lunes, 13 de enero de 2020

El estreno: 1917, Mendes también quiere guerra


Como dije, entramos en temporada de premios, y se van sucediendo las novedades con aspiraciones.

Pero empezamos con la ronda internacional, y la gran bizarrada de la semana, El misterio del dragón, cinta de aventuras chino-rusa que reúne a Arnold Schwarzenegger y a Jackie Chan, e incluso al ya fallecido Rutger Hauer. 

Francia apuesta esta vez por el drama con El reflejo de Sibyl, cargado de múltiples lecturas, mientras de Sudamérica nos llega la coproducción chileno argentina El príncipe, con un joven que va a prisión y se relaciona con otro preso.

Dos son las novedades españolas. Por un lado, La suite nupcial, a mayor gloria de Carlos Iglesias, en su triple faceta de director, guionista y actor, sobre un hombre que decide intentar una aventura con una compañera de trabajo... y descubre que su esposa se hospeda en el mismo hotel. La otra propuesta es La inocencia, primera seria aspirante a estreno de la semana dado que apunta a llevarse los premios revelación de los Goya, que irían a parar a su directora, Lucía Alemany, nacida en Traiguera, y a su protagonista, la castellonense Carmen Arrufat, a quien por cierto acompañan Laia Marull y Sergi López en esta historia de iniciación adolescente.

Los USA apuestan esta semana por los duelos interpretativos. Por un lado, en La guerra de las corrientes Benedict Cumberbatch y Michael Shannon encarnan a Thomas Edison y George Westinghouse, respectivamente, en plena lucha por hacerse con el contrato para el tendido eléctrico estadounidense. Más atractiva parece la propuesta de El faro, que ha estado a punto de hacerse con el primer puesto gracias a un relato claustrofóbico, lógicamente en un faro, protagonizado por Willem Dafoe y un Robert Pattinson cada vez más omnipresente. Y en blanco y negro.

Pero al final se lleva el gato al agua 1917, una de las cintas más nominadas para los Oscar, y que acaba de dar la sorpresa en los Globos de Oro, aunque es una propuesta que me escama e irrita bastante. Y es que tras encadenar dos Bond, a cual más insulso, lo que se le ha ocurrido a Sam Mendes para reverdecer laureles no es otra cosa que combinar el ritmo desasosegante de Dunquerke con el argumento de Salvar al soldado Ryan para facturar otra cinta bélica con aspiraciones. Aquí, el principal reclamo es que la película está rodada con un único plano secuencia. En fin, este señor dirigió American Beauty y Road to Perdition, así que habrá que darle el beneficio de la duda. 

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