domingo, 29 de mayo de 2011

El fútbol vuelve a ganar (lo siento, Mou)

A Mou lo pierde la boca. Acababa de ganar la Copa del Rey con el Real Madrid (merecidamente) y mostraba su pose (ensayada, como todo en él) de ‘me da igual haber ganado porque es lo que hago, un título más’. Pero un periodista va y le pregunta ‘¿ha roto la hegemonía del Barça?’. Respuesta de Mou: ‘¿Qué hegemonía? ¿El Barça es el campeón de Europa?’.

En primer lugar, le recordaremos a Mou que el Barça, era entonces y es ahora, el equipo que mejor juega del mundo. Y no solo del mundo, sino de la historia. No lo digo yo, lo dice Michael Robinson, lo dice 'Maldini': el actual Barça es el equipo de todos los tiempos al que han visto jugar mejor al fútbol. Lo siento, no he visto a Di Stéfano, ni a Pelé (ya me hubiera gustado), pero este Barça es, de largo, al que mejor he visto jugar al fútbol. Si hasta anoche Ferguson dijo que es el mejor equipo contra el que ha jugado nunca…

En segundo lugar, le recordaremos a Mou que el Barça era, y es (aunque eso ya lo sabía él), el campeón de Liga, por tanto, quien tiene la hegemonía en España. Cierto, en ese momento no era el campeón de Europa, el ganador de la última Champions. Pero ya lo es, recupera la hegemonía europea, lo siento Mou.

En tercer lugar, el Barça es el vigente campeón del Mundo y de Europa, ¿o es que la Selección Española no es el Barça?, ¿o es que el Barça no es la Selección Española? Una Selección con Alves por Sergio Ramos (por fortuna), Abidal por Capdevila (por fortuna), Valdés por Casillas (hace ya tiempo que el primero superó al segundo) y Messi por Torres (aquí sobran las palabras). ¿O es casualidad que la Selección empezase a ganar títulos después de que Luis Aragonés tuviese la genial ocurrencia (que el Real Madrid se resiste a copiar) de jugar como el Barça (que no ha inventado esa manera de jugar, ni mucho menos), y a ser posible con los jugadores del Barça (aquí la apuesta por la cantera de Guardiola ha ayudado mucho)?

En cuarto lugar, el Barça tiene al mejor jugador del mundo, Messi, que lleva camino de igualar (o superar) a los cuatro magníficos (Di Stéfano, Pelé, Maradona y Cruyff) y a ese quinto que fue Zidane. (Y Cristiano Ronaldo es un crack, es de lo mejor, un killer... pero no es Messi).

En quinto lugar, el vestuario del Barça es el mejor del mundo, y no por los euros que vale, sino por los valores que se interiorizan y comparten desde la Masía, un compañerismo que se ha plasmado este año en la figura de Abidal, en el gusto por buscar el mejor fútbol posible, el del buen trato al balón, el de atacar buscando el más difícil todavía, ganar JUGANDO a fútbol, respetando al adversario y apoyándose unos a otros en el campo.

Y para hegemonía la de Guardiola, que lleva 10 títulos de 13 en tres temporadas, incluyendo dos Champions… las mismas que Mou (pero en menos tiempo). Vaya, en algo sí acertó el portugués: el Real Madrid no ha acabado con la hegemonía del Barça (aunque lo haya intentado a base de patadas; quizás cambiará su suerte cuando apueste por el fútbol y la cantera).

En fin: gracias, Barcelona, por seguir haciéndonos disfrutar del fútbol. Que dure.


viernes, 27 de mayo de 2011

El estreno: Mel Gibson se nos vuelve ventrílocuo

Pues sí, supongo que la primera vez que vistéis a Mel Gibson hablando a través de un castor de peluche pensaríais aquello de '¿comooorl?'. Pero hete aquí que Jodie Foster, esa magnífica actriz que se prodiga tan poco (y se sale cuando lo hace, si no ved 'Largo domingo de noviazgo' o 'Plan oculto'), no es que interprete a la mujer de Gibson en 'El castor', es que ésta es su tercera película como directora.

O sea, que la Foster parece darle al tito Mel su oportunidad de reverdecer laureles como actor (que llevaba un montón de años sin actuar, dedicado a dirigir 'La pasión' y 'Apocalypto', y su regreso fue con un film de mamporros) con un melodrama de redención, al menos con un punto de partida muy norteamericano. El personaje de Gibson sufre una depresión, y mira tú por donde, es con la marioneta del castor como empieza a superarla.

Prevenciones ante esta película, todas las que se quiera, pero la Foster está delante y detrás de la cámara. Y si tenéis dudas, fijaos en el momento del tráiler donde le dice a Mel: 'Te quiero a tí, no al castor'. Si hasta parece que ha gustado en Cannes... (ojo que no se veía venir la Palma de Oro para Malick desde que supimos que De Niro era presidente del jurado..., y con ello no quiero decir que no lo merezca).

miércoles, 25 de mayo de 2011

Deliciosa Martina, musa del cine alemán

Cada vez estoy más convencido de que no hay película alemana mala. La racha empezó con ‘La vida de los otros’, de lo mejorcito que ha dado el CINE en los últimos años (vedla, vedla…, ya estáis tardando), y siguió con 'El hundimiento', ‘Los falsificadores’ o ‘RAF, Facción del ejército rojo’ (‘Der Baader Meinhof complex’). Cierto, la adaptación de ‘Krabat y el molino del diablo’ no fue todo lo buena que podía haber sido pero… siempre hay excepciones.

Y en dos de estas películas (‘La vida de los otros’ y ‘RAF, Facción del ejército rojo’), descubrí a Martina Gedeck, una actriz en estado de gracia en ambas cintas, sacando el máximo partido a dos papeles de gran dificultad. Una mujer bella pero no espectacular, que al encarnar estos personajes parecía irradiar un aura de melancolía.

Martina Gedeck parece haberse convertido en una de las actuales primeras damas del cine alemán, y hace unos días, casi por casualidad, descubrí uno de sus anteriores trabajos, ‘Deliciosa Martha’ (2001), con el que empezó a conquistar el prestigio internacional. Por supuesto ella es Martha, protagonista de una trama que no es nueva, y que ha sido bastante imitada. Martha es cocinera en Hamburgo, vive para su trabajo y apenas tiene vida social. Pero la muerte de su hermana hace que tenga que ocuparse de su sobrina de 8 años, que le cambia la vida de arriba abajo… junto con la llegada de un extrovertido cocinero italiano (magnífico Sergio Castellitto) al que al principio ve como un rival.

Sí, el argumento apunta a típica película americana (y no, no he visto 'Sin reservas', el remake que hace poco protagonizaron Catherine Zeta-Jones y Aaron Eckhart, y que imagino inferior y menos dramático). Porque aquí, de comedia, poco. Cierto es que Gedeck muestra una faceta cómica (si puede decirse así) que le desconocía, pero ese aire melancólico está más presente que nunca. Porque los momentos de suave (muy suave) comedia son el contrapunto para hacer soportable la carga dramática de la película, sobre todo en lo referente a la relación entre tía y sobrina, y sobre todo cómo ésta afronta la muerte de su madre. Porque la trama de la niña es el corazón del film (y difícil lo tiene Abigail Breslin, la 'Pequeña Miss Sunshine', para igualar a Sibylle Canonica, que otorga una sobrecogedora veracidad a su interpretación). Una película, sí, lejos de la obra maestra que es 'La vida de los otros', pero que deja un gran recuerdo y en la que la Gedeck vuelve a dar una lección magistral.

Y no se pierdan, en pequeños papeles, a Ulrich Thomsen, que por una vez no hace de sargento nazi, y a August Zirner como el psicólogo de Martha, que depara los momentos más hilarantes (también es un decir) de la cinta.

El detalle: No solo Hollywood ha hecho un remake de esta película. Aquí, sin ir más lejos, ‘Fuera de carta’ arranca con un punto de partida muy similar: cocinero (en este caso gay e interpretado por Javier Cámara) tiene que hacerse cargo de los dos hijos que tuvo antes de salir del armario cuando fallece su ex esposa. Eso sí, a partir de ahí, nada que ver. ¿Habrán sido los norteamericanos tan listos? Bueno, Catherine Zeta-Jones, con todos los respetos, no es Martina Gedeck (ya le gustaría), y si al eliminar el origen italiano del nuevo cocinero se han cargado también todos los populares y pegadizos temas italianos de la banda sonora... pues han cometido un gran error.

Ah, y otra cosa. El ‘deliciosa’ del título fue cosa de los traductores patrios, el título original es ‘Bella Martha’. En mi opinión, salimos ganando, por la referencia culinaria.


domingo, 22 de mayo de 2011

¡Y que viva Rosa Ruano! ¿Sí o no?


Ya lo avancé en el post dedicado a ‘El barco’: todo lo que falla en dicha serie funciona, y de qué manera, en ‘Los protegidos’. Esta serie, también de A3, arrancó con una propuesta arriesgada: una especie de ‘Héroes’ español y familiar, como ‘Los Serrano’ pero con superpoderes. De ahí podía salir cualquier cosa, pero, sobre todo en esta segunda temporada, la apuesta ha funcionado y es de lo mejorcito entre las series patrias.

No escapa ‘Los protegidos’ a los problemas de ofrecer capítulos de una hora y cuarto, pero ha encontrado una manera bastante acertada de solventarlos, que no es nueva. Cada capítulo suele dividirse en tres o cuatro tramas, dirigidas cada una a un público. Así, normalmente tenemos las travesuras de los dos pequeñines de la casa (y el vecinito Borja, que gana protagonismo en la segunda temporada) para el público infantil; los romances y triángulos amorosos de Sandra, ‘Culebra’ y el personaje interpretado por Esmeralda Moya en la primera temporada (casi desaparecida en la segunda) y ahora el de Maxi Iglesias, para el público adolescente; las peripecias de los padres de la familia, que suelen ofrecer romance, humor e incluso fragmentos de la trama principal, para los mayores; e incluso las aventuras del hijo ‘friki’, pues eso, para los ‘frikis’. De este modo la serie se dirige a un espectro de público lo más amplio posible, que hasta ahora ha respondido incluso mejor de lo que esperaban sus responsables.

Todo ello hace que la serie se vea con mayor o menor interés, aunque es en los tres últimos episodios donde prácticamente solo hay una trama, la central, que por fin avanza atando todos los cabos y dejando claro cuál es el nivel al que puede llegar la serie. Ahí también es donde resulta más evidente una de las claves para la calidad de ‘Los protegidos’, que sus creadores y guionistas, Darío Madrona y Ruth García, están encariñados con estos personajes y logran transmitirlo al espectador. Imposible no emocionarse una y otra vez en el capítulo final, y eso que algunos desenlaces se veían venir.

La serie también cuenta con un director de altura, el hijo de Antonio Mercero, Ignacio, que parece seguir los pasos de su padre y logra dotar cada escena de humanidad y eficacia narrativa. Esto no es ‘El barco’, aquí sí te crees los diálogos y da la sensación de que todos se creen lo que hacen y quien dirige sabe lo que está haciendo. Los efectos especiales se utilizan lo justo, esto no es ‘La patrulla X’, y precisamente por eso funcionan, sin que parezca una serie B como… ‘El barco’. Incluso la banda sonora transmite emoción y no son ‘canciones promocionales’… como en ‘El barco’.

Y además aquí tenemos a un reparto en estado de gracia, del primero al último intérprete. Aquí no hay un error de casting como el del capitán del dichoso navío, sino que Antonio Garrido se sale, en un personaje muy diferente al que encarnaba a la perfección en ‘La chica de ayer’. Este es mucho más difícil, pero Garrido lo borda, tanto en los momentos dramáticos, como, sobre todo, en los cómicos, que es lo complicado.

Por fin una serie de Angie Cepeda tiene éxito en España, y aquí lo merece, con ese papel de madre coraje, tan fácil de caer en el dramón lacrimógeno. No, para la comedia ya está Garrido, pero es imposible no dejarte conquistar por esa madre desesperada por encontrar a su hija, que incluso llega a plantearse entregar a otros niños a cambio de la suya. Inolvidable el reencuentro.

Reencuentro que no es el único. El nuevo fichaje de esta temporada, Maxi Iglesias, de ‘Física y química’, está para lucir abdominales y encandilar a las mozas, sí, pero (y esto no es spoiler, porque el público lo sabe desde el principio) es el nuevo malo, el hermano de ‘Culebra’, que quiere vengarse. Una trama bien llevada de principio a fin, sobre todo cuando empieza a plantearse si debe matar a su hermano, y con una brillante resolución.

Luis Fernández ‘Perla’, puede que no sea capaz de interpretar otro personaje que ‘Culebra’, pero en esta temporada da muestras de que puede ser más que un ídolo para adolescentes, y Ana Fernández transmite todo lo que debe transmitir su personaje y un poco más, aunque se empeñen en que cada vez parezca menos guapa.

Los dos críos, imposible no reírse con ellos, y el ‘friki’, pues provoca muchos de los mejores momentos de la serie con sus transformaciones: increíble cómo todos logran que nos creamos que es él transformado, cómo actúan de manera distinta a la habitual.

¿Y qué decir de Rosa Ruano? Personaje creado para la parte cómica, una casera y vecina cotilla encarnada a la perfección por Gracia Olayo, en esta temporada cobra un creciente protagonismo, primero con la parte dramática de su separación (lo que hace que Oscar Ladoire aparezca mucho menos en estos capítulos), pero sobre todo convertido en un ciclón cómico que genera las escenas más desternillantes de la serie y un personaje que hace que olvidemos que la trama central, la que interesa, vaya tan lenta durante los dos primeros tercios de la temporada. ¡Qué diablos! Ella sola vale la serie, ¿sí o no?

El final de esta segunda entrega, menos abrupto y ‘continuará’ que el de la anterior, ata la mayoría de cabos pendientes, pero los malos siguen ahí y también continúa sin resolverse el misterio en torno al origen de los poderes de los niños y ese enigmático invernadero. Y tal como me veía venir desde el primer capítulo, la reaparición de la hija de Gimena viene acompañada de una de sus premoniciones (el poder de la niña, ya lo sabíamos, es ver el futuro)… y ese vaticinio será otra de las tramas centrales de la tercera temporada. Habrá que verla, o como diría Rosa Ruano, ¿sí o no?


viernes, 20 de mayo de 2011

El estreno: Sparrow iza de nuevo la bandera pirata

‘¡Izad las velas, preparad los cañones!’

¿Qué tendrán estas palabras, y la figura del pirata, capaces de despertar el deseo de aventura? Tal vez sea esa la única explicación del seguro taquillazo que obtendrá la cuarta entrega de las aventuras de Jack Sparrow, 'En mareas misteriosas' (qué título más flojo, por Dios). Cierto que uno acudirá a la sala de cine temiéndose ver ‘más de lo mismo’, aunque esta vez tenemos algunas novedades.

En primer lugar el director, Rob Marshall, que después de dos musicales (‘Chicago’ y ‘Nine’) toma el timón de ‘La perla negra’ sustituyendo a Gore Verbinski, que estuvo al mando en la trilogía original. Repiten Johnny Depp (imprescindible ) y Geoffrey Rush, lo mejor de aquellas tres cintas, y debutan nuestra Penélope Cruz y el gran Ian McShane, gran actor que a buen seguro estará por encima de su papel, aunque interpreta nada menos que a… Barbanegra (y la Cruz a su hija…).

La búsqueda de la fuente de la eterna juventud, tal como se dejaba ver en el final de ‘En el fin del mundo’, es el argumento de esta nueva aventura, que al parecer, y a diferencia de las anteriores secuelas, vuelve a ser autoconclusiva, como lo fue la primera y mejor entrega de la saga. Por lo visto parece que tenemos piratas para rato, ya que se empieza a hablar de segunda trilogía. Lo tienen casi imposible para sorprender, veremos si al menos nos hacen pasar un buen rato y merece la pena volver a enrolarse con Jack Sparrow (y si este deja de ser la caricatura en que ha acabado convirtiéndose).

El detalle: Estad atentos. No solo reaparece Keith Richards, sino también Óscar Jaenada (sí, el de 'Piratas', ese despropósito de Tele 5 del que solo he aguantado el primer episodio).


miércoles, 18 de mayo de 2011

Proyecto Piratas III: Jack Sparrow se pone épico

La que en unos días dejará de ser la última aventura del capitán Jack Sparrow es también la más épica, superando ampliamente el bajón de su predecesora hasta quedarse cerca del nivel de la primera entrega de la saga. Continuación directa de ‘El cofre del hombre muerto’, ‘En el fin del mundo’ ofrece grandes dosis de acción (más que de aventura), mucha comedia, y rebaja el tono dramático del segundo capítulo de ‘Piratas del Caribe’, poniendo un espectacular cierre a lo que se suponía trilogía, aunque su desenlace ya apuntaba claramente por donde podían ir los tiros si Hollywood decidía seguir explotando esta gallina de huevos de oro.

La película arranca con media hora de pura acción, en la que los protagonistas se trasladan a costas orientales y se incorpora al reparto Chow Yun Fat, quien no hace precisamente una de sus creaciones más inspiradas. El toque de comedia lo ponen los de siempre, aunque quien más brilla es Keira Knightley, que continúa siendo de lo mejor de la saga. Pero lo mejor es el regreso de Geoffrey Rush como Barbosa, cuya ausencia es uno de los principales defectos de ‘El cofre del hombre muerto’. Rush vuelve a lucir su mejor vis cómica y supera a Johnny Depp en su duelo personal, pese a que este se desdobla en numerosas secuencias en las que aparecen varios Sparrow a la vez.

Es en esas escenas, así como en el surrealista interludio cómico en el que Depp hace su primera aparición en ‘En el fin del mundo’, donde el director, Gore Verbinksi, da rienda suelta a su faceta más loca, la que hace poco dio como resultado el film de animación ‘Rango’... y donde empezamos a estar más que cansados de Jack Sparrow.

Otra buena noticia es el escaso metraje en el que aparece Orlando Bloom, tan gris como siempre, e incluso ridículo cuando se pone un pañuelo de pirata en la cabeza. Por el contrario, Elizabeth Swann recupera todo el protagonismo perdido en el anterior capítulo y acaba como reina de los piratas. También cumplen perfectamente Bill Nighy como Davy Jones y Naomie Harris, cuyo personaje resulta clave para el desenlace.

Verbinski mete toda la carne en el asador y la cinta depara secuencias espectaculares e imágenes sobrecogedoras llenas de originalidad, como un barco navegando en un mar de arena, por el hielo o por el firmamento, un navío que acaba boca abajo dentro del agua, una boda en pleno abordaje o la impresionante batalla final, con el duelo entre ‘La perla negra’ y ‘El holandés errante’ sobre un torbellino de agua. Todo ello basta para que recuerde por qué prefiero esta saga a ‘Master and commander’ de Peter Weir, bastante más aburrida, por más que ‘Piratas del Caribe’ perdiese toda frescura tras la primera entrega.

‘En el fin del mundo’ también sirve para acabar de contar el pasado de Davy Jones y su misteriosa enamorada, aunque no se le acaba de sacar todo el partido a esta historia, que a ratos recuerda la de Elizabeth y Will, cuyo amor parece cosa del pasado en el arranque de esta tercera parte. Como tampoco se acaba de aprovechar la idea de unir a todos los piratas para combatir a la Compañía de las Indias Orientales, una trama sobre el ocaso de la piratería (en la que de nuevo el espectador se pone del lado de quienes desafiaban la ley) que parecía más que acertada para cerrar la trilogía.

El detalle: No os perdáis la aparición de Keith Richards, más pirata que nunca, como el padre de Jack Sparrow.


martes, 17 de mayo de 2011

Proyecto Piratas II: La montaña rusa pirata

Segundo capítulo de la hasta ahora trilogía ‘Piratas del Caribe’, ‘El cofre del hombre muerto’ (2006) volvió a hacer bueno aquello de que ‘segundas partes nunca fueron buenas’, o al menos no tanto como su modelo. Lo que había sido una fantástica cinta de aventuras, con su ligereza y falta de seriedad como mejor virtud, ganó en pesadez e irregularidad, convirtiéndose en toda una montaña rusa donde se sucedían aciertos y errores, momentos emocionantes y otros plúmbeos sin criterio alguno.

La segunda entrega de la saga acusa dos de los problemas más habituales en las secuelas hollywoodienses desde hace algunos años: querer dar mucho más de lo mismo, y fragmentar una sola trama en dos películas para garantizar dos estrenos taquilleros en lugar de uno. Aquí esto da como resultado un único argumento que se desarrolla durante cerca de cinco horas, algo a todas luces excesivo, de modo que lo que podría haber sido una magnífica segunda parte se convierte en dos cintas con mucha paja, sobre todo en la primera de ellas, que es la que nos ocupa.

Otro defecto de las nuevas aventuras de Jack Sparrow y compañía es que se acentúa el tono paródico de la primera entrega, hasta llegar a secuencias ridículas a más no poder, como toda la parte de los caníbales, que podría haber estado bien pero acaba muy pasada de vueltas (además de recordarnos demasiado a ‘En busca del arca perdida’ o al ‘King Kong’ de Jackson). Lo mismo ocurre en el triduelo a espada sobre una rueda gigante, en el que la búsqueda de la espectacularidad a toda costa acaba echando a perder otra buena idea.

Incluso el propio Johnny Depp lleva más lejos la caricatura de Jack Sparrow, aún más amanerado y ‘locaza’ que en el primer film. Mientras, Keira Knightley pierde bastante protagonismo, aunque resulta decisiva en el tramo final. La película, a diferencia de la primera entrega, también parece buscar una trama más dramática. Así, por un lado resulta bastante lograda toda la parte del reencuentro entre Will y su padre, aunque Orlando Bloom sigue adoleciendo de una absoluta falta de carisma, pero no acaba de resultar tan eficaz el intento de trío amoroso entre los tres protagonistas y la reflexión sobre si Sparrow es bueno o malo, hasta llegar a esa conclusión

SPOILER

donde Jack hace lo correcto, como un héroe, y Elizabeth se comporta como una pirata egoísta, lo que tendrá consecuencias en la tercera entrega

FIN DEL SPOILER

En cuanto a la comedia, se echa en falta a Barbosa, pese a que la saga incorpora otro intérprete de altura, Bill Nighy, inmenso como Davy Jones pese a las toneladas de maquillaje, si bien este personaje no es tan cómico como el de Geoffrey Rush y resulta más temible. Entre las nuevas incorporaciones también destaca Tia Dalma, a la que interpreta de manera breve pero muy lograda Naomie Harris. Y los momentos más divertidos siguen siendo para el segundo de Jack y la pareja de piratas.

La falta de novedades es el mayor lastre del film, que se sigue a ratos con interés y a ratos con hastío. Lo salvan los buenos momentos y ese aire de ‘peli de piratas’, algo hiperbólica eso sí, además de los impresionantes efectos especiales y los soberbios decorados, con una puesta en escena apabullante, como solo Hollywood puede pagar.


lunes, 16 de mayo de 2011

Proyecto Piratas I: La llegada de Jack Sparrow

El próximo viernes llega a las pantallas la cuarta entrega de ‘Piratas del Caribe’, así que inicio el repaso a la hasta ahora trilogía, como ya hiciera con la saga ‘Scream’. Vamos con el primer capítulo, el debut de Jack Sparrow en ‘La maldición de la perla negra’ (2003).

La primera siempre es la mejor. Esta bonita máxima que Hollywood debería respetar algún día (si no fuera porque es un negocio) se cumple también en la saga ‘Piratas del Caribe’. La apuesta de Disney fue un tanto arriesgada: tratar de resucitar el cine de piratas (a Geena Davis no le fue nada bien con ‘La isla de las cabezas cortadas’, y la película no estaba nada mal) tomando como reclamo una atracción de Disneylandia… Pero la jugada tenía un as escondido: Jack Sparrow, personaje carismático donde los haya, suerte de pirata fanfarrón/de buen corazón/y con un punto locaza, que en manos de Johnny Depp se convertía en el alma de la función, conquistaba a los espectadores y de paso le valía su primera nominación al Oscar al Mejor Actor, tratándose más de toda una creación de personaje que una mera interpretación.

Difícil lo tenía el resto del reparto para hacerle sombra a Depp, pero Geoffrey Rush lo logró con creces en un papel bastante similar, el del malvado Barbosa, uno de esos malos que es imposible que no te caigan bien, y en el que el australiano volvía a demostrar que lo que mejor se le da son esos papeles secundarios donde puede lucir su vena histriónica, posiblemente la mejor de la escena actual.

En cuanto a los dos protagonistas, Orlando Bloom empezaba a dejar claro que el carisma no es lo suyo y que era el punto más flojo de la saga, mientras Keira Knightley se convertía en una megaestrella a pesar suyo, en un papel por debajo de sus dotes interpretativas, pero en el que lucía bella como nunca, seguía demostrando que el vestuario de época le sienta de maravilla, y daba cuerpo a una heroína de todo menos pasiva, a ratos chicazo y cuyo sueño era ser pirata. Y todo eso con apenas 18 años.

‘La maldición de la perla negra’, primera aventura de la saga, y la única autoconclusiva de la trilogía, logró una perfecta combinación de romance, aventura, suspense y comedia, con secundarios entrañables (el segundo de Sparrow o los dos piratas de La perla negra) y una acertada introducción del elemento fantástico (los piratas fantasma) con la que luego se les fue un poco la mano.

Nada que ver con el realismo de ‘Master and commander’, aquí encontramos cine de palomitas en estado puro, piratas al abordaje y un Jack Sparrow al que desde su primera aparición (inolvidable su llegada a puerto, tan altivo y orgulloso mientras su navío se hunde por completo) el espectador solo puede desear formar parte de su tripulación.

Tal vez lo mejor hubiera sido no rodar ninguna secuela, con lo que esta primera aventura hubiera quedado como una pequeña joya del cine de evasión, cuyo recuerdo ha sido en parte ensombrecido por las entregas que vinieron después, estirando la historia como un chicle y dándole demasiadas vueltas a los personajes, incluso logrando que Sparrow resultase cargante. Pero, ¿quién se hubiera resistido a volver a embarcarse con el personaje que ha hecho inmortal a Depp?


domingo, 15 de mayo de 2011

El 'Dream Team II' tricampeona


El fútbol español reciente (entrecomillemos este último adjetivo) ha estado marcado por tres equipos: la Quinta del Buitre, el ‘Dream Team’ de Cruyff, y ahora el de Guardiola, heredero del estilo de fútbol que el genio holandés instauró en Can Barça. Son las tres únicas escuadras que han encadenado al menos tres Ligas desde que Butragueño empezara a hacer de las suyas, y también las que han quedado en el imaginario colectivo, que las ha asociado a un fútbol ofensivo, caracterizado por el toque y la eficacia goleadora. Real Madrid y Barcelona han ganado títulos con otros equipos y entrenadores (Van Gaal, Capello…), pero quedan olvidados ante el brillo de esas eras doradas que se convierten en el espejo en el que deben mirarse quienes quieran formar parte de su leyenda.

Cada uno de ellos es fruto de una época: la Quinta de cuando mandaba el producto nacional y no había más de tres extranjeros por equipo, el ‘Dream Team’ vivió los albores de la Era Bosman, y Guardiola llegó en una época en la que podrían jugar 11 extranjeros… pero casi juega con 11 catalanes. También los tres deslumbraron en Europa: Gordillo, Hugo Sánchez y compañía se llevaron dos Uefas antes de encontrarse con un muro llamado Milan; Cruyff levantó una Recopa antes de darle al Barça su primera Copa de Europa, y Guardiola se llevó una Champions en su debut al frente del primer equipo.

Pero más que de un ‘Pep Team’ yo hablaría de un ‘Xavi Team’, por elegir a uno de los muchos ‘culpables’ de la actual bonanza barcelonista. Y es que la actual era empezó con Frank Rijkaard y la columna vertebral del actual Barcelona: Valdés, Puyol, Xavi, Iniesta y Messi. En la primera época estuvieron Ronaldinho, Deco, Eto’o y otros, en la segunda llegaron Piqué, Alves, Busquets, Pedro, Villa, y hubo pasos fugaces como los de Henry o Ibrahimovic. Y siempre eficaces gregarios como Larsson, Sylvinho, Belletti, Maxwell o Adriano. Pero, con las diferencias puntuales de estilo, no ya entre la etapa de Rijkaard y la de Guardiola, sino entre las tres temporadas del de Santpedor, es evidente que la filosofía de juego es la misma, personificada en los jugadores clave ya mencionados, que acumulan títulos con el Barça y con la Selección Española, galardones individuales aparte.

Desde la llegada de Ronaldinho, que contribuyó a resucitar un Barcelona que llevaba cinco años de sequía, el Barcelona ha ganado cinco de las siete últimas Ligas, un periodo en el que ya lleva además dos Champions y ha estrenado su palmarés en la Intercontinental. Los dos años de Rijkaard sin títulos demuestran que ganar títulos es mucho más difícil de lo que parece, y que la motivación es decisiva. Y caso aparte lo de Guardiola, que ha ganado 9 de los 12 títulos que ha disputado, a la espera de ver quien se lleva la Champions de este año. Como ya hicieran Liverpool y Milan, Barça y Manchester United repiten final dos años después de la anterior. En aquella ocasión se repartieron los títulos, lo que esta vez iría en beneficio de Ferguson. Mi favorito es el Barça, pero el reto que supondrán los de Rooney será de envergadura. Seguro que será un espectáculo emocionante.


viernes, 13 de mayo de 2011

El estreno: Cuando cae la medianoche en París

Otra semana en la que la apuesta es fácil. Fiel a su cita anual, Woody Allen nos trae su último trabajo cinematográfico en una filmografía cada vez más extensa. ‘Midnight in Paris’ supone la declaración de amor a la capital gala del cineasta neoyorquino, que continúa su periplo europeo. Así, tras las cuatro cintas rodadas en Londres y su ‘Vicky, Cristina, Barcelona’, a la espera de ver qué nos depara su visita a Roma, escenario de su próximo film, ya tenemos en la cartelera española la película que le ha llevado a París y a dirigir a la mismísima primera dama, Carla Bruni.

Como ya nos viene acostumbrando en sus últimas entregas, Woody Allen vuelve a contar con un reparto de estrellas procedentes de cualquier parte del globo. Aquí el protagonista, el enésimo alter ego del director en la pantalla, es Owen Wilson, que visita París acompañando a su novia, nada menos que Rachel McAdams, que sigue aprovechando la popularidad lograda con su participación en ‘Sherlock Holmes’. También tendremos al inglés Michael Sheen, luciendo su vena más cómica, y a la francesa Marion Cotillard en la parte más atractiva de la película.

Y es que una noche el personaje de Owen Wilson descubre un lugar de París donde viaja a la ciudad de sus sueños y comparte diálogos con Picasso, Dalí o Buñuel. Esa es la gran baza que puede jugar esta película, que veremos si nos devuelve al Allen más inspirado, aquel que nos dejó como última obra maestra ‘Match point’ y como divertidas comedias ‘Scoop’ y ‘Si la cosa funciona’, pero que en los últimos tiempos ha bajado el nivel acostumbrado. (Cosa que se le puede perdonar a tenor de su excelsa filmografía). En Cannes, donde acaba de estrenarse, parece que ha gustado.


miércoles, 11 de mayo de 2011

El violín de los Corrs vuela en solitario


Nueva actualización musical, esta vez un poco menos rarita que la anterior. El debut en solitario de Sharon Corr, la mayor de las tres hermanas (la que toca el violín, vamos), responde a lo esperado y gustará a los fans del grupo irlandés, ya que se mueve en unas coordenadas muy similares.

Es de agradecer que Sharon haya incluido tres piezas instrumentales entre las 12 que componen este ‘Dream of you’. La primera, ‘Our wedding day’, sirve de breve introducción al disco, en tanto que ‘Mna na heireann’ supone una espectacular versión de este tema gaélico, que arranca de manera tradicional para ganar luego en complejidad con la participación de numerosos instrumentos. Pero es el último instrumental, ‘Cooley's reel’, el mejor de los tres, puro reel celta.




En el resto del disco (donde lo mejor sigue siendo su habilidad con el violín), Sharon Corr demuestra que no tiene nada que envidiarle a la voz de su hermana Andrea (la primera en probar la aventura en solitario), salvo la experiencia, ya que en ocasiones se le nota cierta falta de seguridad, la que dan los años sobre el escenario. No arranca mal ‘Dream of you’ con una versión del ‘Everybodys got to learn sometime’ de Korgis y ‘It’s not a dream’, demasiado almibarado, al igual que ocurre más adelante con ‘Butterflies’.

No es hasta la tercera canción, ‘Buenos aires’, cuando el disco empieza a cobrar fuerza, primero en este tema a dúo con nuestro Álex Ubago, y después en ‘So long ago’, que al igual que el tema que da título al disco son los dos temas más al estilo ‘The Corrs’. El debut de Sharon se cierra con una preciosa balada, ‘Real world’, donde deja ver hasta dónde puede llegar su potencial como cantante, y un logrado tema de reminiscencias countries, ‘Love me better’.

El tema: La mayor de los Corr se atreve con una versión de ‘Smalltown boy’, la canción con la que se dieron a conocer hace ya un cuarto de siglo (definitivamente, me hago mayor) los Bronski Beat, el grupo de Jimmy Somerville antes de la aventura de Communards.


domingo, 8 de mayo de 2011

Sting en el laberinto


Llámenme rarito si quieren, pero ‘Songs from the labyrinth’ es de lejos el disco de Sting que más me ha interesado desde los tiempos de ‘Ten summoner’s tales’. Y es que este trabajo inauguró su colaboración con el prestigioso sello de música clásica Deutsche Grammophon con un proyecto tan original como curioso, y sobre todo apartado de la trayectoria musical que había seguido el cantante hasta el momento: interpretar las melodías compuestas por John Dowland, músico inglés que vivió entre los siglos XVI y XVII.

La especialidad de Dowland eran las canciones melancólicas que componía musicando poemas anónimos. A la tarea de reinterpretarlas en pleno siglo XXI se aplica Sting con la complicidad del laudista bosnio Edin Karamazov, y ambos salen más que airosos. El disco alterna pasajes musicales con las canciones más reconocidas de Dowland e incluso la sobria voz de Sting dando lectura a pasajes de una carta del compositor inglés.

Reconvertido en trovador desde la inicial ‘Can she excuse my wrongs’, Sting se adapta a la perfección a lo que requieren las composiciones de Dowland. Los temas musicales hacen que viajemos al medievo con solo cerrar los ojos, meciéndonos en las cuerdas del laúd hasta sentir que nos hallamos en un palacio o catedral escuchando a los músicos de la corte.




Pero donde el disco alcanza sus momentos de mayor emotividad es en las canciones de Dowland, llenas de melancolía, desde el impresionante ‘Flow my tears (Lachrimae)’ hasta la sobrecogedora ‘In darkness let me dwell’ que cierra este trabajo, pasando por ‘Weep you no more, sad fountains’. En todas ellas se deja ver la capacidad de Dowland para tejer tristes melodías románticas, aunque también encontramos en ‘Songs from the labyrinth’ composiciones más luminosas e incluso humorísticas, como ‘Fine knacs for ladies’ o ‘Clear o cloudy’, donde Sting se permite soltarse un poco más, especialmente en ‘Come again’.

El ex de Police supera el reto con nota y logra que este disco suponga un viaje musical repleto de matices, en el que podemos descubrir unas composiciones de gran belleza. Siempre que uno tenga claro qué es lo que va a escuchar, claro.


viernes, 6 de mayo de 2011

El estreno: Vámonos al circo

El estreno de esta semana nos propone irnos al circo, pero a uno de los buenos, de la mejor época, cuando no había teles ni videojuegos y el cine apenas estaba empezando. 'Agua para elefantes' trata de recuperar el sabor al Hollywood más clásico en una apuesta similar a la de 'Australia' (como muestra los dos carteles de ambas películas, bastante parecidos) y basándose en un best-seller de la canadiense Sara Gruen.

Ambientada en la época dorada del circo norteamericano, gira en torno al romance entre dos jóvenes que trabajan en el circo y el triángulo que forman con el marido de ella. En este último papel tenemos a Christoph Waltz, que empieza a rentabilizar su Oscar al Mejor Actor Secundario por 'Malditos bastardos', aunque corre el peligro de encasillarse como 'malo maloso'. Y como la parejita, una de cal y una de arena. Ella es Reese Witherspoon, que ha hecho poquita cosa desde su Oscar a la Mejor Actriz Secundaria por 'En la cuerda floja' y él es... Robert Pattinson, de la saga 'Crepúsculo', tratando de ganar credibilidad como actor.

¿Truño o peliculón? Lo más probable es que se quede a medio camino. Eso sí, tendremos una nueva oportunidad para ver a Hal Holbrook, otro veterano intérprete que parece que va a dar guerra hasta el último momento, y podremos ver cómo se desenvuelve en el drama de gran espectáculo el director de 'Constantine' y 'Soy leyenda', Francis Lawrence. ¿Os apetece una tarde en el circo?


miércoles, 4 de mayo de 2011

'Porco Rosso': No os la perdáis por nada

Con el titular queda todo dicho. ‘Porco Rosso’ (1992) es uno de los clásicos del Studio Ghibli y de su director, el gran Hayao Miyazaki, por algo volvió a reestrenarse en cines coincidiendo con su 20 aniversario. Fue también la obra que le empezó a dar a conocer en occidente, antes del bombazo de ‘La princesa Mononoke’ y el Oscar y el Oso de Berlín para ‘El viaje de Chihiro’. A diferencia de otro de los títulos míticos de sus inicios, ‘Mi vecino Totoro’, de la que ya comenté que me pareció preciosa, pero una obra menor en todos los aspectos, aquí tenemos a un Miyazaki a pleno rendimiento que firma su primera gran obra, iniciando una portentosa trilogía que completan las dos películas ya citadas, cada una con sus particularidades.

Y pese a que las otras dos me encantan, creo que me quedo con ‘Porco Rosso’, menos compleja que aquellas pero más fresca e inocente. En mi visionado de este film, largamente postergado, he comprobado que las alabanzas no eran exageradas. La pantalla vuelve a llenarse de imágenes perfectas y preciosistas, con Miyazaki elaborando cada plano hasta el último detalle, creando un mundo de ensueño, y eso que esta vez tiene una dificultad añadida, y es que la acción no transcurre en un universo de fantasía, sino en la Italia de los años anteriores a la segunda guerra mundial. De hecho, el único elemento fantástico es que el protagonista fue transformado mágicamente en cerdo, pero al margen de ese detalle, es el típico héroe descreído, bravucón pero bonachón, que en otro tiempo hubiera interpretado Humphrey Bogart y que, muy acertadamente, dobló Jean Reno en la versión occidental.

La película es un canto a la aviación, a la época de aquellos pilotos que se atrevían a navegar los cielos en cacharros inestables, y mezcla piratas de buen corazón con pizpiretas jovencitas que no se arredran ante nada, caballeros galantes y damas que esperan durante años a su enamorado. Todo ello con un sentido del humor más presente que nunca, posiblemente el film más cómico de Miyazaki (imposible no reírse con el arranque, cuando Porco Rosso rescata a un batallón de niñas traviesas que han sido secuestradas por los piratas). Y que encima acaba con una pelea al más puro estilo John Ford, a quien sin duda le hubiera encantado esta cinta.

Lo dicho, mientras esperamos que Miyazaki termine su proyecto actual, la secuela de ‘Porco Rosso’ que al parecer transcurre durante la guerra civil española, cualquier momento es bueno para subir de nuevo al hidroavión rojo de Porco y surcar los cielos en la mejor compañía, rumbo a la aventura, el romance y unas buenas risas.

La frase: ‘Prefiero ser un cerdo que un fascista’. Sí, también hay tiempo para cosas serias.


domingo, 1 de mayo de 2011

Redford convierte el golf en pura magia

Robert Redford ha sabido labrarse una más que interesante y sólida carrera como director tras su debut con ‘Gente corriente’ (1980), que le valió el Oscar a la Mejor Dirección. Una de sus mejores obras es ‘La leyenda de Bagger Vance’ (2000), donde se muestra más clásico que nunca, en un estilo que a ratos recuerda a Clint Eastwood, y logrando además algo muy difícil en el cine: crear auténtica magia.

Salvando las distancias, esta película recuerda mucho a ‘El mejor’ (1984), cambiando el beisbol de aquella por el golf. Si en dicho film Redford era el protagonista, aquí se pone tras las cámaras y, aunque no llega al mismo nivel (ojo, para mí es una de las mejores películas de toda su filmografía como actor), los resultados son más que apreciables. De nuevo tenemos la historia de una joven promesa de un deporte cuya carrera se ve frenada demasiado pronto y a quien años después se le da una nueva oportunidad.

Historia de caída y redención, pues, alrededor de un deporte, sí, acaba siendo tan americana como parece, pero se salva por su sentido del humor, sobre todo en el personaje de Bagger Vance, para el que Will Smith resulta perfecto, un caddy cuyo misterioso origen no se desvela, y que todo apunta a que es el ángel del protagonista. También tienen el punto justo de humor los diálogos entre este y su ex mujer, interpretada por Charlize Theron que brilla como pocas veces en uno de esos papeles que debería repetir una y otra vez: mujer del sur que no se arredra ante nada, bellísima como nunca luciendo vestuario de los felices 20, y sacando todo el partido a su talento para la comedia.

Más comedido está Matt Damon, a quien le cae en suerte el papel protagonista, que en esta ocasión cumple pero sin pasarse. Alrededor de estos tres personajes Redford teje un fresco de la época, en el que caben desde los fantasmas de la primera guerra mundial y la gran depresión USA a un partido de golf de lo más emocionante. Para ello tiene como punto de partida una novela con todos los ingredientes para ser una lectura apasionante, que hace que a la película no le falte de nada, ya que Redford maneja todos los recursos a su alcance con maestría. La única pega es que el argumento apenas se sale de lo previsible, pero aún así queda de manifiesto que el director tomó buena nota de ‘El mejor’ y tiene un gran pulso narrativo.

Y encima se da el gusto de tener a Jack Lemmon para el prólogo y el epílogo del film.