Sin ‘Paprika’ (2006) no hubiera habido ‘Origen’ (2010). Así de simple. No es sólo que Christopher Nolan tomara la idea básica del film de Satoshi Kon (cineasta fallecido el pasado año), una máquina que permite compartir sueños y alterarlos, sino algún que otro plano, como el del escenario que se rompe como un cristal o incluso la escena del hotel, aunque en este caso Nolan tomó lo que era apenas un apunte y lo desarrolló de una manera portentosa.
El mérito del director de ‘The Dark Knight’ reside en haber llevado esa idea a la imagen real y hacerlo de una manera mucho más coherente y perfecta. El de Satoshi Kon en haber dado rienda suelta a su fantasía y aprovechar el cine de animación para trasladar a la pantalla el mundo sin limitaciones y sin lógica de los sueños, donde puede pasar CUALQUIER cosa, en un derroche de imaginación sin trabas.
El argumento de ‘Paprika’ gira en torno al robo del aparato que permite compartir los sueños. Los científicos que están desarrollándolo, con el fin de utilizarlo para mejorar el tratamiento de los traumas psicológicos, se embarcan en la búsqueda del ladrón mientras este lo utiliza para invadir los sueños de otros y destruir sus mentes. En el fondo, el director del film se pregunta qué consecuencias tendría lograr controlar mediante la tecnología los sueños, es decir, el último reducto de libertad absoluta que le queda al ser humano.
A diferencia de la claridad narrativa de Nolan, cuyo guión es milimétricamente perfecto, a Satoshi Kon se le va la mano en la recta final del film, donde sueño y realidad se entremezclan de manera poco coherente hasta llegar a un desenlace un tanto apresurado. A pesar de ello, queda una película cuya principal virtud es su potencia visual. Como ya he dicho, en el sueño no hay límites, y el director de ‘Paprika’ se sirve de ello para generar imágenes apabullantes, llevando su estética preciosista hasta límites no alcanzados en sus anteriores filmes. Sirvan de ejemplo los títulos de crédito (con ese impactante y pegadizo tema musical), donde ya se apunta por dónde van los tiros tras el prólogo que sirve para introducir una trama secundaria en la que Paprika ayuda a un policía a buscar en sus sueños la verdad sobre un trauma de su pasado que no quiere afrontar.
A lo largo del metraje Satoshi Kon se permite hasta un montón de homenajes, desde el auténtico Son Goku hasta su propia filmografía ya que los carteles de sus tres primeras películas aparecen en la última escena del film. Uno de ellos, el primero, es ‘Perfect blue’, de la que ya hablaremos cuando haya visto ‘Cisne negro’, porque o mucho me equivoco, o Aronofsky ha basado en ella buena parte de su último trabajo. Y no es la primera vez que toma buena nota de este film de Satoshi Kon.
si no me diera tanta pereza la animación...
ResponderEliminarmira que me gustó Origen!
Ya aviso que sólo tienen en común la idea y algún que otro plano. A mí me gustó más Origen, aunque Paprika también vale la pena...y seguro que con pelis como esta se te quita esa pereza...
ResponderEliminarPD: En cuanto vea el último capítulo de la primera temporada de'Fringe' preparo el post (aunque ya no podré verla en TV3...)
La escena del ascensor, El espejo, el pasillo del hotel la maquina para compartir sueños....
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