sábado, 4 de diciembre de 2010

El borrador de 'Infiltrados'

Ya iba siendo hora de que el cine volviese a este blog, y lo hace con una película que tenía pendiente ver desde hacía tiempo, ‘Infernal affairs’, o lo que es lo mismo, el origen de ‘Infiltrados’, la película por la que Martin Scorsese recibió el Oscar al mejor director. Un galardón que, obviamente, y como tantas veces ha ocurrido, premiaba mucho más su extraordinaria carrera que el título en cuestión, un thriller impecable digno del mejor Michael Mann (ese que tanto echamos de menos desde ‘Collateral’) pero lejos de las mejores obras de Scorsese. Para rematar, ‘Infiltrados’ es un remake de la película de la que nos ocupamos, para ver cuánto hay de fotocopia y cuánto de creación en la cinta norteamericana.

Andrew Lau y Alan Mak dirigieron en 2002 un film hongkonés cuya trama sigue al pie de la letra ‘Infiltrados’. La versión USA no elimina nada de su modelo, sino que lo enriquece. Así, el mayor cambio para quien haya visto primero la cinta de Scorsese es que tras presentar a los infiltrados (y al jefe mafioso interpretado por Jack Nicholson, en una secuencia idéntica pero ceñida a las tradiciones orientales) hay un salto de diez años hasta el momento en el que policía y mafia descubren que hay infiltrados en ambas organizaciones.

Esto supone prescindir de la primera hora de metraje de ‘Infiltrados’ (de hecho ‘Infernal affairs’ dura una hora y media, por las dos y cuarto de la versión USA), de modo que el film original pierde en profundidad de personajes con respecto a su remake y va directamente a la acción. No obstante, hay que recordar que Scorsese no sólo adaptó el film que nos ocupa, sino sus dos secuelas, en las que al parecer no sólo se continúa el argumento, sino que se aborda lo ocurrido durante esos diez años.

A partir de ahí la trama es idéntica, aunque ‘Infiltrados’ introduce personajes nuevos, como es el caso de los interpretados por Mark Wahlberg y Ray Winstone (aunque este último no me extrañaría que apareciese en la precuela), y da mayor protagonismo al que asume Alec Baldwin. Por su parte, Jack Nicholson otorga una nueva dimensión al jefe mafioso (al que ya le daba un aire pasado de vueltas su contrapartida original), en tanto que Martin Sheen, pese a su impecable caracterización, pierde la partida frente a Anthony Wong, extraordinario como el superintendente de policía.

Una de las principales novedades, y aciertos dicho sea de paso, del guión norteamericano es convertir en un único personaje, a cargo de Vera Farmiga, los respectivos intereses amorosos de los protagonistas: la psiquiatra que trata al policía infiltrado y la mujer del mafioso infiltrado, que escribe una novela sobre alguien con varias personalidades, lo que da pie a reflexionar sobre las consecuencias de que alguien viva una doble vida como es el caso de los protagonistas. Así, la versión USA establece un nuevo interés, al competir los dos infiltrados por la misma mujer, que se debate entre ambos. Por el contrario, se elimina un amor del pasado del policía infiltrado, que aparece brevemente en ‘Infernal affairs’ para revelar que éste no sabe que tuvo una hija con esa mujer a la que tuvo que abandonar por su trabajo. Una trama que se queda en un leve apunte, y que tal vez se desarrolle en las secuelas.

Scorsese dispuso de mucho más dinero para su película, aunque la versión hongkonesa ya era una superproducción. En este sentido, la última secuencia de acción en la que se enfrentan policía y mafiosos resulta mucho más espectacular en el remake, al que el director italoamericano le otorga no sólo un mayor empaque visual, sino también un estilo más pausado y elegante, haciéndole ganar en esta reescritura.

En cuanto a los actores protagonistas, la contrapartida de Leonardo DiCaprio es nada menos que Tony Leung, que también se luce con un papel complejo, mientras que Matt Damon le gana por los puntos a Andy Lau en el papel de un mafioso que parece sentirse más a gusto como policía.

A falta de ver las dos secuelas, pues, ‘Infernal affairs’ queda como un thriller potente y de gran originalidad, con continuos giros y sorpresas argumentales, al que su versión USA le dio mayor profundidad y la llevó a un nivel aún superior. Algo que, por desgracia, no suele ser precisamente habitual en los remakes hollywodienses.


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