domingo, 8 de abril de 2012

Buscando esperanza en un mundo de zombis



Vamos con el primero de dos posts consecutivos dedicados a ‘The walking dead’, los zombis de Kirkman, primero en su versión televisiva y después en la impresa. La verdad, no tengo muy claro si la audiencia seguirá acompañando a esta serie, aunque sería buena señal que lo hiciera. Por si alguien no lo tenía claro, esta segunda temporada, y especialmente su segunda parte, ha dejado claro que apenas hay lugar para la esperanza en este nuevo mundo plagado de muertos vivientes, en el que parece que las pocas personas que aún resisten tengan que renunciar a su humanidad para sobrevivir.

Esa es la clave de estos seis episodios, que arrancan tras la desoladora revelación con que acabó el séptimo de esta segunda temporada. Nuestros protagonistas continúan capítulo tras capítulo en la granja de Hershel, encadenando diálogo tras diálogo en plan existencialista, reflexionando sobre la vida y la muerte. ¿Es eso aburrido? En absoluto, y encima también hay lugar para la acción y para las apariciones de zombis.

Como ejemplo perfecto, el capítulo 10, el tercero de esta segunda parte, que gira en torno a tres conversaciones: Rick y Shane discuten el tema principal de estos últimos episodios, si para sobrevivir hay que renunciar a cualquier atisbo de humanidad, reglas o leyes, y matar sin remordimientos a quien haga falta, aunque sea humano, con tal de proteger al grupo. Y ya de paso, Rick le pone los puntos sobre las íes en cuanto a mantenerse lejos de su mujer y de su futuro hijo.

Mientras, en otra discusión se pone en tela de juicio si hay que seguir luchando y mantener la esperanza pese a que no hay futuro y los zombis pueden matarlo a uno en cualquier momento, o es mejor suicidarse y ahorrarse miedo, angustia y una muerte horrible devorado por los muertos vivientes.

Y ya de paso, le damos vueltas al papel de la mujer en este nuevo mundo, en el que parece que todas se hayan convertido en amas de casa que tratan de mantener unido al grupo, dejando la caza de zombis para los hombres.

¡Ey!, pero además hay una buena dosis de acción con los protagonistas enfrentándose por enésima vez a los zombis, así que no falta de nada.

Otra de las claves es cómo, al caer la civilización, los hombres se enfrentan entre sí y unos grupos se convierten para otros en una amenaza mucho peor que los propios zombis. Que la serie va a por todas y  no se anda con chiquitas lo deja claro que otros dos temas que se abordan sean el de la pena de muerte, que centra por completo el capítulo 11, o el de si hay lugar para la democracia en este nuevo mundo, una cuestión que empieza a apuntarse.

Y como colofón, un desenlace apocalíptico, con unas cuantas bajas más, tras el cual nada volverá a ser lo mismo… y en el que se desvela qué le dijo el científico a Rick al final de la primera temporada (y que francamente, no veo que afecte mucho a la trama).




SPOILERS

La trama de la granja de Hershel se ha alargado espectacularmente en la versión televisiva, ocupando toda la segunda temporada de 13 episodios, mientras que en el cómic apenas duró tres números (10 a 12). Kirkman, también guionista de la serie, está aprovechando para desarrollar aún más las tramas originales, y  modificarlas a su antojo, logrando que la versión televisiva sea mucho más que una adaptación, una especie de realidad paralela, en la que personajes que morían en el cómic tienen una nueva oportunidad y otros encuentran una muerte más temprana.

Entre los primeros destaca Shane, que en el cómic ni siquiera llegaba a la granja de Hershel. Kirkman ha aprovechado esta nueva oportunidad para dar mayor complejidad al personaje, ahora mucho más humano, y no ha repetido su final en el cómic, donde Carl le pegaba un tiro cuando veía que iba a matar a su padre. En la versión televisiva el proceso ha sido mucho más lento y trabajado, con momentos claves como la muerte de Otis, que en el cómic también sigue con vida. Todo hasta llegar a ese punto en el que Rick, tras oponerse a que Shane matase a un desconocido para salvar al grupo, acaba matando a su mejor amigo con el mismo fin.

Y es que aquí, en cambio, Kirkman se adelanta y hace que Rick cometa un asesinato a sangre fría (aquí un poco menos) antes que en el cómic, donde el personaje es llevado al límite mucho más antes de dar ese paso, que evidentemente tendrá consecuencias. Eso sí, en un guiño al lector de cómic, Carl sí se carga a Shane cuando se convierte en zombie.

Por el contrario, Sofia y Dale han encontrado un fin prematuro, puesto que en el cómic siguen vivitos y coleando (y Sofia como medio novieta de Carl), al menos tras abandonar la granja. Un abandono mucho menos traumático, ya que en el cómic Hershel sí les echa tras la escena del pajar.

Y luego están los personajes nuevos, como Daryl, cada vez más intersante.

El final de la temporada televisiva nos deja con Rick autonombrado dictador tras admitir que mató a sangre fría a Shane (y soltar un discurso similar al que cierra el número 24 del cómic). También tenemos la primera (y sobrecogedora) aparición de Michonne, de la que ya hablaremos en el post dedicado al cuarto arco del cómic, y el último plano avanza el eje central de la tercera temporada, que adaptará la saga iniciada con el número 13 del cómic, con el grupo de Rick instalándose en una prisión abandonada que parece ser el refugio ideal contra los zombis. Una cárcel en la que, como sabe el lector, les esperan nuevos horrores… de los que seguiremos hablando en el próximo post.

Y una cárcel en la que en el cómic también encontramos a Hershel, a quien Rick propone que deje la granja y se les una. Ni que decir tiene que Hershel es otro de los personajes que ha encontrado mayor hondura en la pantalla, aunque a costa de perder a algún que otro familiar, desaparecidos en el trasvase del papel a la televisión.

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