domingo, 29 de agosto de 2010

El origen definitivo de Green Lantern

Green Lantern. O sea, Linterna Verde. ¿Puede haber nombre más ridículo para un superhéroe? Quizá deje de ser tan ridículo dentro de unos meses, cuando se estrene la película basada en este personaje de DC (la editorial de Superman y Batman), al que dará vida el marido de Scarlett Johansson, Ryan Reynolds. Adelantándome a dicho evento cinematográfico, toca hoy repasar uno de los mejores cómics de Green Lantern que se han publicado en los últimos tiempos: ‘Origen Secreto’.

Empezamos con algunos antecedentes. Green Lantern es uno de los personajes más destacados del Universo DC, aunque no ha alcanzado la categoría de icono popular que tienen Superman y Batman, de quienes ha oído hablar todo el mundo. Los Linternas Verdes son un ‘cuerpo de policía’ espacial, de modo que hay cientos en toda la galaxia y cada uno patrulla un sector. Desde que se empezaran a publicar las aventuras de este personaje varios han sido los Green Lantern del sector que incluye a nuestro planeta, pero el más emblemático es Hal Jordan, ex piloto de las fuerzas aéreas.

Durante varias décadas de publicación a Jordan le ha pasado de todo, incluso volverse malvado para luego morir y acabar resucitando, algo cada vez más habitual en el mundo del comic. Hace unos pocos años su ‘resurrección’ le fue encargada a Geoff Johns, uno de los mejores guionistas actuales, quien ha sabido darle nueva vida al personaje y convertirlo en uno de los más atractivos del momento. Pues bien, entre los números 29 y 35 de la colección (de mayo a noviembre de 2008) Johns aborda este ‘Origen Secreto’ donde, en un ejercicio de retrocontinuidad (también muy de moda en estos momentos), vuelve a contarnos cómo Jordan se convirtió en Green Lantern. La historia tiene obviamente más interés para el lector nuevo que para el habitual del personaje, pero lo cierto es que el guionista se luce con la que debería ser la nueva versión canónica del origen de Green Lantern, y que sería el perfecto guión para una película… que mucho me temo no estará a la altura de este comic.


Johns arranca con un primer número magistral, en el que no hay superhéroes por ningún lado, sino la historia de Jordan desde niño: su relación con sus padres y hermanos, su carácter conflictivo y un preciso análisis de su personalidad, además de la presentación de Carol Ferris, su gran amor, con quien las cosas nunca han sido fáciles. Luego vendrá el momento en el que es elegido como Green Lantern por su predecesor, un extraterrestre cuya nave se estrella en la Tierra, y su entrenamiento como héroe. También vemos su primer encuentro con Sinestro, su mentor y el mejor de los Green Lanterns, que como sabe todo lector de la serie, acabará por convertirse en su peor enemigo. Aquí, sin embargo, los malos son Hector Hammond, otro piloto que inicia el proceso que le convertirá en otro malvado de altura, y Atrocitus, un alien a través del cual Johns introduce un nuevo elemento en el origen de Jordan, que es lo que le interesa: toda una serie de hechos desconocidos hasta el momento para preparar ‘La noche más oscura’, la espectacular saga que el guionista acometerá unos números más adelante, en este caso en el presente del personaje.

Johns mueve los hilos de la historia con gran habilidad y encima cuenta con la complicidad de Ivan Reis a los lápices. El apartado gráfico de este ‘Origen Secreto’ es sobresaliente, alcanzando el dibujante brasileño una perfección extraordinaria tanto en las escenas intimistas como en los momentos más espectaculares. La saga abunda en splash-pages (ilustraciones a doble página) inolvidables, como el momento en el que Abin Sur le entrega el anillo de Green Lantern a Jordan, o la llegada de este a Oa, el planeta-sede del cuerpo de policías intergalácticos.

Si la película toma buena nota de esta historia tendrá mucho ganado para ser una excelente adaptación de este personaje. Si no, al menos ‘Origen Secreto’ seguirá siendo una de las mejores maneras de descubrir Green Lantern para quien nunca haya disfrutado sus aventuras.

El detalle cinéfilo: Tengo muchas dudas de que Reynolds encarne a Hal Jordan como este personaje se merece, eso sí, lo han clavado con el elegido para asumir el rol de Sinestro: Mark Strong, el malo de los últimos 'Sherlock Holmes' y 'Robin Hood'. Un pedazo de actor que es su viva imagen física... aunque parece que esté ya encasillado como el malo de todas las películas. La otra duda es si el director del film, Martin Campbell, será el que nos regaló 'La máscara del zorro' y 'Casino Royale', o el de 'Goldeneye' y otras cintas infumables. Cruzaremos los dedos.


domingo, 22 de agosto de 2010

Larra, hoy como ayer, ejerce su magisterio

‘No sé en qué consiste que soy naturalmente curioso; es un deseo de saberlo todo que nació conmigo, que siento bullir en todas mis venas, y que me obliga más de cuatro veces al día a meterme en rincones excusados por escuchar caprichos ajenos, que luego me proporcionan materia de diversión para aquellos ratos que paso en mi cuarto y a veces en mi cama sin dormir; en ellos recapacito lo que he oído, y río como un loco de los locos que he escuchado’.

‘El hábito de vivir en las costumbres, y la repetición diaria de las escenas de nuestra sociedad, nos impide muchas veces pararnos solamente a considerarlas, y casi siempre nos hace mirar como naturales cosas que en mi sentir no debieran parecérnoslo tanto’.

‘No tengo fijada mi opinión todavía acerca de ninguna cosa, y me siento medianamente inclinado a no fijarla jamás: tengo mis razones para creer que éste es el único camino del acierto en materias opinables: en mi entender todas las opiniones son peores’.


Valgan estas tres citas para establecer una primera semblanza del ideario y los fines como escritor de Mariano José de Larra, protagonista de la reseña de hoy. El pasado año se cumplían los 200 años del nacimiento de este insigne escritor y periodista español, lo que me impulsó a desempolvar sus célebres ‘Artículos de costumbres’. Este verano he completado la lectura de este volumen que he ido tomando a pequeños sorbos y cuya lectura recomiendo encarecidamente. Escritos entre 1828 y 1836, sus artículos han aguantado mejor el paso del tiempo que las novelas de Verne, y tienen momentos de lo más divertidos.

Leer a Larra debería ser obligatorio para cualquier español, más aún si pretende dedicarse al periodismo, aunque como él mismo decía ‘hemos echado diez meses en verter media docena de ideas, que acaso en horas habríamos concebido, y todo para decirlas, a fuerza de lagunas y paliativos, de la ridícula y única manera que las pudieran oír los mismos que no quieren entenderlas’. ¿Qué pensaría Larra si levantara la cabeza? Creo que estaría orgulloso del progreso alcanzado por España, impensable en su época. Aunque sin duda esbozaría una media sonrisa al ver que buena parte de los defectos de los españoles que él denunciaba perviven a través de los tiempos y que las dos Españas ahí siguen, erre que erre.

El objetivo fundamental de sus escritos era lograr que nuestro país avanzase con nuevas ideas, y el mismo criterio aplicaba a las artes, sólo eran buenas si contribuían a dicho propósito: ‘He aquí la medida con que mediremos; en nuestros juicios críticos preguntaremos a un libro: ¿Nos enseñas algo? (…) ¿Nos eres útil? Pues eres bueno’. No era fácil el panorama que debía afrontar. De ahí su mítica pregunta ‘¿No se lee en este país porque no se escribe, o no se escribe porque no se lee?’, que acaba respondiendo así: ‘En este país no se lee porque no se escribe, y no se escribe porque no se lee’. Entre una y otra frase, otras de gran ingenio que revelan la situación cultural del momento: ‘calla, tonta, le decía: mi hijo no ha estado en ningún colegio, y a Dios gracias bien gordo se cría’ o ‘¿Qué más dará escribir vino con b que con v? ¿Si pasará por eso de ser vino?’. Tampoco tienen desperdicio las respuestas de un joven a sus consejos para convertirse en actor en ‘Yo quiero ser cómico’.



Y es que la ironía es uno de los recursos en los que Larra era maestro. Así queda de manifiesto, por ejemplo, en ‘El castellano viejo’, ya desde la presentación de este personaje y sobre todo en una escena de comida digna de los Hermanos Marx, o en fragmentos tan desternillantes como este, en el que describe un coche de caballos que acaba de alquilar: ‘que las ruedas habían rodado hasta entonces, no se podía dudar; que rodarían siempre y que no harían rodar por el suelo al que dentro fuese de aquel inseguro mueble, eso era ya otra cuestión; que el caballo había vivido hasta aquel punto, no era dudoso; que viviría dos minutos más, eso era precisamente lo que no se podía menos de dudar cada vez que tropezaba con su cuerpo, no perecedero, sino ya perecido, la curiosa visual del espectador (…). Peor vestido que el birlocho estaba el criado que le servía, y entre la vida del caballo y la suya no se podía atravesar la apuesta de un solo real de vellón; por lo mal comidos, por lo estropeados, por la poca vida, en fin, del caballo y el lacayo, por la completa semejanza y armonía que en ambos entes irracionales se notaba, hubiera creído cualquiera que eran gemelos, y que no sólo habían nacido a un mismo tiempo, sino que a un mismo tiempo iban a morir. Si andaba el birlocho, era un milagro; si estaba parado, un capricho de Goya’.

Pero leer a Larra no sólo es pasar un buen rato, también sirve para conocer la España de su época… y para ver que las cosas han cambiado, pero tal vez no tanto. La vigencia de sus artículos queda de manifiesto en piezas como el célebre ‘Vuelva usted mañana’, con frases como ‘así son todos. No comerán por no llevar la comida a la boca’. También daba cuenta de los ‘agentes inmobiliarios’ de sus tiempos en ‘Las casas nuevas’, con frases como ‘Los caseros, más que al interés público consultan el suyo propio: aprovechemos terreno, ése es su principio (…) Las escaleras son cerbatanas, por donde pasa la persona como la culebra que se roza entre dos piedras para soltar su piel. Un poco más de hombre o un poco menos de escalera, y serán una sola cosa hombre y escalera’ o el siguiente diálogo:

‘- ¿Usted es el dueño de la casa que se está haciendo?

- Sí, señor.

- Hay varios cuartos en la casa.

- Están dados.

-¡Cómo!, si no están hechos…

- Ahí verá usted’.

Adelantado a su tiempo en tantos aspectos, Larra realiza una demoledora reflexión sobre la pena de muerte en ‘Los barateros’, al tiempo que critica la costumbre de batirse en duelo por cuestiones de ‘honor’ o la generalización de la mentira en ‘El mundo todo es máscaras. Todo el año es carnaval’.

Si acaso se le podrá achacar cierta misoginia, de la que encontramos bastantes ejemplos: ‘algunas madres, sí, buscaban a sus hijas, y algunos maridos a sus mujeres; pero ni una sola hija buscaba a su madre, ni una sola mujer a su marido’; ‘¡Bienaventurado aquel a quien la mujer dice no quiero, porque ése a lo menos oye la verdad!’; o ‘los hombres ya no saben sino hablar como las mujeres, en congresos y en corrillos. Y las mujeres son hombres, ellas son las únicas que conquistan’.

Y este artículo, ya largo de por sí, podría seguir así indefinidamente, pues cada artículo de Larra tiene algún punto de interés. Y es que, fiel a sí mismo, logró su propósito: entretener y educar a la vez. Dos siglos después de su nacimiento podemos continuar aprendiendo de su obra. Eso es un clásico, y por eso hay que volver siempre a Larra. No os arrepentiréis.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Buzz y Woody juegan como nunca

No os la perdáis. Es el mejor consejo que os puedo dar. De verdad. Ya sé, uno piensa en ‘Toy story’ y dice ‘bah, otra vez los juguetes de Pixar, si ya lo he visto, si es para niños’. La memoria a veces te juega malas pasadas y piensas que son películas que… ‘si bueno, las he visto ya, ¿y qué?’ Pero luego las ves de nuevo y te vuelves a quitar el sombrero ante la joya de la corona de Pixar. Fueron su primera obra y la siguen mimando como el primer día. Esa es la diferencia con ‘Shrek’. En Dreamworks han querido exprimir al máximo su gallina de los huevos de oro con demasiadas secuelas en pocos años, y eso se ha traducido en una falta de ideas alarmante en las dos últimas entregas. En cambio, Pixar se ha tomado su tiempo para cerrar la trilogía de sus juguetes. Y eso se nota.

Se nota también el cariño que le tienen a esta saga, a unos personajes que ya hemos hecho nuestros. Y eso (nunca pensé que lo diría) hace que ‘Toy Story 3’ le gane la partida hasta a ‘Origen’ (a Nolan sólo puede reprochársele que no se trabaje más los personajes y los dote de ‘corazón’, dado que sólo le interesan como ideas). Por mí le pueden dar el Oscar a la mejor película.

Porque ‘Toy Story 3’ vuelve a ser un peliculón en toda regla. Desde el prólogo inicial (similar al de la segunda parte pero completamente distinto: western y aventura en estado puro) a la ‘misión: imposible’ que ocupa la mayor parte de la recta final del metraje, pasando por algún flashback más propio de una película de terror o el romance entre Jessie y Buzz. Faltan algunos personajes de anteriores entregas, pero la lista de nuevos juguetes es interminable: desde Barbie y Ken a un oso ‘amoroso’ que no desentonaría en un film de mafiosos, pasando por un mono inolvidable y un bebé que parece diseñado por Tim Burton.

Comedia, drama y aventura se entremezclan sin pausa, encadenando planos y secuencias en los que todo está estudiado al milímetro (en eso Pixar es igual a Nolan) para que los niños y niñas se rían y se diviertan. También lo hacemos los mayores, pero nosotros vemos mucho más, como ese maravilloso momento en el que Andy se da cuenta de que su infancia ha acabado de verdad. Precioso y emotivo el desenlace, el mejor que podía dársele a la trilogía (confieso que me faltó poco para llorar, hay que ver).

Nadie puede decirlo mejor que Andy: ‘Gracias, amigos’.

Ah!, y no os perdáis ni los títulos de crédito ni el corto del principio (con un magnífico mensaje final). Y otra cosa: no la vi en 3D, ni falta que hace.


El detalle: No sé si lo mejor, porque el nivel de la película es elevadísimo en todo momento, pero prestad mucha atención a los cambios de personalidad de Buzz Lightyear. Porque lo que ocurre la segunda vez que le pasa es… sencillamente espectacular. Sólo eso vale la entrada.

El detalle cinéfilo: En Pixar son muy buenos. Tanto que incluso tienen tiempo para homenajear a Hayao Miyazaki y el Studio Ghibli con un peluche de ‘Mi vecino Totoro’. Buscadlo en la casa de Bonnie, una niña encantadora.


sábado, 14 de agosto de 2010

Blockbuster + Arte y ensayo = Christopher Nolan

Reconozco que mi expectación ante el estreno de ‘Origen’ (sigo prefiriendo el título original, ‘Inception’) era muy elevada. Y aunque por ahora me sigo quedando con ‘The Dark Knight’, su director, Christopher Nolan, vuelve a dejar claro que hoy por hoy es uno de los mayores talentos del séptimo arte.

Tras haber visto su último film disiento de aquellos críticos que afirman que no es más que un blockbuster o que sus escenas de acción desvirtúan la parte ‘seria’ de la película. Como en toda su filmografía anterior, y especialmente ‘The Dark Knight’, Nolan vuelve a demostrar en ‘Origen’ que no es necesario elegir entre dirigir un blockbuster taquillero o un drama serio de arte y ensayo que reflexione sobre temas profundos. Tiene claro que se pueden hacer las dos cosas a la vez.

‘Origen’ no es una película de acción con toques dramáticos, ni una reflexión sobre la naturaleza de los sueños con un envoltorio de thriller. Quien busque la película de acción e intriga del verano, la encontrará, y quien quiera indagar sobre cómo nos afectan los sueños, también podrá hacerlo. Y de regalo podrá contemplar planos absolutamente originales, escenas nunca vistas en una pantalla de cine, otra de las obsesiones de Nolan.

Una manera de definir ‘Origen’ es decir que es la típica película de atracos. Como en tantas cintas, asistimos a la cuidadosa planificación y ejecución de un golpe en el que todo acaba complicándose. Pero Nolan logra desarrollar esta premisa como nunca antes se había visto, lo cual no es poco. Porque es un golpe que se ejecuta en el sueño de la víctima ('Tu mente es la escena del crimen')… con todas las posibilidades que eso permite.

Un guión milimétrico y un director de altura, a lo que se suma un reparto excelente, del primer al último actor, además de una banda sonora y un montaje que no dan respiro al espectador, y a los que únicamente se les puede reprochar su parecido con los de ‘The Dark Knight’.

Pero por encima de todo, Nolan continúa con su exploración de la mente humana. En ‘Memento’ analizaba qué le ocurre a alguien que pierde de inmediato sus recuerdos. En ‘Insomnio’ qué le ocurre a alguien que no puede dormir (ni soñar). En ‘Batman begins’ qué lleva a alguien a convertirse en un justiciero vestido de murciélago. En ‘The prestige’ qué lleva a dos hombres a convertirse en rivales implacables, y en ‘The Dark Knight’ la anarquía del Joker.

Ahora es el turno de explorar cómo influyen en nuestras vidas los sueños, esa realidad alternativa que vivimos cada noche. Y como todas sus películas, ‘Origen’ gana en cada visionado, cuando vemos con mayor claridad todo lo que hay bajo la estructura de thriller. Poco más se puede decir sin desvelar la trama de un film como ningún otro que hayais visto. (Y que encima tiene el mejor cartel y el mejor tráiler en mucho tiempo).

El detalle: Nunca había sido tan poética la imagen de dos niños jugando de espaldas.


jueves, 12 de agosto de 2010

Un inolvidable viaje a bordo del Nautilus

Este verano he navegado por los siete mares a bordo del mítico Nautilus. Llevaba unos cuantos años queriendo leer ‘20.000 leguas de viaje submarino’ de Julio Verne, y al final le ha llegado el turno. Estamos ante un clásico entre los clásicos, la primera obra del autor galo, cuya lectura he afrontado sin prejuicios, olvidándome de las mil y una versiones que ha conocido y dejándome llevar únicamente por las palabras de Verne.

Pero primero, un pequeño inciso. De niño, Verne era mi autor favorito, aunque no hubiese leído nada suyo. La multitud de adaptaciones de sus obras que han llevado a cabo el cine o el cómic, así como versiones literarias resumidas y adaptadas para jóvenes, me lo dieron a conocer, como a tantos chicos y chicas de mi edad. ¿Quién no conoce ‘La vuelta al mundo en 80 días’, ‘Viaje al centro de la tierra’ o ‘Cinco semanas en globo’? Sin embargo, con el tiempo Verne dejó de ocupar un lugar de privilegio entre mis preferencias literarias. Admitámoslo, uno de sus mayores méritos fue adelantarse a su tiempo con obras que entonces eran de ciencia-ficción, y que precisamente por haberse cumplido, restan interés a acometer ahora la lectura de sus obras.

Tampoco ayuda el estilo de Verne, muy de su época, es decir, un tanto envarado para el público actual, y su tendencia a convertir sus novelas en enciclopedias. Esto perjudica especialmente a ‘20.000 leguas de viaje submarino’, donde encontramos párrafos copiados directamente de enciclopedias y tratados sobre la fauna marina. Una cosa es que el autor se documente bien (lo que se queda muy corto en el caso de Verne) y otra que parezca que leemos una enciclopedia, en lugar de dosificar la información de una manera más natural.

En esta obra tampoco encontramos un gran estudio de personajes ni un reparto variado. Básicamente sólo hay tres personajes: el capitán Nemo, el arponero Ned Land y el científico Aronnax, que ejerce de narrador. Hay un cuarto, Consejo, el criado de Aronnax, que se limita a recitar clasificaciones zoológicas y a ejercer de contrapunto cómico. El personaje de Nemo queda envuelto por el misterio de principio a fin, ya que en este libro no se desvela su pasado ni sus motivaciones, sólo se mencionan algunos detalles o indicios. Aronnax, como investigador de los fondos marinos, resulta perfecto para narrar esta historia, mientras que Ned Land ejerce como contrapunto de marinero audaz y aventurero, perfectamente interpretado por Kirk Douglas en la famosa versión cinematográfica de Walt Disney.

Estamos ante un libro de viajes, donde más que aventuras se suceden las visitas a distintos lugares por el fondo de los océanos de todo el planeta. Un viaje imposible en 1870, cuando Verne lo dio a la imprenta, y que hace imaginar perfectamente lo prodigiosa que resultaría su lectura para sus contemporáneos. Hoy, en una época en la que los viajes submarinos son algo habitual, esta obra pierde fascinación, pese a lo cual resulta muy recomendable para quien quiera sumergirse en un viaje por los mares de todo el globo.

Mi parte favorita es la expedición al polo Sur, narrada por Verne en una época en la que aún no había sido alcanzado dicho punto geográfico, por lo que resulta una de las partes más imaginativas de la obra y menos ceñida a la amplia documentación de un autor que ya en 1870 mostraba su preocupación por la masiva caza de ballenas.

El detalle: El cine vuelve a poner sus ojos en Verne una vez más. Se habla de que David Fincher puede filmar una nueva adaptación de las aventuras del capitán Nemo. Seguro que tendrá poco que ver con la novela original.

domingo, 8 de agosto de 2010

La sala de Urgencias ya no es lo que era

Este verano se llevan las batas y los bisturíes. Las dos series que sigo ahora mismo son de médicos, la sexta temporada de ‘Anatomía de Grey’ en Cuatro, y la número ¡14! de ‘Urgencias’, que es la que acabo de finiquitar y paso a analizar. Eso sí, no hay comparación posible entre ambas: ‘Anatomía de Grey’ es el mejor serial médico del momento, mientras que el County General hace tiempo que vivió sus mejores momentos. Claro que, ya veremos si los cirujanos de Seattle llegan en tan buena forma a su 14 temporada… si llegan, claro.

La sensación que transmite esta temporada de ‘Urgencias’ es la misma que en las últimas entregas. Mantiene un muy buen nivel, que ya quisieran muchas competidoras, pero admitámoslo, ha perdido esa chispa, ese carisma del que ahora hace gala ‘Anatomía de Grey’, que la ha reemplazado como referente del género desde su puesta en antena. El County dejó de contar las historias de Carter, Benton, Mark Green, Doug Ross (el salto a la fama de George Clooney) y tantos otros. Incluso en la temporada 13 se marchó la doctora Weaver, el único personaje que quedaba del reparto inicial. Sus sucesores han tenido mayor o menor fortuna, pero algunos (Luka y Abby, pilares de la serie en la etapa post-Clooney) ya están agotados, y otros nunca han llegado a ese nivel de interés.

Pese a ello, y a cierta caída en la rutina que parece inevitable tras más de una década en antena (hablamos se la serie norteamericana más longeva, Simpson aparte), es difícil encontrar un capítulo en el que no haya algo destacable, y qué queréis, ver ‘Urgencias’, después de tantos años, es un poco como ‘estar en casa’. Pero sí, hace tiempo que no me muero de ganas de ver el siguiente episodio, como en aquellas primeras fantásticas temporadas en las que esta serie renovó el género por completo.

En esta nueva temporada resultan más interesantes los casos puntuales de cada paciente que lo que les ocurre a los protagonistas de la serie. La excepción sería Morris, que atraviesa su mejor periodo como personaje. Poco más que un chiste durante muchas temporadas, aún protagoniza los momentos más desternillantes, pero acapara cada vez más metraje e incluso momentos de gran dramatismo en los que Scott Grimes sabe estar a la altura, convertido ya en uno de los puntales de la serie.

Otro tanto ocurre con Duvenko, ese cirujano que temporada tras temporada ha ido pasando de apariciones puntuales a reclamar cada vez mayor protagonismo. En cambio, Luka, que se marchó a Croacia a cuidar a su padre enfermo al final de la anterior temporada, apenas aparece en la mitad de episodios y ni siquiera vuelve a trabajar en el County. Tampoco pasa por su mejor momento Neela, otro personaje con el que los guionistas no parecen ya saber qué hacer, aunque por fortuna Parminder Nagra sí sabe dotar de intensidad y emotividad a cada secuencia en la que interviene.

Uno de los detalles que evidencian la pérdida de rumbo de la serie es el continuo baile de nuevos personajes. Moretti, Sky, Brenner (un ‘doctor macizo’ para competir con ‘Anatomía de Grey’), Selinsky o Laverne aparecen y desaparecen sin dejar apenas huella, como pruebas en busca del tono adecuado para la serie o de la audiencia perdida.

Lo que tampoco ha faltado en esta ocasión ha sido la presencia de invitados especiales, algo habitual desde los inicios de ‘Urgencias’. Así, han desfilado Peter Fonda, Steve Buscemi, Hal Holbrook y Stanley Tucci, fijo como Moretti durante el primer tramo de la temporada. Y los tres últimos coinciden en el cierre de esta entrega, de nuevo con un espectacular continuará… aunque lejos del que tuvo la temporada 12, el mejor en esta recta final de la serie.

El episodio: Después del buen arranque, destacaría el episodio 13, ‘Expiación’, tal vez con la mejor interpretación de Jonathan Banks, uno de esos secundarios de mil y una series y películas de bajo presupuesto, y el 17, ‘Bajo presión’, con Morris brillando como nunca en una de esas situaciones límite tan del gusto de ‘Urgencias’ y ‘Anatomía de Grey’ con armas de por medio. Sin olvidar la presencia de Hal Holbrook en los episodios 16 y 19, con algunas de las mejores frases de la temporada: ‘Me muero por un poco de acción. Bueno, en realidad me muero por un cáncer’.

El detalle: Un buen tirón de orejas para La Sexta, que anunció la programación de las dos últimas temporadas de ‘Urgencias’ (la que nos ocupa y la siguiente) para cambiar el día de emisión la segunda semana y retirarla un mes después. Ya muestran tan poca seriedad como Antena 3…

Y debajo del tráiler, los SPOILERS.





La temporada arranca en plena forma, con la operación a vida o muerte de Neela, primera de las secuencias de esta temporada en las que ‘Urgencias’ parece querer rivalizar con ‘Anatomía de Grey’ en realismo sangriento en los quirófanos. Neela no levantará cabeza hasta los últimos episodios, en cuanto a interés para el espectador, y cierra la temporada besándose con Brenner, lo que no tiene credibilidad alguna dada la personalidad de la joven cirujana.

No le va mejor a su ya ex pareja, Tony Gates. Más casanova que nunca, no volverá con Neela tras la marcha de Ray (otro personaje que había perdido atractivo) y pasará de los brazos de la capellán del County (interpretada por Reyko Aylesworth, la Michelle Dressler de ‘24’) a los de Sam, otro personaje echado a perder (y van…).

En cuanto a Abby, eje central de la serie, el recurso de los guionistas es hacerla recaer de nuevo en el alcoholismo de manera poco creíble (su marido se va a Croacia y ella se convierte en una mujer débil y acosada por todo tipo de miedos…¿?) y romper su relación con Luka, cuyo intérprete se ve que ya no tenía muchas ganas de salir en la serie.

También acapara protagonismo Pratt, convertido ya en otro de los referentes de la serie, con su lucha por ser director del County y su romance, el bueno, con Bethina, aunque posiblemente no llegue al nivel de Benton en cuanto a carisma.

En fin, me queda una temporada de ‘Urgencias’.

jueves, 5 de agosto de 2010

El Doctor ha vuelto

…y no, no hablamos de House. Este verano he aprovechado para hacer los deberes y al final he dado buena cuenta de la primera temporada de la serie británica ‘Doctor Who’, aunque lo de ‘primera’ es un decir. Hablamos de un título emblemático en la historia de la televisión, ya que en su primera etapa se emitió sin interrupción durante un cuarto de siglo, entre 1963 y 1985. La BBC volvió a intentarlo con una película en 1996 y finalmente en 2005 volvió a la carga con la nueva serie, que ya va por la quinta temporada.

Al igual que otras longevas series de la BBC, ‘Doctor Who’ forma ya parte de la cultura británica, y no sólo es la producción de ciencia ficción más longeva de la historia, sino que engloba todos los temas del género: viajes en el tiempo, space opera, alienígenas, misterio, utopías… cualquier cosa que hayáis visto en una película de ciencia ficción ha salido antes o después en ‘Doctor Who’.

¿Y quién es el Doctor? Buena pregunta. Resumiendo, diremos que pertenece al pueblo de los Señores del Tiempo del planeta Gallifrey, y que a bordo de su nave, la Tardis, viaja en el tiempo y el espacio ‘desfaciendo entuertos’, que se diría antiguamente. Lo más curioso es que en su origen, se trataba de una serie educativa, por eso al Doctor lo acompañaban tres profesores y una niña, y de ahí que se viajase, por ejemplo, a la época de las Cruzadas o al antiguo Egipto, para dar unas clases ilustrativas.


El buen Doctor, como todo Señor del Tiempo, puede reencarnarse hasta en 12 ocasiones, lo que explica que 11 actores lo hayan encarnado hasta ahora, 7 de ellos en la primera etapa, uno en la película, y ya vamos por el tercero en esta nueva singladura. Posiblemente el más recordado y carismático sea el cuarto, interpretado por Tom Baker (y su inseparable megabufanda), cuya etapa fue precisamente la que emitieron en nuestro país autonómicas como TV3 hace ya un buen montón de años, lo que permitió mi primer acercamiento a este personaje. De hecho, este es el Doctor Who que aparece en un episodio de ‘Los Simpson’ (y el quinto lo hizo en carne y hueso en ‘Star Trek’!). Y antes de pasar al análisis de la primera temporada de la etapa actual, recordar uno de los elementos más originales y identificativos de la serie. La Tardis, inmensa por dentro, tiene el aspecto exterior… de la típica cabina de teléfonos británica, todo un detalle para la nostalgia.


Y ahora sí. Este nuevo ‘Doctor Who’ destaca por unos efectos especiales de lujo, mostrando el mejor acabado de toda su historia (recordemos que al primer doctor se le veía todavía en blanco y negro…) aunque sigue siendo vocacionalmente un producto de serie B, en cuanto a temática y algunos detalles (esos slythin…).

En lo que sí se ha apostado sobre seguro es en los actores. Estar a la altura de la larga lista de doctores y acompañantes (puesto que al doctor siempre le acompaña una chica, con la que nunca ha mantenido un romance de manera abierta) suponía todo un reto del que han salido bastante airosos tanto Christopher Eccleston como Billie Piper. El fichaje del primero, actor de prestigio en películas como ‘Elizabeth’ o ‘28 días después’, suponía toda una declaración de intenciones sobre las ambiciones de esta nueva etapa. Eccleston tenía claro que no iba a encasillarse en el personaje, por lo que sólo lo interpretó en esta temporada, componiendo al doctor más paranoico y antipático, incluso con tendencias psicópatas y momentos de siniestra introspección, todo ello debido al nuevo origen que se le proporciona: todos los Señores del Tiempo murieron en la Guerra del Tiempo, al igual que su peor enemigo, los Daleks, lo que le ha vuelto mucho más insensible y despiadado. Todo ello no impide su tendencia a la ironía y a bromear cuando peor están las cosas, momentos en los que, al menos para mí, Eccleston muestra una clara tendencia al histrionismo.

En cuanto a su acompañante, la BBC también apostó sobre seguro al elegir a Billie Piper, poco conocida aquí, pero popular cantante pop en las islas británicas, que resulta perfecta para encarnar a la valiente y pizpireta (creo que es el adjetivo que la define a la perfección) Rose Tyler, para mí el mayor acierto de esta temporada. Y es que a través de ella y de su relación con el doctor, con su madre (la de Rose) y su novio (el de Rose, otra vez, aunque nadie se lo crea) vemos el mejor acercamiento a ‘¿qué ocurriría si de verdad apareciese un tío que viaja en el tiempo y el espacio y uno le acompañase en sus viajes?’. La relación de Rose con el doctor a todos los niveles (sí, también en el romántico, como de costumbre de una manera muy sutil) es la parte más lograda de esta temporada, por encima de todas las tramas de alienígenas y peligros mil.

Una temporada que tarda un poco en arrancar. No están mal los tres primeros capítulos, con el primer encuentro entre Rose y el Doctor, para luego viajar al futuro (y ver el final de la Tierra) y al pasado (para desentrañar un misterio en el Londres victoriano con el mismísimo Charles Dickens), antes de un capítulo doble con derroche de medios y unos extraterrestres de serie B. Pero lo bueno empieza con el sexto episodio, ‘Dalek’, en el que reaparece el enemigo mortal del Doctor. Los dalek siempre han tenido una apariencia de chiste que hace que sea imposible tomárselos en serio, pero esta vez se logra que uno solo dé auténtico pavor, que se convierta en una amenaza creíble… además de reflexionar sobre su naturaleza y motivaciones.

A partir de ahí el nivel no baja. El episodio 7 sirve para reflexionar sobre los peligros de una sociedad desinformada y la manipulación periodística, mientras que en el 8 todo el protagonismo recae en Rose, que viaja atrás en el tiempo para conocer a su padre, muerto en un accidente antes de que ella naciera. Luego llega un nuevo doble episodio, con una de las mejores tramas, ambientada espectacularmente durante los bombardeos de Londres en la Segunda Guerra Mundial. El argumento vuelve a ser uno de esos misterios ‘marca de la casa’ en ‘Doctor Who’ y sirve para presentar a un nuevo personaje que se mantendrá en la serie hasta el final de esta temporada, el capitán Jack Harkness, es decir, la respuesta a la pregunta ‘¿y si Han Solo fuera bisexual?’.

Tras ciertas reflexiones sobre la pena de muerte en el capítulo 11, la serie encara la recta final con el último doble episodio, en el que primero se parodian programas tan populares como ‘Gran hermano’ y ‘El rival más débil’ (aquí en ambos casos quien resulta eliminado es ejecutado), y después tiene lugar el último y definitivo enfrentamiento entre el Doctor y su peor enemigo.

Si arriba habéis podido ver al mítico Tom Baker, ahora os dejo con el trailer de la primera temporada moderna, y luego los SPOILERS.




Durante toda la temporada se van sembrando ciertas pistas, pequeños detalles que indican que algo gordo se está preparando. Aunque en el capítulo 11 se nos quiere decir que todo era una broma, en el 12 la verdad empieza a salir a la luz y finalmente se revela la gran sorpresa: los daleks no murieron en la Guerra del Tiempo, sino que sobrevivieron y están en disposición de atacar la Tierra. El final del capítulo es magistral: los daleks han capturado a Rose y tienen un ejército de 200 naves y 2.000 daleks en cada una (después de que uno solo se convirtiera en un peligro terrible en el capítulo 6). Ordenan al Doctor que se rinda y éste dice ‘No. Voy a rescatar a Rose, voy a salvar la Tierra y os voy a matar a todos’. Chúpate esa.

Y el último capítulo no defrauda, todo lo contrario: la resistencia contra los daleks, el momento en el que el Doctor engaña a Rose para ponerla a salvo, cómo al final es ella quien salva el universo… y el sacrificio final del Doctor, que supone la despedida de Eccleston y la llegada del nuevo Doctor…

El detalle: La última palabra que pronuncia Eccleston como Doctor Who es... Barcelona, 'pero no la ciudad, el planeta'.

domingo, 1 de agosto de 2010

Tócala otra vez, cowboy

Hoy también toca animación japonesa, pero esta vez bien distinta al ‘estilo Miyazaki’. La película ‘Cowboy bebop’ (2001) va dirigida a un público más adulto y fue realizada tras el éxito de la serie televisiva de animación del mismo título a cargo de Shinichiro Watanabe. Ahí residen su mayor virtud y su mayor defecto. Por un lado, visualmente es aún más apabullante que el original, con un acabado gráfico más espectacular, y eso que la serie ya tenía un alto nivel. Por otro, pese a que la película acaba siendo un capítulo extra largo y con una trama de cierta complejidad, los personajes no están tan desarrollados como en la serie y el argumento no alcanza el dramatismo del episodio ‘La balada de los ángeles caídos’ o del desenlace del serial.

Ello no quita para que, tanto si se ha visto la serie como si no, se pueda disfrutar con todo un espectáculo de acción y ciencia-ficción en la mejor tradición de ‘Cowboy bebop’, aunque quien no haya visto la serie se perderá ver cómo los protagonistas se conocen y se va desarrollando su relación, ya que no estamos ante una precuela sino que la acción del film transcurre entre los episodios 22 y 23 (de 26) de la serie.

‘Cowboy bebop’ narra las aventuras de un cazarrecompensas, Spike Spiegel, en el año 2071. Un ‘cowboy’ espacial que viaja a lomos de su nave por todo el sistema solar, acompañado de su fiel amigo, Jet Black, ex policía con un brazo metálico y tan de vuelta de todo (aparentemente) como su compañero. En sus aventuras conocerán a Faye Valentine, una joven amnésica que tiene ciertos problemas con el juego, y Ed, una niña que resulta ser un hacker de primera, sin olvidarnos de la mascota, el perro Ein (Strout en la versión española). El espectador no puede evitar encariñarse con todos estos personajes, que tienen una mayor complejidad en la serie, en la que también se aborda en profundidad el pasado de Spike, otra cosa que se echa en falta en la película, aunque era un tema ya zanjado en los episodios.

Por lo demás, la gran baza de ‘Cowboy bebop’, además de sus personajes, es lograr un perfecto cóctel de persecuciones espaciales, tiroteos, artes marciales y género policiaco, con grandes dosis de humor y una banda sonora excepcional. No en vano el título de la serie homenajea al jazz bebop y la mayoría de capítulos están titulados en clave musical, como ‘Jupiter Jazz’, ‘Bohemian Rhapsody’, ‘My funny Valentine’, ‘La serenata del perro negro’ o ‘La reina del heavy metal’.

Ahora que se rumorea que ‘Cowboy bebop’ va a ser llevada al cine con Keanu Reeves como protagonista, puede ser el mejor momento para descubrir tanto la serie como la película de animación. Y como dicen al final de cada capítulo… ‘see you space cowboy…’