Pero también tenemos un par de propuestas españolas, y empezamos por ellas. No matarás es lo nuevo de David Victori, director de El pacto, que ahora sumerge a Mario Casas en una noche de pesadilla tras conocer a una bella joven justo después de fallecer su padre, al que había cuidado los últimos años. Esta es la novedad con mayor promoción y salas, a diferencia de Ane, que se ha quedado muy cerca de ser el estreno de la semana, y es que parece concebida como vehículo de lucimiento para Patricia López Arnaiz, descubierta gracias a series como La peste o La otra mirada, y que es uno de los valores al alza de nuestro cine, aquí como una mujer que empieza a inquietarse al pasar las horas y no aparecer su hija.
Iniciamos ya el largo periplo internacional con la primera de las dos películas de temática religiosa del fin de semana, y la única llegada de los USA, Fátima, que además apunta a bizarrada. Y es que uno se pregunta qué pintan Harvey Keitel, Joaquim de Almeida o Goran Visnjic en una recreación del milagro de Fátima pagada por Hollywood...
Bajando por el continente americano, de Argentina nos llega De nuevo otra vez, con una mujer que trata de asumir su maternidad, y volvemos a Europa vía Portugal con Vitalina Varela, que promete con la historia de una mujer que ha esperado 25 años para reunirse con su marido, solo para viajar tras el fallecimiento de este.
Alemania nos trae Crescendo, otra cinta llena de posibilidades con un director de orquesta que trata de organizar una banda juvenil palestino-israelí... casi nada. De Bélgica nos llega Binti, cine infantil del bueno, y de Reino Unido Las hijas del reich, con la incombustible Judi Dench en un internado inglés para señoritas al que los altos cargos nazis enviaban a sus hijas, donde en 1939 se comete un asesinato.
Y cerramos con la polaca Corpus Christi, obviamente segundo film religioso de la semana, y cinta nominada al Oscar a mejor película extranjera. La propuesta no puede resultar más interesante: un joven de 20 años interno en un Centro de Detención Juvenil decide ser sacerdote, pero sus antecedentes penales se lo impiden. Así que cuando le envían a una pequeña ciudad para trabajar en un taller de carpintería, se viste de cura y se hace cargo de la parroquia local. Si le añadimos que la población en cuestión está marcada por una tragedia, la trama no puede tener más posibilidades.
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