jueves, 5 de agosto de 2010

El Doctor ha vuelto

…y no, no hablamos de House. Este verano he aprovechado para hacer los deberes y al final he dado buena cuenta de la primera temporada de la serie británica ‘Doctor Who’, aunque lo de ‘primera’ es un decir. Hablamos de un título emblemático en la historia de la televisión, ya que en su primera etapa se emitió sin interrupción durante un cuarto de siglo, entre 1963 y 1985. La BBC volvió a intentarlo con una película en 1996 y finalmente en 2005 volvió a la carga con la nueva serie, que ya va por la quinta temporada.

Al igual que otras longevas series de la BBC, ‘Doctor Who’ forma ya parte de la cultura británica, y no sólo es la producción de ciencia ficción más longeva de la historia, sino que engloba todos los temas del género: viajes en el tiempo, space opera, alienígenas, misterio, utopías… cualquier cosa que hayáis visto en una película de ciencia ficción ha salido antes o después en ‘Doctor Who’.

¿Y quién es el Doctor? Buena pregunta. Resumiendo, diremos que pertenece al pueblo de los Señores del Tiempo del planeta Gallifrey, y que a bordo de su nave, la Tardis, viaja en el tiempo y el espacio ‘desfaciendo entuertos’, que se diría antiguamente. Lo más curioso es que en su origen, se trataba de una serie educativa, por eso al Doctor lo acompañaban tres profesores y una niña, y de ahí que se viajase, por ejemplo, a la época de las Cruzadas o al antiguo Egipto, para dar unas clases ilustrativas.


El buen Doctor, como todo Señor del Tiempo, puede reencarnarse hasta en 12 ocasiones, lo que explica que 11 actores lo hayan encarnado hasta ahora, 7 de ellos en la primera etapa, uno en la película, y ya vamos por el tercero en esta nueva singladura. Posiblemente el más recordado y carismático sea el cuarto, interpretado por Tom Baker (y su inseparable megabufanda), cuya etapa fue precisamente la que emitieron en nuestro país autonómicas como TV3 hace ya un buen montón de años, lo que permitió mi primer acercamiento a este personaje. De hecho, este es el Doctor Who que aparece en un episodio de ‘Los Simpson’ (y el quinto lo hizo en carne y hueso en ‘Star Trek’!). Y antes de pasar al análisis de la primera temporada de la etapa actual, recordar uno de los elementos más originales y identificativos de la serie. La Tardis, inmensa por dentro, tiene el aspecto exterior… de la típica cabina de teléfonos británica, todo un detalle para la nostalgia.


Y ahora sí. Este nuevo ‘Doctor Who’ destaca por unos efectos especiales de lujo, mostrando el mejor acabado de toda su historia (recordemos que al primer doctor se le veía todavía en blanco y negro…) aunque sigue siendo vocacionalmente un producto de serie B, en cuanto a temática y algunos detalles (esos slythin…).

En lo que sí se ha apostado sobre seguro es en los actores. Estar a la altura de la larga lista de doctores y acompañantes (puesto que al doctor siempre le acompaña una chica, con la que nunca ha mantenido un romance de manera abierta) suponía todo un reto del que han salido bastante airosos tanto Christopher Eccleston como Billie Piper. El fichaje del primero, actor de prestigio en películas como ‘Elizabeth’ o ‘28 días después’, suponía toda una declaración de intenciones sobre las ambiciones de esta nueva etapa. Eccleston tenía claro que no iba a encasillarse en el personaje, por lo que sólo lo interpretó en esta temporada, componiendo al doctor más paranoico y antipático, incluso con tendencias psicópatas y momentos de siniestra introspección, todo ello debido al nuevo origen que se le proporciona: todos los Señores del Tiempo murieron en la Guerra del Tiempo, al igual que su peor enemigo, los Daleks, lo que le ha vuelto mucho más insensible y despiadado. Todo ello no impide su tendencia a la ironía y a bromear cuando peor están las cosas, momentos en los que, al menos para mí, Eccleston muestra una clara tendencia al histrionismo.

En cuanto a su acompañante, la BBC también apostó sobre seguro al elegir a Billie Piper, poco conocida aquí, pero popular cantante pop en las islas británicas, que resulta perfecta para encarnar a la valiente y pizpireta (creo que es el adjetivo que la define a la perfección) Rose Tyler, para mí el mayor acierto de esta temporada. Y es que a través de ella y de su relación con el doctor, con su madre (la de Rose) y su novio (el de Rose, otra vez, aunque nadie se lo crea) vemos el mejor acercamiento a ‘¿qué ocurriría si de verdad apareciese un tío que viaja en el tiempo y el espacio y uno le acompañase en sus viajes?’. La relación de Rose con el doctor a todos los niveles (sí, también en el romántico, como de costumbre de una manera muy sutil) es la parte más lograda de esta temporada, por encima de todas las tramas de alienígenas y peligros mil.

Una temporada que tarda un poco en arrancar. No están mal los tres primeros capítulos, con el primer encuentro entre Rose y el Doctor, para luego viajar al futuro (y ver el final de la Tierra) y al pasado (para desentrañar un misterio en el Londres victoriano con el mismísimo Charles Dickens), antes de un capítulo doble con derroche de medios y unos extraterrestres de serie B. Pero lo bueno empieza con el sexto episodio, ‘Dalek’, en el que reaparece el enemigo mortal del Doctor. Los dalek siempre han tenido una apariencia de chiste que hace que sea imposible tomárselos en serio, pero esta vez se logra que uno solo dé auténtico pavor, que se convierta en una amenaza creíble… además de reflexionar sobre su naturaleza y motivaciones.

A partir de ahí el nivel no baja. El episodio 7 sirve para reflexionar sobre los peligros de una sociedad desinformada y la manipulación periodística, mientras que en el 8 todo el protagonismo recae en Rose, que viaja atrás en el tiempo para conocer a su padre, muerto en un accidente antes de que ella naciera. Luego llega un nuevo doble episodio, con una de las mejores tramas, ambientada espectacularmente durante los bombardeos de Londres en la Segunda Guerra Mundial. El argumento vuelve a ser uno de esos misterios ‘marca de la casa’ en ‘Doctor Who’ y sirve para presentar a un nuevo personaje que se mantendrá en la serie hasta el final de esta temporada, el capitán Jack Harkness, es decir, la respuesta a la pregunta ‘¿y si Han Solo fuera bisexual?’.

Tras ciertas reflexiones sobre la pena de muerte en el capítulo 11, la serie encara la recta final con el último doble episodio, en el que primero se parodian programas tan populares como ‘Gran hermano’ y ‘El rival más débil’ (aquí en ambos casos quien resulta eliminado es ejecutado), y después tiene lugar el último y definitivo enfrentamiento entre el Doctor y su peor enemigo.

Si arriba habéis podido ver al mítico Tom Baker, ahora os dejo con el trailer de la primera temporada moderna, y luego los SPOILERS.




Durante toda la temporada se van sembrando ciertas pistas, pequeños detalles que indican que algo gordo se está preparando. Aunque en el capítulo 11 se nos quiere decir que todo era una broma, en el 12 la verdad empieza a salir a la luz y finalmente se revela la gran sorpresa: los daleks no murieron en la Guerra del Tiempo, sino que sobrevivieron y están en disposición de atacar la Tierra. El final del capítulo es magistral: los daleks han capturado a Rose y tienen un ejército de 200 naves y 2.000 daleks en cada una (después de que uno solo se convirtiera en un peligro terrible en el capítulo 6). Ordenan al Doctor que se rinda y éste dice ‘No. Voy a rescatar a Rose, voy a salvar la Tierra y os voy a matar a todos’. Chúpate esa.

Y el último capítulo no defrauda, todo lo contrario: la resistencia contra los daleks, el momento en el que el Doctor engaña a Rose para ponerla a salvo, cómo al final es ella quien salva el universo… y el sacrificio final del Doctor, que supone la despedida de Eccleston y la llegada del nuevo Doctor…

El detalle: La última palabra que pronuncia Eccleston como Doctor Who es... Barcelona, 'pero no la ciudad, el planeta'.

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