miércoles, 31 de julio de 2013

'The following': Williamson apuñala de nuevo o Jack Bauer vs el loco de la colina


The following no es Homeland, ni falta que le hace. Su propuesta es bien distinta, y si alguien se ha sentido engañado, allá él. Otra cosa es que en la recta final las trampas de guión empezaran a multiplicarse, hasta un desenlace más que satisfactorio… y un continuará bochornoso.

El salto de Kevin Bacon a la pequeña pantalla se salda, por ahora, con un thriller de altos vuelos, lindando con el género terrorífico, y que desde luego tiene todas las señas de identidad de su autor: Kevin Williamson. Sí, el de Dawson crece, pero también… Scream. De ahí la afición de varios personajes de The following al apuñalamiento.

A priori la premisa no es demasiado original: al personaje de Bacon, Ryan Hardy, le toca seguir la pista de un asesino en serie, Joe Carroll al que encerró, después de que escape de la cárcel. La novedad es que durante sus años en prisión, Carroll se ha hecho con un nutrido grupo de fieles seguidores, que llegan al extremo de que su máxima aspiración no sea otra que morir por su ídolo.

Ahí, en el tratamiento de los malos de esta serie como secta, está lo mejor de la misma. Lo peor, que interesa más el sobresalto y sorprender continuamente al espectador que la reflexión y ahondar de verdad en las motivaciones de los protagonistas, la mayoría de los cuales no pasan de psicópatas de medio pelo. Sí, esto está más cerca de 24 que de Homeland, pero en general funciona bastante bien, si uno sabe lo que está viendo, hasta que a los guionistas las cosas se les empiezan a ir de las manos.

Y es que no deja de ser curioso que precisamente cuando el psicópata número 1 ya está libre y rodeado de sus acólitos, sea cuando empieza a perder los papeles, en todos los sentidos, tras haber controlado a todo y a todos hasta ese momento con mano maestra.

Williamson, por otra parte, va a lo fácil. Primero, con el triángulo amoroso entre el policía, el psicópata y la mujer de este, que tuvo un lío con el primero tras la detención del segundo. Y después con el secuestro del hijo del psicópata, argumento central de demasiados episodios. Capítulos en los que, en ocasiones, The following se viste de procedimental, con el FBI tras los pasos de uno de los muchos seguidores de Carroll, mientras la trama central sigue avanzando.

Demasiado exhibicionista en cuanto a sus escenas violentas, la contención y brillantez de los primeros episodios va dando paso a un ‘avanzar y acabar de cualquier manera’ hasta lo que debería ser un final cerrado… pero como habrá segunda temporada, pues ahí tenemos un brutal continuará sin ninguna sutileza.

Y con respecto a los actores, Bacon cumple imitando a Jack Bauer –y es que su físico ya es muy similar al de Kiefer Sutherland- y James Purefoy empieza bien pero acaba dando un recital de sobreactuación.

Lo mejor: El nido de víboras que en realidad son los seguidores del psicópata, entre los que saltan chispas, da para mucho, sobre todo con el pseudoculebrón de la niñera y la pareja de ¿falsos? gays.

Lo peor: Que Poe sea le excusa para los desmanes de los psicópatas, y que se desaproveche la trama de pervertir al niño y adiestrarle para que mate sin complejos. Algo se apunta, pero ya lo hemos dicho, esto no es Homeland… y tampoco tenemos la parte humorística de Scream. Por cierto, también se desaprovecha el factor Roderick: y es que tras hablarnos de este personaje en varios capítulos, creando muchas expectativas sobre su identidad, esta decepciona por completo.

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