miércoles, 31 de julio de 2013

'The following': Williamson apuñala de nuevo o Jack Bauer vs el loco de la colina


The following no es Homeland, ni falta que le hace. Su propuesta es bien distinta, y si alguien se ha sentido engañado, allá él. Otra cosa es que en la recta final las trampas de guión empezaran a multiplicarse, hasta un desenlace más que satisfactorio… y un continuará bochornoso.

El salto de Kevin Bacon a la pequeña pantalla se salda, por ahora, con un thriller de altos vuelos, lindando con el género terrorífico, y que desde luego tiene todas las señas de identidad de su autor: Kevin Williamson. Sí, el de Dawson crece, pero también… Scream. De ahí la afición de varios personajes de The following al apuñalamiento.

A priori la premisa no es demasiado original: al personaje de Bacon, Ryan Hardy, le toca seguir la pista de un asesino en serie, Joe Carroll al que encerró, después de que escape de la cárcel. La novedad es que durante sus años en prisión, Carroll se ha hecho con un nutrido grupo de fieles seguidores, que llegan al extremo de que su máxima aspiración no sea otra que morir por su ídolo.

Ahí, en el tratamiento de los malos de esta serie como secta, está lo mejor de la misma. Lo peor, que interesa más el sobresalto y sorprender continuamente al espectador que la reflexión y ahondar de verdad en las motivaciones de los protagonistas, la mayoría de los cuales no pasan de psicópatas de medio pelo. Sí, esto está más cerca de 24 que de Homeland, pero en general funciona bastante bien, si uno sabe lo que está viendo, hasta que a los guionistas las cosas se les empiezan a ir de las manos.

Y es que no deja de ser curioso que precisamente cuando el psicópata número 1 ya está libre y rodeado de sus acólitos, sea cuando empieza a perder los papeles, en todos los sentidos, tras haber controlado a todo y a todos hasta ese momento con mano maestra.

Williamson, por otra parte, va a lo fácil. Primero, con el triángulo amoroso entre el policía, el psicópata y la mujer de este, que tuvo un lío con el primero tras la detención del segundo. Y después con el secuestro del hijo del psicópata, argumento central de demasiados episodios. Capítulos en los que, en ocasiones, The following se viste de procedimental, con el FBI tras los pasos de uno de los muchos seguidores de Carroll, mientras la trama central sigue avanzando.

Demasiado exhibicionista en cuanto a sus escenas violentas, la contención y brillantez de los primeros episodios va dando paso a un ‘avanzar y acabar de cualquier manera’ hasta lo que debería ser un final cerrado… pero como habrá segunda temporada, pues ahí tenemos un brutal continuará sin ninguna sutileza.

Y con respecto a los actores, Bacon cumple imitando a Jack Bauer –y es que su físico ya es muy similar al de Kiefer Sutherland- y James Purefoy empieza bien pero acaba dando un recital de sobreactuación.

Lo mejor: El nido de víboras que en realidad son los seguidores del psicópata, entre los que saltan chispas, da para mucho, sobre todo con el pseudoculebrón de la niñera y la pareja de ¿falsos? gays.

Lo peor: Que Poe sea le excusa para los desmanes de los psicópatas, y que se desaproveche la trama de pervertir al niño y adiestrarle para que mate sin complejos. Algo se apunta, pero ya lo hemos dicho, esto no es Homeland… y tampoco tenemos la parte humorística de Scream. Por cierto, también se desaprovecha el factor Roderick: y es que tras hablarnos de este personaje en varios capítulos, creando muchas expectativas sobre su identidad, esta decepciona por completo.

sábado, 27 de julio de 2013

El estreno: Lobezno, a la segunda ¿va la vencida?


Continúa la temporada de blockbusters veraniegos con la segunda aventura en solitario de Lobezno, el personaje más popular de la Patrulla X. Tras el desastre absoluto que fue la anterior entrega, Lobezno inmortal tiene mucho mejor pinta. Para empezar, se basa en una de las mejores historietas del personaje, y tiene a un buen director como James Mangold, que ha brillado en cintas como Copland (1997) o El tren de las 3.10 (2007), y que recogió el proyecto que iba a dirigir Darren Aronofsky tras Cisne Negro (2010). Las críticas son bastante favorables, y al parecer la mayor parte del film es una pieza de cine negro... hasta que la productora mete los efectos especiales y explosiones para ese gran clímax que parece ya imprescindible en toda peli de superhéroes.

Y para quien no le atraiga la propuesta, tenemos un poco de todo. Desde la aventura para adolescentes española 3.60 a la comedia romanticona para mayores Una canción para Marion, con Terence Stamp y Vanessa Redgrave, pasando por lo nuevo de uno de los grandes, Bertolucci, que en su propuesta minimalista Tú y yo nos presenta a un adolescente de 14 años que se encierra en el sótano de su casa para pasar su semana de vacaciones lejos de un mundo que no entiende... hasta que se cuela su hermanastra de 23 años para hacerle aceptar el caos que es la vida.

Pero las apuestas más sólidas y arriesgadas nos llegan de Francia, con Isabelle Huppert raptada por yihadistas en Cautiva, film sobre el terrorismo, y de Mexico, con Colosio: El asesinato, que nos traslada a 1994 y le valió el premio Ariel al mejor actor a Daniel Giménez Cacho, el padre de la Blancanieves más taurina.

jueves, 25 de julio de 2013

The killing 2 ¿Quién mató a Rosie Larsen? (Ahora sí)


Lo tenía muy, pero que muy difícil la segunda temporada de The Killing para estar a la altura de la primera. Y lo cierto es que casi supera tamaño reto. Casí, porque el principal problema es que no debería haber habido segunda temporada. La primera fue redonda, una obra maestra, y en el último capítulo todos los cabos quedaron perfectamente atados y el asesinato en cuestión resuelto de forma creíble… Pero la serie fue un éxito rotundo en los USA (aquí la emitió La Sexta, y en vista de los pobres resultados seguimos esperando la segunda temporada…) y había que seguir exprimiendo el filón.

Así que, muy en la línea del desenlace de la segunda entrega de Homeland, justo en el último momento se producía un sorprendente giro argumental que lo ponía todo patas arriba. ¿Qué ha ocurrido después? Pues que durante toda la segunda temporada permanece esa sombra, la de que nada de lo que estamos viendo ya es real, sino que la serie debería haber acabado en su momento. Cierto es que el nivel de estos capítulos es el mismo que el de los anteriores, o incluso superior, pero tras tantos giros de guión, tantas sorpresas y tantos sospechosos, casi da igual saber quién mató a Rosie Larsen y por qué.

Casi, porque a pesar de todo el último episodio de esta tanda, en el que ya sabemos quien es el asesino pero no sus motivaciones, con flashbacks en los que asistimos a los últimos momentos de la vida de Rosie, logra conmover casi tanto como aquella mítica llamada de teléfono del primer episodio.

Esta segunda temporada, que, ojo, guarda sorpresas hasta casi la última escena –no penséis que todo se desvela en el penúltimo episodio, ni mucho menos-, recurre a la teoría de la conspiración para mantener el suspense. Sin desvelar mucho, el dúo investigador formado por Linden y Holder se rompe ya en el primer episodio tras lo ocurrido en el cierre de la anterior tanda, pero será algo temporal y pronto les tendremos a los dos contra el mundo, ya que todos parecen empeñados en obstaculizar la investigación y parece que nuestros protagonistas se enfrentan a gente muy poderosa.

Esa será una de las bazas de la temporada. Otra, el calvario de Richmond, nuestro candidato favorito a la alcaldía, que tendrá que recomponerse en todos los sentidos tras el final de los anteriores episodios, mientras continúa la cuenta atrás al día de las elecciones, precisamente en el penúltimo capítulo de esta nueva entrega.
La vida también continúa siendo dura para los Larsen. Aquí lo más negativo es que la madre de Rosie, personaje fundamental en la primera temporada, casi desaparece de escena, emprendiendo una búsqueda de paz interior que la llevará a abandonar a su familia. Campo libre para el acercamiento entre Stan y su cuñada, mientras el pasado mafioso del patriarca de los Larsen no deja de acecharle, lo que también dará muy buenos momentos.

Pero quienes peor van a pasarlo son nuestros héroes. Linden tendrá que lidiar por mantener junto a ella a su hijo, pasando incluso por el manicomio, mientras Holder vuelve a ser tentado por las drogas. Todo en una Seattle tan oscura y lluviosa como en la primera temporada.

En definitiva, para quienes quieran darle una oportunidad a esta segunda entrega y no quedarse con el final de la primera, lo que tenemos, como en la segunda temporada de Homeland, es la continuación de la historia de Rosie Larsen, que termina de desvelarse por completo hasta ofrecernos, ahora sí, el desenlace definitivo, tras unos capítulos tan absorbentes y adictivos como los de la primera tanda, con la que compone un todo.

Eso sí, la resolución del caso Larsen no supone el final de The Killing, que acaba de estrenar una tercera temporada. No lo ha tenido fácil, dado que las críticas al final de la primera entrega y el bajón de audiencia en la segunda llevaron a la cancelación de la serie… hasta que la productora ha encontrado un nuevo canal que la compre. Así que Linden y Holder ya tienen entre manos un nuevo caso. ¿Será tan potente como el asesinato de Rosie Larsen?

martes, 23 de julio de 2013

'Star Trek En la oscuridad': Khan post 11-S


Hala, ya está, ya lo he dicho. Por si alguien no se ha enterado al leer el titular de este post, el malo de Star Trek En la oscuridad no es otro que Khan. ¿Y quién es Khan?, se preguntarán algunos. Ah… ese es el quid de la cuestión. JJ Abrams es muy listo o muy tonto, o tal vez las dos cosas. 

La gran pregunta es ¿por qué hacer un remake de La ira de Khan (1982), el segundo film de la franquicia Star Trek con el reparto original, y empeñarse en negar que se trata de un remake? ¿Por qué negar una y otra vez que el malo de la película, encarnado magistralmente por Benedict Cumberbatch –el Sherlock moderno de la BBC- era Khan, después de que los rumores empezasen desde que se puso en marcha este proyecto?

Es evidente que Abrams quería salvaguardar el efecto sorpresa, pero seamos serios. Cuando por fin Cumberbatch suelta la FRASE del film –¡Mi nombre es Khan!- solo consigue un impacto emocional en los trekkies de toda la vida, entre quienes han visto una docena de veces La ira de Khan –dejémonos de rodeos: el mejor film de la franquicia de lejos- y saben que estamos ante el peor enemigo de los tripulantes del Enterprise. Así se encarga de recordarlo el propio Spock, y no hablamos de Zachary Quinto, sino del mismísimo Leonard Nimoy, que repite en esta entrega para recordar que ya vencieron a Khan ‘pero a un alto precio’.

Alto precio que, como sabrán todos los que hayan visto las primeras películas de la saga, es la muerte del propio Spock en el momento más emotivo de toda la historia de Star Trek. De ahí que, de nuevo, solo los trekkies de toda la vida le hallarán sentido a las palabras de Nimoy, y al resto les sonará a chino.

¿Quiere decir esto que solo conociendo todo el bagaje historico de Star Trek puede disfrutarse En la oscuridad? Ni mucho menos. De ahí lo de que Abrams es muy inteligente. Su segunda entrega de Star Trek es una perfecta máquina de relojería, una bala que se dispara y vuela rauda sin nada que la detenga. Del primer al último minuto, y hablamos de dos horas cumplidas, la película no da tregua y satisfará a cualquier espectador, aunque la trama sea un tanto plana, con las sorpresas justas y tal vez demasiadas explicaciones para que nadie se pierda, aunque a veces un tanto aturulladas. Además, Abrams sabe aprovecharlo todo y en la primera acción de Khan demuestra que ha tomado nota del último episodio de la primera temporada de Homeland, y en la última pelea que ha visto unas cuantas veces cierta escena de Minority Report.

Sin embargo, es Khan quien hace que el film valga realmente la pena, haciéndolo subir a otra dimension cada vez que aparece Cumberbatch, con una interpretación más física que la del Khan original, Ricardo Montalbán, hasta el punto de convertir a Bourne en un luchador tullido. Y eso que la gran frase del tráiler –Piensas que tu mundo es seguro. Es una ilusión. Disfruta de los últimos momentos de paz-, implacable en versión original… brilla por su ausencia en el montaje final. Toma timo…

Supongo que Abrams no quería la publicidad negativa que le acarrearía saber que simplemente estaba preparando un remake de La ira de Khan, pero al no reconocerlo perdía en cambio el gancho con los fans de toda la vida… a costa de preservar la sorpresa para una generación que no sabe quien es Khan… y que por tanto no puede apreciar esa sorpresa.

Como tampoco puede apreciar la vuelta de tuerca al desenlace, ese alto coste que hay que pagar para vencer a Khan… aunque en este caso no van tan lejos -al fin y al cabo Kirk y Spock acaban de conocerse y la escena final no puede tener la intensidad que se lograba en La ira de Khan, aunque se queda cerca- y optan por una solución alternativa que se ve venir desde la segunda escena del film.

Por lo demás, en realidad no es Khan el único villano de la función, ya que al fin y al cabo seguimos en la era post 11-S y el verdadero argumento de En la oscuridad son las guerras preventivas. Sin desvelar demasiado, hay otros dos elementos que se han cuidado muy mucho de no publicitar además de la presencia de Khan: los klingons y Peter Weller.

Evidentemente el Robocop original, ahora que están ultimando el inevitable remake, tiene un papel clave en el film que nos ocupa, en el que también Abrams introduce a los klingons en su relectura de Star Trek. Y lo de relectura va muy en serio, ya que el director sigue reconstruyendo su propia version de la historia original. Ya en el primer film se cargó Vulcano y redefinió los orígenes de los protagonistas, para aquí modificar ligeramente el papel de Khan y empezar a introducir a los klingons que, o mucho me equivoco, o van a ser decisivos en la próxima entrega.

En cuanto al reparto, Chris Pine sigue demostrando que acertaron de pleno cuando le eligieron para ser el nuevo Kirk mientras Zachary Quinto cumple como Spock. Del resto del reparto, Zoe Saldana como Uhura y Simon Pegg como Scotty siguen siendo los que más brillan, mientras Chejov, Sulu e incluso McCoy salen con cuentagotas, y sobre todo este último pide a gritos que le den más cancha. Ah, y se suma a la tripulación la británica Alice Eve, cuyo personaje, más allá del papel que le exige un guión bastante obvio, se limita a lucir tipo y a perfilarse como futuro interés amoroso de Kirk.

Futuro que pasa, siguiendo la reescritura de la saga, por iniciar el mítico viaje de cinco años ‘a donde ningún hombre ha llegado jamás’. Y aunque Abrams renuncie a la profundidad a cambio de la aventura más trepidante y su Khan no iguale al original, seguiremos atentos a los viajes del Enterprise.

PD: Se va a tener que currar bastante más su Star Wars, que conste.

sábado, 20 de julio de 2013

'Homeland 2': El magistral ¿final? de la historia


Suele decirse que segundas partes nunca fueron buenas, algo que no se aplica a Homeland, una de las mejores series del momento, con la que ha vuelto a ocurrir lo que ya sucedió en su momento con 24, con la que comparte creadores, dirección, banda sonora… básicamente todo menos el reparto. La primera temporada de 24, con su original y arriesgada premisa, pero sobre todo con su brillante desarrollo y ejecución, sorprendió a todo el mundo. Después de aquello, parecía imposible superarlo, pero la segunda temporada fue aún mejor. Igual ha ocurrido con Homeland, como demuestra que repitió los Globos de Oro a mejor serie dramática y mejor actriz en serie dramática, una fabulosa Claire Danes, y que encabeza las nominaciones a los Emmy con 5, empatada con Breaking Bad.

Claro que en este caso lo tenían más fácil. Y es que, dado que las temporadas de Homeland solo tienen 12 episodios, en realidad las dos primeras entregas son el equivalente a una sola de 24, y de hecho, Homeland 2 sigue directamente donde concluyó su predecesora, con la continuación lógica de una historia que, evidentemente, no había terminado, y, al igual que ocurrió con la segunda entrega de 24, potenciando las tramas políticas
.
Que en realidad no estamos ante dos temporadas, sino ante una sola dividida en dos partes –por motivos comerciales y económicos- también queda de manifiesto ante los escasos personajes nuevos que se incorporan a la acción. Básicamente se trata de una periodista que se revela casi de inmediato como terrorista, un nuevo compañero para Carrie en la CIA –que guarda muchos secretos- y el hijo del vicepresidente, que entabla una relación con la hija de Brody. Dinah, por cierto, sigue tan insoportable como de costumbre, pero protagoniza una trama más que interesante, dado que su relación con el hijo del vicepresidente va a discurrir por caminos más oscuros de los que cabía pensar… y no se trata de lo que estáis pensando.

Para que quede claro que esta segunda temporada está al nivel de la primera e incluso por encima, ahí están los primeros episodios, los mejores, donde empezamos viendo qué ha ocurrido con Carrie tras el desolador desenlace de la primera entrega, y en el segundo ya la tenemos en Beirut protagonizando una trama que no tiene nada que envidiar a los films de Bourne. Y solo el plano final del primer capítulo ya lo vale todo.

A partir de ahí, los finales de capítulo van in crescendo y ocurre todo lo que sabíamos que ocurriría desde el principio, siguiendo el desarrollo lógico de los acontecimientos, eso sí, de la manera más brillante posible, sobre todo cuando todas las cartas ya están sobre la mesa y Carrie y Brody pueden mirarse cara a cara. A partir de ahí, si la primera temporada era la historia de Carrie, esta segunda es aún más la historia de Brody, lo que explica por qué Damian Lewis se llevó el Globo de Oro al mejor actor en serie dramática al segundo intento.

Muchos críticos han hablado de que esta segunda entrega recuerda más a 24 que su predecesora. Lo cierto es que hay más acción, y el primer tramo va a mucha más velocidad, pero como he comentado, es algo natural, dado que se trata de la misma historia, cuyo inicio tenía que ser forzosamente más lento, cuando solo Carrie desconfiaba de Brody y se limitaba a espiarle para encontrar algo. Ahora ya se han puesto en marcha muchas cosas y todo va a velocidad de vértigo.

Entre los escasos peros a estos nuevos episodios estaría la pérdida de protagonismo de Saúl, que tiene menos relevancia, aunque todo se compensa con el plano de su rostro que cierra la temporada: sencillamente magistral.

En cuanto al desenlace, sin desvelar nada, baste decir que, en cierto modo, recuerda al de la primera temporada de The Killing. Las dos primeras de Homeland nos han contado una historia que ya se ha cerrado… de no ser por el giro argumental final, que deja el escenario listo para la tercera temporada. Ahí el reto será mayor, porque, básicamente, ya han contado todo lo que tenían que contar, así que van a tener que buscar nuevos horizontes
.
A falta de descubrir qué le depara el futuro a Carrie, lo cierto es que estamos ante la versión corregida y mejorada de 24 para estos nuevos tiempos, en la que la acción pierde protagonismo en favor de la parte dramática, y donde se suceden las escenas, no ya impactantes, sino intensas y desgarradoras, sobre todo en esa compleja relación entre Carrie y Brody. Solo hay un aspecto en el que la segunda temporada de Homeland está por debajo de la de 24, y es que si aquella podía verse sin necesidad de haber seguido la primera, aquí es imposible.

PD: Lo mejor va a ser poder comparar la tercera entrega de Homeland con el regreso de 24, ya confirmado, también en formato de 12 episodios. Carrie vs Jack Bauer, nuff said!

El detalle: F. Murray Abraham, a quien hemos visto esta temporada en Elementary, también se ha pasado por la segunda entrega de Homeland, en un pequeño y oscuro papel que ayuda a definir mejor la personalidad de Saúl. 

viernes, 19 de julio de 2013

El estreno: Una de magos... ¿o ladrones de bancos?


Fin de semana con tres estrenos de medio nivel rivalizando por el primer puesto. De Francia nos llega la comedia Llévame a la luna, con Diane Kruger, Danny Boon y una premisa un poco tontorrona pero que puede dar bastante de sí. La protagonista tiene una 'maldición' familiar, según la cual ningún primer matrimonio funciona, así que busca un primer marido antes de casarse con su novio. Solo que el elegido es el autor de la guía del mochilero, al que tendrá que seguir por todo el mundo...

Nada que ver con Expediente Warren, en la que James Wan, director de Saw e Insidious, se basa en un caso real para volver a aterrorizarnos, el de una investigación llevada a cabo por los Warren, especialistas en experiencias sobrenaturales. Eso sí, el momento del tráiler con el aplauso a espaldas de Lily Taylor da más risa que otra cosa.

Y nos quedamos, al menos yo, con Ahora me ves..., la propuesta más entretenida y espectacular, con una nueva peli de atracos adornada con un envoltorio mágico. Y un repartazo que incluye a Morgan Freeman, Woody Harrelson, Mark Ruffalo, Jesse Eisenberg, Isla Fisher y Michael Caine. ¿El sleeper del verano?

jueves, 18 de julio de 2013

'Smallville 5': En la oscuridad


Tras el paso atrás dado por Smallville en la cuarta temporada, lo cierto es que las cosas apenas mejoran en una quinta en la que, eso sí, hay cambios bastante drásticos en el status quo. No van a ser días fáciles para Clark, que tendrá que afrontar la muerte de uno de sus seres queridos y la pérdida de su gran amor. Pero vamos paso a paso.

Como queriendo subrayar cierta mayoría de edad después de cuatro temporadas, la cabecera cambia por primera vez en cuanto a diseño y formato, salvo la música. En cuanto a los personajes principales, un único cambio con respecto a la temporada anterior: desaparece el último novio de Lana (si es que aquello tenía muy poco futuro…) y Lois ya aparece como personaje fijo. Por lo demás, uno de los ocho protagonistas sobrará a partir de un determinado momento, cuando pasa a mejor vida sin que la cabecera lo note.

A estas alturas, Clark y sus amigos dejan el instituto y algunos se van a la universidad, aunque esto apenas tiene incidencia en las tramas o en los escenarios. En cambio, sí se nota que Chloe ya trabaja en el Daily Planet, donde su primera jefa es interpretada nada más y nada menos que por CarrieFisher, la princesa Leia de Star Wars, aunque solo aparece en el capítulo 5, Sed, del que luego volveremos a hablar.

Como de costumbre, el arranque de la temporada es espectacular, en este caso con un primer episodio, Llegada, en el que aparece por primera vez la Fortaleza de la Soledad (para eso era la llave tras la cual iban todos en la temporada anterior) y también un par de secuaces del general Zod, el mítico enemigo kriptoniano del padre de Clark.

Esa será la trama principal de la temporada, ya que en la nave en la que llegaron los dos villanos –que acaban rápidamente en la zona fantasma- también va un misterioso ocupante, encarnado por James Marsters, el Spike de Buffy, cazavampiros. Marsters, en su doble faceta de nuevo profesor de Clark y emisario de Zod, es uno de los puntos fuertes de la temporada, lástima que no se prodigue demasiado. Por otro lado, y como queriendo homenajear los orígenes de Marsters, en ese capítulo 5 del que hablábamos antes a Clark le toca lidiar con una hermandad universitaria… de vampiras.


Otra de las tramas centrales será la decisión de Lex de presentarse a senador, teniendo como rival… a Jonathan Kent. Por cierto que Lois acabará como jefa de prensa del candidato Kent, lo que supondrá su primer acercamiento al periodismo. Eso sí, aunque Lois ya aparezca como personaje fijo, lo cierto es que tiene menos protagonismo que en la temporada anterior, y básicamente parece que su única función es la de exhibir una anatomía bastante más espectacular que la de las otras protagonistas femeninas de la serie. Como muestra ahí están sus bikinis en el capítulo 4, Aqua, o su número de showgirl en el 6, muy apropiadamente titulado Al desnudo.

La falta de relevancia de Lois se debe en gran medida a que Lana sigue siendo el centro de todas las tramas amorosas, en una temporada tras la cual nada volverá a ser lo mismo. Así, en el capítulo 2 Clark pierde sus poderes y por fin se declara como Dios manda a Lana… y acaban estrenándose. Por supuesto Clark recupera los poderes de inmediato y a partir de ahí llega una ridícula trama en la que rehuye a Lana una y otra vez por temor a que su superfuerza le haga daño a su chica cuando…. en fin. Huelga decir que las cosas se irán complicando más y más para la pareja, esta vez ya sin solución, mientras Lex aguarda su ocasión.

Si en la temporada anterior ya tuvimos la presentación fugaz de la versión Smallville de Flash, otro de los personajes del universo DC, en esta ocasión tenemos a Aquaman en el citado episodio 4, y a Cyborg en el 15, del mismo título. Y si ya habíamos visto las kriptonitas verde, roja y negra, ahora llega la plateada, que vuelve a Clark paranoico en el capítulo 7, Astilla.

También hay varios ‘homenajes’ a películas de éxito en aquel momento, como La habitación del pánico, Fanático, y especialmente Saw. Este último, en el episodio 19, Piedad, donde se pondrá a prueba a un Lionel Luthor que en esta temporada recupera por completo su look original y aparentemente parece haberse reformado, al tiempo que posee un estrecho vínculo con Jor-El, todo para que John Glover siga sacándole partido a un personaje siempre interesante.

Y como de costumbre, cierre apocalíptico, de hecho más que nunca, con Zod triunfante y la mayoría del reparto en serio peligro. Lo cierto es que remontan el anterior desenlace, y tal vez sea el mejor hasta la fecha, si exceptuamos el de la tercera temporada, que dejó el listón muy alto. En cualquier caso, y tratándose ya de una quinta temporada, la serie y los personajes avanzan lo justo, y sin demasiada brillantez.

Tras la frase y el tráiler, los SPOILERS, centrándonos en el mítico capítulo 12, el número 100 desde el principio, que reúne lo mejor y lo peor de la temporada.

La frase: En uno de los últimos episodios, cuando el personaje que encarna James Marsters llega a la mansión Luthor y le pregunta a Lex si puede tomar un trago, este le dice: Sírvete tú mismo, todos lo hacen. Y es que alguien tenía que decirlo: esa facilidad en todas las escenas en el despacho de Lex, donde, sobre todo Lionel, siempre echa mano de la botella de whisky. Bueno, todos menos Clark, claro.




SPOILERS
¿Cómo celebrar el capítulo número 100 de Smallville? Pues con el gran momento que tanto se ha hecho esperar: que Clark le confiese a Lana lo de sus superpoderes y su origen extraterrestre. Pues como no hay que perder tiempo, se lo suelta en la primera escena del capítulo, sin andarse con demasiadas sutilezas. ¿Y cómo afecta eso a los protagonistas, incluyendo la pedida de mano y que Lana acepte ser la nueva señora Kent? Pues de ninguna manera, porque la sucesión de acontecimientos lleva a que el día de las elecciones –capítulo clave, sí señor- acabe con la muerte de Lana. Y como Clark aún no sabe volver atrás en el tiempo, es Jor-El quien envía Clark al pasado, y visto lo visto, Clark toma la decisión definitiva de no revelar a Lana sus secretos para protegerla, aunque sea a costa de romper con ella, romperle el corazón… y echarla en brazos de Lex, aunque eso no lo veía venir. Curioso que, tanto Clark como Lex -véase el capítulo 9, La Navidad de Lex- tomen decisiones erróneas obsesionados con salvarle la vida a Lana: uno la pierde como pareja y el otro se condena para siempre.

En fin, lo que podía haber sido un capítulo histórico lo acaba siendo por otros motivos, y supone un cambio de rumbo para Lana, que no acaba de entenderse que se lo pensase tanto con Clark y en cuatro capítulos ya está viviendo en la casa de Lex y acostándose con él, empezando a mostrarnos su lado oscuro.

Pero ojo, el capítulo aún trae otro acontecimiento decisivo: la muerte de Jonathan Kent. Y es que si en los cómics los padres humanos de Superman siguen vivitos y coleando –o al menos que yo recuerde- aquí ya se han cargado a pa Kent, para que Clark aprenda a madurar… y de paso que Lionel le eche los trastos a Martha, que tomará el relevo de Jonathan como senador. Eso sí, el final del capítulo, con el entierro de Jonathan y de fondo el portentoso I Grieve de Peter Gabriel, momento para el recuerdo.

Y ya fuera de este capítulo, todo un puntazo el final de la temporada, fusionando a los dos peores villanos de Superman, Zod y Lex Luthor, en un solo cuerpo. ¿Le sacarán partido a la idea? To be continued.

lunes, 15 de julio de 2013

'Némesis': El canto de sirena de la Nueva Generación trekkie


Y acabamos por ahora con los posts dedicados al universo trekkie, a la espera de que me acerque al cine a ver En la oscuridad. Hoy toca Némesis (2002), que hace una década sirvió para despedir las cuatro entregas protagonizadas por la Nueva Generación después de las seis de los personajes originales. Mucho se ha hablado estos días sobre cuál es la mejor película de la saga. Desde luego, para mí lo son las dos primeras, Star Trek (1979) y La ira de Khan (1982), más el debut de Abrams y la que nos ocupa, un buen cierre para las aventuras del capitán Pickard y los suyos.

Némesis, la verdad sea dicha, fue, por un lado, un intento de relanzar la franquicia, que se había ido desinflando con los años –hasta el punto de que en la anterior entrega, Insurrección (1998), aparecía Anne Igartiburu-, y supongo que por ello Jonathan Frakes, director de las dos últimas películas de la saga, cedió dicho apartado a Stuart Baird para centrarse en su papel de William T. Riker. Pero, visto lo visto, también parece que quisieron cerrar la versión cinematográfica de la Nueva Generación, incluyendo la muerte de uno de los pilares de la saga.

El film arranca con la boda de dos de los protagonistas, Riker y la consejera Troy, para a continuación emerger un nuevo villano, que al igual que ocurrirá con Nero en el debut de Abrams, y me veo venir que con el personaje interpretado por BenedictCumberbatch en En la oscuridad, tiene sus motivos, y digamos que ‘la vida me ha hecho así’. Vaya, que no son malos porque sí, siguiendo la tendencia de los últimos tiempos.

Un villano que, sin destripar, y esta es la clave del film, es un clon juvenil del propio Pickard, lo que da para mucho, al igual que el hallazgo de una versión más antigua de Data, el androide que en la Nueva Generación ocupa el lugar de Spock. Los dos personajes, los de siempre y sus nuevas contrapartidas, acaparan todo el protagonismo, reduciendo al mínimo a varios de los tripulantes habituales como el klingon o la doctora Crusher. Por cierto que para encarnar al villano de marras eligieron a un jovencísimo y entonces desconocido Tom Hardy, que una década después ampliaría su galería de villanos con Bane en el último Batman de Nolan

Más modesta en medios que el relanzamiento de Abrams, tiene sus dosis de espectacularidad, aunque prolonga en exceso toda la parte final en el espacio, con dos naves y el firmamento como único y oscuro escenario. Pese a ello no deja de ser una gran aventura, pero muy poco disfrutable por quienes no sean seguidores, no ya de Star Trek, sino de la Nueva Generación. Y ahí es donde los productores vieron claro que había que relanzar la franquicia y orientarla… a las nuevas generaciones.

domingo, 14 de julio de 2013

De cómo JJ Abrams renovó la franquicia trekkie (I)


Ahora que acaba de estrenar su segunda entrega, recordemos cómo le fue a JJ Abrams en su relanzamiento de la franquicia Star Trek (2009), su segunda película como director tras la tercera entrega de Misión: Imposible (2006).

Si en su primer film Abrams logró relanzar la franquicia estrella de Cruise tras una segunda entrega que fue la más floja de la serie, en Star Trek acertó de lleno con una película cuyo gran mérito, y no es poco, es que resulta perfecta tanto para los trekkies de toda la vida –entre los que me incluyo- como para quienes se acercan por primera vez al universo creado por Gene Roddenberry.

Un relanzamiento en el que se apostó por los personajes originales, encabezados por Kirk y Spock, en detrimento de la Nueva Generación, protagonista de la segunda serie de televisión (de las cinco que se han realizado, sin contar la de animación) y de las últimas cuatro películas estrenadas en pantalla grande. Y es que aunque Jean Luc Pickard, el capitán de la Nueva Generación, sea un personaje genial y cargado de matices, el carisma de Kirk y Spock sigue intacto.

Como si de un Star Trek Begins se tratase, Abrams, en un guión cuidado al milímetro, nos cuenta el origen de todo, desde la infancia de los dos protagonistas al encuentro de toda la tripulación original (Uhura, Chejov, McCoy, Sulu y Scott) en medio de una aventura de esas ‘más grande de la vida’, que incluye –Abrams va a por todas- la destrucción de un planeta entero que conocemos muy bien…



Siguiendo los parámetros de los films de Bond, o de Misión:Imposible, ya puestos, Abrams arranca con un prólogo espectacular en el que presenta al villano de esta entrega, un romulano muy particular encarnado por Eric Bana, al tiempo que, en una jugada maestra, nos hace pensar que estamos viendo al nuevo actor que encarna a Kirk (por cierto, un Chris Hemworth pre-Thor), para segundos después desvelarnos que en realidad es el progenitor de nuestro héroe, a cuyo parto asistiremos de inmediato. Por cierto, que la JenniferMorrison de House y Érase una vez sea la madre de Kirk y Winona Ryder la de Spock, ya da muestras de que en el reparto tampoco se ha escatimado.

Acto seguido conoceremos los motivos de la rebeldía de Kirk y a un Spock más humano que de costumbre. En ambos casos la labor de casting fue perfecta, y si Chris Pine se lo curra para dar vida al capitán, Zachary Quinto hace olvidar su Shylar de Héroes al convertirse en la nueva versión de Spock. Por cierto que el mismísimo Leonard Nimoy le cederá el testigo, ya que la historia tiene cierto componente de viajes en el tiempo.

Karl Urban también capta la personalidad de toda la vida de McCoy, aunque le dan poca bola, y Zoe Saldana derrocha carisma como Uhura, a la que Kirk le tira los trastos desde la primera escena pero se lía con otro miembro de la tripulación, toda una sorpresa. Y para rematar, Simon Pegg como Scotty. Y es que Abrams le ha metido en sus dos sagas, Misión: Imposible y Star Trek, por lo que no sería desdeñable que le viésemos en Star Wars.

La película tiene todo lo que cabe esperar de la saga Star Trek: combates aéreos, peleas cuerpo a cuerpo, misterio, épica… y todo a un ritmo endiablado que no decae durante las dos horas de un film que, ante todo, presenta a todos los personajes de manera perfecta para un nuevo público al tiempo que respeta todos los elementos que se han ganado a los fans durante décadas… y añade las dosis justas de humor.

Repito, podría haberse titulado perfectamente Star Trek Begins puesto que, de hecho, la película acaba con el texto en off que presentaba cada capítulo de la serie original. Ya sabéis: “El espacio: la última frontera. Estos son los viajes de la nave estelar «Enterprise», en una misión dedicada a la exploración de mundos desconocidos, al descubrimiento de nuevas vidas y nuevas civilizaciones, hasta alcanzar lugares donde nadie ha podido llegar”. Y parece que, gracias a Abrams, continuarán los viajes del Enterprise.

Por cierto, apostaría a que la próxima entrega se estrena en el 2016, cuando se cumplirá ¡medio siglo! del estreno de la serie original de tv. Larga vida y prosperidad.

Ah, os dejo con una escena eliminada, el parto de Spock. Supongo que pensaron que había demasiados partos...

sábado, 13 de julio de 2013

El estreno: Lasse Hallström se pasa al thriller


Después de los primeros blockbusters del verano -Man of Steel, After Earth y Star Trek: En la oscuridad para mayores, Monsters University y Gru 2 para los pequeños- la cartelera se toma un respiro con estrenos de perfil más bajo. De Hollywood nos llegan la secuela de la comedia desmadrada Niños grandes y el que bien podía haber sido el estreno de la semana: The purge: La noche de las bestias. Este film, cuyo reparto lideran Ethan Hawke y Lena Headey, parte de una interesante premisa: en una sociedad futura, un día al año todo está permitido... incluso el asesinato. Otra cosa es qué hagan con esa idea, porque pinta a peli de terror gore de toda la vida.

A partir de ahí, estrenos más minoritarios y el que se lleva la palma, El hipnotista, con el siempre interesante Lasse Hallström, que regresa a Suecia y se pasa al thriller con la adaptación de la famosa novela de Lars Kepler, uno de los reyes actuales del bestseller de intriga. A priori, la apuesta más solvente del fin de semana, a la espera de que vuelvan los blockbusters, que aún nos queda lo nuevo de Lobezno, Pacific Rim, etc.

martes, 9 de julio de 2013

Hollywood se carga otra vez a Superman


Donde quiera que esté, Christopher Reeve puede seguir tranquilo, nadie le tose como el Superman definitivo en la gran pantalla. Y es que Hollywood ha vuelto a arruinar el enésimo relanzamiento del superhéroe por excelencia. No sé si la taquilla permitirá que Henry Cavill vuelva a encarnar a Clark Kent/Kal-El, pero la cinta de Zack Snyder no ha mejorado el anterior intento, la incomprendida Superman Returns (2006) de Synger.

Primera gran decepción del verano, ya que a tenor del tráiler parecía que podíamos estar ante el blockbuster del año, pero va a ser que no. Y el punto de partida no era malo, solo que Hollywood se ha empeñado en dejar su huella. La versión corta es esta ecuación:

Avatar+El árbol de la vida+Transformers = The man of steel.

Vamos con la versión larga. Synger cometió el grave error de reverenciar los que siguen siendo los dos mejores films de Superman, los dos primeros de Reeve, y situar su película como una tercera parte, a pesar de que el público actual, sobre todo el más joven, no conoce aquellos precedentes. En cambio, el guión de David S. Goyer, el mismo de los tres Batman de Nolan, apuesta por contar la historia desde el principio, de modo que estamos claramente ante un Superman Begins.

Y ya que hay que empezar por el principio, vayamos a Krypton. El film arranca con un largo prólogo en el que concede todo el protagonismo a RussellCrowe como Gladiator, digo Jor-El, metiendo la quinta marcha desde el primer segundo, con acción sin pausa y claras reminiscencias de la Pandora del film de Cameron. Digamos que aquí falla la dirección, demasiado acelerada, mientras el público poco conocedor de la historia trata de procesar toda la información. Crowe, por su parte, se limita a hacer lo que tan bien sabe, aunque ya cansa: de sí mismo. Lástima que insista en salir una y otra vez a lo largo del metraje, sobre todo en cierta escena con Lois Lane, poco menos que ridícula.

A partir de ahí viene el mejor tramo del film, el que, seguramente, proviene de la mente de Nolan. En el presente Clark encuentra la Fortaleza de la Soledad, y de paso a Lois Lane (además de un traje muy ceñido y una maquinilla de afeitar), mientras los flashbacks nos muestran su niñez y adolescencia. Ahí es donde Diane Lane cumple como bondadosa ma' Kent y Kevin Costner se agiganta como el mejor secundario del film, en una versión de pa' Kent muy oscura, bien distinta de la que nos ha acostumbrado la televisiva Smallville.

Y es que uno de los puntos fuertes del film es enfrentar la visión de Jor-El, según la cual Superman debe mostrarse a la humanidad y convertirse en un símbolo para que explote su potencial, con la del padre humano de Clark, que nos conoce bien y teme la reacción de los hombres cuando sepan la verdad sobre su hijo. Incluso llega a plantear si es aceptable que Clark no utilice sus poderes, a costa de las vidas que podría salvar, con tal de mantenerse en el anonimato.

El otro gran tema, ya puestos, es si la humanidad merece que este dios que es Superman la salve de otro dios vengativo, el general Zod, el malo de la peli, empeñado en convertir la Tierra en Krypton, a costa de la vida de todos los humanos si es necesario. Y surge la gran pregunta: ¿por qué Superman se pone del lado de los terrestres?

Ahí es donde la película se viene abajo, ya que tras un tramo que evoca al mejor Terrence Malick, y concretamente al de El árbol de la vida (2011), con ese niño que busca sus orígenes y su destino en un pueblecito de la América profunda, se muestra incapaz de responder a la citada pregunta. De hecho, cuando el propio Clark no sabe para dónde tirar, no busca consejo en su madre ni en su amada… sino en una iglesia, en un tosco intento de darle una justificación religiosa a las motivaciones del protagonista… que no pega ni con cola. Pero es que son americanos...

Y a partir de ahí, como si se tratara de recuperar el tiempo perdido, después de una hora de película sin una sola escena superheroica, Michael Bay se adueña de la cámara y tenemos una sucesión interminable de tortas que apenas se salva por su brutalidad y realismo. Impagable la batalla en Smallville, donde por primera vez Clark desata toda su fuerza, bastante más aburrida toda la parte final (no hablemos de esos tentáculos cansinos…), aunque la destrucción de Nueva York sea más realista que en Los Vengadores, y ofrezca la mejor escena del film a Laurence Fishburne. Y es que si Samuel L. Jackson puede ser Nick Furia (de hecho, el Nick Furia de los Ultimate, la versión renovada de Los Vengadores, tomó a Jackson como modelo, con el mismo look con el que aparece después en Los Vengadores), ¿por qué Fishburne no puede ser... Perry White?

En cuanto al duelo final, a medias épica pura, a medias con la sensación de ¿a qué esperan para hacer un kame-ame (ya me entenderán los que se criaron con Bola de Drac)?

Total, que Nolan quiso hacer un drama en el que se reflexionara sobre qué ocurriría si de verdad existiera alguien con los poderes de Superman, pero a Hollywood solo le interesaba ‘una de superhéroes con mucha acción’. Así que The man of steel se queda a medio camino en ambas direcciones, por lo que dudo que contente a nadie.

En cuanto al apartado actoral, Amy Adams cumple como Lois, aunque la sombra de Margot Kidder también es muuuuy alargada, pero el problema es Cavill, más soso que soso, sin ninguna expresividad, por lo que todas las escenas con Lois naufragan y esta acaba quedándose como mero objeto de rescate una y otra vez. Por no hablar de que Adams y Cavill más parecen madre e hijo que otra cosa... 

El guión, además, prescinde la identidad de periodista de Clark, que deja para la próxima entrega, si es que la hay. Una secuela en la que la gran esperanza es que el enemigo sea Lex Luthor, que a diferencia de Zod, no tiene superpoderes, por lo que no parece que sea probable una nueva ensalada de puñetazos. Lex es más sutil, veremos si lo es la próxima entrega.


viernes, 5 de julio de 2013

El estreno: Holmes contra el capitán Kirk, digo... Estos son los viajes de la nave estelar Enterprise 'En la oscuridad'


Ya puede dar gracias J. J. Abrams de haber elegido a Benedict Cumberbatch, el último Holmes británico, para encarnar al malo de su nuevo Star Trek, porque si no me temo que no sería En la oscuridad el estreno de la semana, sino...

La cartelera se ha recuperado por completo de las vacas flacas y esta semana casi todos los estrenos son de lo más apetecible, empezando por el que ha quedado segundo, la secuela de Gru, mi villano favorito, una de las mejores cintas de animación de los últimos años, cargada de frescura y originalidad, aunque no me gustase demasiado el doblaje de Florentino Fernández. ¿Estará a la altura de su predecesora?

Ojo también a La mejor oferta, que arrasó en los David di Donatello, los Oscar/Goya italianos, incluyendo mejor película y director, nada menos que Giuseppe Tornatore, que siempre será el director de Cinema Paradiso. Y con Geoffrey Rush como protagonista absoluto.

Y tampoco perdamos de vista la canadiense El vendedor, sobre un veterano vendedor de coches que se encuentra con una tragedia inesperada, la india Hijos de la medianoche, adaptación de la mítica novela de Salman Rushdie, o la chilena Violeta se fue a los cielos, nominada a mejor película hispanoamericana en los últimos Goya.

Pero al final, la palma se la lleva la última de la saga Star Trek, y repito, aunque soy trekkie confeso, lo único que impide que mi prioridad de este fin de semana sea el regreso de Gru, es ese villano que domina todo el tráiler de En la oscuridad, sobre todo en versión original (qué voz tiene este hombre)... y no el morbo de saber que Abrams dirigirá lo próximo de la otra gran saga galáctica, Star Wars. Esperemos que el nuevo viaje del Enterprise no sea tan decepcionante como el último Superman. Ya hablaremos, ya...