CINE
CINE ESPAÑOL: Pues en el 2013 me limité a mantener mi -escasa- cuota anual de cine español, dos películas al año, con la última ganadora de
los Goya, la original Blancanieves muda y en blanco y negro, y Los últimos
días, buen ejemplo de un cine más comercial y anglosajón, con resultados más
que dignos.
CINE USA: Lincoln,
infinitamente superior a la estimable pero sobrevalorada Argo, fue de lejos lo
mejor de un año en el que Hollywood se volcó más que nunca en el cine de
palomitas. Lo que no tengo muy claro es donde encaja El atlas de las nubes, la
última y revolucionaria propuesta de los Wachowski, sin duda una de las mejores
películas del año, que pasó demasiado desapercibida.
CINE PALOMITERO: Con
Peter Jackson como rey indiscutible, gracias a las dos primeras entregas de su
estirado pero muy disfrutable El hobbit, el género decepcionó en el periodo
estival, donde quedaron muy lejos de sus expectativas títulos tan esperados
como el nuevo Superman, World War Z o Elysium. Apenas se salvaron de la quema
el segundo Star Trek de Abrams, con su remake inconfeso de La ira de Khan, y la
otra gran joya del género que ha dado el 2013: El llanero solitario, tan
barroca como llena de aciertos. La otra noche pude revisitar la soberbia Toy
Story 3, y el western de Verbinski es como todo el prólogo de la cinta animada, o, para qué engañarnos, como su anterior Rango.
Por otra parte, la ciencia ficción ha sido la reina indiscutible del último
año, con las más que estimables adaptaciones de El juego de Ender y Los juegos
del hambre: En llamas, Gravity –otra sobrevalorada- y Oblivion, con Cruise en
plena forma. Y no nos olvidamos del superhéroe del año, Iron Man, aunque su
tercera entrega ya apuntara síntomas de cansancio.
EN CASA
CINE ESPAÑOL: Mucho más
cine español en la pequeña pantalla, con una de las últimas triunfadoras de los
Goya, la cruda Pa negre, como joya absoluta, junto a otra cinta sin
delicadezas, Carancho, con Ricardo Darín de nuevo impecable en esta denuncia
del sucio negocio que surgió en Argentina alrededor de las víctimas de
accidentes de tráfico.
CINE USA: Dos películas
destacan entre el cine de Hollywood que he visto este año por la tele: la
clásica Robin y Marian, una auténtica delicia con Sean Connery y Audrey Hepburn
como las versiones maduras de los míticos personajes, ya en su última aventura,
y la más actual El árbol de la vida, con Terrence Malick, Brad Pitt y JessicaChastain mostrándonos el sentido de la vida… aunque ciertos delirios le resten
algo de fuerza. También fue el año de George Clooney, magistral como director
en la política, y sobre todo periodística Los idus de marzo, y como actor en
Los descendientes, nuevo regalo de Alexander Payne, aunque el actor patinase en la fallida The american. Y no me olvido de La sombra del poder, con Russell Crowe comiéndose con patatas a Ben Affleck en el remake de la miniserie de la
BBC, también con mucha política y periodismo. Pero si hablamos de comedia, ahí
Woody Allen sigue siendo el rey, ya sea como director en A Roma con amor, o
como intérprete en la jocosa Cachitos picantes de Alfonso Arau. Aunque si hablamos de
comedia gamberra, o no tanto, la reina fue Emma Stone, con Zombieland y sobre
todo Rumores y mentiras. Por último, una de cal y una de arena en los remakes:
Déjame entrar superó al original, y eso que era difícil, mientras que El
turista no igualó a Anthony Zimmer. Y es que Sophie Marceau es mucha Sophie
Marceau... aunque el remake tuviese a Angelina Jolie.
CINE PALOMITERO: La
joya del año fue Looper,
ciencia ficción y mucho más. También funcionaron a la perfección como piezas de
entretenimiento, y casi de relojería, el adiós de Tony Scott, Imparable, junto
a su inseparable Denzel Washington, y la eficaz Man on the edge.
ANIMACIÓN: Pobre
balance el de este año, en el que únicamente cabe reseñar Enredados, nueva
versión de Rapunzel a cargo de Disney, llena de encanto y buen humor. Ñoñería, solo la justa.
OTRAS CINEMATOGRAFÍAS:
Dejando de lado que en realidad fuimos nosotros, o más bien Mediapro, quien
pagó A Roma con amor, Michael Haneke dio toda una lección de cine con La cinta
blanca, lo mismo que hicieron los británicos con El topo, espionaje en plena
guerra fría con un reparto (y un Gary Oldman) de lujo, mientras demostraban que
también saben reírse con la deportiva Corredor de fondo, con Simon Pegg en su
salsa. Y también descubrí Good morning, Babilonia, toda una lección de cine en el cine.
OTRAS FILIAS
SERIES: Gran año de series el
2013, en cantidad y en calidad. Empezando por las novedades, sin duda fue el
año de Homeland, dado que encadené las tres primeras temporadas, una trilogía
con dos primeros capítulos extraordinarios y un tercero en el que al menos
mantuvieron el nivel, con un Saúl espectacular, aunque yo soy de los que
hubieran cerrado la historia al final de la segunda temporada. Por cierto,
mientras Homeland 3 languidecía, The Americans se convirtió en toda una
revelación con el mejor regreso posible a la guerra fría. Otro hallazgo fue el
Sherlock de la BBC, con una prometedora primera temporada y aún mejor la
segunda (si exceptuamos la aburrida versión de El sabueso de los Baskerville).
Ojo, tampoco se queda manca la versión USA, Elementary, en la que la versión femenina
de Watson resulta un hallazgo (magnífica Lucy Liu), y resultan imprescindibles
los cuatro últimos capítulos, con la entrada en acción de Moriarty. Y no me
olvido de Boardwalk Empire, con Scorsese poniendo en marcha, más que una serie,
cine de gangsters de primera con un Steve Buscemi superlativo.
Y dejando de lado las
novedades, The Killing fue otra que mantuvo el tipo en su segunda temporada
tras el inesperado giro final de la primera, aunque al igual que la segunda
entrega de Juego de Tronos no estuvo a la altura de su predecesora. Con más
temporadas a sus espaldas, Fringe y Dr. Who, en ambos casos con su cuarta
entrega (cada uno va a su ritmo), demostraron que siguen siendo las reinas de
la ciencia ficción… mientras The walking dead seguía superándose en su tercer
año. Eso sí, la reina en cuanto a capítulos fue Smallville, ya que me
zampé las seis primeras temporadas para ver cómo la serie pasaba de un flojo
inicio a una etapa un tanto más digna, sin duda a la espera de lo mejor.
LIBROS: El año,
literariamente hablando, empezó mal, con El cementerio de Praga y Madera de
Boj, dos auténticos despropósitos a cargo de Umberto Eco y Camilo José Cela, y
tampoco se cerró demasiado bien con El club Dante, demasiado lento y aburrido
para mi gusto. El 2013 lo recordaré por el verano en que llegué al final (es un
decir) de La torre oscura de Stephen King, tras haber disfrutado cada paso de
Rolando hacia su objetivo. Y a destacar también las Memorias de Adriano de
Marguerite Yourcenar, y el Mecanoscrit del segon origen de Manuel de Pedrolo,
dos obras cargadas de humanidad.
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