No sé si ya lo he dicho alguna vez, pero es lo que tienen los fallecimientos de famosos, que no suelen venir de uno en uno. Aún tenemos en la memoria a Berlanga y a Leslie Nielsen, y ahora se nos va otro de los grandes, otro que también nos ha hecho reír durante años, Blake Edwards.
Hablamos de uno de los grandes de la comedia norteamericana, aunque también tiene en su haber algún que otro drama de primer orden como ‘Días de vino y rosas’, con uno de sus actores talismán, Jack Lemmon. Y entre ambos géneros, combinando drama y comedia sofisticada como sólo él podía hacerlo, esa maravillosa joya que es ‘Desayuno con diamantes’, su primera gran obra. Luego vendrían otros divertimentos colosales, como ‘La gran carrera del siglo’ y ‘El guateque’ (con su actor fetiche por excelencia, Peter Sellers), aunque todos acabaremos recordándolo por la saga de ‘La pantera rosa’.
El musical ‘Victor o Victoria’, protagonizado por su mujer, Julie Andrews, sería una de sus últimas cumbres, junto con el descubrimiento de Dudley Moore en ‘10, la mujer perfecta’ (sí, vale, también descubrió a Bo Derek) y ‘Micki y Maude’. Todo eso fue antes de que, como tantos otros genios, languideciese en su última etapa, en la que, por citar algo, dirigió a Bruce Willis en las comedias ‘Cita a ciegas’, junto a Kim Basinger y ‘Asesinato en Beverly Hills’, además de estirar demasiado el filón del inspector Clouseau. Por cierto, también como a tantos otros genios, los Oscar sólo lo reconocieron con un galardón honorífico en 2004.
En fin, nunca olvidaremos que dirigió esta maravilla:
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