Iniciamos el periplo europeo, cómo no, en Francia con Un amor intranquilo, con una relación de pareja que se ve puesta a prueba continuamente debido a que él es bipolar. De ahí nos vamos a Grecia con Tailor (El sastre), donde, pues eso, un sastre, tiene que reinventarse con la crisis creando una original sastrería sobre ruedas. Y de Alemania nos llega The Royal Game, es decir, el ajedrez, gracias al cual un notario austriaco podrá hacer frente a los nazis en plena ocupación.
Pero los dos títulos de la semana, como en los viejos tiempos, nos vienen de Hollywood. Por un lado, Uncharted, en la que Tom Holland, no contento con arrasar las taquillas como Spiderman, busca una nueva franquicia con el salto a la gran pantalla del famoso videojuego, y lo hace acompañado por Mark Wahlberg y Antonio Banderas. Si habéis visto cierto cartel ya sabéis quien de los tres ha cobrado más y quien menos, y si habéis visto los trailers, pues ya habéis visto las mayores fantasm... digo sobradas del film, que parece querer dejar como documentales realistas la saga Fast & Furious con esta mezcla de Indiana Jones y Tomb Raider
Y en la semana en la que se han desvelado las nominaciones a los Oscar, la ganadora no puede ser otra que Licorice pizza, regreso por todo lo alto de Paul Thomas Anderson, uno de los principales outsiders de Hollywood, que vuelve cuatro años después de El hilo invisible, es decir, el último trabajo de Daniel Day Lewis. El director de Magnolia o There will be blood parece haber vuelto a dar en la diana, y ahí están la nominación a mejor Película, además de para el propio cineasta como director y guionista. Lo que nos propone esta vez parece ser su American graffitti, con Bradley Cooper, Sean Penn o Tom Waits, pero sobre todo una pareja cuya amistad de toda la vida se convierte en el primer amor en Los Angeles de 1973. Y es que a este hombre siempre hay que darle una oportunidad.
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