hasta un fantasma (impecable Rex Harrison) se enamore de Gene Tierney.

OTRAS CINEMATOGRAFÍAS: La francesa ‘La clase’, por mostrarnos la realidad de las aulas actuales; la alemana ‘Deliciosa Martha’, por una agridulce comedia (más bien drama) entre fogones que nos hace enamorarnos aún más de Martina Gedeck; y el western australiano ‘La propuesta’, poderoso y devastador, a cargo del también director de 'The road', John Hillcoat.

CINE PALOMITERO: Dejando de lado que ‘The town’ podría encajar aquí perfectamente, premio para ‘Habitación 1408’, enésima adaptación de Stephen King, que aborda el más difícil todavía. Si ‘El resplandor’ es la cumbre de las casas encantadas, aquí es una única habitación y un único inquilino: John Cusack, que da un impresionante recital.

DIBUJOS ANIMADOS: El manga volvió a ser el rey, con la deliciosa ‘Porco Rosso’ de Miyazaki, con las impagables aventuras de un piloto de avión convertido en cerdo por un hechizo, a punto de estallar la Primera Guerra Mundial, y la prodigiosa ‘Paprika’ del fallecido Satoshi Kon, que sirvió como punto de partida para el ‘Origen’ de Nolan.

OTRAS FILIAS

LIBROS: ‘Estahistoria’. Baricco mantuvo el elevado nivel de sus anteriores trabajos con una novela llena de historias cruzadas, múltiples narradores y personajes únicos, que sobre todo es un homenaje a los primeros pilotos de carreras de automóvil. Y un par de novelas cortas: la desoladora ‘La desaparición’, con uno de esos finales que no se olvidan, y ‘El dador’, fábula futurista sobre una sociedad perfecta, pero sin alma.

COMICS: Brian MichaelBendis recuperó toda la épica Marvel con la miniserie ‘Asedio’, que le sirvió para cerrar un brillante ‘Reinado Oscuro’ en el que el antiguo Duende Verde, Norman Osborn mostró todo su potencial como personaje, y una etapa de varios años en la que ha vuelto a convertir a Los Vengadores en las grandes estrellas de Marvel. En DC Grant Morrison recuperó a Bruce Wayne de entre los muertos al tiempo que Dick Grayson, el primer Robin, le sucedía como Batman, y en ‘Cry for justice’ James Robinson enfrentaba a una curiosa alineación de la Justice League con un enemigo imbatible, Prometeo (creado, mira tú por donde, por Morrison). Pero lo mejor fue mi descubrimiento de ‘The walking dead’, con el primer año del cómic de Robert Kirkman, en el que se han basado las dos primeras temporadas de la serie (ya hablaremos del final de la segunda). Magnífico, sobre todo los seis primeros números con el dibujo de Tony Moore. Charles Adlard cumple, pero no es lo mismo.

SERIES TV: En un año en el que las segundas temporadas de ‘Fringe’ y ‘Doctor Who’ decepcionaron un pelín, y 'Urgencias' y '24' se despidieron sin hacer demasiado ruido tras 15 y 8 años, respectivamente, triunfaron las primeras entregas de ‘The killing’, con el realista día a día de la investigación de un asesinato que nos recuerda (pero poco) al de Laura Palmer, y ‘The walking dead’, soberbia adaptación del no menos soberbio cómic. En España sobresalieron (aunque no les acompañase la audiencia) la comedia ‘Buenagente’, divertida de verdad, y el solvente policíaco ‘Homicidios’, también con una única trama que dura toda la temporada, y que además estuvo bien resuelta (veremos en ‘The killing’…). Y no me olvido de la serie de animación ‘Mushi-shi’, magistral viaje al Japón más mágico y bello.

DISCOS: En el panorama patrio, dos clásicos, Serrat y su canto a ‘Mo’, y Kiko Veneno y su inspirado ‘Dice la gente’. Y fuera de nuestras fronteras, el canto del cisne de REM antes de bajar el telón, ‘Collapse into now’, y la consagración de Arcade Fire, el portentoso ‘The suburbs’.


Y de regalo, os dejo con el primer avance de 'Futbolín', lo nuevo de Campanella, que abrió este blog con el post dedicado a la magistral 'El secreto de sus ojos'. Pero os aviso, os va a sorprender...