Llega la Navidad, pero muy pocos estrenos. Y es que todos le tienen pavor al mega blockbuster del año, así que la competencia huye en desbandada.
Apenas se atreven a estrenar ahora un par de bizarradas, más por las fechas de estreno que por otra cosa. Es el caso de la cinta rusa Una gran mujer, que sigue los esfuerzos de la protagonista por rehacer su vida tras la Segunda Guerra Mundial. Más bélica todavía es la coproducción entre España y Estados Unidos El escuadrón de la muerte, que nos traslada a Afganistán y a las peripecias reales del soldado interpretado por Alexander Skarsgard.
El auténtico estreno español de la semana es Sin techo, más cercano al documental y protagonizada por un auténtico sin techo, para acercar una realidad incómoda en las fechas precisamente más incómodas -aunque oportunas- para ello.
Y de Francia nos llega la única película que sí se atreve a plantar cara, todo un taquillazo en el país vecino, Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho... ahora?, secuela de la divertídisima primera entrega, donde Christian Clavier encabeza a un extenso elenco con un impagable punto de partida: una pareja católica de la burguesía francesa ve cómo sus hijas se casan con un judío, un musulmán y un japonés. La última esperanza es la pequeña... que se casa con un negro. Ese era el punto de partida de la cinta original, mientras que ahora, con el creciente clima racista en Francia, las cuatro parejas se plantean emigrar, de nuevo ante el horror de sus padres.
Pero el estreno de la semana, no podía ser de otra manera, es El ascenso de Skywalker, cierre de la tercera trilogía Star Wars, y en principio se acabó lo que se daba, noveno capítulo de la saga, que vuelve a traernos a los protas actuales y veteranos, incluso a Carrie Fisher con material rodado antes de su fallecimiento. Toca despedir un universo con el que todos hemos soñado. Habrá que ver si para siempre, y sobre todo, si a lo grande. JJ Abrams vuelve a jugársela.
Y de Francia nos llega la única película que sí se atreve a plantar cara, todo un taquillazo en el país vecino, Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho... ahora?, secuela de la divertídisima primera entrega, donde Christian Clavier encabeza a un extenso elenco con un impagable punto de partida: una pareja católica de la burguesía francesa ve cómo sus hijas se casan con un judío, un musulmán y un japonés. La última esperanza es la pequeña... que se casa con un negro. Ese era el punto de partida de la cinta original, mientras que ahora, con el creciente clima racista en Francia, las cuatro parejas se plantean emigrar, de nuevo ante el horror de sus padres.
Pero el estreno de la semana, no podía ser de otra manera, es El ascenso de Skywalker, cierre de la tercera trilogía Star Wars, y en principio se acabó lo que se daba, noveno capítulo de la saga, que vuelve a traernos a los protas actuales y veteranos, incluso a Carrie Fisher con material rodado antes de su fallecimiento. Toca despedir un universo con el que todos hemos soñado. Habrá que ver si para siempre, y sobre todo, si a lo grande. JJ Abrams vuelve a jugársela.
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