jueves, 2 de diciembre de 2010

Dos actores desencajados y un misterioso podólogo


Pocas son las veces que a lo largo del año voy al teatro, así que no vamos a desperdiciar la ocasión de hacer crítica teatral. 'Desencajados', del autor Jaime Pujol, no busca cambiar la vida de sus espectadores, pero sí garantiza una hora y media de risas y sonrisas, durante la cual el público acaba siendo cómplice de las vicisitudes de los tres actores protagonistas.

Aunque más bien habría que decir, dos actores y un invitado. Y es que la principal 'gracia' de esta pieza está en mostrar la trastienda de una obra teatral. Cuando se alza el telón encontramos a un actor y una actriz que se preparan para representar una función, de la que veremos un par de fragmentos aunque el actor busque cualquier excusa para evitar salir al escenario. 'Desencajados' se mueve así en una sucesión de pequeñas escenas, a modo de sketches, donde se alternan la preparación de la función, la función en sí, e incluso varios flashbacks en los que se introduce a un tercer personaje, un enigmático podólogo que resultará clave para el sorprendente desenlace, donde todos los cabos quedarán atados y bien atados.

El espectador asiste así a una función y a la trastienda de la misma, tiene la oportunidad de ver cómo se vive una representación desde el escenario, e incluso contemplar cómo el director de un casting se pasea entre el público mientras pide al aspirante a un papel que lo componga con acento marroquí, en uno de los muchos momentos delirantes de esta pieza.

'Desencajados' es el resultado de un continuo proceso de reescritura, ya que surgió en 1994 como una pieza corta, 'Antes de empezar', centrada en los dos actores y los momentos previos a la función. Una versión más extensa se representó posteriormente bajo el título 'Cajas', hasta que el autor incorporó al tercer y enigmático personaje, dando forma a la versión actual.

Una versión que, en el montaje que pude ver, no sería la misma sin la labor de Martín Cases y Roser Pujol, que dan vida (nunca mejor dicho) a dos actores muy metidos en su papel, sobre todo el que les toca vivir en la vida real. Ambos se lucen con dos personajes que les permiten sacar el máximo partido a su vis cómica, y que tienen la acertada réplica en Toni Misó, quien, con un estilo más sobrio, se permite el lujo de robarles cada escena en la que interviene.

Por cierto, como curiosidad, cabe destacar que existe otra obra teatral con el mismo título, que en este caso debemos a la pluma del autor argentino Guillermo Farisco. Esta pieza coincide con la que nos ocupa en otorgar el protagonismo a tres personajes, en este caso dos mujeres y un hombre. A partir de ahí, nada que ver, ya que esta otra 'Desencajados' cuenta la historia de un matrimonio venido a menos que ha acabado viviendo en la calle y su relación con otra sin hogar.


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