jueves, 14 de octubre de 2010

Y Shakespeare se nos enamoró

Ha sido inevitable. Después de ver ‘Lope’, no he podido escapar a la tentación de volver a disfrutar con ‘Shakespeare in love’, uno de esos maravillosos espectáculos que Hollywood nos brinda de tanto en tanto (cada vez menos, bien es verdad).

La idea no puede ser más simple: convirtamos a Shakespeare en un atractivo joven mujeriego y pendenciero, ágil con la espada y con el verbo (lo que tampoco está reñido con la realidad histórica), y contemos la historia de su gran amor. La misma base que sustenta a ‘Lope’ y a la también cinta española ‘Miguel y William’, cada una de ellas con sus características propias y con mayor o menor fidelidad a la biografía de sus famosos protagonistas.

Con toda probabilidad la que recurre más a la imaginación es ‘Shakespeare in love’, en la que de manera magistral, el romance del autor con Viola de Lesseps, joven de la nobleza que sueña con ser actriz, le inspira para escribir ‘Romeo y Julieta’, y lo que empieza como fresca comedia se va tornando tragedia, tanto en la realidad como en el libreto, hasta el magnífico desenlace.

Ya lo decía al principio, es uno de esos films que se disfrutan desde los títulos de crédito iniciales hasta que aparece el ‘The end’, puesto que guión y dirección se combinan a la perfección, logrando que continuamente pase algo que despierta la emoción del espectador, un detalle tras otro. Y a ese desfile de emociones contribuye un reparto portentoso, de los mejores que se hayan visto en una pantalla. No son tontos en Hollywood, si vamos a hacer un film sobre Shakespeare… pues contratemos a actores ingleses. La nómina es de impresión: Judi Dench, Colin Firth, Tom Wilkinson, o Joseph Fiennes como el protagonista. Pero también tenemos al australiano Geoffrey Rush en uno de esos papeles, como el del capitán Barbosa de la saga ‘Piratas del Caribe’, en los que se luce como nunca, y a dos estrellas norteamericanas: Ben Affleck, en uno de sus mejores papeles pese a su brevedad, y por encima de todo, a Gwyneth Paltrow, sencillamente inmensa, cuyo Oscar no pudo ser más justo (el de Judi Dench es el típico 'porque ya tocaba'). Y es que pocas actrices norteamericanas pueden declamar textos shakesperianos como la hija adoptiva de Talavera de la Reina.

Menos acertado estuvo el Oscar a la Mejor Película, si tenemos en cuenta que también estaba nominada ‘Salvar al soldado Ryan’ (y eso ya son palabras mayores), pero vale la vena visionar ‘Shakespeare in love’ unas cuantas veces para poder apreciar la multitud de referencias a la biografía de Shakespeare y sus coetáneos, como la rivalidad con Christopher Marlowe (magnífico Ruppert Everett, en otro breve papel), o la aparición del niño John Webster, que años después se convertiría en uno de los mejores dramaturgos ingleses.

Eso sí, recomiendo encarecidamente la Versión Original, porque, más que nunca, es otro nivel. Y es que hablamos de Shakespeare y sólo la VO le hace justicia a la Paltrow. De verdad.

Os dejo con un fragmento de la banda sonora de Stephen Warbeck, otra de las maravillas que nos regala este film.


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