jueves, 25 de julio de 2013

The killing 2 ¿Quién mató a Rosie Larsen? (Ahora sí)


Lo tenía muy, pero que muy difícil la segunda temporada de The Killing para estar a la altura de la primera. Y lo cierto es que casi supera tamaño reto. Casí, porque el principal problema es que no debería haber habido segunda temporada. La primera fue redonda, una obra maestra, y en el último capítulo todos los cabos quedaron perfectamente atados y el asesinato en cuestión resuelto de forma creíble… Pero la serie fue un éxito rotundo en los USA (aquí la emitió La Sexta, y en vista de los pobres resultados seguimos esperando la segunda temporada…) y había que seguir exprimiendo el filón.

Así que, muy en la línea del desenlace de la segunda entrega de Homeland, justo en el último momento se producía un sorprendente giro argumental que lo ponía todo patas arriba. ¿Qué ha ocurrido después? Pues que durante toda la segunda temporada permanece esa sombra, la de que nada de lo que estamos viendo ya es real, sino que la serie debería haber acabado en su momento. Cierto es que el nivel de estos capítulos es el mismo que el de los anteriores, o incluso superior, pero tras tantos giros de guión, tantas sorpresas y tantos sospechosos, casi da igual saber quién mató a Rosie Larsen y por qué.

Casi, porque a pesar de todo el último episodio de esta tanda, en el que ya sabemos quien es el asesino pero no sus motivaciones, con flashbacks en los que asistimos a los últimos momentos de la vida de Rosie, logra conmover casi tanto como aquella mítica llamada de teléfono del primer episodio.

Esta segunda temporada, que, ojo, guarda sorpresas hasta casi la última escena –no penséis que todo se desvela en el penúltimo episodio, ni mucho menos-, recurre a la teoría de la conspiración para mantener el suspense. Sin desvelar mucho, el dúo investigador formado por Linden y Holder se rompe ya en el primer episodio tras lo ocurrido en el cierre de la anterior tanda, pero será algo temporal y pronto les tendremos a los dos contra el mundo, ya que todos parecen empeñados en obstaculizar la investigación y parece que nuestros protagonistas se enfrentan a gente muy poderosa.

Esa será una de las bazas de la temporada. Otra, el calvario de Richmond, nuestro candidato favorito a la alcaldía, que tendrá que recomponerse en todos los sentidos tras el final de los anteriores episodios, mientras continúa la cuenta atrás al día de las elecciones, precisamente en el penúltimo capítulo de esta nueva entrega.
La vida también continúa siendo dura para los Larsen. Aquí lo más negativo es que la madre de Rosie, personaje fundamental en la primera temporada, casi desaparece de escena, emprendiendo una búsqueda de paz interior que la llevará a abandonar a su familia. Campo libre para el acercamiento entre Stan y su cuñada, mientras el pasado mafioso del patriarca de los Larsen no deja de acecharle, lo que también dará muy buenos momentos.

Pero quienes peor van a pasarlo son nuestros héroes. Linden tendrá que lidiar por mantener junto a ella a su hijo, pasando incluso por el manicomio, mientras Holder vuelve a ser tentado por las drogas. Todo en una Seattle tan oscura y lluviosa como en la primera temporada.

En definitiva, para quienes quieran darle una oportunidad a esta segunda entrega y no quedarse con el final de la primera, lo que tenemos, como en la segunda temporada de Homeland, es la continuación de la historia de Rosie Larsen, que termina de desvelarse por completo hasta ofrecernos, ahora sí, el desenlace definitivo, tras unos capítulos tan absorbentes y adictivos como los de la primera tanda, con la que compone un todo.

Eso sí, la resolución del caso Larsen no supone el final de The Killing, que acaba de estrenar una tercera temporada. No lo ha tenido fácil, dado que las críticas al final de la primera entrega y el bajón de audiencia en la segunda llevaron a la cancelación de la serie… hasta que la productora ha encontrado un nuevo canal que la compre. Así que Linden y Holder ya tienen entre manos un nuevo caso. ¿Será tan potente como el asesinato de Rosie Larsen?

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