miércoles, 18 de agosto de 2010

Buzz y Woody juegan como nunca

No os la perdáis. Es el mejor consejo que os puedo dar. De verdad. Ya sé, uno piensa en ‘Toy story’ y dice ‘bah, otra vez los juguetes de Pixar, si ya lo he visto, si es para niños’. La memoria a veces te juega malas pasadas y piensas que son películas que… ‘si bueno, las he visto ya, ¿y qué?’ Pero luego las ves de nuevo y te vuelves a quitar el sombrero ante la joya de la corona de Pixar. Fueron su primera obra y la siguen mimando como el primer día. Esa es la diferencia con ‘Shrek’. En Dreamworks han querido exprimir al máximo su gallina de los huevos de oro con demasiadas secuelas en pocos años, y eso se ha traducido en una falta de ideas alarmante en las dos últimas entregas. En cambio, Pixar se ha tomado su tiempo para cerrar la trilogía de sus juguetes. Y eso se nota.

Se nota también el cariño que le tienen a esta saga, a unos personajes que ya hemos hecho nuestros. Y eso (nunca pensé que lo diría) hace que ‘Toy Story 3’ le gane la partida hasta a ‘Origen’ (a Nolan sólo puede reprochársele que no se trabaje más los personajes y los dote de ‘corazón’, dado que sólo le interesan como ideas). Por mí le pueden dar el Oscar a la mejor película.

Porque ‘Toy Story 3’ vuelve a ser un peliculón en toda regla. Desde el prólogo inicial (similar al de la segunda parte pero completamente distinto: western y aventura en estado puro) a la ‘misión: imposible’ que ocupa la mayor parte de la recta final del metraje, pasando por algún flashback más propio de una película de terror o el romance entre Jessie y Buzz. Faltan algunos personajes de anteriores entregas, pero la lista de nuevos juguetes es interminable: desde Barbie y Ken a un oso ‘amoroso’ que no desentonaría en un film de mafiosos, pasando por un mono inolvidable y un bebé que parece diseñado por Tim Burton.

Comedia, drama y aventura se entremezclan sin pausa, encadenando planos y secuencias en los que todo está estudiado al milímetro (en eso Pixar es igual a Nolan) para que los niños y niñas se rían y se diviertan. También lo hacemos los mayores, pero nosotros vemos mucho más, como ese maravilloso momento en el que Andy se da cuenta de que su infancia ha acabado de verdad. Precioso y emotivo el desenlace, el mejor que podía dársele a la trilogía (confieso que me faltó poco para llorar, hay que ver).

Nadie puede decirlo mejor que Andy: ‘Gracias, amigos’.

Ah!, y no os perdáis ni los títulos de crédito ni el corto del principio (con un magnífico mensaje final). Y otra cosa: no la vi en 3D, ni falta que hace.


El detalle: No sé si lo mejor, porque el nivel de la película es elevadísimo en todo momento, pero prestad mucha atención a los cambios de personalidad de Buzz Lightyear. Porque lo que ocurre la segunda vez que le pasa es… sencillamente espectacular. Sólo eso vale la entrada.

El detalle cinéfilo: En Pixar son muy buenos. Tanto que incluso tienen tiempo para homenajear a Hayao Miyazaki y el Studio Ghibli con un peluche de ‘Mi vecino Totoro’. Buscadlo en la casa de Bonnie, una niña encantadora.


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