lunes, 14 de junio de 2010

'Prince of Persia', plataformas y palomitas


Para aquellos que a principios de los 90 jugamos al ‘Prince of Persia’ original, que sigue siendo uno de los mejores juegos de plataformas de todos los tiempos, el estreno de su adaptación cinematográfica tenía algo especial, aunque uno confiase poco en que acabara resultando una obra maestra del séptimo arte. No es este el caso, aunque posiblemente estemos ante la película que más se ha acercado al videojuego en el que está basada. Es decir, al margen de los parecidos entre los argumentos de ambos productos, el film de Mark Newell ha conseguido que su protagonista se mueva durante las secuencias de acción como en el videojuego, con esos mismos botes y acrobacias que se han convertido en marca de la casa, y que dan pie a algunos de los mejores momentos de la cinta.

En cuanto a la historia que se nos cuenta, pues se agradece que no la hayan complicado en exceso (suponemos que escaldados tras las secuelas de ‘Piratas del Caribe’, del mismo productor) aunque también se echa en falta que sea un poco menos simple (aquí sí sale ganando el primer ‘Piratas del Caribe’). Por fortuna tampoco han recurrido en exceso a los poderes para viajar en el tiempo del objeto clave de la película, aunque no han podido evitar un final muy cogido por los pelos.

Que el malo es Ben Kingsley te lo ves venir desde el primer momento (es uno de esos papeles de malo de Kingsley que tanto hace… y que no aportan nada a su carrera). En cambio, sorprende la química entre los dos protagonistas, y sobre todo la actuación de Gemma Arterton como princesa ‘con malas pulgas’. Aunque el que se lleva la función de cabo a rabo no es otro que Alfred Molina, en un papel que recuerda al de Geoffrey Rush en la saga pirata, otro malo de buen corazón que suelta las mejores frases del film. Entre otras, ‘me inventé esa historia para escapar del mayor de los males: los impuestos’ o ‘estaba claro que mentíais, mira que decir que ibais a vender a la princesa por un camello, si se ve que vale por lo menos dos’.

Por lo demás, este ‘Prince of Persia’ no abusa de metraje y ofrece ni más ni menos que lo que promete, dos horas de diversión y aventuras sin preocupaciones. Podría haber sido mejor, pero también mucho peor. (Y no, no es tan buena como la primera 'Piratas del Caribe'...)

El detalle cinéfilo: Más que un detalle, un momento de reflexión. Ese momento en el que viendo a Jake Gyllenhaal saltando de una pared a otra, recordé su mejor papel, el de ‘Brokeback Mountain’, y a su compañero en aquel film, el malogrado Heath Ledger, que nos regaló su inolvidable Joker y nos dejó. Quién sabe qué le deparará a cada uno el destino…



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