sábado, 30 de agosto de 2014

El estreno: Monzón y su 'Niño'


Semana de lo más variopinta en cuanto a estrenos, y con ganador español. Pero empezamos por los USA, bien flojitos, con la secuela de animación Las nuevas aventuras de Caperucita Roja y la muy publicitada cinta de acción En el ojo de la tormenta

También se han emitido muchos spots en televisión de Amigos de más, film canadiense en el que Harry Potter, digo Daniel Radcliffe, se pasa a la comedia romántica, género que también nos trae esta semana, en su vertiente más madura, la argentina El misterio de la felicidad, con Guillermo Francella e Inés Estévez.

Encontramos también dos de las propuestas más curiosas y originales de la temporada. Por un lado, la francesa El secuestro de Michel Houellebecq, con el conocido escritor como protagonista absoluto, y la israelí El Congreso, con Robin Wright interpretándose a sí misma y cediendo su imagen para convertirse en actriz virtual, en una cinta que puede avanzar hacia dónde evolucionará el cine.

Pero la película de la semana es sin duda el estreno español del verano, y casi único, El niño, mega hiper publicitada -creo que la han financiado todas las televisiones de España-, que supone el esperado nuevo trabajo de Daniel Monzón tras las cámaras después de Celda 211. De nuevo acompañado en los principales papeles por Luis Tosar y el debutante Jesús Castro, junto a secundarios de lujo como Eduard Fernández o Ian McShane, para narrarnos la historia medio real medio ficticia de El Nene, el mayor traficante de drogas en el Estrecho de Gibraltar, cuya familia denunció curiosamente hace poco su muerte. Promete acción trepidante de impecable factura, aunque las similitudes con la serie El Príncipe echan un poco para atrás.

sábado, 23 de agosto de 2014

El estreno: Besson pone el turbo a la Viuda Negra


Y esta semana sí se cumple lo previsto. El blockbuster manda, pero a eso llegaremos después. Sin estreno español, a la espera del desembarco de El niño, los USA mandan con tres estrenos, los menos interesantes del fin de semana: Infiltrados en la universidad, secuela de la comedia gamberra Infiltrados en clase con Channing Tatum y Jonah Hill; la cinta de animación Operación cacahuete y el film de baile de título impronunciable Step Up: All in. Debe ser la semana más floja que nos llega vía Hollywood en años...

Por suerte tenemos Locke, una buena muestra de thriller británico, con guión y dirección de Steven Knight, autor de libretos como el de Promesas del este, y con protagonismo absoluto para Tom Hardy, en un curioso experimento visual, ya que, si no me equivoco, toda la acción transcurre en el interior de un coche.

Y de Francia dos nuevas propuestas, la comedia romántica En un patio de París, con Catherine Deneuve, ...

y el estreno de la semana, Lucy, con el regreso del cineasta más listo -comercialmente hablando- del viejo continente, Luc Besson, esta vez con producción francesa y protagonistas made in USA, Morgan Freeman, y sobre todo Scarlett Johansson, en su film de acción más directo, esta vez sin el uniforme de la Viuda Negra. Pero el gancho es que su personaje, obligado a hacer de mula para contrabando de droga, se ve afectada por la sustancia que transporta y empieza a desarrollar su mente. Dicen los expertos que apenas utilizamos el 15% de nuestra capacidad, así que esperad a ver el tráiler...

sábado, 16 de agosto de 2014

El estreno: Sir Michael Caine y una joven de París


Pues esta parecía que iba a ser la semana de Guardianes de la galaxia... pero no.

Y esta semana vamos por parejas. De los USA nos llegan dos blockbusters, lo nunca visto: la tercera entrega de Los Mercenarios de Stallone, con las incorporaciones de Harrison Ford, Mel Gibson, Wesley Snipes y Antonio Banderas, y la esperadísima y multipublicitada Guardianes de la Galaxia, EL blockbuster del verano, con el permiso de El amanecer del planeta de los simios. Marvel está haciendo muy bien las cosas en la gran pantalla, y con esta desenfadada comedia de acción espacial amplía su universo cinematográfico... y sale un mapache con pistola, ¿qué más queréis?

Otros dos estrenos nos llegan con sello francés: la comedia romántica Gabrielle, cuya protagonista padece el Síndrome de Williams, y el thriller The last diamond (estos franceses a veces...), con Yvan Attal y la protagonista de The Artist, Bérénice Bejo.

La última pareja de films no compare procedencia sino temática. Bien podría haber sido el estreno de la semana, al igual que los Guardianes, Una cita para el verano, una de las cintas póstumas que nos dejó Philip Seymour Hoffman, y que aquí también dirige esta comedia romántica.

Y también tenemos amor en Mi amigo Mr. Morgan, lamentable traducción del original Mr. Morgan Last Love (El último amor de Mr. Morgan), cinta alemana con guión y dirección de Sandra Nettelbeck, la directora de Deliciosa Martha (2001), adaptando la novela de Françoise Dorner y donde encontramos a Michael Caine dando vida a un terco y anciano viudo norteamericano que vive en París y a quien contagiará su optimismo la joven Pauline, encarnada por Clémence Poésy, la Fleur Delacour de Harry Potter. En fin, Michael Caine es Michael Caine, y aquí puede lucirse, y encima tenemos como secundaria a Gillian Anderson, que en los últimos años ha dejado más que atrás el sambenito de 'la Scully de Expediente X'.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Adiós a Lauren Bacall, la gran dama de Hollywood


No hay manera de que los astros de Hollywood abandonen este mundo de uno en uno. Apenas habíamos empezado a llorar a Robin Williams y hoy nos deja Lauren Bacall, la última gran dama del séptimo arte. Con ella se apaga un poco más la luz del Hollywood más brillante y glamuroso, y es que la Bacall era uno de esos mitos que el cine da muy de vez en cuando, o que tal vez solo dio en su época dorada. Aunque para mí, lo mejor es cómo supo sobrevivir a su propia leyenda.

Proveniente del mundo de la moda como tantas otras actrices, su debut en la gran pantalla es de los que quedan para siempre. Rondaba los 20 y se convirtió en la protagonista de Tener y no tener (1944), aquella especie de copia de Casablanca (1942) basada en un relato de Hemingway donde no solo deslumbró al director, Howard Hawks, ganándose un protagonismo que no existía en el guión original, y al público, sino a su compañero de reparto, Humphrey Bogart, rendido ante el irresistible encanto de aquella chiquilla que le enseñó a silbar.

Sus inicios cinematográficos estarían muy ligados a quien se convertiría en su marido, y que luego la dejaría como la gran viuda de Hollywood, suficiente para permanecer en la historia del séptimo arte, y eso que durante una década estaría casada con el también actor Jason Robards. A aquel primer film, mítico pero irregular, le sucederían dos obras maestras, El sueño eterno (1946) y Cayo Largo (1948), y la menos lograda La senda tenebrosa (1947), donde ambos intérpretes darían muestra de su extraordinaria química en pantalla.

Bacall daría el salto al color con la comedia Cómo casarse con un millonario (1953), y como los grandes se mantendría en la brecha hasta el final, dando paso a una segunda etapa, en la que sin su juvenil belleza, supo mantener una extraordinaria elegancia y llevar los años como pocas estrellas de su categoría lo han hecho, mostrándose siempre como la gran dama que fue.

Así aparecía ya en El último pistolero (1976), la gran despedida de John Wayne, aunque tendría que esperar a 1996 para recibir su única nominación a los Oscar, siempre tan ciegos, a la mejor actriz secundaria por el film de Barbra Streisand El amor tiene dos caras. Por supuesto no se lo dieron, ultraje que no repararían hasta 2009, cuando le dieron un Oscar honorífico. Antes ya había recibido el premio Donostia en San Sebastián.

En los últimos tiempos tuvo pequeñas apariciones que la seguían mostrando en plena forma a todos los niveles, en películas como Pret a porter (1994), El celo (1999) o Dogville (2003) de Lars von Trier y su secuela Manderlay (2005).

Adiós a la gran dama.


martes, 12 de agosto de 2014

Adiós, Robin Williams; adiós, mi capitán


Hollywood sigue ahondando su leyenda negra. Hace unos pocos años nos dejaba Heath Ledger, hace unos meses Philip Seymour Hoffman y ahora se nos va Robin Williams. Tres actores dotados de un talento inmenso, pero al parecer mejor preparados para dar vida a los personajes más extraordinarios que para lidiar con la vida real.

Un oscar y cinco globos de oro, ahí es nada, avalan la trayectoria de un actor que pudo haber triunfado mucho antes de lo que lo hizo. A punto de cumplir los 30 le llegó su primera gran oportunidad de la mano de uno de los mejores directores norteamericanos, Robert Altman, dando vida nada menos que a Popeye (1980). Pero la cinta fue un fracaso, así que el debut de Williams en la gran pantalla no tuvo el eco esperado. 

Ello no impidió que un par de años después protagonizase La vida según Garp, adaptación de la novela de John Irving, de nuevo a cargo de otro maestro, George Roy Hill, director de Dos y hombres un destino o El golpe. Esta vez, sin embargo, fueron sus compañeros de reparto John Lithgow y Glenn Close quienes se llevaron la nominación a los Oscar como mejores secundarios.

El actor tendría que aguardar cinco años más para alcanzar el estrellato, gracias a su espectacular actuación en Good morning Vietnam (1987), esta vez a las órdenes de Barry Levinson, y que le proporcionaría su primera nominación al Oscar al mejor actor. Tal vez sea el papel más completo de cuantos interpretase a lo largo de su carrera, y la perfecta muestra de lo que Williams era capaz de dar. Y es que el personaje de un locutor de radio durante la guerra de Vietnam era perfecto para que el intérprete exhibiese sus dotes dramáticas, pero sobre todo el bagaje logrado como monologuista y tanto su extraordinaria vis cómica como su capacidad para imitar al todo Hollywood, que también aprovechó cuando le tocó presentar los Oscar.

Ya convertido en actor de éxito, Williams formaría parte de ese reducido grupo de actores encabezado por Tom Hanks, capaces de desenvolverse tan bien en el drama como en la comedia. En este último apartado protagonizaría taquillazos de lo más sonado como Mrs. Doubtfire (1993), Jumanji (1995), Una jaula de grillos (1996), Flubber (1997) o Patch Adams (1998), otra de esas interpretaciones para las que resultaba el actor ideal.

Si la comedia le convirtió en uno de los preferidos del público, el drama le dio el prestigio, empezando por su siguiente gran bombazo tras Good morning Vietnam y uno de sus papeles más recordados, El club de los poetas muertos (1989), a las órdenes de Peter Weir y junto a unos jovencísimos Ethan Hawke y Robert Sean Leonard. Luego sería capaz de codearse con Robert de Niro en la conmovedora Despertares (1990) y seguir cosechando nominaciones con El rey pescador (1991) de Terry Gilliam o El indomable Will Hunting de Gus Van Sant, que en 1997, casi una década después de Good morning Vietnam, le proporcionaba el Oscar al mejor actor secundario.

Ese año también trabajaría a las órdenes de Woody Allen en Deconstruyendo a Harry, y hasta cierto punto cerraría su etapa más gloriosa, en la que también puso voz al Genio del Aladin (1992) de Disney, dio vida a un maduro Peter Pan en el Hook (1991) de Spielberg, a un niño atrapado en el cuerpo de un hombre en Jack (1996) de Coppola y tuvo uno de sus escasos fracasos en taquilla en la delirante Toys (1992), que volvía a reunirle con Barry Levinson. Capaz de dar vida a los personajes más inverosímiles, cerraría los 90 con films como Más allá de los sueños (1998), Jacob el mentiroso (1999) o El hombre bicentenario (1999).

Pero si en los 90 Williams fue uno de los mayores astros del séptimo arte, su estrella se apagó con el cambio de milenio, lo que le obligó a buscar otros papeles para recuperar el éxito perdido, reinventándose sin resultado como psicópata asesino en films como Retratos de una obsesión (2002) o Insomnia (2002), en la que se enfrentaría al detective encarnado por Pacino en la películas más olvidada de Christopher Nolan, justo entre Memento (2000) y su primer Batman.

En los últimos tiempos apenas destacó por sus breves apariciones en la saga Noche en el museo o poniendo voz en films de animación como Robots (2005) o Happy Feet (2006), volviendo el pasado año a la televisión, el medio donde dio sus primeros pasos, con la serie The crazy ones, comedia en la que junto a Sarah Michelle Gellar interpretaban a un padre y una hija que trabajan en el mundo de la publicidad. La serie fue cancelada el pasado mayo, con lo que el actor sufría un nuevo revés.

Tras su muerte, queda el formidable legado de un actor que sobre todo nos hizo emocionarnos, y del que cualquiera que fuese espectador de cine en los 90 guarda un emotivo recuerdo de alguna de sus caracterizaciones, ya fuese como locutor de radio, profesor, científico chiflado, Peter Pan entrado en años o Genio de la lámpara. Se va un actor irrepetible.


sábado, 9 de agosto de 2014

El estreno: Juliette (Binoche) se va a la guerra


Los estrenos de este fin de semana parecen demostrar que Estados Unidos y Europa son bien distintos a la hora de rodar películas... aunque tal vez no tanto. De los USA nos llega uno de los escasos blockbusters de este verano, la ya cuarta entrega de Transformers, donde Michael Bay sigue tras la cámara pero Shia Labeouf deja paso a Mark Wahlberg y Nicola  Peltz es la nueva belleza. Nada nuevo bajo el firmamento.

La otra propuesta norteamericana es Chef, comedia que pinta bastante bien, con el actor y también director de las dos primeras entregas de Iron Man y Cowboys & Aliens, Jon Favreau, en plan hombre orquesta, ya que no solo asume el protagonismo ante las cámaras sino que también escribe, dirige y produce. Junto a él, un buen puñado de amigos que se apuntan a estas aventuras culinarias: Dustin Hoffman, Sofía Vergara, Scarlett Johansson, John Leguizamo y Robert Downey Jr, entre otros.

En cambio, de Europa, y más concretamente de Austria, nos llega la original Shirley: Visions of reality, donde a través de 13 pinturas de Edward Hopper se nos cuenta la historia de una mujer que se enfrente a la realidad de la América de los años 30 a 60.

Más convencional es el estreno de la semana, Mil veces buenas noches, donde Juliette Binoche da vida a una fotógrafa de guerra que se debate entre su profesión y su familia. Junto a ella, encontramos también en el reparto a Nikolaj Coster-Valdau, el Jaime Lannister de Juego de Tronos.

jueves, 7 de agosto de 2014

Más vale tarde... lo mejor del 2013

Vale, lo admito, repasar a estas alturas del 2014 lo mejor del pasado año queda un poco desubicado... pero es lo que hay.  Ya estamos tardando...

CINE

CINE ESPAÑOL: Pues en el 2013 me limité a mantener mi -escasa- cuota anual de cine español, dos películas al año, con la última ganadora de los Goya, la original Blancanieves muda y en blanco y negro, y Los últimos días, buen ejemplo de un cine más comercial y anglosajón, con resultados más que dignos.

CINE USA: Lincoln, infinitamente superior a la estimable pero sobrevalorada Argo, fue de lejos lo mejor de un año en el que Hollywood se volcó más que nunca en el cine de palomitas. Lo que no tengo muy claro es donde encaja El atlas de las nubes, la última y revolucionaria propuesta de los Wachowski, sin duda una de las mejores películas del año, que pasó demasiado desapercibida.

CINE PALOMITERO: Con Peter Jackson como rey indiscutible, gracias a las dos primeras entregas de su estirado pero muy disfrutable El hobbit, el género decepcionó en el periodo estival, donde quedaron muy lejos de sus expectativas títulos tan esperados como el nuevo Superman, World War Z o Elysium. Apenas se salvaron de la quema el segundo Star Trek de Abrams, con su remake inconfeso de La ira de Khan, y la otra gran joya del género que ha dado el 2013: El llanero solitario, tan barroca como llena de aciertos. La otra noche pude revisitar la soberbia Toy Story 3, y el western de Verbinski es como todo el prólogo de la cinta animada, o, para qué engañarnos, como su anterior Rango. Por otra parte, la ciencia ficción ha sido la reina indiscutible del último año, con las más que estimables adaptaciones de El juego de Ender y Los juegos del hambre: En llamas, Gravity –otra sobrevalorada- y Oblivion, con Cruise en plena forma. Y no nos olvidamos del superhéroe del año, Iron Man, aunque su tercera entrega ya apuntara síntomas de cansancio.

EN CASA

CINE ESPAÑOL: Mucho más cine español en la pequeña pantalla, con una de las últimas triunfadoras de los Goya, la cruda Pa negre, como joya absoluta, junto a otra cinta sin delicadezas, Carancho, con Ricardo Darín de nuevo impecable en esta denuncia del sucio negocio que surgió en Argentina alrededor de las víctimas de accidentes de tráfico.

CINE USA: Dos películas destacan entre el cine de Hollywood que he visto este año por la tele: la clásica Robin y Marian, una auténtica delicia con Sean Connery y Audrey Hepburn como las versiones maduras de los míticos personajes, ya en su última aventura, y la más actual El árbol de la vida, con Terrence Malick, Brad Pitt y JessicaChastain mostrándonos el sentido de la vida… aunque ciertos delirios le resten algo de fuerza. También fue el año de George Clooney, magistral como director en la política, y sobre todo periodística Los idus de marzo, y como actor en Los descendientes, nuevo regalo de Alexander Payne, aunque el actor patinase en la fallida The american. Y no me olvido de La sombra del poder, con Russell Crowe comiéndose con patatas a Ben Affleck en el remake de la miniserie de la BBC, también con mucha política y periodismo. Pero si hablamos de comedia, ahí Woody Allen sigue siendo el rey, ya sea como director en A Roma con amor, o como intérprete en la jocosa Cachitos picantes de Alfonso Arau. Aunque si hablamos de comedia gamberra, o no tanto, la reina fue Emma Stone, con Zombieland y sobre todo Rumores y mentiras. Por último, una de cal y una de arena en los remakes: Déjame entrar superó al original, y eso que era difícil, mientras que El turista no igualó a Anthony Zimmer. Y es que Sophie Marceau es mucha Sophie Marceau... aunque el remake tuviese a Angelina Jolie.

CINE PALOMITERO: La joya del año fue Looper, ciencia ficción y mucho más. También funcionaron a la perfección como piezas de entretenimiento, y casi de relojería, el adiós de Tony Scott, Imparable, junto a su inseparable Denzel Washington, y la eficaz Man on the edge.

ANIMACIÓN: Pobre balance el de este año, en el que únicamente cabe reseñar Enredados, nueva versión de Rapunzel a cargo de Disney, llena de encanto y buen humor. Ñoñería, solo la justa.

OTRAS CINEMATOGRAFÍAS: Dejando de lado que en realidad fuimos nosotros, o más bien Mediapro, quien pagó A Roma con amor, Michael Haneke dio toda una lección de cine con La cinta blanca, lo mismo que hicieron los británicos con El topo, espionaje en plena guerra fría con un reparto (y un Gary Oldman) de lujo, mientras demostraban que también saben reírse con la deportiva Corredor de fondo, con Simon Pegg en su salsa. Y también descubrí Good morning, Babilonia, toda una lección de cine en el cine.


OTRAS FILIAS

SERIES: Gran año de series el 2013, en cantidad y en calidad. Empezando por las novedades, sin duda fue el año de Homeland, dado que encadené las tres primeras temporadas, una trilogía con dos primeros capítulos extraordinarios y un tercero en el que al menos mantuvieron el nivel, con un Saúl espectacular, aunque yo soy de los que hubieran cerrado la historia al final de la segunda temporada. Por cierto, mientras Homeland 3 languidecía, The Americans se convirtió en toda una revelación con el mejor regreso posible a la guerra fría. Otro hallazgo fue el Sherlock de la BBC, con una prometedora primera temporada y aún mejor la segunda (si exceptuamos la aburrida versión de El sabueso de los Baskerville). Ojo, tampoco se queda manca la versión USA, Elementary, en la que la versión femenina de Watson resulta un hallazgo (magnífica Lucy Liu), y resultan imprescindibles los cuatro últimos capítulos, con la entrada en acción de Moriarty. Y no me olvido de Boardwalk Empire, con Scorsese poniendo en marcha, más que una serie, cine de gangsters de primera con un Steve Buscemi superlativo.

Y dejando de lado las novedades, The Killing fue otra que mantuvo el tipo en su segunda temporada tras el inesperado giro final de la primera, aunque al igual que la segunda entrega de Juego de Tronos no estuvo a la altura de su predecesora. Con más temporadas a sus espaldas, Fringe y Dr. Who, en ambos casos con su cuarta entrega (cada uno va a su ritmo), demostraron que siguen siendo las reinas de la ciencia ficción… mientras The walking dead seguía superándose en su tercer año. Eso sí, la reina en cuanto a capítulos fue Smallville, ya que me zampé las seis primeras temporadas para ver cómo la serie pasaba de un flojo inicio a una etapa un tanto más digna, sin duda a la espera de lo mejor.


LIBROS: El año, literariamente hablando, empezó mal, con El cementerio de Praga y Madera de Boj, dos auténticos despropósitos a cargo de Umberto Eco y Camilo José Cela, y tampoco se cerró demasiado bien con El club Dante, demasiado lento y aburrido para mi gusto. El 2013 lo recordaré por el verano en que llegué al final (es un decir) de La torre oscura de Stephen King, tras haber disfrutado cada paso de Rolando hacia su objetivo. Y a destacar también las Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar, y el Mecanoscrit del segon origen de Manuel de Pedrolo, dos obras cargadas de humanidad.

sábado, 2 de agosto de 2014

El estreno: La turista accidental


Semana versátil, en la que seguimos sin grandes estrenos pero tenemos un poco de todo. Para muestra las novedades yanquis, encabezadas por la secuela de la cinta de animación Cómo entrenar a tu dragón y el film de acción El protector, donde Jason Statham vuelve a repartir leña acompañado por James Franco, Kate Bosworth y Winona Ryder. Todo ello según guión de Stallone y bajo la dirección de Gary Fleder, quien se diera a conocer hace casi dos décadas con Cosas que hacer en Denver cuando estás muerto (1995) y dirigiera, entre otras, de El coleccionista de amantes (1997) o El jurado (2003).

Aunque a priori la propuesta más interesante que nos llega del otro lado del charco es Begin again (Can a song save your live?) o lo que es igual Empezar de nuevo (¿Puede una canción salvar tu vida?) con Keira Knightley y Mark Ruffalo en una original cinta romántica llena de canciones. La otra película romántica de la semana es la francesa Reencontrar el amor, con Sophie Marceau, bien distinta a la otra cinta gala de este inicio de agosto, la comedia desmadrada N'importe qui.

Por parte nacional tenemos dos de esos estrenos minoritarios que apenas encuentran salas, El árbol magnético, sobre una familia que se despide de su casa tras venderla, y El oro del tiempo, que recuerda un poco a Hable con ella de Almodóvar, con la historia de un hombre que mantiene criogenizado el cadáver de su mujer.

Y por una vez me quedo con una cinta italiana, Viajo sola, por la que su protagonista, Margherita Buy, recibió el David de Donatello a la mejor actriz. Su argumento me recuerda a una de mis películas favoritas, El turista accidental (1988), aquí con una mujer que trabaja como inspectora de los más lujosos hoteles, lo que contrasta con una vida rutinaria sin apenas relaciones personales.