sábado, 26 de noviembre de 2011
El estreno: Cronenberg nos psicoanaliza
domingo, 20 de noviembre de 2011
Tintín emula a Indiana Jones
Spielberg reaparece tras varios años sin película y lo hace tal como se despidió, destapando su gusto por la aventura. La última vez el protagonista era Indiana Jones y ahora es Tintín, con una trama al más puro estilo del famoso arqueólogo. Y no se me ocurre mejor manera de trasladar a la pantalla las andanzas del periodista belga que con la técnia del motion capture, que aquí alcanza, hasta el momento, su cumbre: la sensación de realidad es tan perfecta que la mayor parte del tiempo olvidas que estás viendo una cinta de animación.
¿Ha sido fiel Spielberg a Hergé, a quien homenajea nada más empezar el filme? Bueno, desde luego el director norteamericano no es tonto, así que su película no narra la primera aventura cronológica de Tintín, sino la primera en la que aparece el capitán Haddock, que para eso ha sido siempre el personaje más carismático de la serie. El guión de la película (que en una escena muestra fotos de las anteriores aventuras de Tintín) combina elementos del díptico que forman ‘El secreto del Unicornio’ y ‘El tesoro de Rackham el Rojo’ (salvo los submarinos en forma de tiburón), y de ‘El cangrejo de las pinzas de oro’, mi álbum favorito, en una trepidante aventura sin tregua por tierra, mar y aire, digna del mismísimo Indy.
Otra cosa es que Tintín, admitámoslo, no tenga ni la décima parte del carisma del arqueólogo. No es cierto, como he leído por ahí, que se haya restado protagonismo al periodista en favor de Haddock o del malo de la función, lo que ocurre es que ambos son personajes mucho más atractivos y roban la función cada vez que aparecen. Por no hablar de Milú, que acaba teniendo los mejores momentos de la cinta (y los más provechosos en 3D).
Hasta aparece la Castafiore, que por lo visto no salía en ninguno de los álbumes mencionados, lo que no me parece ningún problema. De hecho, solo echo en falta al profesor Tornasol, aunque imagino que esto se resolverá en la segunda entrega, que apuesto a que adaptará ‘Las 7 bolas de cristal’ y ‘El templo del sol’, una de las mejores historias de la serie.
La única pega de la película es una trama demasiado simple e infantil, pero como en las mejores aventuras lo que importa es la acción sin tregua, la sensación de vivir un peligro tras otro en busca de la solución a un misterio. Y la habilidad de Spielberg como director para crear secuencias vertiginosas, con una planificación de cámara perfecta, en la que no se le escapa ningún detalle. A destacar la persecución final, imposible de rodar en imagen real (y donde, vale, se le va un poco la mano), y el abordaje pirata en el flashback que revela todos los secretos del Unicornio, que nos remite a lo mejor de la saga ‘Piratas del Caribe’. Lo único que queda un poco fuera de lugar es el duelo de grúas, bastante descacharrante.
Ahora, y en vista del éxito de la cinta, solo resta ver cómo responde Tintín a los mandos de Peter Jackson, coproductor de esta primera aventura, y que debería encargarse de la secuela… cuando acabe las dos entregas de ‘El hobbit’, que esa es otra.
PD: Ah, el asunto del 3D. Intuyo que, ‘Avatar’ aparte, ésta es posiblemente la película que mejor ha utilizado esta técnica y que, como Cameron, Spielberg sí ha sabido sacarle partido. Y es que, como Lucas, son de esos cineastas que si la técnica no les permite trasladar sus mundos a la pantalla, la hacen avanzar. Y sí, he dicho intuyo porque no la vi en 3D, es decir, estoy convencido de que en 3D la película mejora, pero sin las dichosas gafitas sigue siendo todo un espectáculo y no se las echa de menos.
PD 2: No os perdáis los títulos de crédito iniciales. Muy en la línea de ‘Atrápame si puedes’ (al igual que la banda sonora de John Williams), se trata de un sensacional corto de animación... en 2D, que incluso estoy tentado de decir que supera a lo que viene después.
sábado, 19 de noviembre de 2011
El estreno: Marchando una (teatral) de Polanski
miércoles, 16 de noviembre de 2011
Michael no lo hubiera publicado
Lo peor del último disco de Michael Jackson es eso, que es el último, que el mayor artista pop se nos ha ido para siempre, y encima no como nos hubiera gustado. Quitando eso, lo malo de ‘Michael’ es que el propio cantante nunca lo hubiera publicado tal como se ha hecho, porque en cada corte resulta evidente que eran canciones a medio hacer. Pero ya se sabe cómo son las discográficas a la hora de sacar pasta. Y lo más irónico es que, seguramente, si Michael hubiera tenido tiempo para acabarlo, este disco habría sido mejor pero también habría vendido menos, el ser humano es así.
El primer aspecto negativo de ‘Michael’, ya musicalmente hablando, es que solo contiene 10 temas, entre los que hay muy pocos que sobresalgan. No extraña que ‘Hold my hand’, el que abre el álbum, fuera el primer single. Es de lo mejorcito, más que una balada, un canto al optimismo que recuerda a temas estilo ‘Heal the world’ con sus coros. La jugada se repite casi de inmediato, en la tercera canción, ‘Keep the head up’, también llena de optimismo (se nota que estamos en tiempos de crisis), que empieza con Michael en plan balada tierna (recordándonos lo bien que se le daban) y acaba con una fanfarria de coros. Posiblemente se pasan con la producción y los efectos sonoros, pero también tenemos al mejor Jackson.
En cambio, el segundo corte, ‘Hollywood tonight’, nos muestra su versión más sincopada y tartamudeante, pero más en la línea de ‘History’ o ‘Dangerous’ (de hecho recuerda poderosamente al tema que daba título a dicho álbum) que de los buenos tiempos de ‘Thriller’ o ‘Bad’. Y con demasiado relleno, algo habitual en la mayoría de canciones de este ‘Michael’, que dejan ver que el cantante ya no estaba para rematarlas.
‘(I like) the way you love me’, como no podía ser de otra manera con ese título, es la primera balada romántica, y da en el clavo, con un tono nada meloso pero sí juguetón, como una lluvia de abril (perdón por la cursilada, pero es lo que uno siente al escucharla).
Cambio de tercio para ‘Monster’, un auténtico bombazo, el tema más espectacular y bailable del disco, al que solo le sobra la intervención de 50 Cent, totalmente fuera de lugar. Una canción con fuerza y garra, la del mejor Jackson… o al menos se le acerca bastante.
‘Best of joy’ vuelve a intentar la jugada del primer romántico, pero aunque los primeros acordes no suenan mal, tras el primer minuto se desinfla y se queda en nada, un mero apunte. Le sigue ‘Breaking news’, el ya habitual tema en los últimos discos de Jackson destinado a reivindicar su figura y criticar a los medios. En cuanto al apartado musical, se queda a medio camino de todo, en la línea de los temas que han marcado su declive en los últimos años. Y ya ‘(I can’t make it) Another day’ es un despropósito sin pies ni cabeza, que no salva ni Lenny Kravitz.
Para despedir el último disco de Jackson, primero ‘Behind the mask’, donde se autoplagia emulando los tiempos de los Jackson Five (hablamos de ‘Can you feel it?’), y rematamos con ‘Much too son’, breve balada tristona, pero sin la perfección alcanzada en ‘History’.
Volviendo al inicio del post: lo peor, que solo hemos podido escuchar la maqueta (muy cuidada, eso sí) del disco que pudo haber sido; lo mejor, que aún lejos de su época dorada, Michael Jackson seguía muy por encima de todos los que han intentado ocupar su lugar, incluidos algunos que aparecen en este disco. En fin, siempre nos quedará ‘Billie Jean’.
domingo, 13 de noviembre de 2011
La Liga de Moore y los marcianos
La versión fílmica de la ‘Liga de los Caballeros Extraordinarios’ de Alan Moore no tuvo secuela, tal vez porque Sean Connery se jubiló tras esta película, pero el cómic sí tuvo una segunda miniserie de otros seis números. Lo que viene solo es SPOILER si no habéis leído la primera.
Seamos realistas. Difícil lo tenía Moore tras una extraordinaria primera entrega en la que une en un equipo improbable a Mr. Hyde, el Hombre Invisible de H. G. Wells, la Mina Murray de ‘Drácula’, el aventurero Allan Quatermain y el capitán Nemo, narrando la formación del grupo y su enfrentamiento, primero con Fumanchú y después con Moriarty. Ahí es nada.
¿Quién podría ser la próxima amenaza para tan singular equipo? Pues tal como se veía en la última viñeta de la primera miniserie, los marcianos. En la segunda entrega Moore parte de ‘La guerra de los mundos’, de nuevo de Wells, con su particular grupo de aventureros tratando de combatir la invasión marciana. El primer número, de hecho, tiene lugar por completo en Marte, con la presencia de otros dos célebres personajes, John Carter de Marte y Gulliver, para acabar con el inicio de la invasión y la primera aparición de Mina y sus compañeros.
A partir de aquí y mientras el caos se desata en Londres, Moore aprovecha ante todo para ahondar en las relaciones entre sus cinco protagonistas, culminando el trabajo realizado en la primera entrega. Lo mejor es el romance entre Quatermain y Mina, la cual vuelve a ser el personaje mejor trabajado de la serie. El otro es Hyde, tan brutal como siempre, pero al que veremos en una insólita faceta tierna, provocada precisamente por Miss Murray, lo que nos dejará dos de las mejores escenas de la miniserie… que será la última del grupo por motivos que ya descubriréis.
Por su parte, el hombre invisible saca definitivamente a la luz su lado más oscuro, mientras Nemo es el personaje que menos evoluciona. Y mediada la historia entrará en acción otro famoso personaje literario, el doctor Moreau y sus extrañas criaturas, convertido en la última esperanza de la humanidad.
Moore vuelve a tener un magnífico escudero en Kevin O’Neill, aún más espectacular que en la primera entrega, y nos regala como complemento de cada número ‘El Almanaque del nuevo viajero’, el relato serializado de las andanzas de Mina y Quatermain por todo el mundo, recopilando toda una serie de leyendas y hechos históricos que vuelven a mostrarnos los conocimientos enciclopédicos del autor.
No os defraudarán las nuevas andanzas de esta particular liga. Y lo mejor es que Moore aún retomó a algunos de los personajes en otra miniserie más breve, situando la acción en 1910 y con Mina al frente de un nuevo equipo. Así que esto es un ‘hasta luego’.
viernes, 11 de noviembre de 2011
El estreno: Tejero y Malena, otra vez juntos
miércoles, 9 de noviembre de 2011
El día que Matt Groening viajó a las estrellas
Este verano he revisado la primera temporada de una de mis series de animación favoritas, por la que, afortunadamente, no pasa el tiempo: ‘Futurama’ (1999). Vale, ‘Los Simpson’ son ‘Los Simpson’, pero la otra gran creación de Matt Groening es una delicia para todos aquellos a quienes desde siempre les haya fascinado la ciencia ficción en su vertiente más o menos friki.
Lo que es romperse la cabeza, pues no se la rompió mucho el bueno de Matt: un repartidor de pizzas con una vida anodina es congelado por error y se despierta en el año 3.000. Obviamente Fry se convierte así en el alter ego del espectador, que descubre con asombro ese mundo futuro, aunque no acaba de ser el mejor personaje de la serie. Sí lo es Bender, un robot alcohólico, jugador, egoísta, ladrón y un largo etcétera, pero al que no puedes evitar adorar. El trío esencial se completa con Leela, la única que parece estar en su sano juicio, una extraterrestre con un solo ojo, cuya relación con Fry no acaba de quedar clara.
Por lo que respecta a los secundarios, este es uno de los puntos flojos de la serie, ya que a excepción del profesor Farnsworth, una suerte de cerebro privilegiado en el cuerpo del padre de Homer, ni Hermes ni Amy tienen demasiado interés y, francamente, el doctor Zoyberg siempre me ha aburrido bastante.
Por contra, y como ocurriera con 'Los Simpson', poco a poco la nómina de secundarios fue ampliándose con personajes que reaparecían una y otra vez. Entre ellos destacan el capitán Zapp Brannigan, una especie de parodia del capitán Kirk de ‘Star Trek’, y su inseparable Keez. Y no nos olvidamos de ‘Mordisquitos’, la mascota de Leela, totalmente desaprovechada en esta primera temporada, pero que dará mucho que hablar más adelante.
También como ocurriera en ‘Los Simpson’, se suceden las parodias de películas famosas, desde ‘Titanic’ a ‘Independence Day’, pasando por ‘Ally McBeal’ o esa tronchante versión de ‘Charlie y la fábrica de chocolate’ (previa al remake de Burton) que es ‘Fry y la fábrica de Slurm’, en la que por fin se desvelan los ingredientes de la bebida que hemos visto toda la temporada”.
Cada capítulo arranca con unos fotogramas de la animación norteamericana más clásica (incluido algún autohomenaje) y la serie cuenta con unos efectos superiores a los de ‘Los Simpson’, especialmente en las secuencias en las que la nave de los protagonistas (repartidores espaciales) se trasladan de un planeta a otro.
La temporada arranca con la llegada de Fry al año 3000 para viajar después a la Luna, algo con lo que Fry soñaba pero que le va a decepcionar, ya que el satélite no es ahora más que un parque de atracciones. Luego Fry y Bender comprobarán las dificultades de compartir piso antes de la presentación de Brannigan y su comentadísimo (en posteriores episodios) affaire con Leela.
Tiempo habrá luego para que Bender desate sus instintos de aniquilación humana en un planeta robot y de que se presente otro personaje mítico, Mamá, una viejecita de aspecto encantador que oculta a una arpía que solo piensa en su multinacional. Tampoco tienen desperdicio los capítulos dedicados a desvelar cómo se solucionará en el futuro el problema de las basuras (lanzándolas al espacio) y la caída de Bender en manos de una ‘iglesia de evangelización’.
La única pega de esta primera temporada es que es muy corta, ya que por lo visto en la Fox no confiaban demasiado en la nueva criatura de Groening (al fin y al cabo la cancelaron tras la cuarta temporada) y solo se filmaron 13 capítulos que, eso sí, siguen tan frescos y desternillantes como el primer día, y eso que ha pasado ya una década desde su realización. No se me ocurre nada mejor para combatir el aburrimiento.
domingo, 6 de noviembre de 2011
La pareja más desenfadada de Agatha Christie
Si hablamos de Agatha Christie, los primeros nombres que nos vienen a la cabeza son Poirot y Miss Marple, pero mis favoritos siempre fueron Tommy y Tuppence, su ‘Matrimonio de sabuesos’, especialmente en la versión de la London Weekend Televisión protagonizada por James Warwick y Francesca Annis.
La serie de televisión fue el colofón a tres películas/mini series que adaptaban obras de la escritora británica: ‘¿Por qué no preguntaron a Evans?’ (1980) (también conocida como ‘Trayectoria de bumerán’), ‘El misterio de las siete esferas’ (1981) y ‘El misterioso señor Brown’ (1983), todas ellas con Warwick, mientras que la Annis aparecía en la primera y la última, que es de la que vamos a ocuparnos.
Volviendo al tema libro/película, ‘El misterioso señor Brown’ es un perfecto ejemplo de cómo adaptar una novela cambiándola de arriba abajo pero manteniendo sus claves. En ‘Matrimonio de sabuesos’ (1945) Agatha Christie presenta a un matrimonio joven aburrido (sobre todo ella) de su vida monótona y que ansía (sobre todo ella) aventuras detectivescas. Por una serie de circunstancias Scotland Yard les encarga asumir la identidad de los ‘Brillantes detectives de Blunt’ para desenmascarar una conspiración internacional.
A partir de ahí se suceden diversos casos, en ocasiones pertenecientes a la trama principal, y en otros casos aventuras aisladas, donde el interés, más que en desvelar la identidad del asesino o siquiera si hay crimen, reside en los chispeantes diálogos de la pareja y en su habilidad para utilizar los métodos de los más famosos detectives de ficción, desde el propio Poirot a Sherlock Holmes o el padre Brown, pasando por una larga retahíla de personajes más desconocidos para el público actual.
La película ‘El misterioso señor Brown’ toma el argumento central para dar forma a una trama de espionaje en la que utiliza a su antojo personajes y escenas de diversos casos de la novela original, hasta elaborar una historia bien distinta en cuanto a protagonistas y peripecias, pero que mantiene todo el espíritu del original.
La película introduce algún cambio importante más. En el libro han pasado varios años desde que la pareja contrajo matrimonio, mientras que en el film solo son buenos amigos, aunque resulta evidente que hay atracción entre ellos. De hecho, se introduce a otro personaje masculino que se convierte en pretendiente de Tuppence para dar forma a un triángulo amoroso que no aparecía en el original.
Además, la acción se traslada a los años 20 y sus protagonistas son un soldado y una enfermera que tratan de encauzar sus vidas tras la primera guerra mundial, y que a pesar de no tener un duro intentan aparentar que forman parte de la clase alta (mucha atención a la colección de modelitos que luce la Annis).
Pese a estas modificaciones se mantiene en todo momento, gracias sobre todo a los dos intérpretes, la fantástica química entre Tommy y Tuppence, que convierte el mayor misterio en una ligera comedia de diálogos en la que la pareja intercambia pulla tras pulla. Así lo vio el público, propiciando la serie televisiva a cargo de los mismos actores, y en la que imagino que los guionistas también cambiaron a su antojo los relatos, en ocasiones demasiado breves para la duración de un serial.
sábado, 5 de noviembre de 2011
El estreno: Lars von Trier encuentra a Jack Bauer
Semana de múltiples estrenos, y cada uno de un palo. Descartamos rápidamente el último ‘Tiburón’ (qué pesados con el 3D…), el remake (no se acaban…) de ‘Footloose’ y la comedia que une a Ben Stiller y Eddie Murphy… y que no me llevarán a ver por nada del mundo.
Más interesante resulta ‘Verbo’, debut de Eduardo Chapero-Jackson en la dirección de largos, con el castellonense Miguel Ángel Sivestre (más conocido como El Duque), y que supone la segunda cinta patria de ciencia ficción en dos semanas. También tiene su punto de interés ‘Habemus Papam’, lo último de Nanni Moretti, ahora cargando contra la iglesia católica, y ‘Detrás de las paredes’. Este desastre de título es lo último de Jim Sheridan, el de ‘En el nombre del padre’, que incluso ha intentado retirar su nombre de los créditos. Segunda cinta de casa embrujada en un mes, tiene bastante peor pinta que el ‘Intruders’ de Fresnadillo, aunque aquí tenemos a Daniel Craig (con un vozarrón horrendo en el doblaje) y a dos de las mejores actrices del momento, Rachel Weisz y Naomi Watts.
Pero puestos a buscar polémica, la palma se la lleva ‘Melancolía’, o sea, lo último de Lars von Trier, con Kirsten Dunst como una novia que se casa… en el último día de la humanidad. Y es que si Terrence Malick ha apostado en su último filme por ofrecer imágenes galácticas a lo ‘2001’, la última ocurrencia de Lars von Trier es filmar los entresijos de una boda mientras un meteorito se acerca a la Tierra, es decir, en pleno Apocalipsis.
El cineasta vuelve a contar además con Charlotte Gainsbourg, premiada en Cannes por su anterior trabajo, y amplía su nómina con John Hurt (otro que tiene una de las filmografías más eclécticas que puedan imaginarse), la veterana Charlotte Rampling y… tachán, Kiefer Sutherland, en su primer trabajo post ‘24’. La vida sigue después de Jack Bauer. (A la espera del salto de personaje a la gran pantalla, claro está).
PD para fans de ‘24’: Espero que la película sea una secuela de la serie, y no una precuela con un Bauer más jovencico…