lunes, 5 de agosto de 2013

Y los zombis corrieron -¡vaya si corrieron!- sobre la Tierra


¿Es World War Z el blockbuster del verano? Esperemos que no. Y no es que estemos ante un mal blockbuster, ni mucho menos. Probablemente sea todo lo que se le puede pedir… pero siempre se puede pedir más, claro.

Tras la enorme decepción de Man of steel y la ligera decepción de Star Trek En la oscuridad –de momento, el blockbuster del verano para el que suscribe- World War Z digamos que cumple con lo esperado, entre otras cosas porque el bombo se había ido desinflando. Recordemos, el propio Brad Pitt produce la adaptación de la celebérrima obra de Max Brooks, ‘biblia’ del género zombie, con Marc Forster a los mandos tras su, digamos, tropiezo, con Quantum of solace (2008), aquella paupérrima secuela de la soberbia Casino Royale.

Ocurre que el montaje inicial no gustó nada a los productores, que lo veían poco comercial, así que hubo que volver a rodar media película. Sumémosle que, por lo visto, la película apenas toma del libro algunas ideas y poco más, desaprovechando todo su potencial. Así que…

Y a pesar de todo World War Z funciona como el clásico blockbuster sin pretensiones, en el que con un derroche de medios y un realismo pocas veces visto, asistimos a los viajes del personaje encarnado por Brad Pitt, protagonista absoluto en modo piloto automático, de una punta a otra del planeta como si de James Bond, Jason Bourne o Ethan Hunt se tratara. Solo que Pitt no es ningún action hero, sino un, tampoco se sabe exactamente qué, en busca del origen de la plaga zombie o de una cura.

La película arranca fuerte desde el principio, con la secuencia vista en el tráiler en la que toda una ciudad es aniquilada por las hordas zombis –cómo corren los jodíos- y se esfuerza por ofrecer un poco de todo, desde escenas en un avión a lo Perdidos al asalto a la muralla de Jerusalén por los zombis. Estamos más ante un film de aventuras que ante una clásica peli de zombis, aunque la parte final es la que más se ciñe a las tradiciones del género, y la única en la que veremos caminantes a paso ‘normal’.

Por desgracia, me temo, el film se olvida tan rápido como se ve, al desaprovechar todas las posibilidades que ofrece su escala mundial para tratar de reflexionar y apuntar detalles interesantes, más allá de la revelación a cargo del siempre inquietante David Morse, de que en Corea del Norte utilizaron un remedio muy eficaz: en 24 horas les quitaron los dientes a toda la población.

De hecho, contrasta el final ‘idílico’ del film, con la voz en off de Brad Pitt instando a los supervivientes a unir fuerzas y ayudarse para combatir a los zombis, con lo visto en The walking dead –a la que recuerda bastante en su arranque-: que entre los supervivientes solo impera la ley del más fuerte y el sálvese quien pueda.

Por cierto, a tenor del desenlace, tan cerrado como abierto, resulta obvio que la intención de Pitt es convertir World War Z en una franquicia, lo que permitiría seguir explotando el filón de ideas que es el libro original… y llevar a la gran pantalla la mítica batalla de Yonkers.

En cuanto a la familia del personaje de Pitt, bien, gracias. Ahí están para eso, para crear el enganche emocional con el publico, donde Mireille Enos nos recuerda los momentos más lacrimógenos de The Killing. Y poco más.

El detalle: Si estáis MUY atentos, reconoceréis a Matthew Fox, el Jack de Perdidos entre los secundarios de World War Z. Y los fans del Doctor Who podréis conocer al actor que encarnará al mítico personaje en la próxima temporada. Tras el tráiler, su identidad.





Y el honor recae en PeterCapaldi, que en la recta final interpreta a uno de los científicos del cuartel general de la OMS. Sí, el que tiene pinta de rarito… y que por cierto ya apareció en el segundo episodio de la cuarta temporada de Doctor Who, Los fuegos de Pompeya.

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