domingo, 31 de octubre de 2010

Proyecto Scream II: La inevitable secuela

‘Scream 2’ fue una de esas secuelas instantáneas, estrenada en 1997, sólo un año después del bombazo de la primera entrega. Por fortuna director y guionista, Wes Craven y Kevin Williamson otra vez, mantuvieron el listón de su anterior trabajo y lograron una cinta más compleja, aunque carente de la originalidad y la capacidad de sorprender de su predecesora. Este es el único defecto que se le puede reprochar, pero claro, es una secuela.

La acción se sitúa dos años después de los asesinatos de Woodsboro, con la protagonista, Sidney, estudiando en la universidad, cuyo campus será el escenario de esta segunda parte. Para que quede claro que de nuevo Craven y Williamson van a usar como referente el género de las ‘scary movies’ una de las primeras escenas tiene lugar en la clase de Teoría del cine, donde se discute si las secuelas de las películas de terror son en general malísimas o hay excepciones, citándose los casos de ‘Alien’, ‘Terminator’ o ‘House’. Craven amplía la galería de homenajeados, de modo que además de citar títulos como los precedentes incluye planos directamente inspirados en ‘Psicosis’, ‘La profecía’ o ‘El resplandor’, o un pase del ‘Nosferatu’ de Murnau en televisión.

¿Quién es la primera víctima? Pues el doctor Foreman, unos añitos antes de ‘House’, y Jada Pinket, la señora de Will Smith, que plantea una reflexión sobre el papel de los afroamericanos en las películas de terror. Ellos protagonizan el prólogo, que no llega al nivel del de la primera entrega (el listón estaba muy alto), pero vale la pena al apostar por algo completamente distinto: un doble asesinato en un cine abarrotado para el estreno de ‘Stab’ (‘Puñalada’), la película basada en los hechos ocurridos en la primera entrega. La sala está llena de espectadores vestidos como el asesino y sirve como espejo de la sala que está viendo ‘Scream 2’, en ese juego de ficciones dentro de la ficción tan habitual en esta saga. Pero lo mejor es el final, cuando Craven deja clara la diferencia entre una muerte cinematográfica (la de Heather Graham, en el papel de Drew Barrymore en el primer film) y una real. Tal vez el mejor momento del film.

Tal como señala Randy, uno de los personajes que sobrevivieron a la primera entrega, al enunciar las reglas de las secuelas, ‘Scream 2’ contiene más muertes y más rebuscadas, además de multiplicar los posibles sospechosos. Y es que a diferencia de la mayoría de sagas del género, en esta hay un asesino distinto bajo la máscara en cada entrega. No se escapa de la sospecha el nuevo novio de Sidney ni el bueno de 'Dewie', que arrastra una cojera y la parálisis de un brazo debido a las heridas que sufrió en el primer film. Otro de los principales candidatos es Cotton, personaje del que se habló mucho en ‘Scream’ y que ahora hace su aparición una vez liberado de la cárcel tras quedar claro que no había matado a la madre de Sidney. ¿Buscará venganza?

Entre los personajes que repiten también encontramos a la periodista Gale Weathers, ahora convertida en la estrella, que compite con una reportera local y retoma su relación amorosa con 'Dewie'. Mientras, la mayoría de personajes nuevos no pasan de carne de cañón y tienen poca entidad, otro de los pocos defectos de una secuela planificada a la perfección, que vuelve a cerrarse con otra larga noche de terror en la que esta vez se multiplican los escenarios y de nuevo se logra sorprender al espectador en el desenlace.

El reparto: Las nuevas incorporaciones a la saga vuelven a tener un marcado carácter televisivo. El nuevo novio de Sidney es Jerry O’Connell, a quien hemos visto en series como ‘Sliders’ o 'Crossing Jordan'. También tenemos a Timothy Oliphant, de la serie 'Deadwood' y films como 'Hitman', y a Sarah Michelle Gellar, que entonces protagonizaba la serie ‘Buffy cazavampiros’. La periodista local es Laurie Metcalf, bien conocida por ‘Roseanne’, y en el campus también encontramos, más o menos brevemente, a Portia de Rossi, antes de ‘Ally McBeal’ o ‘Nip tuck’; Joshua Jackson, famoso por ‘Dawson crece’ o ‘Fringe’, y a Marisol Nichols, que formó parte del reparto de la sexta temporada de ‘24’.

Tal como se anunciaba en la primera entrega, Tori Spelling acaba interpretando a Sidney en ‘Stab’, donde también vemos a Luke Wilson como su novio y se comenta que a Randy le interpreta David Schwimmer, compañero de Courtney Cox (Gale Weathers) en ‘Friends’. No acaban ahí las referencias a esta serie, puesto que Gale también dice que una foto en la que aparecía desnuda en internet realmente era un montaje de su cara y el cuerpo de Jennifer Aniston. Ah, y no nos olvidemos de Lewis Arquette, el padre de la saga, como el sheriff.


sábado, 30 de octubre de 2010

Proyecto Scream I: El primer grito

Aprovechando que estamos en un largo fin de semana de Halloween y que en unos meses se estrena la cuarta entrega de ‘Scream’, vamos a repasar lo que ha dado de sí esta (hasta dentro de poco) trilogía que supuso todo un hito del cine de terror en los 90.

Todo empezó en 1996 (cómo pasa el tiempo) cuando Wes Craven y Kevin Williamson como director y guionista, respectivamente, unieron esfuerzos para renovar uno de los géneros más queridos por el público, sobre todo adolescente, y más denostados por la crítica. Un género que tuvo su momento dorado entre finales de los 70 y principios de los 80, cuando el propio Craven dirigió films como ‘La última casa a la izquierda’, ‘Las colinas tienen ojos’ o ‘Pesadilla en Elm Street’ y cineastas como John Carpenter o Tobe Hooper firmaron películas como ‘La noche de Halloween’ o ‘La matanza de Texas’, respectivamente. Pero tanto Freddy, tanto Jason o tanto Michael Myers acabaron por aburrir y el género se volvió repetitivo hasta la saciedad.

‘Scream’ supuso el resurgimiento del cine de terror adolescente, aunque sólo sirvió para que se sucediesen los remakes de todos los títulos míticos del género, quedando como una de la pocas cintas que realmente aportaron algo. El acierto de Craven y Williamson fue tener bien presente el pasado del género y dar un paso más. Aunque ya han transcurrido casi 15 años desde su estreno, el film ha envejecido muy bien y sigue mostrándose como una obra redonda, en la que desde el soberbio prólogo hasta el baño de sangre final, en el que todos los personajes mueren o resultan heridos, todo está pensado, hasta el último detalle.

La película combina a la perfección los toques de comedia con los momentos de tensión y terror, en los que Craven deja patente que es un maestro del género. Todo el metraje está lleno de homenajes y referencias a los clásicos del terror, desde la breve aparición de Linda Blair, protagonista de ‘El exorcista’, como una periodista, a la del propio director como un bedel llamado Freddy que viste como el asesino de ‘Pesadilla en Elm Street’, pasando por el enunciado de multitud de títulos populares, las constantes referencias a Jamie Lee Curtis, protagonista de varios de ellos en sus inicios, o la escena en la que se citan las reglas para evitar morir en una película de terror. Incluso al final llega el momento en el que uno de los personajes dice aquello de ‘ahora es cuando el malo resucita para el último susto’. Sin olvidar momentos como cuando la amiga de Sidney, la protagonista, se refiere a un tal Wes Carpenter, uniendo a Wes Craven y a John Carpenter.

Pero por encima de la parte de comedia, director y guionista (sin olvidar la excepcional banda sonora de Marco Beltrami) movieron los hilos a la perfección para crear una trama sin fisuras en la que todo cuadra en una segunda visión, una vez que ya sabemos quién estaba tras los asesinatos, lo que no siempre es habitual. El guión es modélico, convirtiendo en uno de los principales sospechosos al novio de la protagonista, siguiendo el modelo de films de Hitchock como ‘Sospecha’, a lo que contribuyó la labor de Skeet Ulrich en este papel, tan encantador como perturbador.

También se sugiere la posibilidad de que el asesino sea el padre de Sidney, del que no se sabe nada hasta el final, y a medida que avanza el metraje parece cada vez más claro que los nuevos asesinatos tienen mucho que ver con el de la madre de Sidney, acaecido un año antes. Y es que toda la acción se desarrolla durante 48 frenéticas horas en las que Craven logra que el espectador perciba la tensión de una idílica población, donde los asesinatos provocan que se suspendan las clases y se declare el toque de queda, hasta la original resolución en cuanto a la identidad del asesino.

El film plantea además durante todo el tiempo la dualidad realidad-ficción, como la escena en la que Sidney le dice a su novio ‘Esto es la vida real, no una película’ y él replica que ‘Todo es una gran película’. Sidney también bromea diciendo que si su vida se lleva al cine tendrá tan mala suerte que la interpretará Tori Spelling, famosa por ‘Sensación de vivir’, y que preferiría vivir en una película de Meg Ryan.

‘Scream’ también da un paso adelante en la figura del psicópata asesino. Además de innovar con un disfraz sacado de los dibujos animados de ‘Scooby Doo’, ya presenta a un malvado que no justifica sus actos: ‘¿Crees que necesitamos un motivo? Es más escalofriante si no lo hay’. Un asesino que también tiene claro que ‘Seamos sinceros, tiene que haber una secuela’ y está convencido de que ‘el cine no crea psicópatas, les hace ser más creativos’.

El reparto: Como ocurriría con ‘Sé lo que hicisteis el último verano’ (también escrita por Williamson, pero bastante menos inspirada), se apostó por rostros juveniles provenientes en su mayoría de series de televisión. La protagonista, Neve Campbell, procedía de ‘5 en familia’ y tuvo su momento de gloria con películas como ‘Juegos salvajes’ o ‘Tango para tres’, antes de perder tirón entre el público, a la espera de que la cuarta entrega de ‘Scream’ la devuelva al estrellato. A su amiga la interpretaba Rose McGowan, que empezaba a darse a conocer y acabaría integrándose en el reparto de la teleserie ‘Embrujadas’, mientras que el papel de la periodista Gale Weathers recaía en Courtney Cox, popular gracias a ‘Friends’. También acabaría en una serie, ‘Jericho’, Skeet Ulrich, quien no pasó de ídolo de adolescentes pese a su look a lo Johnny Depp. Tampoco han pasado de roles secundarios Matthew Lyllard (el Shaggy del ‘Scooby Doo’ cinematográfico) o Jamie Kennedy, los otros amigos de la pareja protagonista. El reparto se completa con David Arquette, hermano de la también actriz Rosanna Arquette, que empezaba a darse a conocer como el ayudante del sheriff. Y por último la que entonces era más conocida, Drew Barrymore, inolvidable pese a salir únicamente en el prólogo.


jueves, 28 de octubre de 2010

Búhos en la tierra de Mordor

Zack Snyder lleva camino de hacerse merecedor del calificativo de ‘visionario’ que la publicidad le viene adjudicando desde hace un tiempo. Hablamos del director que trasladó a la pantalla las viñetas de ‘300’ y ‘Watchmen’, en ambos casos con resultados discutibles, pero logrando que viésemos imágenes como nunca habríamos imaginado en una película.

Pues después de esos dos proyectos va y dirige la adaptación de los tres primeros libros que componen la saga de ¡15! ‘Los guardianes de Ga’Hoole’, de Kathryn Lasky, cuyos protagonistas son… búhos. El film recrea así un mundo mágico en el más puro estilo de ‘El señor de los anillos’, pero donde todos los protagonistas son estas aves rapaces. Y lo hace de manera apabullante, logrando por tercera vez plasmar en la pantalla imágenes antes nunca vistas, y en esta ocasión, de gran belleza.

Por fortuna la trama es bastante adulta y sorprende la espectacularidad de la batalla final (¿a que nunca habíais visto una guerra de búhos?), en la que sólo falta un poco de sangre para que tengamos otro ‘300’. Pero al fin y al cabo es un film que busca también al público infantil y eso se deja notar, aunque menos de lo esperado. Y es que en el camino hacia el Gran Árbol (esto ya parece ‘Avatar’) vemos que a veces es difícil elegir entre el bien y el mal y que nuestros héroes de infancia pueden ser ahora muy distintos a como habíamos imaginado. Eso sí, el argumento de esta primera entrega (veremos si hay secuelas) remite bastante a la obra de Tolkien, ya que los buenos tratan de demostrar a los Guardianes de Ga’Hoole que hay una amenaza, mientras en una montaña de gran parecido a Mordor los malos acumulan un ejército para dominar el mundo.

‘Ga’Hoole’ supone el estreno de Zack Snyder en el 3D y lo hace con bastante nota ya que, dejando de lado ‘Avatar’, es la película que mejor aprovecha esta tecnología de cuantas he visto. Imagino que la belleza que contiene cada plano del film también se podrá disfrutar en 2D, pero los búhos se pasan la mayor parte del tiempo volando, y gracias a las tres dimensiones esas secuencias, y todo su mundo en general, adquiere mayor profundidad y realismo. Por cierto que esta vez me dejaron llevarme las gafas 3D a casa, lo que permitirá ahorrar un eurito en cada pase 3D a partir de ahora. Algo está cambiando.

Ah!, y no lleguéis tarde, que antes de la película pasan un corto del Coyote y el Correcaminos, y ahí sí que uno vuelve a sentirse como un niño, 3D o no 3D.

El detalle cinéfilo: Estupefacto me quedé cuando vi los títulos de crédito, y es que en el reparto original encontramos las voces de los oscarizados Helen Mirren (Nyra) y Geoffrey Rush (Ezylryb), además de Hugo Weaving (Noctus/Grimble), Sam Neill (Allomere), Anthony Lapaglia (Twilight), Abbie Cornish (Otulissa) y Miriam Margolyes (Sra. Plithiver). Casi nada.

PD: Si queréis ver las próximas imágenes con las que Zack Snyder nos va a sorprender, buscad el trailer de 'Sucker punch' (no voy a hacerlo yo todo...) y preparaos para alucinar. Y después, a dirigir lo nuevo de Superman.


domingo, 24 de octubre de 2010

Había una vez un club

Inicié este blog con ‘El secreto de sus ojos’ de Juan José Campanella, y hoy toca su anterior film, ‘Luna de Avellaneda’ (2004), que yo vi tras el estreno del primero. Estamos, seguramente, ante sus dos mejores películas (aunque 'El mismo amor, la misma lluvia' y 'El hijo de la novia' no se quedan atrás), si bien la más reciente se ve tal vez favorecida por una trama más comercial, lo que no menoscaba en absoluto su calidad.

‘Luna de Avellaneda’ carece, pues, del gancho de una trama de intriga que se prolonga durante décadas y de una gran historia de amor, pero es posiblemente la cinta más ambiciosa de Campanella, que reincide en sus temas más queridos. La perenne crisis económica argentina vuelve al primer plano, sobre todo en el contraste entre el idílico pasado que se muestra en el prólogo y el presente en el que transcurre el resto del film.

La acción, o mejor, acciones, dada la multiplicidad de tramas, se prolonga durante dos horas y cuarto (incluyendo una escena ‘de regalo’ tras los primeros títulos de crédito), de una manera pausada, avanzando poco a poco. Drama y comedia se entremezclan a la perfección, con el sello Campanella, y es hacia la mitad del metraje, ya presentados los personajes de una trama coral, cuando la película empieza a ganar velocidad y se suceden las secuencias más emocionantes, incluyendo el mejor momento interpretativo de toda la carrera de Ricardo Darín (y eso es decir mucho), y una de las últimas lecciones magistrales que nos regaló José Luis López Vázquez. Todo ello hasta culminar en un final de los que se quedan en la memoria del espectador, en el que la realidad y las ilusiones se baten en duelo y sólo puede haber un ganador.

También hay historias de amor en ‘Luna de Avellaneda’, pero menos románticas y ‘de película’ que en ‘El secreto de sus ojos’ (soberbia por otra parte). Aquí el amor es más real y desencantado: la lucha por mantener un matrimonio de 20 años, por un lado, y por otro la de una pareja que viene de un largo historial de desencantos amorosos y no sabe si darse una nueva oportunidad.

En el club ‘Luna de Avellaneda’ hay mil historias y mil detalles, en una película para disfrutar poco a poco, dejando que se sucedan las imágenes, pero sobre todo brilla la historia de una niña que es feliz bailando (y la mejor versión del cuento de la cerillera).


jueves, 21 de octubre de 2010

Puro Mel Brooks

La historia de ‘Los productores’ es una de esas en las que una misma idea o guión es aprovechada de muy diversas maneras. Mel Brooks debutó en Hollywood escribiendo y dirigiendo una película con este título en 1968, logrando un Oscar al guión y un fracaso en la taquilla. Varias décadas después, en 2001, le añadió música y letra convirtiéndola en uno de los musicales de mayor éxito de Broadway (12 premios Tony), que además contribuyó al renacer del género. Tal fue su éxito que de nuevo fue llevada a la pantalla en 2005, esta vez bajo la dirección de Susan Stroman, que ya había dirigido el montaje teatral, y con el mismo dúo protagonista, aunque sin alcanzar la repercusión que tuvo sobre los escenarios.

En su momento no me interesó demasiado, pero este lunes la echaron en La 2 y decidí ver qué tal. Lo primero que me encontré fue un ‘pequeño’ problema con la versión doblada que echaron, y es que a uno de los dos protagonistas, interpretado por Nathan Lane (del que soy fan desde ‘Una jaula de grillos’), lo dobla Santiago Segura. Aquí hay que mencionar que el creador de ‘Torrente’ asumió este papel en la versión teatral española, creo que posterior a este doblaje. El caso es que, en primer lugar, Segura no está acostumbrado a doblar, y eso se nota, y en segundo y peor, su imagen se impone a la de Nathan Lane, creando un efecto bastante desconcertante.

Supongo que debido a ello la película parecía mejorar cada vez que el reparto se ponía a cantar y se podían disfrutar las interpretaciones originales, especialmente la de Matthew Broderick, perfecto en el papel del apocado oficinista convertido en productor de Broadway (y no, no me imagino a José Mota en este papel). Tampoco tienen desperdicio las apariciones de Uma Thurman, más espectacular que nunca en uno de sus escasos papeles cómicos, y sobre todo Will Ferrell, que se lleva los minutos más delirantes de todo el metraje.

No resulta extraño que este montaje triunfara en Broadway, ya que la mayor parte de los números musicales remiten a la tradición más clásica del género. Una perfecta muestra es el tema principal de la función, ‘I can do it’, a dúo entre los protagonistas, cuya tonada recuerda poderosamente al mítico ‘Make them laugh’ de ‘Cantando bajo la lluvia’, cuya letra también es tomada como punto de partida para el desternillante ‘Keep it gay’.

Sin embargo, ‘Los productores’ queda lastrada por el excesivo frikismo de todos y cada uno de los personajes, en el más puro estilo Mel Brooks. Esto garantiza la carcajada pero impide que realmente se convierta en un musical de leyenda, aunque hay que agradecerle el esfuerzo. Ahora sería cuestión de echarle un vistazo al film original, para comprobar si pierde tanto como me imagino al carecer de los números musicales… o resulta algo completamente distinto.


martes, 19 de octubre de 2010

Cuando el secundario es la estrella

De nuevo con cierto retraso, hoy toca ponerse en pie para homenajear a Manuel Alexandre, quien fallecía el pasado 12 de octubre a los 92 años. Con él acaba de irse una generación de oro, la de los Fernán-Gómez, Rey, Rabal o López Vázquez, que tanto ha dado al cine español. A diferencia de los gigantes que acabo de nombrar, Alexandre se distinguió por su condición de secundario, demostrando cada vez que se ponía ante las cámaras que no había papel pequeño si lo abordaba un gran actor. Así se convirtió en el símbolo de la inmensa nómina de secundarios de lujo del cine español que siempre se han movido en un discreto segundo plano, pero sin los cuales la calidad de cualquier película bajaría ostensiblemente.

Los más mayores recordarán su imagen más joven, en cintas tan emblemáticas como ‘Atraco a las 3’, moviéndose como pez en el agua en repartos corales. En mi caso, creo que siempre lo recordaré en ‘Madregilda’, película del 93 en la que firmaba otra soberbia actuación, y eso que tenía muchas menos líneas de diálogo que el impresionante trío protagonista: Echanove (como Franco), Sacristán y Galiardo, ahí es nada (sin olvidarnos de otro histórico secundario, Antonio Gamero, e incluso la participación de Fernando Rey).

Como la mayor parte de su generación, Alexandre falleció con las botas puestas, actuando mientras su salud se lo permitió. Intervino en más de 300 películas, lo que deja claro el destacado papel que representó en nuestro cine este gigante entre los secundarios. Siempre estaremos en deuda con él.




Arriba tenéis una breve escena de ‘Amanece que no es poco’ de Cuerda, mano a mano con Cassen, que resume a la perfección su inimitable estilo a la hora de actuar. Y abajo unas declaraciones sobre uno de sus escasos papeles como protagonista, en ‘¿Y tú quién eres?’, de Mercero, que nos permiten acercarnos a la persona detrás del actor.


jueves, 14 de octubre de 2010

Y Shakespeare se nos enamoró

Ha sido inevitable. Después de ver ‘Lope’, no he podido escapar a la tentación de volver a disfrutar con ‘Shakespeare in love’, uno de esos maravillosos espectáculos que Hollywood nos brinda de tanto en tanto (cada vez menos, bien es verdad).

La idea no puede ser más simple: convirtamos a Shakespeare en un atractivo joven mujeriego y pendenciero, ágil con la espada y con el verbo (lo que tampoco está reñido con la realidad histórica), y contemos la historia de su gran amor. La misma base que sustenta a ‘Lope’ y a la también cinta española ‘Miguel y William’, cada una de ellas con sus características propias y con mayor o menor fidelidad a la biografía de sus famosos protagonistas.

Con toda probabilidad la que recurre más a la imaginación es ‘Shakespeare in love’, en la que de manera magistral, el romance del autor con Viola de Lesseps, joven de la nobleza que sueña con ser actriz, le inspira para escribir ‘Romeo y Julieta’, y lo que empieza como fresca comedia se va tornando tragedia, tanto en la realidad como en el libreto, hasta el magnífico desenlace.

Ya lo decía al principio, es uno de esos films que se disfrutan desde los títulos de crédito iniciales hasta que aparece el ‘The end’, puesto que guión y dirección se combinan a la perfección, logrando que continuamente pase algo que despierta la emoción del espectador, un detalle tras otro. Y a ese desfile de emociones contribuye un reparto portentoso, de los mejores que se hayan visto en una pantalla. No son tontos en Hollywood, si vamos a hacer un film sobre Shakespeare… pues contratemos a actores ingleses. La nómina es de impresión: Judi Dench, Colin Firth, Tom Wilkinson, o Joseph Fiennes como el protagonista. Pero también tenemos al australiano Geoffrey Rush en uno de esos papeles, como el del capitán Barbosa de la saga ‘Piratas del Caribe’, en los que se luce como nunca, y a dos estrellas norteamericanas: Ben Affleck, en uno de sus mejores papeles pese a su brevedad, y por encima de todo, a Gwyneth Paltrow, sencillamente inmensa, cuyo Oscar no pudo ser más justo (el de Judi Dench es el típico 'porque ya tocaba'). Y es que pocas actrices norteamericanas pueden declamar textos shakesperianos como la hija adoptiva de Talavera de la Reina.

Menos acertado estuvo el Oscar a la Mejor Película, si tenemos en cuenta que también estaba nominada ‘Salvar al soldado Ryan’ (y eso ya son palabras mayores), pero vale la vena visionar ‘Shakespeare in love’ unas cuantas veces para poder apreciar la multitud de referencias a la biografía de Shakespeare y sus coetáneos, como la rivalidad con Christopher Marlowe (magnífico Ruppert Everett, en otro breve papel), o la aparición del niño John Webster, que años después se convertiría en uno de los mejores dramaturgos ingleses.

Eso sí, recomiendo encarecidamente la Versión Original, porque, más que nunca, es otro nivel. Y es que hablamos de Shakespeare y sólo la VO le hace justicia a la Paltrow. De verdad.

Os dejo con un fragmento de la banda sonora de Stephen Warbeck, otra de las maravillas que nos regala este film.


lunes, 11 de octubre de 2010

Colón también vio el horror

Allá por los 90, después de deslumbrar con ‘Alien’ y ‘Blade Runner’, y antes de convertirse en ‘el hombre que dirige a Russell Crowe’, Ridley Scott vivió sus horas más bajas firmando películas como ‘Tormenta blanca’ o ‘La teniente O’Neill’. De aquel periodo data también ‘1492. La conquista del paraíso’, proyecto cinematográfico surgido a raíz del quinto centenario del descubrimiento de América. Este film también suele incluirse en el periodo menos inspirado de Scott, aunque cabría reivindicarlo un tanto.

Como buena coproducción, ‘1492’ permite ver compartiendo planos a actores de nacionalidades tan dispares como nuestro Fernando Rey en uno de sus últimos papeles (citemos también a Angela Molina, Fernando Guillén-Cuervo o a un jovencísimo Achero Mañas), los franceses Gerard Depardieu (interpretando, cómo no, a Colón, en su etapa de mayor prestigio) o Tchéky Karyo, los norteamericanos Armand Assante y Sigourney Weaver (como Isabel de Castilla), e incluso, en un pequeño papel, a Arnold Vosloo, que un montón de años más tarde daría imagen a la nueva momia.

Como buen film de Scott, y pese a incluirse en los fastos del quinto centenario, ‘1492’ no es complaciente en absoluto con todo lo que rodeó el descubrimiento de Colón. Así, se abre con los esfuerzos del marinero para financiar su aventura, con claras críticas a la Universidad de Salamanca, que se acentúan en la conclusión de la película cuando sus responsables aseguran que siempre creyeron en las teorías de Colón tras haberse opuesto totalmente a ellas en el pasado. El film también arranca con la brutal quema de varios condenados a la hoguera, con el fin de mostrar cómo la Iglesia se servía de la Inquisición para ejercer su poder y salvaguardar su ideología.

El director no da papel alguno a Fernando de Aragón, otorgando todo el protagonismo a Isabel de Castilla, y deja claro que el dinero fue el motor de todo. No se explaya demasiado Scott en el viaje hasta América, con la clásica amenaza de amotinamiento al ver que pasaban los meses y no llegaban a ninguna parte, y podría decirse que la película empieza de verdad con la llegada al nuevo continente.




Scott presenta a Colón como un hombre que quería aprender de los nativos y fomentar la convivencia pacífica con ellos, pero que se vio superado por las circunstancias, ya fueran el primitivismo de los aborígenes o la adversa climatología de los trópicos. Tampoco ayudó, más bien todo lo contrario, el comportamiento de los nobles que le acompañaron en el segundo viaje, acostumbrados a mandar fueran a donde fueran y a usar la violencia.

En este tramo de la película da la impresión de que Scott trataba de rodar su propio ‘Apocalypse Now’, al mostrar cómo afectó a los españoles su encuentro con unas tierras salvajes y una sociedad primitiva totalmente ajena a las convenciones sociales, terreno abonado para sacar lo peor de cada uno. Desafortunadamente, la intención del director acaba dando lugar a una de las escenas más fuera de lugar en todo el metraje, con el sangriento asalto a uno de los poblados nativos.

El film se cierra con el fracaso de Colón, que sólo se salva de la cárcel debido a las influencias de la reina, y que ve como todo el mérito se lo lleva Américo Vespuccio. Sin embargo, Scott recalca que, a diferencia de otros hombres, Colón sí cumplió su sueño, y aunque las tierras que encontró no fueron las que esperaba, quedó fascinado con aquel nuevo mundo.

El detalle cinéfilo: Si Ridley Scott acabó filmando una película más o menos lograda, con sus aciertos y sus errores, Vangelis nos obsequió con una de sus obras más inspiradas, la banda sonora de ‘1492’, que demostró su buena sintonía con Scott, superando incluso a la partitura que entregara para ‘Blade Runner’. Os dejo con un fragmento


jueves, 7 de octubre de 2010

Bienvenidos a Pandora

No he podido resistirme a ver de nuevo ‘Avatar’ en cine, aprovechando el reestreno con el gancho de la versión extendida. Ha sido como volver a Pandora, al lugar que descubrimos con la primera visión del megaproyecto de James Cameron. Ese es el mayor valor de la película, ya que su director no ha hecho otra cosa que contarnos una historia que ya conocíamos, y es que hoy en día ya está todo contado, sólo pueden darse nuevos enfoques y ligeras variaciones a las historias que nos vienen contando desde niños.

En este caso, el referente más obvio de ‘Avatar’ es ‘Bailando con lobos’, una de mis películas favoritas de todos los tiempos, con el militar que descubre una cultura a la que creía enemiga y con la que acaba identificándose hasta el punto de pasar a formar parte de ella. Pero la novedad que aporta Cameron es la de crear todo un mundo nuevo, Pandora, con sus montañas flotantes, su fauna y flora alienígenas, y los auténticos protagonistas del film, los navi.

Cameron logra algo cada vez más difícil en el mundo del entretenimiento, causar verdadero asombro en el espectador, al descubrirnos ese mundo nuevo. ¿A quién le importa el argumento cuando puedes ver volar a animales que nunca antes habíamos visto, y que parecen reales pese a ser simulaciones de ordenador? Lo que ha hecho el director de ‘Titanic’ es dar un nuevo paso en la línea iniciada por Spielberg con su ‘Parque Jurásico’.

¿Y qué pinta ahí la 3D? Pues, la verdad, después de haber visto dos veces ‘Avatar’, poca cosa, y eso que hasta ahora es la única película de cuantas he visto que realmente aprovecha esta tecnología. Es cierto que favorece una mejor inmersión en el mundo de Pandora, pero la película hubiera sido prácticamente igual de buena sin ese cambio técnico. ¿Hubiera tenido el mismo éxito? Supongo que sí, aunque, claro, las entradas de 3D son más caras, por lo que el rendimiento en taquilla no habría sido el mismo.

Lo que está fuera de duda es que Cameron ha demostrado un talento descomunal para crear un nuevo mundo en la pantalla, aunque le haya costado una década. Para los guiones puede que no tenga tanta mano, ya que la película abunda en escenas ya vistas y una definición de buenos y malos demasiado fácil, por no hablar de un desenlace que no se cree nadie ¿O es que no van a volver los que quieren extraer el mineral con más armas y más tropas para arrasar a los navi? El ecologismo está bien, el misticismo puede que no tanto. Pero siempre nos quedará la imagen de un caballo en llamas.

En cuanto al metraje añadido para este reestreno, recordemos que suma ocho minutos. Con bastante seguridad, creo que se han añadido tres escenas. La primera tiene lugar al principio, en la incursión en el bosque que acaba con Sully perdido y dará pie a su primer encuentro con Neytiri. Se trata de una visita a la famosa escuela de la doctora Grace en la que vemos que está abandonada y que por lo visto fue tiroteada, aunque no se dan más explicaciones. La siguiente transcurre después de que Sully dome a su bestia voladora y es la mejor, una cacería al más puro estilo indio, en la que los navi, unos a caballo y otros volando, cazan a unos grandes animales. Por último, tras la destrucción del Gran Árbol, hay una pequeña incursión en la que los navi vencen a un pequeño destacamento humano, aunque sólo se ve el resultado del combate. Y ya no estoy muy seguro de si también es nueva la escena en la que Sully da una muerte digna al jefe del clan una vez concluye la batalla final.

Y ese es el metraje que se ha añadido… por ahora. Ya se ha anunciado que la versión extendida en dvd no sólo tendrá estos 8 minutos, sino otros 8, al parecer con un prólogo en la Tierra, sin olvidar los 45 minutos de escenas eliminadas. Y también es probable que tengamos dos secuelas. En fin…


lunes, 4 de octubre de 2010

Hasta la victoria siempre... aunque sea la derrota

Vale, he tardado bastante, pero al final he completado el díptico sobre El Che dirigido por Steven Soderbergh. Es lo que tiene que la producción haya sido en parte española y que la segunda parte, ‘Guerrilla’, se estrenase en poquísimas salas, casi saliendo directamente en dvd, y eso que Benicio del Toro, faltaría más, se llevó el Goya al mejor actor por su interpretación-reencarnación de Ernesto Guevara.

Y tal vez ha pasado demasiado tiempo desde que vi la primera parte, ‘El argentino’, pero me cuesta ver las diferencias que la mayor parte de la crítica establecía entre ambas películas. Se decía que la primera, centrada en la revolución cubana, era más comercial, y el desenlace, que narra la revolución boliviana, más experimental, más de autor. A mi modo de ver, la principal diferencia estriba en lo que se cuenta y no en el cómo. La revolución cubana triunfó: los guerrilleros del Che lograron el apoyo de la población y tenían el respaldo del partido comunista y de Fidel Castro, por lo que pudieron luchar en igualdad de condiciones con las tropas de Batista y derrocarlo. En cambio, en Bolivia el Che estuvo más solo, en ningún momento su escasa fuerza militar se ganó a los campesinos para su causa y el partido político que secundaba sus ideas se negó a apoyar el uso de la fuerza para derrocar a los gobernantes. Por no hablar de que Estados Unidos no estaba por la labor de permitir un nuevo régimen como el cubano.

‘Guerrilla’ es pues, la narración de un fracaso anunciado. Soderbergh, en un estilo documental, es testigo y no narrador de cómo, día a día, el sueño del Che de mejorar la vida de los bolivianos se da de bruces con la imposibilidad de reeditar la revolución cubana. Es por ello que esta segunda parte carece del aliento épico de la primera, que concluía con el triunfo de los revolucionarios, y también pierde en comparación dado que aquella primera entrega incluía el célebre discurso del Che ante la asamblea de la ONU.

En cambio, aquí vemos la grandeza del Che, capaz de seguir adelante pese a todas las adversidades, y si hay una épica, ésa es la de la derrota. Soderbergh vuelve a desaparecer, a borrar todo rastro de autoría, dejando que sean las imágenes y la extraordinaria interpretación de Del Toro las que hablen, logrando que sigamos los pasos del Che como si fuésemos un guerrillero más, casi sintiendo la lluvia y las balas.

El film también tiene para el público español el aliciente de ir descubriendo a medida que avanza el metraje al notable elenco de actores españoles y latinoamericanos que se van sucediendo, ya sea en papeles importantes o apenas en una secuencia, desde Jordi Mollá o Eduard Fernández a Jorge Perugorría o Carlos Bardem, pasando por Óscar Jaenada o Antonio de la Torre. Sin olvidar la participación de Joaquim de Almeida, Franka Potente, Lou Diamond Phillips o Matt Damon, en una aparición que no sé si alcanza el minuto.

La recomendación: Si aún no habéis visto ‘El argentino’ ni ‘Guerrilla’, os aconsejo que iniciéis vuestra aproximación cinematográfica a la figura del Che con ‘Diarios de motocicleta’, la película de Walter Salles protagonizada por Gael García Bernal, que narra la juventud del revolucionario y es clave para entender sus motivaciones.


viernes, 1 de octubre de 2010

De cómo Ivanhoe y Robin Hood liberaron a Ricardo Corazón de León

Hoy toca retomar la sección de clásicos, que tengo bastante abandonada, con un film cuya revisión resulta más pertinente que nunca, ‘Ivanhoe’ (en la versión de 1952, dirigida por Richard Thorpe), gracias a la ‘actualización’ del mito de Robin Hood abordada este año por Ridley Scott. Y es que la cinta de Thorpe resulta una perfecta continuación de la del mayor de los Scott, además de abrir el periodo dorado de este director, que se completó con otros tres films de aventuras emblemáticos: 'El prisionero de Zenda', 'Los caballeros del rey Arturo' y 'Todos los hermanos eran valientes'.

La película protagonizada por Russell Crowe, al margen de sus valores artísticos, se ciñe bastante a la realidad histórica y concluye mostrándonos cómo Robin se convertía en un proscrito al no apoyar al rey Juan tras la desaparición de su hermano Ricardo Corazón de León. Más o menos, ahí es donde arranca ‘Ivanhoe’, con el protagonista descubriendo que el monarca no ha muerto, sino que permanece cautivo ya que Juan no quiere pagar su rescate para así poder seguir gobernando.

A partir de ahí, Ivanhoe, con el porte galán de Robert Taylor, trata por todos los medios de obtener el dinero para el rescate, sucediéndose las clásicas justas a caballo y un espectacular asalto al castillo. En esta batalla es donde asume el protagonismo Robin Hood, que hasta ese momento había tenido varias breves apariciones. En este film se le llama Robin de Locksley, y aunque no lleva el sombrerito que popularizara Errol Flynn ni capucha alguna, es evidente que se trata del mismo personaje, al que acompaña una suerte de compañero bonachón que parece un cruce entre Little John y Fray Tuck.

Por otra parte, quienes piensen que es en la cinta de Scott donde Robin cuenta con más arqueros están bastante equivocados. Nunca ha contado con un ejército como el que participa en el asalto al castillo de ‘Ivanhoe’, aunque algunas lluvias de flechas queden un tanto postizas. Pese a ello, dicha secuencia es una buena muestra de que décadas atrás no había dinero ni medios para filmar batallas con el realismo actual, pero no por ello el resultado era menos emocionante una vez proyectado en la pantalla.

Cómo no, ‘Ivanhoe’ concluye con el regreso triunfal de Ricardo y la abdicación de Juan, cerrando así un metraje en el que la magia del Hollywood dorado solventa la simpleza de la trama y lo envarado del lenguaje, aprovechando para lanzar un mensaje de tolerancia entre religiones.

Por supuesto, por magia entendemos el carisma, más que de Robert Taylor, de la otra Taylor del reparto, Elizabeth, que se imponía por completo a la otra figura femenina de la función, Joan Fontaine, pese a que ésta ya tenía un Oscar y la Taylor apenas era entonces una estrella juvenil. Pero a Elizabeth le bastaba ya entonces mirar a la cámara para dejar claro que iba a convertirse en una de las mayores estrellas de Hollywood.

El detalle cinéfilo: Entre los secundarios del film, otra de sus bazas, encontramos a George Sanders, en un papel de malvado enamorado de la Taylor, con un curioso pelucón que lo aleja de la imagen de dandy que ofreció en ‘Eva al desnudo’ o ‘El retrato de Dorian Grey’, dos de sus papeles más celebrados.

Os dejo con los títulos de crédito y la música del gran Miklos Rozsa, que ya te ponía bien épico...