domingo, 13 de febrero de 2011

Los Coen siguen vendiendo humo

Quien espere una comparativa entre la última película de los Coen y la que le valió el Oscar al mejor actor a John Wayne tendrá que esperar a otra ocasión, ya que aún no he visto el film de Henry Hathaway. Dicho esto, también hay que dejar claro que la nueva ‘Valor de ley’ no me decepcionó, pero porque ya no espero nada de los Coen, posiblemente los cineastas más sobrevalorados de Hollywood.

Supongo que toda la fama de los dos hermanos se debe a su originalidad, a no hacer lo mismo que el resto de directores norteamericanos, pero original no siempre es igual a calidad. Y claro, a cierto sector de la crítica norteamericana le viene muy bien tener a los Coen para decir 'estos sí son buenos directores y no todos los demás, que parece que dirijan igual'. Para mí sólo tienen una auténtica obra maestra, una película que es gran cine por los cuatro costados y que dudo mucho que lleguen a igualar algún día. Hablamos, por supuesto, de ‘Muerte entre las flores’.

El resto de su filmografía se mueve entre la mediocridad, el disparate y algunas obras bastante redondas que les salen de vez en cuando, sin que sean nada del otro jueves. Su cine negro siempre es más consistente que sus comedias, entre las que me encantan las dos primeras, ‘Arizona baby’ y ‘El gran salto’, llenas de brillantez y originalidad. Al resto no les veo la gracia por ningún lado.

Y su cine más sobrevalorado es precisamente el que tiene Oscar: ‘Fargo’, cuyas críticas más favorables sigo sin entender, y ‘No es país para viejos’, un plomazo de mucho cuidado que incluye, posiblemente, la peor interpretación de Javier Bardem. Mira que tiene grandes interpretaciones este hombre, pero claro, había que premiar, y como secundario, una con director norteamericano… por mala que fuera.

En cuanto a ‘Valor de ley’, dejando de lado el modelo original, pues es una de las obras más redondas de los Coen, y también de las más aburridas. Resulta de lo más curioso que esté siendo su película más taquillera, y el western más taquillero de todos los tiempos (vivir para ver, aunque los precios de las entradas también tienen mucho que decir…), siendo como es su película menos Coen, es decir, sin ningún elemento que la distinga como propia.

Estamos ante un western clásico hasta las cachas, aburrido como pocos, sin ninguna sorpresa y con cuatro personajes. Todos los intérpretes están espléndidos, sobre todo Jeff Bridges, no muy alejado del ‘Notas’, y la joven Hailee Steinfeld, lo mejor del film. Matt Damon cumple como siempre, Barry Pepper es la gran sorpresa, y Josh Brolin todo un desperdicio de actor: cinco minutos para hacer el paleto.

El film tiene un buen duelo final y se sigue con interés, pero no muestra nada que no hayamos visto mil veces en la pantalla. Puestos a comparar, no es que sea infinitamente inferior a ‘Sin perdón’, por ejemplo, sino que también se queda muy por debajo de los dos últimos ejemplos más sólidos de buen western, ‘El tren de las 3:10’ y ‘Appaloosa’, mucho más ambiciosos en su guión (el gran fallo de esta última entrega de los Coen) y con aportaciones novedosas al género.

Pero, claro, que los Coen estén empezando a realizar adaptaciones literarias parece evidenciar que andan faltos de ideas. Que a estas alturas de su carrera no sean capaces de otra cosa que hacer una copia decente de un film clásico no augura un buen futuro para quienes hace demasiado tiempo que sólo venden humo… como Tarantino, pero esa es otra historia.


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